Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

domingo, 31 de marzo de 2019

ciudad panóptica

ciudad panóptica

el escenario es un colectivo
el aire que se respira es tristeza
no hay peor cárcel que la mirada del otro.
miran por la ventanilla
y sus miradas se pierden.
desean ser otra cosa
pero les divierte este caos.
llego a mi destino y me bajo.
me espera una reunión de
intelectuales de turno.
sus ideas agarraron un piquete
a mi los piqueteros me dejaron pasar.
antes que ahogarme decido marcharme.
vuelvo al lugar donde mejor me refugio
busco esa cueva donde nadie me encuentre.
ahí, donde puedo ser.
ahí, donde no obedezco.
en la soledad, en el único consuelo.
lo que observo es que hay mucho anhelo
se anhelan caricias, se anhela verdad.
hasta las veredas sufren por
esa multitud que se queja de la lluvia
porque moja su ropa nueva
porque los retrasa en el trabajo..
aunque el mundo es más grande de lo que dicen
percibo que nos achicaron el tiempo…

de César González (Camilo Blajaquis),
en http://latitudeslatinas.com/poemas-de-cesar-gonzalez/ (23/1/2019).

sábado, 30 de marzo de 2019

"Salida"

"Salida"

Vio al león en la jaula
pero ingresó corriendo...
Alguien había puesto
mal el letrero.

Por Félix Sánchez Durán.

viernes, 29 de marzo de 2019

El inocente

El inocente

El gato tiene su deporte
y el ratón sufre
Pero el gato
es inocente
no habiendo imagen de dolor en él
Un ángel danza con su presa

Lo lleva, lo libera, salta otra vez
con gozo sobre su querido juguete

¡Una danza, una plegaria!
Qué cruel es el gato a nuestros ojos culpables

De Denise Levertov,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.25, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

miércoles, 27 de marzo de 2019

Derechos de entrada

Derechos de entrada

Para entrar en prisión, hay que pagar derechos.
Y la tarifa mínima son cincuenta yuanes.
Si no tienes con qué pagar ese tributo,
cada paso que des, será otro paso en falso.

de Ho Chi Minh,
en Diario de prisión, Instituto del libro (CUBA), 1970.

martes, 26 de marzo de 2019

Asaltamos el alba a tiro limpio

Asaltamos el alba a tiro limpio

Ramón Sender

Me trepan los insultos -mareas numerosas-
como trepan los hijos al cariño de un hombre.
Tengo las ansias llenas de ganarme en un grito.
Grito: ¡La vida es nuestra! y abro los horizontes.
Puertas de bronce viejo, de hierro remachado,
caerán cuando se agrupen las voces en un puño.
Hombres desvencijados, de espaldas a la vida:
así dancen las balas no serán de este mundo.
A los calvos de ideas, con sangre de pantano,
a los viejos que ensucian las palabras más altas,
les hago una advertencia: conmigo están los brazos
de aquellos que arrancaron de sus ojos las lágrimas.
La humildad -ese viejo mascarón- no hará suya
nuestra carne que es nudo de un clamor que echa ramas
y en sus climas oscuros, como a un árbol raíces,
nutren de savia pura los cuencos de su entraña.
Y ¡guay! del que esté en contra de nosotros, los pobres,
esos ríos de sangre, silenciosos y lentos,
que bajan hasta el pozo más hondo de la tierra,
que suben hasta el límite más alto de los cielos.
La vida es de nosotros los que hacemos la vida
a gotas de sudor, de ímpetu, de fuerza
y que jamás o nunca tenemos una cama
donde cavar la hondura de un vientre en primavera.
Nos vejan, nos explotan, nos reducen a cero,
si agitamos un grito de protesta nos castran.
Nos orinan la baba de un exiguo salario
y nos cuadran en leyes como a burros de carga.
Y hablan de La Piedad, de La Bondad, del Arte,
sacerdotes, artistas, profesores, poetas,
los que en nombre del pueblo se erigen en vigías,
¡esos hijos de puta con almuerzo y con cena!
Ah señor Jesucristo: no queremos tus frases
-panes sin levadura-, magníficas, humanas,
que no son más que frases pero que nos inhiben
y destapan, astutas, nuestros poros de lágrimas.
No queremos tus frases. Yo que vengo de abajo
y que anduve entre obreros con hambre y manos sucias,
que sé lo que es el mundo, este mundo de mierda,
te lo digo derecho: tus palabras son putas.
Al carajo con todas las parábolas bellas.
Al carajo con todos los escrúpulos sordos.
Presentemos las armas proletarios del mundo
y a tiro limpio, firmes, vaciémosles los ojos.
La vida es de nosotros, los que hacemos la vida
a gotas de sudor, de ímpetu, de fuerza,
y que jamás o nunca tenemos una cama
donde cavar la hondura de un vientre en primavera.

