Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

miércoles, 30 de mayo de 2018

Odio el mar

Odio el mar

Odio el mar, sólo hermoso cuando gime
Del barco domador bajo la hendente
Quilla, y como fantástico demonio
De un manto negro colosal tapado,
Encórvase a los vientos de la noche
Ante el sublime vencedor que pasa:-
Y a la luz de los astros, encerrada
En globos de cristales, sobre el puente
Vuelve un hombre impasible la hoja a un libro.-

Odio el mar: vasto y llano, igual y frío
No cual la selva hojosa echa sus ramas
Como sus brazos, a apretar al triste
Que herido viene de los hombres duros
Y del bien de la vida desconfía;
No cual honrado luchador, en suelo
Firme y pecho seguro, al hombre aguarda
Sino en traidora arena y movediza,
Cual serpiente letal.- También los mares,
El sol también, también Naturaleza
Para mover el hombre a las virtudes,
Franca ha de ser, y ha de vivir honrada-
Sin palmeras, sin flores, me parece
Siempre una tenebrosa alma desierta.

Que yo voy muerto, es claro: a nadie importa
Y ni siquiera a mí, pero por bella,
Ignea, varia, inmortal, amo la vida.

Lo que me duele no es vivir; me duele
Vivir sin hacer bien. Mis penas amo,
Mis penas, mis escudos de nobleza.
No a la próvida vida haré culpable
De mi propio infortunio, ni el ajeno
Coce envenenaré con mis dolores.
Buena es la tierra, la existencia es santa.
Y en el mismo dolor, razones nuevas
Se hallan para vivir, y goce sumo,
Claro como una aurora y penetrante.

Mueran de un tiempo y de una vez los necios
Que porque el llanto de sus ojos surge
Más grande y más hermoso que los mares.

Odio el mar, muerto enorme, triste muerto
De torpes y glotonas criaturas
Odiosas habitado: se parecen
A los ojos del pez que de harto expira,
Los del gañán de amor que en brazos tiembla
De la horrible mujer libidinosa:-
Vilo, y lo dije: -algunos son cobardes,
Y lo que ven y lo que sienten callan:
Yo no: si hallo un infame al paso mío,
Dígole en lengua clara: ahí va un infame,
Y no, como hace el mar, escondo el pecho.
Ni mi sagrado verso nimio guardo
Para tejer rosarios a las damas
Y máscaras de honor a los ladrones.

Odio el mar, que sin cólera soporta
Sobre su lomo complaciente, el buque
Que entre música y flor trae a un tirano.

de José Martí,
en Versos libres1913.

domingo, 27 de mayo de 2018

Enfermo

Enfermo

Quien nunca ha chocado
contra las leyes de esta sociedad
ni choca ni piensa chocar nunca
ése está enfermo

Y quien quiere seguir sin sentirse nunca enfermo
en este tiempo
que nos toca vivir
ése está enfermo

Quien siente pudor de sus partes pudendas
y no las acaricia y las partes
de otros a quien ama no las acaricia sin vergüenza
ése está enfermo

Quien se deja amendrentar
por quienes lo llaman enfermo
ése está enfermo

Quien quiere ser respetado
por aquellos a quienes desprecia
cuando reúne el valor suficiente para ello
ése está enfermo

Quien no tienen compasión
con aquellos a quienes debe desdeñar
y combatir para permanecer sano
ése está enfermo

Quien utiliza su compasión
para no combatir a los enfermos
que en rededor suyo hacen enfermar a otros
ése sí que tiene que estar enfermo

de Erich Fried,
en Entre los poetas míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.8, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2012.

jueves, 24 de mayo de 2018

Buque-escuela

Buque-escuela

Azul gris,
hería tu mole
el plumón blando
de las aguas.

Pero te acunaban,
ignorantes
de tus nidos
de obuses.

Tornillo sobre tornillo,
plancha sobre plancha,
torre sobre torre,
te lanzaba al aire
en un esfuerzo
de catapulta.

Te odiaba,
desde el muelle,
porque te vestías
de cielo,
y mar calmo;
taimado…

Cuando te hollaron mis pies
una nube de adolescentes
uniformados
irrumpió por tus puentes

Habían vuelto a cargarse
las ramas humanas
secadas a cañonazos.

Había más que antes;
y eran más hermosos
que antes:

Cuellos fornidos
de cuerda
prensada.
Ojos tiernos.
Carne dorada
a espuma y sal.
Dientes agudos,
luminosos.

Grandes bocas
húmedas aún
de besos maternos,
abiertas,
pedigüeñas,
como la de los pichones.

Rodaban como frutas
sobre el acero del buque.

Perfumaban el hierro.
Desteñían la pintura.

Hablaban palabras de hombre,
musicales…

Movían los brazos
en círculos
de estrechamiento.
Uno,
con una pajuela,
le hacía cosquillas
a un gato:
su nariz riente,
tras el ojo de buey,
lanzaba gritos
de pueril alegría.

Lúgubre,
de vez en cuando,
sonaba una campana.

