Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

sábado, 31 de agosto de 2019

De BAJO LA LLUVIA AJENA - V

De BAJO LA LLUVIA AJENA
Notas al pie de una derrota
(Roma, mayo, 1980)

V

de los deberes del exilio:
no olvidar el exilio/
combatir a la lengua que combate al exilio!
no olvidar el exilio/o sea la tierra/
o sea la patria o lechita o pañuelo
donde vibrábamos/donde niñábamos/
no olvidar las razones del exilio/
la dictadura militar/los errores
que cometimos por vos/contra vos/
tierra de la que somos y nos eras
a nuestros pies/como alba tendida/
y vos/corazoncito que mirás
cualquier mañana como olvido/
no te olvides de olvidar el olvido

Juan Gelman,
en Hacia el sur y otros poemas, Espasa Calpe, 1995.

viernes, 30 de agosto de 2019

Soliloquio del desaparecido

Soliloquio del desaparecido

Sin esperanza y sin alarmas
no sé si voy o permanezco
en esta niebla que me aísla
sin odio ni misericordia

todo lo ignoro del crepúsculo
esa guirnalda de imposibles
vengo de ahogos y estropajos
antes estaba / ya no estoy

sé que he dejado de escaparme
ya no respondo a nadie / a nada
he dicho no como un tañido
como un fragor como un repique

ahora estoy solo y sin hambre
me siento ingrávido y sin sed
no tengo huesos ni bisagras
no tengo ganas ni desgana

podría ser un esperpento
un trozo de alma / un alma entera
los muebles viejos y las calles
el bosque y todos los espejos

en un instante se esfumaron
o se inhumaron / ya no cuentan

sólo la luna se mantiene
casi al alcance de la mano
pero también perdí las manos
y las mandíbulas y el sexo

los rostros son apariciones
pasan y no hablan / hay algunos
que lloran con los labios secos
otros añoran a ojos vistas

tengo una duda medianera
entre lo real y lo soñado
he sido sueño tantas veces
que no me ubico en este insomnio

tuve una madre / de sus pechos
extraje vida o lo que fuese
¿cuál era el nombre? sólo sé
que anda con un pañuelo blanco

amé un amor / pero ella estuvo
porfiada / loca / tan hermosa
diciendo no como un rebato
como un temblor / como una queja

¿será esta niebla el infinito?
el infinito ¿será dios?
¿será que dios no se perdona
habernos hecho tan inermes?

no floto a ciegas / el espacio
tiene amarguras serviciales
pero no voy a padecerme /
el dolor viejo ya no es mío

cierto poeta / no sé quién
sopló en mi oído para siempre
dijo / ya va a venir el día

y dijo / ponte el cuerpo / creo
que existe un solo inconveniente
no tengo cuerpo que ponerme
no tengo madre ni mujer
no tengo pájaros ni perro

es la vacía soledad
solo sin llave y sin barrotes
solo expulsado de la vida
solo sin víspera de abrazos

podría ser un esperpento
un trozo de alma / un alma entera
pero se va neutra la niebla
y se suspende la alborada

hay manos tiernas en que estuve
hay llantos en la lejanía
voces que alzan siete signos
que fueron letras de mi nombre

no sé qué hice / si es que hice

en la memoria falta un río
faltan afluentes / hay apenas
un arroyito que es de sangre

todo se borra / por lo pronto
me desvanezco / vuelvo al limbo

así / sin mas / desaparecen
algunos desaparecidos

de Mario Benedetti,
en Antología poética, Editorial Sudamericana, 2000.

jueves, 29 de agosto de 2019

Del diccionario incinerado: neoliberalismo

Del diccionario incinerado: neoliberalismo

Neoliberalismo:
O nuevo liberalismo.
Sistema económico, social y cultural
surgido durante la década del ochenta
que pregona las virtudes de la libertad
para permitir a las familias y empresas poderosas
mantener su dominio territorial
y del mercado,
impidiendo y socavando
toda acción tendiente
a promover la igualdad,
la equidad
y la justicia social.