de José Portogalo,
en http://www.elortiba.org/old/portogalo.html (26/2/19).
Tumulto, Editorial Serapis, 2012. 

lunes, 25 de marzo de 2019

Síntesis

Síntesis

Entonces la niña Tranquilina Galeano
Segunda Capitana del Barrio de San José
bailó el pasodoble Imperial
de Ivanovich
mientras se hacía desde todo punto de vista
indispensable
modificar completamente el sistema de canalización de agua
pues con los fuertes embates a que ha estado sometido el acueducto
se han deteriorado sus arcadas

Gracias a una adecuada combinación de mampostería y hierro
se lograría resolver el problema

Entre las presentes tuvimos el gusto de ver a Chepita Castro
flor naciente y purísima del pensil salvadoreño,
que con el perfume que esparce,
modestamente como la violeta,
ha trastornado a más de un Joven y lozano corazón,
lo cual origina que se formen verdaderos focos de infección
mayormente ahora que comienzan a instalarse
los excusados de lavar.

de Roque Dalton,
en A la revolución por la poesía, Ediciones de la Esc. Preparatoria N°8, 1983.

domingo, 24 de marzo de 2019

Desapariciones (canción)

Desapariciones (canción)

Que alguien me diga si ha visto a mi esposo - preguntaba la doña-
se llama Ernesto X. Tiene 40 años.
Trabaja de celador en un negocio de carros.
Llevaba camisa oscura y pantalón claro.
Salió anteanoche y no ha regresado
y no se ya que pensar, 
pues esto antes no me había pasado.

Llevo tres días buscando a mi hermana.
Se llama Altagracia igual que la abuela.
Salió del trabajo pa' la escuela.
Tenía puesto unos jeans y una camisa blanca.
No ha sido el novio. El tipo está en su casa.
No saben de ella en la PSN, ni en el hospital.

Que alguien me diga si ha visto a mi hijo.
Es estudiante de pre-medicina. 
Se llama Agustín y es un buen muchacho.
A veces es terco cuando opina. Lo han detenido.
No sé qué fuerza. Pantalón blanco,
camisa a rayas. Pasó anteayer.

Clara, Clara, Clara, 
Clara Quiñones se llama mi madre. 
Ella es... ella es un alma de Dios,
no se mete con nadie 
y se la han llevado de testigo
por un asunto que es nada más conmigo 
y fui a entregarme hoy por la tarde 
y ahora di' que no saben 
quién se la llevó del cuartel.

Anoche escuché varias explosiones.
Kutún patán kutún peté.
Tiros de escopeta y de revólver.
Carros acelerados, frenos, gritos.
Ecos de botas en la calle.
Toques de puertas, quejas por dioses, 
platos rotos. Estaban dando la telenovela,
por eso nadie miró pa' fuera.


¿A dónde van los desaparecidos?
Busca en el agua y en los matorrales.

¿Y por qué es que se desaparecen?
Porque no todos somos iguales.

¿Y cuándo vuelve el desaparecido?
Cada vez que los trae el pensamiento.

¿Cómo se le habla al desaparecido?
Con la emoción apretando por dentro.

de Rubén Blades,
en Buscando América, Elektra, 1984.

