Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

miércoles, 31 de julio de 2019

El pueblo

El pueblo

Con una mano a la esteva
y la otra al arma prendida,
va el pobre, buen pueblo andando,
sangre o sudor derramando
mientras le dure la vida.

¿A qué el sudor que le corre?
Si todo lo que quisiera
para cubrirse o comer,
de sí misma, puede ser
que madre tierra le diera.

Y si el enemigo viene,
¿a qué la sangre, la espada?
¿Por la patria?... ¡Si es un hecho
que donde hay patria hay derecho
y el pueblo no tiene nada!

De Sándor Petöfi,
en Asalto al cielo - Antología poética, Fundación Editorial el perro y la rana, 2010.

martes, 30 de julio de 2019

El humo

El humo

La casita entre árboles junto al lago,
del tejado un hilo de humo.
Si faltase
qué desolación
casa, árboles y lago.

De Bertolt Brecht,
en Una mano tomó la otra - Poemas para construir sueños (selección de Pedro Hilario Silva y otros), Comunidad de Madrid, 2004.

lunes, 29 de julio de 2019

La especie humana dejará su huella

La especie humana dejará su huella
En este planeta
La raza humana se extinguirá
Pero dejará su huella en este planeta
Y tan profunda será su huella
Que en ella caerá el resto de las especies
Y perecerá

Por Félix Sánchez Durán.

domingo, 28 de julio de 2019

Perdonadme que ahora juegue

Perdonadme que ahora juegue

Perdonadme, guerras lejanas,
por traer flores a casa.
Wislawa Szymborska

Cuando veo fútbol, tenis
carreras de fórmula 1
no olvido que en otras cadenas
siguen los telediarios.
Mientras gritamos gol
otro coche bomba explota
en un mercado; antes
de que acabe el set
habrá diez palestinos menos;
se apaga el semáforo
y una vida más en Guantánamo.

Mis padres llamaban
partes a los telediarios.
Ellos sabían que la guerra
no había terminado:
mientras en el salón la tele
vomitaba metralla,
la radio en la cocina
escupía recuentos de muertos.
Perdonadme que ahora juegue:
el dolor fue una institutriz severa.

de Ana Pérez Cañamares,
en La poesía como herramienta, Edición del Foro "La poesía como herramienta", 2018.

sábado, 27 de julio de 2019

Vamos, Patria, a caminar

Vamos, Patria, a caminar

Suceden cosas
tan extrañas
en mi pequeño país,
que si de verdad
hubiera cristianos
creerían,
sin duda,
en la muerte
auténtica de Dios.

Un hombre,
por ejemplo
es empujado
por lo gigante de su hambre
y roba,
porque tiene
que robar.
Se le condena
luego
a veinte años
de cárcel.

Pensad
un momento lo que cuesta
saciarse el hambre:
¡Veinte años
encerrado
en 4 por 4 metros!
Pero
los accionistas
principales
de los bancos
que perpetran
negocios
y cosechan aplausos
andan tranquilamente
por las calles.

Pensad
otro momento:
¿De dónde
sale tanta riqueza?
¿La han hecho
ellos,
quizá,
con el sudor
de su frente
y los callos
de sus manos?

Responded vosotros
la pregunta
..........................

En verdad, pienso,
si hubiera cristianos
en mi pequeño país,
donde suceden
cosas tan horrendas
creerían
en la muerte cierta
de su dios,
sin duda alguna.
                    ¡Falsos cristianos,
la tumba de cualquier dios
está en vosotros!
.........................

de Otto René Castillo,
en Poesía armada, Agermanament, 1976.

viernes, 26 de julio de 2019

El silencio

El silencio

¿Nunca habéis inquirido
Por qué, mundo tras mundo,
Por el cielo profundo
Van pasando sin ruido?

Ellos, los que traspiran
Las cosas absolutas.
Por sus azules rutas
Siempre callados giran.

Sólo el hombre, pequeño,
Cuyo humano latido
En la tierra, es un sueño,
¡Sólo el hombre hace ruido!

de Alfonsina Storni,
en Languidez, Cooperativa Editorial Buenos Aires, 1920.

jueves, 25 de julio de 2019

Himno

Himno

Yo soy la espada, soy la llama.