Por Félix Sánchez Durán.

miércoles, 28 de agosto de 2019

Ternura de los pueblos

Ternura de los pueblos

Yo te decía que la solidaridad
es la ternura de los pueblos.
Te lo decía después del triunfo,
después que pasamos los tiempos duros de
batallas
y llantos;
ahora mientras recuerdo cosas que pasaron allá
afuera,
cuando todo era soñar y soñar, despiertos y
dormidos,
sin cansarnos nunca de ponerle argamasa al sueño
hasta que dejó de serlo, hasta que vimos las
banderas rojinegras
—de verdad— ondeando sobre las casas, las
casitas, las chozas,
los árboles del camino y pensamos en todo lo que
nos tocó vivir
y era como un gran rompecabezas de rabias y
fuego
y sangre y esperanza…

de Gioconda Belli,
en Escándalo de Miel, Seix Barral, 2011.

martes, 27 de agosto de 2019

Destrucciones

Destrucciones

Corrompimos el aire
devastamos los bosques,
envenenamos la corriente de los ríos.
Y ahora, ¿qué esperamos?
En los campos brumosos, el silbido de la perdiz
es un duro lamento repetido.
La liebre, ante el caño de la escopeta,
sólo puede mirar con piedad al cazador.

De César Cantoni,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.112, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2018.

lunes, 26 de agosto de 2019

Infravidas

Infravidas

Infraviven los niños entre latas,
maderas y cartones: los pedruzcos
dan peso a los tejados y no vuelan.

Infraviven las madres, infrahabitan
escombros y "chabolas", humedades,
en el Pozo del Huevo y La Alegría.

Agua no hay, mas sí los negros lodos,
esa informe chatarra del suburbio,
oxidados orines que circulan.

Infrahombres barbudos y dolientes
habitáculos sueñan, uralitas
que cubran a sus hijos en la lluvia.

También alcantarillas, inodoros...
Paraíso será la calle limpia,
habitable casuca con cimientos...

Valdevivar, el barrio del Milano,
Palomeras, Mahou, el mismo sueño
sueñan y siguen, pobres, desviviendo.

De Concha Zardoya,
en Una mano tomó la otra - Poemas para construir sueños (selección de Pedro Hilario Silva y otros), Comunidad de Madrid, 2004.

domingo, 25 de agosto de 2019

Cantata de puentes amarillos (canción)

Cantata de puentes amarillos

Todo camino puede andar
Todo puede andar

Con esta sangre alrededor
No sé que puedo yo mirar 
La sangre ríe idiota
Como esta canción
Y ¿ante quién?
Ensucien sus manos como siempre 
Relojes se pudren en sus mentes, ya 
Y en el mar
Naufragó 
Una balsa
Que nunca zarpó 
Mar aquí, mar allá

En un momento vas a ver
Que ya es la hora de volver 
Pero trayendo a casa
Todo aquel fulgor 
Y ¿para quién?
Las almas repudian todo encierro 
Las cruces dejaron de llover

Sube al taxi, nena, 
Los hombres te miran
Te quieren tomar
Ojo el ramo nena 
Las flores se caen
Tenés que parar

Vi la sortija, 
Muriendo en el carrusel
Vi tantos monos, nidos,
Platos de café
¡Platos de café!

Guarda el hilo, nena, 
Guarden bien tus manos 
Esta libertad
Ya no poses, nena,
Todo eso es en vano
Como no dormir

Aunque me fuercen
Yo nunca voy a decir
Que todo el tiempo por pasado fue mejor 
¡Mañana es mejor!

Aquellas sombras del camino azul,
¿Dónde están?
Yo las comparo con cipreses que vi
Solo en sueños 
Y las muñecas tan sangrantes están
De llorar

Yo te amo tanto
Que no puedo despertarme sin amar 
Y te amo tanto
Que no puedo despertarme sin amar
Y te amo tanto
Que no puedo despertarme sin amar

¡No! Nunca la abandones, ¡no! 
Puentes amarillos
Mira el pájaro 
Se muere en su jaula

¡No! Nunca la abandones
Puentes amarillos
Se muere en su jaula
Mira el pájaro 
Puentes amarillos
Hoy...
Te amo ya
Y ya es mañana 
¡Mañana!

