Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

jueves, 31 de enero de 2019

Doctrinas

Doctrinas


a la memoria
de todas las personas
que valieron menos
que la propiedad privada


No, señor oficial,
no reaccione a un robo, a un asalto,
disparando
Es menester
proteger
y cuidar
el bienestar
de los ciudadanos
allí presentes

***

Sí, señor oficial,
tiene siempre permiso de disparar
Es muy importante custodiar
la "propiedad"
a cualquier precio

Por Félix Sánchez Durán.

miércoles, 30 de enero de 2019

Dime..

Dime
Qué triste desierto nos sitia
Ruido de pasos
Y ruido de armas
A lo largo de los días
A lo largo de las noches
Qué lágrimas nos arrullan
Qué sangre
Qué gritos
Detrás de las alambradas
A cada paso
Las botas
Sobre mi tierra
Dime
Cuántos niños muertos
En Soweto
Cuántos
Para enfrentar Johanesburgo
Y sus morgues
Para enfrentar la tierra profunda
Y buscar la palabra
Y buscar los rostros
Y sólo encontrar pálidas sombras
Encontrar sólo la muerte
Porque esos niños eran negros
Como en Sharperville
El hombre salió de la noche
Con sus innumerables manos
Con cien mil ladrillos
Justo en la precisa alba
Que martillea el tiempo
Como un tañido fúnebre
Con la sangre las lágrimas
Los muchos niños del país
El llanto el llanto el llanto
En la noche del silencio
La noche amarga
Y el instante nominal del holocausto
El fuego la sangre
Por todas partes
En las calles de Soweto
Donde el horizonte
Se viste de duelo
Y siembra el odio
Y la rabia
Porque esos niños eran negros
Porque esos niños eran negros
Quiero que me den un fusil
Para armar mi dolor
Quiero que me den la palabra
La flor el amor infinito
Y sobre todo
Haz que no escuche más
El llanto de los niños de Soweto
Haz que mi queja brote
De todas las alturas
Del mundo
Lejos del inmenso río
Del silencio
Lejos de la noche
Y de la sangre

*

Volveremos
Con la palabra
Sola
Erguida como un trueno
Tenue
Con el pan
Solo
Modelado con lágrimas
Y sangre
Derramada
Con una simetría
De sol
Puro
Volveremos
Mañana
A unirnos al hombre
Anónimo que tiembla en la noche
Sobre mi tierra de cierzo
Y de frío
Cruel
Mi ciudad en ruinas
Dirigida hacia el horizonte
En llamas
Con la densidad de nuestra hambre
Cotidiana
Volveremos
Con nuestros montes
Y los espacios inaccesibles
Y mi canto de acusación
Armado de piedras de ríos
De árboles de presencias invisibles
Nuestros muertos que surgen
Del sol
Con su odio sin descanso
Como tantas tempestades
Viene la hora del levantamiento
En masa
Viene la hora
La rabia de mi pueblo
Sembrado de guerrilla
Viene la tejida trama
De nuestros sufrimientos
Contra la Negritud cansada
Saldremos de las selvas las más anchas
En la inmensidad sonora
De mi tierra lisa de sangre
Con nuestro grito de sílabas
Densas
Frente a la muerte
Que patrulla en la noche

*

Y descompongo las palabras de mi cólera
Para desprostituir la lengua
Compréndeme no tengo alternativa
Era necesario lo sé que yo fuera el signo
Y el hombre palabra
Palabra de la tierra, de mi tierra hipotecada y desapropiada
Los niños han crecido y construyo el verano alrededor de ellos
Como un monumento al día
Golpeo tu puerta
Rebelde y libre
Como si sintieras el despertar de la tierra en tí
Vertida en tus venas
Volcán en el horizonte de nuestra espera
Como si la tierra fuera hierbas y ríos
Árboles y aldeas de infancia
Rutas y senderos
Todo se acomoda finalmente a la calma serena de nuestras soledades
Vuelvo a encontrar el sol y al país claro
Vuelvo a encontrar mi tierra en el eco de las estaciones
Pero qué me importa el tiempo
Dame la mano
Amo el silencio para elevar el canto
Pero acaso tú eres la fuente herida
Conozco la gran fisura revelada por los siglos
El tiempo es largo
Y el destino de mi tierra no la puede detener

de Paul Dakeyo,
en Voces del sur - Aproximación a la poesía africana (Equipo Fénix comp.), Biblioteca Virtual Omegalfa, S/F.

martes, 29 de enero de 2019

Reflexión

Reflexión

No existen "los misterios de la Historia".
Existen las falsificaciones de la Historia,
las mentiras de quienes escriben la Historia.