Yo he iluminado tu sendero oscuro; cuando las líneas chocaban, en la batalla, yo
iba delante de ti, en las primeras filas.

Yacen en torno a mí los cadáveres de mis amigos, pero salimos victoriosos; salimos
victoriosos, pero en torno a mí yacen los cadáveres de mis amigos. Entre el júbilo,
a la canción de triunfo, se mezclan las lamentaciones por los muertos. Pero no es
tiempo de llorar ni de regocijarse. Suena de nuevo la trompeta, otra vez vamos al
frente a la batalla—

Yo soy la espada, soy la llama.

De Heinrich Heine,
en Asalto al cielo - Antología poética, Fundación Editorial el perro y la rana, 2010.

miércoles, 24 de julio de 2019

La estética como ideología

La estética como ideología

Cuando los especialistas en marketing aprenden poética
los poetas se ponen a aprender economía política.

de Jorge Riechmann,
en El corte bajo la piel, Editorial Bitácora, 1994.

martes, 23 de julio de 2019

No vale

No vale

Te digo que no vale
meter el sueño azul bajo las sábanas,
pasar de largo, no saber de nada,
hacer la vista gorda a lo que pasa,
guardar la sed de estrellas bajo llave.

Te digo que no vale
que el amor pierda el habla,
que la razón se calle,
que la alegría rompa sus palabras,
que la pasión confiese: Aquí no hay sangre.

Te digo que no vale
que el gris siempre se salga
con la suya, que el negro se desmande
y diga "cruz y raya"
al júbilo del aire.

Vuelvo a la carga y digo: Aquí no cabe
esconder la cabeza bajo el ala,
decir "no lo sabía", "estoy al margen",
"vivo en mi torre" y "no sé nada".
Te digo y te repito que no vale.

de Agustín Millares,
en La poesía como herramienta, Edición del Foro "La poesía como herramienta", 2018.

lunes, 22 de julio de 2019

Con el último sol

Con el último sol

Con el último sol muere la ilusión del día.
Los negocios bajan las persianas
y las calles van quedando desiertas.
El canillita apila, entonces, los diarios matutinos,
hace un fardo con ellos y los deja en el suelo.
La pequeña florista, mientras tanto,
con la piel erizada por el frío,
se abriga como puede contra las paredes.
Desde la cocina de los restaurantes
llega ahora hasta la puerta el típico olor de las frituras
y los bares acogen a putas y dipsómanos.
En la esquina de la Universidad,
una mujer, que blande un crucifijo en una mano
y aprisiona una Biblia en la otra,
anuncia a los desavisados el final de los tiempos.
Artera, la noche avanza hacia el momento exacto
en que el suicida apretará el gatillo.
Sí, todos los proyectos de vida fracasaron a esta altura
y el mundo parece cansado de rodar.
Cuando el viejo mendigo se duerme finalmente
sobre un lecho de bolsas y cartones,
ya no es posible esperar ningún milagro.

De César Cantoni,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.112, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2018.

domingo, 21 de julio de 2019

Todo lo que escribamos...

Todo lo que escribamos
será usado contra nosotros
o contra quienes amamos.
Estas son las condiciones,
las tomas o las dejas.
La poesía nunca tuvo ocasión
de estar lejos de la historia.

Un verso mecanografiado hace veinte años
puede ser una pintada que brilla en una pared
para exaltar el arte distanciado
o tortura de quienes
no amábamos pero tampoco
queríamos matar.
Cambiamos pero nuestras palabras
permanecen
se hacen responsables
de más de lo que pretendíamos
y esto es privilegio verbal.