¡Mañana!
¡Mañana!
¡Mañana!

de Luis Alberto Spinetta (Pescado Rabioso),
en Artaud, Talent/Microfón, 1973.

sábado, 24 de agosto de 2019

Salmo de la ciudad

Salmo de la ciudad

Las matanzas prosiguen, el dolor y la desgracia
se perpetúan a cada segundo en la cadena de los genes,
deliberadamente se perpetran injusticias,
y el aire lleva el polvo de esperanzas frustradas,
y sin embargo, al respirar el vaho, al caminar
por las veredas apiñadas entre vidas deshechas,
los martillos neumáticos rugiendo con estrépito,
un estacionamiento al sol de mayo iluminado dolorosamente,
no vi detrás, sino por dentro, del dolor con sordina,
el polvillo en el viento, las horribles fachadas de hormigón, otra pena,
un resplandor como el que da el rocío, un hogar de piedad,
no oí detrás sino más bien por dentro, un sonido, un murmullo
que derivó en una sonrisa plácida.
Nada cambió, más bien todo fue revelado de forma diferente;
no que no hubiera horror, ni tampoco que no prosiguieran las matanzas,
tampoco que creyera que la desesperanza se fuera a terminar,
sino más bien que todo, como si fuera transparente,
nos revelaba una otredad sagrada, y que eso era la dicha.
He visto el paraíso en el polvo de la calle.

De Denise Levertov,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.25, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

viernes, 23 de agosto de 2019

al portaviones "intrépido"

al portaviones "intrépido"


Santo Domingo, febrero de 1962 (de las agencias cablegráficas internacionales): "Mil quinientos, marinos del portaviones Intrepid desembarcaron aquí en viaje de descanso y esparcimiento".

Yo sé que eres un triunfo de formidable acero,

yo sé que tus marinos son muchos abejorros
blancos de nudoso pañuelo,

yo sé que por la línea que ronda tu cintura
de hierro vaga una lengua azul
que lame y acaricia tus entrañas de fuego,

yo sé que por las ondas que muerden tus dos hélices
huyen despavoridos los tiburones y los celentéreos,

yo sé que cuando suenan tus públicos cañones
huyen como palomas o gallaretas los archipiélagos;

yo sé que eres un portaviones todopoderoso,

yo sé que tú defiendes un formidable imperio
que se reclina bajo tus hombros,
que en ti se apoya y extiende su comercio,

yo sé que eres un portaviones todopoderoso,
un dios marino que vomita fuego
y hunde de un solo soplo las pequeñas Antillas
como todo un poderoso portaviones Intrépido.

Pero tú has ido a la pequeña rada de Santo Domingo,
pero tú has ido a la dulce bahía de Santo Domingo
ligeramente agitada por ondas subterráneas
en los alrededores de este mes de febrero,

pero tú has ida a la dulce bahía de Santo Domingo
con todos tus marinos de nudoso pañuelo,
pero tú has ida a las pequeñas aguas de Santo Domingo
solamente por miedo,
solamente por miedo.

A estas aguas pacíficas y elásticas,
solamente por miedo.

¡Quién pudiera decirlo de tus bronces,
portaviones Intrépido!
Tú tan lleno de potencias interiores,
tú tan lleno de bruscas erupciones
y movimientos sísmicos
y huracanes de roca derretida
y tanto fuego,
capaz de aniquilar a todas las Antillas
can un sólo resuello,
surto en la enternecida rada de Santo Domingo 
solamente por miedo,
con todos tus cañones desplazados
solamente por miedo,
bien ceñido el feroz cinturón acorazado
solamente por miedo.

¿Será parque la carabela capitana,
aquella Santa María, hace ya mucho tiempo,
vino a amarrar indígenas después de descubiertos
y fue en los farallones y las rocas
convertida en cadáver marinero?

¿Será porque el furioso buque insignia
acorazado de Memphis, no hace aún mucho tiempo,
vino con sus cuatro chimeneas
a contener al pueblo
y fue en los farallones y las rocas
convertido en cadáver marinero?