La Historia de la mal llamada "guerra del fútbol",
la han escrito la CÍA y el Pentágono
y los servicios de Inteligencia de los Gobiernos
de El Salvador y Honduras
y los plumíferos de las oligarquías de ambos países,
los agentes de publicidad de las industrias de Integración,
los expertos en Relaciones Públicas y Mercadeo a nivel Centroamericano,
los sesudos y generalmente anónimos editorialistas
y los cronistas y los reporteros
de la Gran Prensa Ístmica (Radio & TV Including),
las secciones de información y de Guerra Psicológica
de los Estados Mayores unificados en el CONDECA, etc. etc.

La falsificación de la historia de esa guerra
en su continuación por otros medios,
la continuación de la verdadera guerra que se desarrolló
bajo las apariencias de una guerra entre El Salvador y Honduras:
la guerra imperialista-oligárquico-burguesa-gubernamental
contra los pueblos de Honduras y El Salvador.

de Roque Dalton,
en A la revolución por la poesía, Ediciones de la Esc. Preparatoria N°8, 1983.

lunes, 28 de enero de 2019

Recepción solemne a Wilkie anuncia la prensa

Recepción solemne a Wilkie anuncia la prensa

Si como usted soy amigo de China,
y como usted iba yo a Chung King,
¿por qué a usted en el salón le acomodaron
y a mí en la celda de una prisión?
Si como usted soy delegado,
¿a qué se debe la distinción?
Esta parcialidad es bien humana:
“Siempre hacia el Este ha corrido el agua”.

de Ho Chi Minh,
en Diario de prisión, Instituto del libro (CUBA), 1970.

domingo, 27 de enero de 2019

In girum imus nocte et consumimur igni

In girum imus nocte et consumimur igni

Hemos venido para no hacernos los sordos
para golpear desde la palabra
para continuar en pie amándonos
para mirar el rostro de la muerte
y seguir soñando seguir viviendo.
Hemos venido para no regresar
para despertarnos en el paso adelante
y ser cada día un único cuerpo
que desea una luz en carne viva
un verbo de plural desinencia.
Hemos venido para cambiar la vida
Nuestro terror es suave caricia
en sombrío tiempo de mordaces bozales.
Hemos venido para formar parte
para ser poema, para ser trabajo
hemos venido para esperanzarnos
para vivir de nuestras manos
para tener un nombre sin fiebres
deudoras o vómitos mensuales
para ser grito o cuchilla
que desentierre las podridas raíces.
Hemos venido para ser feroces
a pesar de mandíbulas y de segundos despojados
a pesar de domingos asignados a la muerte
Hemos venido para preguntarnos
para vivir a la intemperie
para ser un instante incómodo
en el tiempo pasajero de los ladrones.

de David Franco Monthiel,
en Once poetas críticos en la poesía española reciente (Enrique Falcón, coord.), Baile del sol, 2007.

sábado, 26 de enero de 2019

Una “buena noticia” nos traen los diarios

Una “buena noticia” nos traen los diarios

Alégrense
Exportaremos carne
A los Estados Unidos
Después de mucho tiempo

Alégrense
Hemos restablecido
Vínculos comerciales
Con “el mundo”
Nos abre sus puertas

Alégrense
Pero no se acerquen
A las góndolas
Ya no habrá carne allí
(Sólo algo muy parecido
A un precio vil)

Alégrense
Los dueños del campo
De las cabezas de ganado
De la Argentina
Llenarán sus arcas
Y habrá derrame de alegría

Por Félix Sánchez Durán.

viernes, 25 de enero de 2019

En el hospicio

En el hospicio

Quiero atrapar el sol
en una pared desierta.
Me siento tan libre que
hasta me ahoga esa idea
me hace mal la realidad
de saber que el perro es perro
y nada más.