Oda a la mordaza

Oda a la mordaza

No creo en vos
mordaza
pero voy a decirte
por qué no creo
ya ves
ahora no digo
ni hoy
ni ay

y sin embargo
igual destapo el verbo
respiro el grito
y armo la blasfemia
pienso
luego insisto

hago inventario
de tu alegre pálpito de la miseria
de tu crueldad sin muchas ilusiones
de tu ira lustrada
de tu miedo
porque mordaza
vos
sos muchísimo más que un trapo sucio
sos la mano tembleque que te ayuda
sos el dueño flamante de esa mano
y hasta el dueño canalla de tu dueño

porque mordaza
sos muchísimo más que un trapo sucio
con gusto a boca libre y a puteada
sos la ley malviviente del sistema
sos la flor bienmuriente de la infamia
pienso
luego insisto

a tu custodia quedan mis labios apretados
quedan mis incisivos
colmillos
y molares
queda mi lengua
queda mi discurso
pero no queda en cambio mi garganta

en mi garganta empiezo
por lo pronto
a ser libre
a veces trago la saliva amarga
pero no trago mi rencor sagrado

mordaza bárbara
mordaza ingenua
crees que no voy a hablar
pero sí hablo
solamente con ser
y con estar
pienso
luego insisto

qué me importa callar
si hablamos todos
por todas partes las paredes
y por todos los signos
qué me importa callar
si ya sabés
oscura
qué me importa callar
si ya sabés
mordaza
lo que voy a decirte
porquería.

De Mario Benedetti,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.7, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

Desaparecidos

Desaparecidos

Están en algún sitio / concertados
desconcertados / sordos
buscándose / buscándonos
bloqueados por los signos y las dudas
contemplando las verjas de las plazas
los timbres de las puertas / las viejas azoteas
ordenando sus sueños sus olvidos
quizá convalecientes de su muerte privada

nadie les ha explicado con certeza
si ya se fueron o si no
si son pancartas o temblores
sobrevivientes o responsos

ven pasar árboles y pájaros
e ignoran a qué sombra pertenecen

cuando empezaron a desaparecer
hace tres cinco siete ceremonias
a desaparecer como sin sangre
como sin rostro y sin motivo
vieron por la ventana de su ausencia
lo que quedaba atrás / ese andamiaje
de abrazos cielo y humo

cuando empezaron a desaparecer
como el oasis en los espejismos
a desaparecer sin últimas palabras
tenían en sus manos los trocitos
de cosas que querían

están en algún sitio / nube o tumba
están en algún sitio / estoy seguro
allá en el sur del alma
es posible que hayan extraviado la brújula
y hoy vaguen preguntando preguntando
dónde carajo queda el buen amor
porque vienen del odio

de Mario Benedetti,
en Antología poética, Editorial Sudamericana, 2000.

1976

1976

Ese año enterramos las armas
y las municiones:
el viejo revólver de papá,
y las dos escopetas de papá,
y la escopeta rota del abuelo,
y mi rifle de caza,
y las balas de plomo
y los cartuchos.

Todo lo enterramos
prolijamente en un baldío
para que la dictadura de turno
no se sintiera amenazada.

De César Cantoni,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.112, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2018.

sábado, 23 de marzo de 2019

Buenos Aires

Buenos Aires

Buenos Aires es un hombre
Que tiene grandes las piernas,
Grandes los pies y las manos
Y pequeña la cabeza.

(Gigante que está sentado
Con un río a su derecha,
Los pies monstruosos movibles
Y la mirada en pereza).

En sus dos ojos, mosaicos
De colores, se reflejan
Las cúpulas y las luces
De ciudades europeas.

Bajo sus pies, todavía
Están calientes las huellas
De los viejos querandíes
De boleadoras y flechas.

Por eso cuando los nervios
Se le ponen en tormenta
Siente que los muertos indios
Se le suben por las piernas.

Choca este soplo que sube
Por sus pies, desde la tierra,
Con el mosaico europeo
Que en los grandes ojos lleva.

Entonces sus duras manos
Se crispan, vacilan, tiemblan,
¡A igual distancia tendidas
De los pies y la cabeza!

Sorda esta lucha por dentro
Le está restando sus fuerzas,
Por eso sus ojos miran
Todavía con pereza.

Pero tras ellos, velados,
Rasguña la inteligencia
Y ya se le agranda el cráneo
Pujando de adentro afuera.

Como de mujer encinta
No fíes en la indolencia
De este hombre que está sentado
Con el Plata a su derecha

Mira que tiene en la boca
Una sonrisa traviesa,
Y abarca en dos golpes de ojo
Toda la costa de América.

Ponle muy cerca el oído:
Golpeando están sus arterias:
¡Ay, si algún día le crece
Como los pies, la cabeza!