No, portaviones Intrépido,
eres demasiada triunfo
de la alianza del bronce y el acero
para huir de farallones y de rocas,
de la espuma y del viento,

a ti te aterrorizan otras fuerzas
más anchas que el imperio
que apenas se cobija en tu coraza
como los celentéreos,
ponen en peligro tu sendero
y espantan tu comercio,

a ti te aterrorizan estos hombres,
fieros y subterráneos,
de pronto crecen, se dan la mano
por todos los países,
rompen gobiernos como si fueran viejas
cartas marcadas o portaviones viejos,
suben y destruyen las mentiras
de todos los imperios,
de todas las agencias cablegráficas,
todos los consorcios extranjeros,
todos los cañones y los buques
soberbios, de todos los aviones
de los portaviones,
los aviadores y los marineros,
las embajadas y los consulados,
de todos los Estados y sus Departamentos,
sus Congresos y sus Conferencias,
su diplomacia y sus testaferros.

A ti te atemorizan esas ganas
de morirse que tienen estos pueblos,
porque van muchos años, muchas elecciones,
muchos millones y muchos prisioneros
y muchas jornadas de sudor no pagado
y demasiado silencio,
y con esto no pueden tus cañones de bronce,
tu coraza de acero,
y con esto no pueden tus mentiras de plomo,
tus entrañas de fuego,

porque van muchos años, mucha sangre
mezclada con sudores y atropellos,
mucha mutilación y mucha infamia
y demasiado ejército,
y con esto no pueden los rugidos
de tus calderas, ni tus motores aéreos
ni tus grúas eléctricas y pavorosas
ni tus toneladas de desplazamiento.

¡Oh, portaviones Intrépido!
tú en estas tórridas aguas de Santo Domingo
solamente por miedo.

Recoge, prodigiosa milagro de la orilla,
tus dos anclas de hierro
y vete envuelto en pertinentes suavidades
y secretos,

vete al favor del diluido viento,
que hay pasiones y oscuros huracanes
en todo el archipiélago de las Antillas,
y no vuelvas, antes que el incendio
de todas las mujeres y los hombres
de todos los pueblos
alcancen lo que alcanzan en el mundo

ellos, solamente por cólera infinita

y tú,
solamente por miedo.

1962
de Pedro Mir,
en Viaje a la muchedumbre, Siglo XXI, 1978.

jueves, 22 de agosto de 2019

El camino lento

El camino lento

¿Qué pueden hacerte?
Lo que ellos quieran.
ellos pueden instalarse,
ellos pueden reventarte,
ellos pueden romper tus dedos,
ellos pueden quemar
tu cerebro con electricidad,
nublarte con drogas hasta
que no puedas caminar,
no puedas recordar,
ellos pueden tomar tu niño,
emparedar a tu amante.
Pueden hacer cualquier cosa,
que no puedes culparles por hacerlo
¿Cómo puedes pararlos?
Sólo puedes pelear,
Puedes negarte, puedes vengarte,
pero todo se te vendrá encima.

Pero dos personas peleando
hombro a hombro pueden esquivar
una mafia, una fila de personas avanzando de la mano
pueden romper un cordón, un ejército
puede enfrentar a otro ejército.

Dos personas pueden mantenerse
sanas, brindarse apoyo, convicción,
amor, masajes, esperanza, sexo.
Tres personas son una delegación,
un comité, un grupo de presión. Con cuatro
se puede jugar bridge y formar
una organización. Con seis
se puede alquilar toda una casa,
comer pastel en la cena sin
invitados, y armar una fiesta para recaudar fondos.
Una docena hacen una marcha.
Cien llenan un edificio.
Mil tienen solidaridad y su propio boletín;
diez mil, poder y su propio periódico;
cien mil, su propio medio de comunicación;
diez millones, su propio país.

Así sigue de a uno por vez,
comienza cuando a uno le importa
actuar, comienza cuando uno lo hace
otra vez y le dicen que no,
comienza cuando uno dice Nosotros
y sabe a quién se refiere, y cada día
significa uno más.

de Marge Piercy,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.125, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2018.

miércoles, 21 de agosto de 2019

21 de agosto

21 de agosto

I
Me escriben de La Paz y yo transcribo:
En la oscura memoria de estos días sin término,
hiel a hiel, acopiamos la experiencia.
No teníamos armas, sólo pueblo.
Sólo pueblo sin luz, puños de sombra,
combatientes en fila
para alzar el fusil del moribundo
y entrar también peleando hacia la muerte.
Al declinar el fuego, cuando todo era inútil, todo
surtidor popular de sangre, inútil,
sin munición, sin pólvora, las manos
apuntando vacías
su acusación postrera hacia las sombras,
en los ojos sin fe sólo teníamos
un largo llanto seco
y en la garganta un trozo de carbón apagado.
Fue en este instante, en esa hora
de angustia inenarrable
que regresamos, sin morir, al hueco
de la noche infinita.