Quiero descolgar el sol
chapalear entre las hojas
respirar mi soledad,
correr entre los pasillos
y buscar la realidad
de que el perro no sea perro
y nada más.

Encierro real,
claustro de barro.
Sombras,
sombras.

Porque supe al despertar
que mis sueños eran ciertos
y mi propia realidad
superó la fantasía
de ser vos la fuerza que
de la nada hizo vida y me la dio.

Porque me dejan pensar
en toda esa gente humana
y después para jugar,
hasta me atan a mi cama.

Puedo ver la realidad
de que el perro sea perro
y nada más.

de Alejandro de Michele (Pastoral),
en Pastoral, CABAL, 1973.

jueves, 24 de enero de 2019

El clamor

El clamor

Alguna vez, andando por la vida,
Por piedad, por amor,
Como se da una fuente, sin reservas,
Yo di mi corazón.

Y dije al que pasaba, sin malicia,
Y quizá con fervor:
—Obedezco a la ley que nos gobierna:
He dado el corazón.

Y tan pronto lo dije, como un eco,
Ya se corrió la voz:
—Ved la mala mujer esa que pasa:
He dado el corazón.

De boca en boca, sobre los tejados,
Rodaba este clamor:
—¡Echadle piedras, eh, sobre la cara;
He dado el corazón!

Ya está sangrando, sí, la cara mía,
Pero no de rubor;
Que me vuelvo a los hombres y repito:
¡He dado el corazón!

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

martes, 22 de enero de 2019

Buscando a mi familia

Buscando a mi familia

"Buen amigo, por favor ayúdame.
¿Cuando vivías en Kataka
no habrás visto a dos niños?
Uno de ellos de piel oscura, regordete.
El otro de tez más clara y ojos negros.

Mi buen amigo,
¿no los habrás visto cuando vivías en Ganta?
Uno tendría alrededor de diez años
el otro, aproximadamente esta altura.
Mi hijo mayor, Nyema, el menor Doeteh.

Mi buen amigo ¿podrías decirme
si se dirigieron a Tapeta?
¿Les entregaron fusiles, habrán matado?
¿Mi buen amigo, podrías decirme
si caminaron hacia Bassa?
¿Habrán muerto de hambre?

¿Mi buen amigo, podrías informarme
si a su lado caminaba una madre?
¿Estaba ella en buena salud, recibió buen trato?
¿Ah, entonces, mi buen amigo, fue allí
donde los obligaron a salirse de la columna?

Buen amigo ¿tenían hambre
cuando se enfrentaron a su fin?
Ahora, mi buen amigo podré seguir sus pasos
y envolver sus huesos.
Gracias, mi buen amigo.
¿Pero cómo haré para reconocer sus huesos?"

de Patricia Jabbeh Wesley,
en Voces del sur - Aproximación a la poesía africana (Equipo Fénix comp.), Biblioteca Virtual Omegalfa, S/F.

lunes, 21 de enero de 2019

Quiché

Quiché

-I-

En el nombre del Padre y del Hijo
Y en el nombre del Espíritu Santo
El demonio va alargando su garra y repartiendo
Bendiciones en la puerta de la iglesia
A las niñas vestidas de palomas

Don Pedro de Alvarado
Con su antorcha y con su espada
Destruyendo los libros de los príncipes

La ruidosa caravana de los predicadores
Atraviesa la tierra de los árboles
Con eslóganes y letras
De colores y carros y altavoces
Y carteles con la cara del profeta