Pienso esto en un país
donde las palabras se quitan de las bocas
como el pan se quita de las bocas
donde los poetas no van a la cárcel
por ser poetas, sino por ser
de piel oscura, mujeres, pobres.
Escribo esto en un tiempo
en el cual lo que escribimos
puede usarse contra quienes amamos
en el que no se da nunca el contexto
aunque intentemos explicarlo, una y otra vez.
Por el bien de la poesía al menos
tengo que saber estas cosas.

de Adrienne Rich,
en La poesía como herramienta, Edición del Foro "La poesía como herramienta", 2018.

sábado, 20 de julio de 2019

Mi respuesta

Mi respuesta

La Nación solía tener enormes páginas.
Pensado para ser leído sentado en el sillón,
El tamaño desmedido de sus hojas
No inquietaba al terrateniente poderoso
Que cómodamente disfrutaba
Su coñac y su cigarro mientras leía
Las secciones de Negocios, Espectáculos y Campo.

Clarín pretendía lavar las mentes
De la imperturbable clase media
Con notas más cortas, de menor tamaño,
Pésimamente redactadas,
Para leer en el baño, cagando.

Los diarios populares
Viajaban apretados bajo el brazo.
Pequeños, compactos.
Apenas cincuenta palabras por nota
Bastaban para contar cómo
Se estaban matando, enfrentando:
Deportes - Policiales.
Leer todo de parado
En un viaje desde y hacia
El conurbano.

Un par de veces me preguntaron
Por qué no escribía poemas más largos...
Creo que aquí está mi respuesta.

Por Félix Sánchez Durán.

viernes, 19 de julio de 2019

La literatura será sometida a escrutinio


La literatura será sometida a escrutinio

Para Martin Andersen-Nexo

Aquellos que han sido colocados en tronos dorados
para escribir
tendrán que responder por aquellos que
tejieron sus abrigos.
No por sus elevados pensamientos
serán sus libros sometidos a escrutinio, sino que
cualquier frase común y corriente que sugiera
algo acerca de aquellos que tejían abrigos
será leída con atención, pues quizás contenga
rasgos
de ancestros famosos.
Literatura enteras
ajustadas a las más selectas expresiones
serán examinadas en busca de señales
de que los revolucionarios también vivieron bajo
opresión.
Las súplicas a los seres inmortales probarán
que en ese entonces los mortales sojuzgaban a
otros mortales.
La deliciosa música de las palabras sólo hablarán
del pan que les faltaba a tantos.

De Bertolt Brecht,
en Hablar en tiempos oscuros - Antología, Fundación Rosa Luxemburg Stiftung y Para Leer en Libertad A.C., 2012.

jueves, 18 de julio de 2019

Embarazoso panegírico de la muerte

Embarazoso panegírico de la muerte

La periodista me preguntó 
si yo creía en el más allá 
y le dije que no 
entonces me preguntó 
si eso no me angustiaba 
y le dije que sí 
pero también es cierto 
que a veces la vida 
provoca más angustias 
que la muerte 
porque las vejaciones 
o simplemente los caprichos 
nos van colocando en compartimientos 
estancos 
nos separan los odios 
las discriminaciones 
las cuentas bancarias 
el color de la piel 
la afirmación o el rechazo 
de dios 
en cambio la muerte 
no hace distingos 
nos mete a todos en el mismo saco 
ricos y pobres 
súbditos y reyes 
miserables y poderosos 
indios y caras pálidas 
ibéricos y sudacas 
feligreses y agnósticos 
reconozcamos que la muerte hace siempre 
una justa distribución de la nada 
sin plusvalías ni ofertas ni demandas 
igualitaria y ecuánime 
atiende a cada gusanito 
según sus necesidades 
neutra y equitativa 
acoge con igual disposición y celo 
a los cadáveres suntuosos de extrema derecha 
que a los interfectos de extrema necesidad 
la muerte es ecléctica pluralista social 
distributiva insobornable 
y lo seguirá siendo 
a menos que a alguien 
se le ocurra 
privatizarla.

De Mario Benedetti,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.7, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

miércoles, 17 de julio de 2019

VERWISCH DIE SPUREN

VERWISCH DIE SPUREN

Me han hablado del poeta
que se arroja ácido a la cara durante los recitales
y escribe en el cielo preprogramado de California
con humo de aeroplanos

y me impresiona la calidad de esta ética laboral
tan a la altura
de nuestros tiempos de paleocapitalismo posmoderno:

todo por la patria
por el patrón
por el poder
por la poesía...

pero me temo
que ni siquiera con tanto sacrificio
consigue durar más de diez segundos en los telediarios.