II
Rompo mi guitarra y rompo
los cántaros también,
porque esta vez, sépanlo bien,
no será el baile que bailemos
giro con vuelta
ni vuelta con revuelta,
porque este baile será un baile
definitivamente puro
bailado a pie descalzo contra el duro
suelo de la verdad. Entonces
les canto mi canción en esta casa,
con una sola condición:
para que el baile sea para todos,
para el más pobre pobre
que tritura entre sombras su acullico
y para el pobre rico.
Para el que tiene el puño de hierro,
para el que tiene la astucia de perro,
Para el que no se pasa
y hasta para el intelectual que se está yendo
por los trasfondos de la casa.
Porque aquí, en esta casa,
bailaremos todos.
Porque aquí, en esta casa, bailaremos
hasta que tiritando nazca el día
y saludemos la explosión del sol
con una salva de fusilería.
Hasta que tenga el fraile
que empeñar sus copones al rabino
para que siga el baile,
hasta que el militar tenga de veras
que desprenderse de sus charreteras
y convertirlas en sandalias
de las cholitas sangucheras.

de Jorge Suárez,
en Poesía armada, Agermanament, 1976.

martes, 20 de agosto de 2019

Perros domesticados

Perros domesticados

Somos como el perro
Que va en busca del hueso
Que no ha enterrado,
Esquivando
Las falsas pistas,
Los olores rancios.

Somos como el perro
Que cuando ha encontrado el hueso
Y lo lleva a su dueño
Como muestra de gratitud,
Recibe un golpe en el hocico
Con el diario enrollado.
Hemos ensuciado la alfombra,
Es lo único que ha importado.

Somos como el perro
Que ha vuelto a enterrarlo
Sin haberlo disfrutado.

Por Félix Sánchez Durán.

lunes, 19 de agosto de 2019

El niño John

El niño John

El niño John no es el niño Juan.

Los ojos del niño John y los ojos del niño Juan no ven las mismas cosas en el fondo del lago.

Bajo los párpados del niño John la sed es un caballito de mar que vale dos dólares.

Bajo los párpados del niño Juan aletean las mariposas negras del vendedor de sandías.

El niño John tiene un martillo de cristal, el niño Juan tiene una nuez transparente.

Las manos del niño John cuentan las semillas de las estrellas, los dedos del niño Juan juegan con la chapa de la luna nublada.

Los ojos del niño John y los ojos del niño Juan no miran a los mismos pájaros que tiemblan en la oscuridad.

El niño John trae a su madre el declive de la montaña, el ruido del río, la perla de granizo le trae el niño Juan.

Cuando se hace de noche la sombra del niño John sueña que es la sombra del niño Juan cuando se ha hecho de día.

De Juan Carlos Mestre,
en Una mano tomó la otra - Poemas para construir sueños (selección de Pedro Hilario Silva y otros), Comunidad de Madrid, 2004.

domingo, 18 de agosto de 2019

El niño de la prisión de Pin Yang

El niño de la prisión de Pin Yang

Oscura celda de Pin Yang. Inconsolable el niño
llora y llora: Los soldados "salvadores de la patria”
hicieron huir a papá. Y yo que la mitad de un años
no he cumplido, a la prisión seguí a mamá.

de Ho Chi Minh,
en Diario de prisión, Instituto del libro (CUBA), 1970.

viernes, 16 de agosto de 2019

De la amabilidad del mundo

De la amabilidad del mundo

A la tierra llena de viento frío
todos llegasteis desnudos.
Sin temer cosa alguna, tiritabais
cuando una mujer os dio un pañal.

No os llamó nadie ni erais deseados.
No os fueron a buscar en carroza.
Erais desconocidos en la tierra
cuando un hombre os tomó de la mano.