Oh, Señor, escucha bien la súplicas
De estos pobres hijos tuyos
Derrama tu piedad sobre la niña Sara Coronado
Que sufre quebrantos de salud por tos ferina
Ayuda en este trance a Armando Celestino
Y auxilia a su negocio en apuros por deuda de hipoteca
Y acuérdate también
De Vicenta Robledos y ayúdala en su parto
Y de Eusebio y de Jacoba
Que necesitan casa donde criar sus hijos
Ayúdalos Jehová
Reparte tus favores y tu misericordia
Sobre estos pecadores
Al fin y al cabo hijos también de tu grandeza

Pero cómo tiene miedo
Cómo sufre por debajo
El hondo corazón de esta tierra
El evangelio negro y carcomido
Que está cantando el Gran Predicador

El Gran Predicador ha repartido balas y machetes
Ha vendido promesas y ha cegado
Los pobres corazones de los pobres

El Gran Predicador tiene uñas de perro
Y bigote de serpiente
Se sienta sobre el trono de los indios
Y enjoya su estrado con la sangre
De los hijos de esta tierra

Tiene el Gran Predicador las garras negruzcas
Y los ojos de los peces flotando en el fangal

Duerme el Gran Predicador
Sobre un enorme y negro cementerio
Esta fosa común es su guarida
Y aún no tiene suficientes calaveras
En la cuenta sin número del hambre
Su corazón es de barro y sus ángeles no vuelan
Y sus obispos mienten y sus dioses son muñecos de palo

Hay neumáticos ardiendo y gritos y machetes
En ofrenda a los altares del Gran Predicador
Él tiene a los soldados

Protegiendo su templo y su palacio

-II-

Por eso escucha ahora, Maximón,
La triste letanía de estos pobres
Que elevamos a tu trono de aguardiente
El último rescoldo de nuestras esperanzas
Escucha que es tu pueblo y no el de Jesucristo
El que ahora sollozando te suplica

Por todas las criaturas humilladas en el barro
Oh negro Maximón señor del humo
Danos el canto de la tierna rebeldía

Por todas las palabras desangradas sin pausa en las aceras
Oh agrio Maximón príncipe sin reino
Danos palos enormes para ahuyentar los zopilotes

Por tantas velitas retumbando en la negrura de los pozos
Oh bello Maximón señor de los escupitajos
Danos el fuego y el alcohol para acabar con las bacterias

Por los cadáveres ocultos en el lodo de la historia
Oh sucio Maximón gladiador de la gangrena
Danos refugio para el viento y danos dientes para tu carne

Porque estamos ya tocando el limo oscuro y muerto del
fondo del pantano
Oh ebrio Maximón capitán renegrido de los aires
Danos agua para limpiar el olor de la carroña

Por el aliento caliente con que resuella la maleza

Oh dulce Maximón oscuro paladín de las telas de araña
Danos una hermosa canción para cantar con nuestros hijos

Por las lágrimas rojizas en los ojos enfermos de las niñas
Oh zambo Maximón arcángel de la escoria y de las llagas
Danos entendimiento para discernir siempre lo más
necesario

Por el miedo de los perros que ladran en el maizal
Oh sabio Maximón jardinero de las flores resecas
Danos garganta para gritar de ira y manos para agarrar las
armas

Por el virus caníbal que enmascaran las ofrendas del Gran
Predicador
Oh viejo Maximón maestro de los niños muertos
Danos un viento que arranque la gran máscara del mundo

Porque ahí fuera el sol calienta y hace frío, sin embargo, en
nuestras casas
Oh fiero Maximón enorme insecto negro que asusta a las
muchachas
Danos paz para los muertos y cólera y furor para los vivos

Porque nada podemos sin tu ejército de parias
Maximón
Porque todo se pierde si olvidamos las fosas comunes
Maximón
Porque es la ira el método de hacer frente a la amnesia

Escucha, oh, Maximón


Mi cuerpo está encendido con la sangre de los indios

Los muertos cantan solos

Las calles piden fuego


La gente corre a gritos por mis venas.

de Miguel Ángel García Argüez,
en Once poetas críticos en la poesía española reciente (Enrique Falcón, coord.), Baile del sol, 2007.