Prefiero
otra estrategia lateral, contraria:
escribir en la arena
y hablar en voz muy baja
para que tú me oigas.

Borrar las huellas.

de Jorge Riechmann,
en El corte bajo la piel, Editorial Bitácora, 1994.

martes, 16 de julio de 2019

balada del exiliado

balada del exiliado

Desde el borde bravío donde ocurre otra luz
distante
envuelto en mi pronóstico de estrellas
pido que me devuelvan mis bahías
mis golpeantes
penínsulas
mis cuatro cordilleras
mis ciudades descalzas por el campo
mis provincias de polvo y de arena

Pido mi pequeña República en relieve
derivada de la caña de azúcar
rica en granos
cristalinos de ausencia

Reclamo mis colinas mis bosques mis cañadas
el rostro de mis hijos compatriota de mis hijos
y compatriota de las manos de los boyeros
y sus carretas

Reclamo las cenizas de mi madre
—polen delicado que sigue siendo polen—
su sitio de reposo reclama mi cabeza

Pido mis tres millones de habitantes
consabida la policía
si abre al pueblo de par en par las puertas
y a los soldados, nacidos como yo
junto a las mismas aguas y a la misma sal
y a la misma almohada y a la misma piedra

Pido la entrada de la capital
o la Bahía Escocesa
libres de portaviones y de acorazados
y de helicópteros y lanchas torpederas
por lo que más amarga sufre la sal marina
contra el sueño que vuelve
y los años que esperan

Pido lo que más me pertenece
mi patria
por su dolor y el mío
por su sangre y mi sangre
por mi ausencia y su ausencia
yo cantando baladas por tierras del exilio
ella en cristales de azúcar por playas extranjeras.

1962

de Pedro Mir,
en Viaje a la muchedumbre, Siglo XXI, 1978.

lunes, 15 de julio de 2019

El oscuro desierto

El oscuro desierto

Cuando el reloj cometa
el delito imperdonable
de robarme el futuro,
y el tiempo sea nada más que nada,
y se encienda la oscuridad,
sin sonidos de risas, de amores ni de viento.
Cuando la noche me abrace
caminando hacia el último exilio...
dejaré caer las certezas,
las lágrimas, el olvido,
lavaré cuidadosamente mis heridas,
despediré para siempre a mis amores,
y solamente sola
navegaré al misterio del oscuro desierto.

de Mary Ablin,
en Poemas militantes, Ciccus, 2013.

domingo, 14 de julio de 2019

Insomnio

Insomnio

Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas)./
A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este nicho en el que hace 45 años que me pudro,/
y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna./
Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla./
Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma,/
por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de Madrid,/
por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo./
Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?/
¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día,
las tristes azucenas letales de tus noches?

de Dámaso Alonso,
en Hijos de la ira, Editor digital Titivillus (epublibre), 2016/Editorial Austral, 1944.

sábado, 13 de julio de 2019

Nombre equivocado

Nombre equivocado

Hablan del arte de la guerra,
pero el arte
extrae su luz del fondo del alma,
mientras que la guerra
seca el alma y se alimenta
de un erial negro y ardiente.

Cuando Leonardo
empleó su genio para idear
máquinas destructivas, no actuaba
al servicio del arte,
estaba suspendiendo
la vida del arte
sobre un abismo
como quien sostiene
a un niño vivo fuera de la ventanilla de un avión
a treinta mil pies de altura.

De Denise Levertov,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.25, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

viernes, 12 de julio de 2019

Me dijeron

Me dijeron

El otro día me dijeron
que frene la lengua,
que modere los actos,
que critique, que señale,
que me inconforme,
pero, en voz baja
y entre nosotras.

Que los compañeros de lucha,
cualquier lucha,
se pueden sentir afectados.

Que espere, que el movimiento social,
cualquier movimiento social,
tiene planes para las mujeres,
pero, que espere,
todavía no es el tiempo, ni la hora.