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

viernes, 22 de marzo de 2019

Vivir

Vivir

Yo vivo
Tú engordas
El suda

Nosotros envejecemos
Vosotros enriquecéis
Ellos mueren.

de Florindo Pérez,
en Poesía armada, Agermanament, 1976.

jueves, 21 de marzo de 2019

Noche de otoño

Noche de otoño

En la puerta un guardián, el mosquetón al hombro.
Por el cielo las nubes sobre la luna saltan.
Como carros de asalto de la noche, las chinches se despliegan.
Aviones de combate, los mosquitos, en escuadrones vuelan.

Y yo pienso en mi patria, y de mi sueño errante
el hilo en la madeja de la melancolía
hasta ella me conduce. ¡Un año ya encerrado!
¿Cuál ha sido mi crimen? Con lágrimas escribo este poema de celda.

de Ho Chi Minh,
en Diario de prisión, Instituto del libro (CUBA), 1970.

Impresiones de otoño

Impresiones de otoño

Hacia las diez, la Osa Mayor roza las cimas.
Es el otoño. Un grillo dice cantando su alegría.
¿Qué importa al prisionero que el otoño haya vuelto?
¡Ser libre! Este canto es el único que hay en su corazón.

Hace un año, cuando llegó el otoño, yo estaba en libertad.
En sórdida prisión encarcelado, este otoño me encuentra.
¿Acaso menos útil soy por ello a mi pueblo?
Este otoño no es menos valioso que el anterior.

de Ho Chi Minh,
en Diario de prisión, Instituto del libro (CUBA), 1970.

miércoles, 20 de marzo de 2019

Progreso

Progreso

Eso que llamás asqueroso
otros llamarán delicioso;
eso que llamás pequeño,
otros llamarán grande;
eso que llamás dieta,
otros llamarán hambre;
eso que llamás sobras,
otros llamarán cena;
eso que llamás vuelto,
otros llamarán sueldo...
Eso que llamás progreso,
otros llamarán miseria.

Por Félix Sánchez Durán.

martes, 19 de marzo de 2019

La mujer del desertor

La mujer del desertor

Mi esposo se ha marchado y no regresará.
Nuestro cuarto era triste para mi soledad.
Al noble mandarín mi pena conmovió
y a alojarme en la cárcel me invitó.

de Ho Chi Minh,
en Diario de prisión, Instituto del libro (CUBA), 1970.

lunes, 18 de marzo de 2019

Un día los ojos se mirarán y no habrá juicios ni faltas

Un día los ojos se mirarán y no habrá juicios ni faltas

Cuando llegue ese día,
ese día no señalado,
ese día poco importante,
nada de lo que ocurra
nos sorprenderá.
Lo raro son estos días.
Lo raro es este andar por casa
sin quitarnos el abrigo.

de José María Gómez Valero,
en Once poetas críticos en la poesía española reciente (Enrique Falcón, coord.), Baile del sol, 2007.

domingo, 17 de marzo de 2019

Tema: la vaca

Tema: la vaca

En Argentina,
quien pelea contra la oligarquía
y recibe palazos de la policía,
ve una vaca y llora.

Por Félix Sánchez Durán.

sábado, 16 de marzo de 2019

Autocrítica

Autocrítica

Yo he escrito
en más de una ocasión
del lado de los vencidos
y no sin cierto énfasis

pero en realidad me hallo
del lado de los vencedores
desde hace mucho

en una posición subordinada
qué duda cabe
con algunas renuncias voluntarias
qué duda cabe
con reconcomios y escozores morales
qué duda cabe
pero del lado de los vencedores
qué duda cabe
desde hace
muchas generaciones

pero sin duda exagero: es cosa más reciente

con todas las proteínas necesarias
con toda esa ristra de derechos humanos
con sobreabundantes toneladas de equivalente de petróleo

yo
beneficiario del sol de la explotación
beneficiario de los yacimientos de la tortura
beneficiario de los tipos de interés de la muerte

me muero
de vergüenza.

De Jorge Riechmann,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.16, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

viernes, 15 de marzo de 2019

Charla

Charla

Una voz en mi oído graves palabras vierte:
—¿Por qué, me dice, no eres, oh tú, la mujer fuerte?