domingo, 20 de enero de 2019

El Juez de Opico

El Juez de Opico

"... el Infrascrito Juez, y el Secretario
que autoriza
CONSIDERANDO:
además de todas las resultantes que se desprenden
de una lectura atenta de los preceptos
del Código Penal en lo que se refiere al delito de estupro;
de los principios del Código de Instrucción Criminal
Constitución Política, en lo que se refiere
a los derechos de los procesados
CONSIDERANDO:
repite,
en este caso,
razones de lesa humanidad;
CONSIDERANDO:
que en la noche de los hechos, el supuesto ofensor,
Bernabé Lorenzana Zavaleta,
y la supuesta ofendida,
María Micaela Tobar, hallábanse
en idílico paraje de la campiña salvadoreña, en los momentos
en que la luna azul lanzaba sus ebúrneos dedos sobre la faz del mundo
y desde las raíces de ¡a grama tibia elevábase un humillo aromado
y sensual,
volando en bucles Invisibles por los alrededores de la
noche,
y las rosas y los jacintos y los nomeolvides silvestres abrían
sus corolas a la dulce humedad,
y los pajarillos famélicos saltaban de rama en rama
cantando su pequeña trizteza*,
y en la naturaleza todo, en fin, se abría
y cantaba al entendimiento, a la creación, al mutuo
acertamiento, o la comprensión de las almas gemelas
que se reconocen a primera vista,
al amor y a la vida;
CONSIDERANDO:
además el Infrascrito Juez, y el Secretario que autoriza,
que la supuesta
ofendida,
María Micaela Tobar,
garrida moza de veintidós abriles,
de ojos negros,
profundos y soñadores
como las pozas que se forman en los recovecos de los ríos de este país,
la piel blanca,
como la teche de las cabras acostumbradas a parir entre las piedras;
de larga cabellera mora,
tan larga que no parece que le acabara de caer jamás desde la nuca;
de labios húmedos y siempre entreabiertos,
en fin,
es digna de todos los homenajes del amor,
y CONSIDERANDO: el Infrascrito Juez,
y el Secretarlo que autoriza,
que el supuesto
ofensor,
Bernabé Lorenzana Zavaleta,
de 24 años de edad,
gañán prototípico de nuestros campos bravíos,
representante genuino de una raza de batalladores
que se iniciara peleando, con todo el vigor que otorga
nuestra naturaleza exuberante,
contra los conquistadores españoles;
honra y prez de ¡os frutos de la Juventud,
potencia de alma y cuerpo que la nacionalidad simboliza, y
con
una
virilidad,
que ya la quisiera el Infrascrito Juez,
y el Secretario que autoriza,
siquiera para dominguear.
Sin más,
el Infrascrito Juez, y el Secretarlo que autoriza,
dicta la siguiente sentencia:
Absuelve en Primera Instancia de los cargos por el delito de
estupro al acusado Bernabé Lorenzana Zavaleta..."

de Roque Dalton,
en A la revolución por la poesía, Ediciones de la Esc. Preparatoria N°8, 1983.
*Del original.

sábado, 19 de enero de 2019

Siento necesidad de gritar

Siento necesidad de gritar

Siento la necesidad de gritar en el papel
la decadencia del aire
roza el pétalo de hierro
mi voluntad para sobrevivir
urdimbres de días irremediables
soles sin despertar

Siento la necesidad de gritar
mis pulmones secos
hasta que las arenas se enciendan en mis venas
hasta que el rebelde que me habita pruebe los pólenes de otra
sabiduría

Siento la necesidad de gritar
las pesadillas cortantes como tijeras
escondiéndose tras máscaras
ancestrales de ilusiones,
tallaron el deseo de escapar
así fuese por un día
del beso-cuchilla–de-segueta- de la realidad

¡Gritar! Deseo gritar
mi rechazo a permitir que la infamia ácida
de estos días sea aplastada bajo mi fe
en las huellas de la aurora por venir
Y la Tierra
en la oscuridad de sueños incinerados
rebosa mi copa con pólenes
de exaltada sabiduría

de Odia Ofeimun,
en Voces del sur - Aproximación a la poesía africana (Equipo Fénix comp.), Biblioteca Virtual Omegalfa, S/F.
Traducción de Raúl Jaime Gaviria

viernes, 18 de enero de 2019

Visión de la máquina

Visión de la máquina

Las cadenas enormes del mundo
se han puesto en movimiento.