… Máscara de hierro
sobre las caras…
y nacía,
hosca,
la fila
sin albedrío.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

lunes, 21 de mayo de 2018

Estampas de la guerra social III: Lecciones de Economía Política

Estampas de la guerra social III:
Lecciones de Economía Política

Ana Palacio

Las bombas caen suben
las bolsas

El precio del petróleo se decrementa
en función del crecimiento del número
de muertos

La economía global
explicada con dos simples curvas

Una elegante representación gráfica
como sin duda apreciarán

de Daniel Bellón,
en Once poetas críticos en la poesía española reciente (Enrique Falcón, coord.), Baile del sol, 2007.

viernes, 18 de mayo de 2018

Patria

Patria

Los trabajadores no tienen patria.
Mal se les puede quitar lo que no tienen.
C. Marx y F. Engels:
Manifiesto comunista

Compañera, centro de gravedad:
Porque no existe más patria que tu imagen animada,
imperturbable a la nieve, a las campanas doblando.
Mi patria es una cochera donde amontono tu cuerpo
y los lobos carroñeros de un pasado cazador,
la ciencia dentro de ti, el suavísimo plumaje
con que cubres tu epidermis, lo inmaterial, los objetos,
un llanto helado de tumbas, tú y yo juntos, y las cosas
necesarias de un hogar sin santos ni funerales.
Ni un país ni una nación ni el Universo en vorágine,
nada me ha pertenecido, nada fieramente mío,
de ningún dios ni de nadie. Todos rivales en celo,
todos timando a los otros, hambrientos depredadores
en la estepa bancaria y la bolsa de Wall Street.
Pero si alguien busca el fuego. Pero si alguien grita patria,
me indica siempre la ruta correcta, las cerraduras,
la diana del corazón, el núcleo celular
donde duermes y comienzas.

de Isabel Pérez Montalbán,
en Once poetas críticos en la poesía española reciente (Enrique Falcón, coord.), Baile del sol, 2007.

martes, 15 de mayo de 2018

Capricho

Capricho

Escrútame los ojos, sorpréndeme la boca,
Sujeta entre tus manos esta cabeza loca;
Dame a beber, el malvado veneno
Que te moja los labios a pesar de ser bueno.

Pero no me preguntes, no me preguntes nada
De por qué lloré tanto en la noche pasada;
Las mujeres lloramos sin saber, porque sí:
Es esto de los llantos pasaje baladí.

Bien se ve que tenemos adentro un mar oculto,
Un mar un poco torpe, ligeramente estulto,
Que se asoma a los ojos con bastante frecuencia
Y hasta lo manejamos con una dúctil ciencia.

No preguntes, amado, lo debes sospechar;
En la noche pasada no estaba quieto el mar.
Nada más. Tempestades que las trae y las lleva
Un viento que nos marca cada vez costa nueva.

Sí, vanas mariposas sobre jardín de Enero,
Nuestro interior es todo sin equilibrio y huero.
Luz de cristalería, fruto de carnaval
Decorado en escamas de serpientes del mal.

Así somos, ¿no es cierto? Ya lo dijo el poeta:
Movilidad absurda de inconsciente coqueta.
Deseamos y gustamos la miel de cada copa
Y en el cerebro tenemos un poquito de estopa.

Bien; no, no me preguntes. Torpeza de mujer,
Capricho, amado mío, capricho debe ser.
Oh, déjame que ría… ¿No ves qué tarde hermosa?
Espínate las manos y córtame esa rosa.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

sábado, 12 de mayo de 2018

El propietario

El propietario

Él determinaba
a qué hora se podía salir
y          a qué hora había que entrar.

Él te indicaba
a quién le podías abrir la puerta
y          a quién le podías dar con ella en las narices.

Él señalaba
cuál era tu sitio en la mesa,
en qué momento te sentabas a ella
y          en qué momento te podías levantar.

Él decidía
cuando se apagaban las risas
y          se callaban las luces.

La casa de mi padre
era la casa de mi padre.

No la mía.

de David González,
en Once poetas críticos en la poesía española reciente (Enrique Falcón, coord.), Baile del sol, 2007.

miércoles, 9 de mayo de 2018

La pesca

La pesca

Al borde de la vida,
Los hombres, en pescar,
Se pasan todo el tiempo:
Quién menos y quién más.

Atropellando vienen
Sus puestos a ocupar,
Traen grandes carnadas
Y piensan: picarán.

Arriba el cielo limpio
Muy quietecito está
Y abajo, con su anzuelo,
Todos vienen y van.

Pescador: no te apures,
Deja el anzuelo en paz,
La muerte, ten seguro,
No se te escapará.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

domingo, 6 de mayo de 2018

Aclimatación

Aclimatación

Manos blancas
pelo rojo
ojos azules

piedras blancas
sangre roja
labios azules

huesos blancos
arena roja
cielo azul

de Erich Fried,
en Entre los poetas míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.8, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2012.

jueves, 3 de mayo de 2018

La armadura

La armadura

Mujer: tú la virtuosa, y tú la cínica,
Y tú la indiferente o la perversa;
Mirémonos sin miedo y a los ojos:
Nos conocemos bien. Vamos a cuentas.

Bajo armadura andamos: si nos sobra
El alma, la cortamos; si nos llena,
Por mengua, la armadura, pues la henchimos:
Con la armadura andamos siempre a cuestas.

¡Armadura feroz! Mas conservadla.
Si algún día destruirla pretendierais,
Del solo esfuerzo de arrojarla lejos
Os quedaríais como yo, bien muertas.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.