Es bella la figura de la mujer heroica
Cuidando el fuego sacro con su mano de estoica.

Y yo sonrío y digo: la vida es una rueda.
Todo está bien. Lo malo con lo bueno se enreda.

Si unas no parecieran desertoras vestales,
En fuga hacia las dulces, paganas bacanales,

Las otras no tendrían valor de mujer fuerte:
La vida, al fin de cuentas, se mide por la muerte.

Ya ves: con mis locuras en verso yo he logrado
Distraerte un momento y hacerte más amado

El fino y blanco nombre de la mujer que quieres,
Reservada y discreta: espuma de mujeres.

¿Qué más pides? Con algo contribuí a tu vida,
Pensaste, comparaste; voló el tiempo en seguida.

Mas ni con eso tengo yo tu agradecimiento.
¡Oh, buen género humano: nunca quedas contento!

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

jueves, 14 de marzo de 2019

De cínicos, malparidos y otros…

De cínicos, malparidos y otros…

Sólo un cínico,
Un malparido,
Puede alegrarse
Cuando hay miles
De nuevos indigentes

Sólo un cínico,
Un malparido,
Puede alegrarse
Cuando hay millones
De nuevos pobres

Sólo un cínico,
Un malparido,
Puede alegrarse
Cuando hay miles y miles
De despidos,
De empresas que cierran,
Quiebran

Sólo un cínico,
Un malparido,
Puede alegrarse
Cuando cierran escuelas y hospitales,
Turnos y servicios

Sólo un cínico,
Un malparido,
Puede alegrarse
Por todo esto…

Sólo un cínico,
Un malparido
Y un neoliberal

Por Félix Sánchez Durán.

miércoles, 13 de marzo de 2019

La grieta

La grieta

Un liberal se horroriza
porque vale lo mismo
un vellón de lana
que una locomotora.

Yo me horrorizo
porque vale lo mismo
un objeto
que una persona.

Por Félix Sánchez Durán.

martes, 12 de marzo de 2019

Marat - Sade, 1998

Marat - Sade, 1998

El problema ahora
es que hay muchos vigilantes
y pocos locos.
El problema ahora
es que la jaula está
en el interior del pájaro.

de David Eloy Rodríguez,
en Once poetas críticos en la poesía española reciente (Enrique Falcón, coord.), Baile del sol, 2007.

lunes, 11 de marzo de 2019

Medio-Otoño

Medio-Otoño

La luna del Medio-Otoño, como un redondo espejo
con reflejos de plata ilumina la tierra.
Los que en su hogar reunidos, alegres la celebran,
no olvidará a aquellos que en prisión languidecen.

También el prisionero festeja el Medio-Otoño,
mas para él la luna y viento se tiñen de tristeza.
Y como festejarla no puede cual quisiera,
su corazón se va por el mundo con ella.

de Ho Chi Minh,
en Diario de prisión, Instituto del libro (CUBA), 1970.

sábado, 9 de marzo de 2019

Cuando nacimos

Cuando nacimos

CUANDO NACIMOS
ya habían traducido el mundo
en un lenguaje equivocado.
Las cifras estaban destinadas.
Las fórmulas tenían veneno.
Tuvimos que aprender
a respirar debajo del agua
y seguimos esperando
que la piel del tiempo
no nos vuelva locos.
No queremos ser tratantes.
No queremos ser esclavos.
Continuamos una senda de sangre.
No olvidamos de qué está hecho el camino,
no olvidamos.

de David Eloy Rodríguez,
en Once poetas críticos en la poesía española reciente (Enrique Falcón, coord.), Baile del sol, 2007.

viernes, 8 de marzo de 2019

Llamada

Llamada

¿Quién ha estrangulado al fin la cansada voz de mi
hermana,
la que venía del bosque,
la hermana mía, reina y señora del bosque
a pesar de su miseria?

De repente, su llamar a la acción, su llamada,
se perdió en el interminable fluir del día y de la noche.
Ya no ha vuelto a sonar, ya no me llega con cada
amanecer,
agotada de la larga jornada, pero fuerte,
milla tras milla ahogada, pero siempre lanzando
el sempiterno grito: !Macala! !Macala!