Están los engranajes crujiendo de la fuerza:
motores que se crispan, cigüeñales que tiritan,
clavijas, hierros, bielas, correas, combustible,
palancas, transistores, circuitos integrados,
aceite requemado sobre las manivelas,
los ejes oxidados, los renegridos cables,
el decrépito aparato de la historia
funcionando de nuevo a todo gas.

Se ha puesto en marcha el odio.

¡Cómo tiemblan los montes y la gente,
los campos indefensos y las cosas,
el mar, la luna, el cielo, el aire, el sol!
¡Todo el cosmos tirita y se estremece
al ver la enorme máquina sin freno de la muerte!

Pero este mecanismo no puede durar tanto,
no puede ya este anómalo artilugio
seguir así por mucho tiempo más.
Observa su interior, asoma tu cabeza y mírale:
su oxígeno se acaba, las fricciones enferman
su viejo corazón de alambre eléctrico.

¿Lo ves?

Se está muriendo.

Está la resistencia al rojo vivo.

de Miguel Ángel García Argüez,
en Once poetas críticos en la poesía española reciente (Enrique Falcón, coord.), Baile del sol, 2007.

jueves, 17 de enero de 2019

Ajedrez del tercer mundo

Ajedrez del tercer mundo

Toda actividad lúdica
Posee un componente
Ideológico e histórico

*
Normativa del ajedrez tercermundista

Dos jugadores se repartirán las piezas:
Uno, los peones (sin importar los colores),
Y otro, las piezas “menores” y “mayores”.

Objetivo:
Los peones intentarán mantenerse vivos
Con las limitaciones propias de sus movimientos.

Reglas:
Peón comido, saldrá del tablero.
Peón que comiese a una pieza “mayor”,
Sufrirá el mismo destino
Por haber cometido una infracción.

Los peones, de verse en la necesidad estratégica de hacerlo,
Podrán comerse otro peón
De igual o distinto color
Siempre que el movimiento lo permitiese.

El ganador de cada partida
Será siempre el mismo:
El de las piezas “mayores”.

El ganador final será
Quien utilizando los peones
Pudiese durar más.

**
Extraño juego

Extraño juego de ajedrez
El ajedrez de mis pagos:
Todos los peones deben correr
Y el resto de las piezas, cazarlos.

Extraño juego de ajedrez
El del tercer mundo:
Los reyes de ambos lados suelen ser extranjeros
Y todos los peones, "negros".

Extraño juego…
Siempre pierden los peones
Y las piezas “mayores”
Se reparten el tablero.

Por Félix Sánchez Durán.

miércoles, 16 de enero de 2019

Deja pasar a mi pueblo

Deja pasar a mi pueblo

Noche lánguida de Mozambique
los sonidos lejanos de marimba llegan a mí
–preciosos y constantes–
venidos ni yo sé de dónde.

En mi casa de madera y zinc,
pongo la radio y me dejo llevar…
muchas voces de América me sacuden el alma y los nervios,
y Robenson y Marian cantan para mí
spirituals negros de Harlem.

Let my people go
–oh deja pasar a mi pueblo, deja pasar a mi pueblo–,
dicen.

Y yo abro los ojos y ya no puedo dormir.
Dentro de mí suenan Anderson y Paul
y no son dulces voces de impulso.
Let my people go.

Nerviosamente,
me siento a la mesa y escribo…
(Dentro de mí
oh let my people go.)
deja pasar a mi pueblo.

Y ya no soy más que un instrumento
de mi sangre en turbulencia
con Marian ayudándome
con su voz profunda –mi Hermana.