El otro día me dijeron
que sea más responsable
al decir antipatriarcado,
al denunciar al que acosa,
al señalar al que desprecia.

Que cuide a los compañeros,
que sea amorosa,
que les haga sentir bienvenidos,
que mis reclamos no vayan a ofenderlos.

Me lo dijo una, que se dice compañera,
y le he preguntado.
Pero, no ha ido a ver al indio,
para decirle que denuncie bajito
al caxlan que lo desprecia.

Y no ha ido a ver al obrero,
para decirle que espere,
que sea más amable
en sus reclamos con el patrón.

Y no ha ido a ver al campesino,
para decirle que defienda su tierra
con amabilidad y sonrisa.

Pero a mí, si ha venido a hablarme
para decirme que no vea,
que si veo no señale,
que no lo tome como ofensa.
Que comprenda.

Me dijeron.
Que finja, que no me dé cuenta
de que éste mira mis senos,
de que éste me estorba la palabra,
de que éste me llama a la elegancia femenina,
de que éstos no son de los míos.
De que dicen lesbiana, pero en voz baja.

Que por las buenas son mejor las cosas.
Que no demuestre el abuso.
Que no llame machista.
Que no use la palabra misoginia
para el que me niega.

Que acompañe al movimiento
y, por las buenas, ya irá tocando la nuestra.

Me dijeron,
y estoy pensando que no es justo.

Para murmurar el descontento,
para perpetuar los roles,
mejor me habría quedado en casa a lavar los platos.

Que nada más no puedo.
Ni he de callarme.
Ni cerrar los ojos, ni fingir.
Ni moderar la lengua ni los actos.
Que no dejaré de criticar, ni de señalar, ni de inconformarme.

Ya hemos dado mucho.
Ya dieron bastante mis madres y abuelas.
Hemos sido tantas:
Las presas políticas,
las agredidas,
las trabajadoras,
las que sostienen la casa mientras la huelga,
las que siembran la tierra,
las sindicalistas,
las maestras,
las que nunca son nombradas,
las que toman los medios.
las que barren y reparten volantes
mientras el macho líder hace discurso.
Las que ya están hartas…
Todas, mis hermanas.

Que ya toca la nuestra y no para luego.
Que hay que decir: ya, a este tiempo y a esta hora.

Que para gritar contra la opresión, no hay corrección política.
Decir: hay una izquierda machista y reaccionaria, no me atemoriza.

Me dijeron, me sugieren, me invitan a moderarme.
Pero, yo, nada más no puedo.

Yo entiendo ser mujer de otra forma.
Yo quiero de otro modo hacer las cosas.

No voy a disculparme,
No puedo condolerme.

Porque tengo esta voz.
Es voz libre y autónoma.
Es voz nueva, revolucionaria.

Tengo esta voz fuerte.
Voz lesbiana, nunca más silenciada.

de Patricia Vergara Sánchez,
en La poesía como herramienta, Edición del Foro "La poesía como herramienta", 2018.

jueves, 11 de julio de 2019

Grito hacia Roma

Grito hacia Roma
(DESDE LA TORRE DEL CRYSLER BUILDING)

Manzanas levemente heridas
por finos espadines de plata,
nubes rasgadas por una mano de coral
que lleva en el dorso una almendra de fuego,
peces de arsénico como tiburones,
tiburones como gotas de llanto para cegar una multitud,
rosas que hieren
y agujas instaladas en los caños de la sangre,
mundos enemigos y amores cubiertos de gusanos
caerán sobre ti. Caerán sobre la gran cúpula
que untan de aceite las lenguas militares
donde un hombre se orina en una deslumbrante paloma
y escupe carbón machacado
rodeado de miles de campanillas.