No, ya no viene más, ya no vuelve, húmeda todavía
del rocío,
como solía,
atada a niños, y a sumisión, y a tristeza....
Un niño a sus espaldas y otro en sus entrañas,
siempre, siempre, siempre;
y con una cara armonizada con su gentil mirada.

Siempre que recuerdo esa mirada siento
mi carne y mi sangre dilatarse temblorosa,
palpitando hacia revelaciones y afinidades,
hacia los secretos que ella me traía cada día del bosque.

¿Pero quién ha cortado su infinita mirada?,
¿quién le ha impedido seguir alimentando mi profunda
avidez de camaradería,
la que mi pobre mesa nunca será bastante para
satisfacer?
Mamana, ¿quién puede haber matado la noble voz
de mi hermana del bosque,
la hermana que venía cada amanecer a regalarme otra
vez la savia y el consuelo?
¿Qué cruel y brutal látigo de rinoceronte la ha
golpeado hasta matarla?

En mi jardín florece todavía la seringa,
pero con presagio malvado en sus flores de púrpura;
en su intenso inhumanos aroma, también hay noticias
de muerte,
y la envoltura de ternura suavísima regada por el sol,
la que se vuelve
ligera alfombra de pétalos a los pies del árbol,
ha esperado desde el verano porque el hijo de mi
hermana descanse sobre ella.

En vano, en vano
un chirico canta y canta posado en los juncos del
jardín,
para el pequeño niño de las auroras vaporosas del
bosque.
¡Ah! Yo sé, yo sé el último día había un brillo de
adiós en aquellos ojos nobles,
y su voz llegaba como un sonido áspero, trágico y
desesperado.

¡Oh, África, madre mía, respóndeme!
¿Qué ha sucedido con mi hermana del bosque
que ya no viene a la ciudad con sus eternos niños,
(uno en sus espaldas, y otro en sus entrañas),
con su eterno pregón de vendedora de leños y de
ramas?
¡Oh, África, madre mía!
tú al menos no abandonarás jamas a mi heroica
hermana,
a aquella que venía del bosque con cada amanecer:
ella vivirá siempre en el orgulloso monumento de
tus brazos.

de Noémia de Sousa,
en Voces del sur - Aproximación a la poesía africana (Equipo Fénix comp.), Biblioteca Virtual Omegalfa, S/F.

A Madona poesía

A Madona poesía

Aquí a tus pies lanzada, pecadora,
contra tu tierra azul, mi cara oscura,
tú, virgen entre ejércitos de palmas
que no encanecen como los humanos.

No me atrevo a mirar tus ojos puros
ni a tocarte la mano milagrosa:
miro hacia atrás y un río de lujurias
me ladra contra ti, sin Culpa Alzada.

Una pequeña rama verdecida
en tu orla pongo con humilde intento
de pecar menos, por tu fina gracia,

ya que vivir cortada de tu sombra
posible no me fue, que me cegaste
cuando nacida con tus hierros bravos.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

Tiempo de esterilidad

Tiempo de esterilidad

A la Mujer los números miraron
y dejáronle un cofre en su regazo:
y vio salir de aquel un río rojo
que daba vuelta en espiral al mundo.

Extraños signos, casi indescifrables,
sombreaban sus riberas, y la luna
siniestramente dibujada en ellos,
ordenaba los tiempos de marea.

Por sus crecidas Ella fue creadora
y los noumenos fríos revelados
en tibias caras de espantados ojos.

Un día de su seno huyóse el río
y su isla verde florecida de hombres
quedó desierta y vio crecer el viento.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

Canción a la mujer astuta

Canción a la mujer astuta

Cada rítmica luna que pasa soy llamada,
por los números graves de Dios, a dar mi vida
en otra vida: mezcla de tinta azul teñida;
la misma extraña mezcla con que he sido amasada.

Y a través de mi carne, miserable y cansada,
filtra un cálido viento de tierra prometida,
y bebe, dulce aroma, mi nariz dilatada
a la selva exultante y a la rama nutrida.

Un engañoso canto de sirena me cantas,
¡naturaleza astuta! Me atraes y me encantas
para cargarme luego de alguna humana fruta.

Engaño por engaño: mi belleza se esquiva
al llamado solemne; de esta fiebre viva,
algún amor estéril y de paso, disfruta.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.