Escribo…
En mi mesa se ven inclinarse cuerpos familiares.
Mi madre de manos rudas y rostro cansado
y revueltas, dolores, humillaciones,
tatuando de negro el virgen papel blanco.
Y Pablo, que no conozco
pero es de mi misma sangre y de la misma savia amada de Mozambique,
y miserias, ventanas enrejadas, dioses de hechiceras,
algodonales, y mi inaccesible compañero blanco,
y Zé –mi hermano– y Saúl,
y tú, Amigo de dulce mirar azul,
pesando en mi mano y obligándome a escribir
con el odio que me trae la rebelión.
Se ve a todos inclinarse sobre mi hombro,
mientras escribo, noche adelante,
con Marian y Robeson vigilando por el ojo luminoso de la radio,
–let my people go,
oh let my people go.

Y siempre que lleguen a Harlem
las voces de lamentación
y mis cuerpos familiares me visiten
en largas noches de insomnio,
no podré dejarme llevar por la música fútil
de los valses de Strauss.
Escribiré, escribiré,
con Robenson y Mariam gritando conmigo:
Let my people go,
oh deja pasar a mi pueblo.

de Noémia de Sousa,
en Voces del sur - Aproximación a la poesía africana (Equipo Fénix comp.), Biblioteca Virtual Omegalfa, S/F.
Traducción de Manuel Cabrera

martes, 15 de enero de 2019

Rosales de suburbio

Rosales de suburbio

Claro, como llegó la primavera,
Sobre las pobres casas,
De latas y maderas,
De los suburbios, buen rosal que trepas,
Te has cubierto de rosas.
Si tú fueras
Como los hombres, oh, rosal, sin duda
Como ellos, prefirieras
Para bien florecer las ricas casas,
desiertas
Dejaras las paredes de los pobres.

Pero no eres así.
La dulce tierra
Te basta en cualquier parte y te es lo mismo:
Para tu suerte, acaso, tú prefieras
Las modestas casuchas donde luces
Mejor, enredadera:
Único adorno que no cuestas nada…
(El agua, buenas rosas, todavía
Se baja de los cielos sin gabelas).

En las bellas mañanas, cuando miras
Las ventanas abiertas,
Tus brazos verdes y jugosos buscan
El espacio sin vidrios y penetran
Al interior del cuarto: —¡Buenos días!
Tus corolas intentan
Decir con sus rosados labiezuelos.

Luego, si muy risueño
Se te acerca
El niño sucio de azulados ojos
Y carnes prietas,
Te haces el que no entiendes y no miras;
Pero entiendes y miras, y le sueltas
Con mucho disimulo,
Como quien no quisiera,
Sobre sus rizos de oro, una corola
Sabiamente deshecha.
El niño, entonces, de suburbio, luce
En la rubia cabeza
La corona divina. No la siente
Porque nada le pesa,
Y como un Eros haraposo canta
Y corriendo se aleja.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

lunes, 14 de enero de 2019

La manta de papel del compañero de prisión

La manta de papel del compañero de prisión

De libros viejos y de libros nuevos, las páginas unidas y pegadas
hacen su manta. Es de papel, pero es mejor que nada.
Aquellos que al abrigo, entre brocados, dormís en fina cama:
son muchos en prisión los que no duermen, sin abrigo ni manta.

de Ho Chi Minh,
en Diario de prisión, Instituto del libro (CUBA), 1970.

domingo, 13 de enero de 2019

IN MEMORIAM RWANDA

IN MEMORIAM RWANDA


El resplandor azulea en la nuca de un niño
Y el fuego de la tarde ya no tiene esperanza

Aquel verano la hemorragia fue silente
Y la luz enterraba al mantillo

Era como una risa idiota bajo el yeso,
Cuando ya no se ríe –pobre carne–,
Un diente puro en lo más claro del espacio

¿Y qué botín fue aquel, colmado, a rebosar?
¿Qué flor frotada por el hierro junto a nuestros oídos?

Arrasábamos, por plácidas colinas,
En el desierto. Sólo se oye el clamor
De los osarios—el mantillo es carnívoro.-

de Nimrod,
en Voces del sur - Aproximación a la poesía africana (Equipo Fénix comp.), Biblioteca Virtual Omegalfa, S/F.
Traducción del francés de Javier del Prado