Porque ya no hay quien reparta el pan ni el vino,
ni quien cultive hierbas en la boca del muerto,
ni quien abra los linos del reposo,
ni quien llore por las heridas de los elegantes.
No hay más que un millón de herreros
forjando cadenas para los niños que han de venir.
No hay más que un millón de carpinteros
que hacen ataúdes sin cruz.
No hay más que un gentío de lamentos
que se abren las ropas en espera de la bala.
El hombre que desprecia la paloma debía hablar,
debía gritar desnudo entre las columnas,
y ponerse una inyección para adquirir la lepra
y llorar un llanto tan terrible
que disolviera sus anillos y sus teléfonos de diamante.
Pero el hombre vestido de blanco
ignora el misterio de la espiga,
ignora el gemido de la parturienta,
ignora que Cristo puede dar agua todavía,
ignora que la moneda quema el beso de prodigio
y da la sangre del cordero al pico idiota del faisán.

Los maestros enseñan a los niños
una luz maravillosa que viene del monte;
pero lo que llega es una reunión de cloacas
donde gritan las oscuras ninfas del cólera.
Los maestros señalan con devoción las enormes cúpulas sahumadas;
pero debajo de las estatuas no hay amor,
no hay amor bajo los ojos de cristal definitivo.
El amor está en las carnes desgarradas por la sed,
en la choza diminuta que lucha con la inundación;
el amor está en los fosos donde luchan las sierpes del hambre,
en el triste mar que mece los cadáveres de las gaviotas
y en el oscurísimo beso punzante debajo de las almohadas.

Pero el viejo de las manos traslucidas
dirá: amor, amor, amor,
aclamado por millones de moribundos;
dirá: amor, amor, amor,
entre el tisú estremecido de ternura;
dirá: paz, paz, paz,
entre el tirite de cuchillos y melones de dinamita;
dirá: amor, amor, amor,
hasta que se le pongan de plata los labios.

Mientras tanto, mientras tanto, ¡ay!, mientras tanto,
los negros que sacan las escupideras,
los muchachos que tiemblan bajo el terror pálido de los directores,
las mujeres ahogadas en aceites minerales,
la muchedumbre de martillo, de violín o de nube,
ha de gritar aunque le estrellen los sesos en el muro,
ha de gritar frente a las cúpulas,
ha de gritar loca de fuego,
ha de gritar loca de nieve,
ha de gritar con la cabeza llena de excremento,
ha de gritar como todas las noches juntas,
ha de gritar con voz tan desgarrada
hasta que las ciudades tiemblen como niñas
y rompan las prisiones del aceite y la música,
porque queremos el pan nuestro de cada día,
flor de aliso y perenne ternura desgranada,
porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra
que da sus frutos para todos.

de Federico García Lorca,
en http://dueloliterae.blogspot.com/2012/07/grito-hacia-roma-de-poeta-en-nueva-york.html (3/7/19).

miércoles, 10 de julio de 2019

Edipo

Edipo

Mucho tiempo después, Edipo, viejo y ciego,
iba por los caminos.
Percibió un olor familiar. Era
la Esfinge. Edipo le habló:
"Quiero hacerte una pregunta. ¿Por qué no reconocí
a mi madre?"
"Diste la respuesta incorrecta", respondió la Esfinge.
"Era la única respuesta acertada", contestó Edipo.
"No", repuso ella. "Cuando te pregunté
qué es lo que camina en cuatro
patas por la mañana, dos al mediodía
y tres al ocaso, contestaste el Hombre. No dijiste nada
de la Mujer".
"Cuando se dice Hombre", contestó Edipo, "está incluida
la Mujer. Todos lo saben".
La Esfinge repuso: "Eso es
lo que tú te crees"

de Muriel Rukeyser,
en La poesía como herramienta, Edición del Foro "La poesía como herramienta", 2018.

martes, 9 de julio de 2019

Crudo invierno

Crudo invierno
(9 de julio de 2019)

En las calles
las organizaciones sociales
militantes
montan una carpa
disponen lugares
para albergar
y dar de comer
a quienes
no pueden tener
un techo
sobre sus cabezas
un guiso
en sus entrañas
ni un poco de calor
en sus espaldas

En el cielo
el vuelo estruendoso
costoso
de aviones y helicópteros militares
da por finalizados
los festejos patrios

Por Félix Sánchez Durán.