A vosotros el mundo nada os debe:
fin. Si queréis marcharos, nadie os retiene.
Quizá erais indiferentes para muchos,
pero a otros muchos, niños, les hicisteis llorar.

De la tierra llena de viento frío
con costras y con tiña al fin os vais.
Y casi todos habéis amado el mundo
si llegasteis a tener un palmo de esta tierra.

De Bertolt Brecht,
en Poemas y canciones, Alianza Editorial, 1997.

jueves, 15 de agosto de 2019

Mi casa

Mi casa

Mi casa tiene treinta metros cuadrados
Vivimos en ella dos adultos, una adolescente
y una gata anciana
Mi casa es digna
Si es de dignidad de lo que hablamos
mi casa es digna
Mi casa es tan digna
como las chabolas de latas
como las casa barco
como las tiendas de refugiados
más dignas todas ellas
que las del especulador
la del director del periódico la del dueño del banco
si es de dignidad de lo que hablamos
La justicia de las palabras
-la belleza de la exactitud- aún nos pertenece

de Ana Pérez Cañamares,
en La poesía como herramienta, Edición del Foro "La poesía como herramienta", 2018.

miércoles, 14 de agosto de 2019

Es gracioso...

Es gracioso que nos digan
Que nos lavaron las cabezas
Cuando los medios son de ellos
Los periodistas son de ellos
Los canales son de ellos
Los diarios son de ellos
Las radios son de ellos
El Gobierno es de ellos
El Estado lo tomaron ellos
Los Servicios son de ellos
Es gracioso…

Podría ser más gracioso
Si los zombis
No nos corrieran con ello

Por Félix Sánchez Durán.

martes, 13 de agosto de 2019

Desconfianza

Desconfianza

¿Y si me pongo a gritar y no te bailo el olvido?
¿Y si te niego el licor que embriaga las ideas?
¿Y si te escupo el uno en un millón?
¿Y si mi presencia inquieta todos tus planes?
¿Y si mi corazón vomita todo tu veneno?
¿Y si no me matás y quedo en eterna agonía?
¿Y si te devuelvo con abrazos todas tus piñas?
¿Y si mis odios no te tienen en su lista?
¿Y si me recibo de irreversible?
¿Y cuando el premio ya no sea el castigo?
¿Y qué onda si soy un caso muy extraño?
¿Y qué onda si estoy orgulloso de tu desprecio?
¿Y si lo más inspirador fuera tu desconfianza?
¿Y qué onda si mis preguntas sorprenden también a mi pasado?

de César González (Camilo Blajaquis),
en http://apm.gov.ar/periplosdememorias/3-3-C-2.html (25/1/2019).

lunes, 12 de agosto de 2019

¿De qué están hechas las chicas grandes?

¿De qué están hechas las chicas grandes?

La construcción de una mujer:
una mujer no está hecha de carne,
de hueso y nervio,
de vientre, pechos, hígado, codos y dedos de los pies.
Se manufactura como un auto deportivo.
Se remodela, reajusta y rediseña
todas las décadas.

Cecilia en la universidad había sido la seducción misma.
Se retorcía entre las barras como una anguila de seda,
con las caderas y el culo que eran una promesa, y la boca
fruncida con el labial rojo oscuro del deseo.

Nos visitó en el 68 y todavía usaba pollera
ajustada hasta la rodilla y el mismo labial rojo oscuro,
mientras yo bailaba por Manhattan en minifalda
con los labios pálidos como leche de damasco
y el pelo suelto como las crines de una yegua. Oh, queridas,
¿Me creí superior en ese momento,
le pasara lo que le pasara a la pobre Cecilia?
Ella ya estaba fuera de moda, fuera de juego,
descalificada, desdeñada, des-
membrada del club del deseo.

Miren las fotos de las revistas de moda
francesas del siglo XVIII:
el siglo de la última fantasía para damas
forjada en seda y corsés.
El miriñaque les corría la cadera un metro
para cada lado, la cintura apretada,
la panza comprimida por las maderas.
Los pechos con relleno abajo y a los costados
servidos como manzanas en un bol.

El piecito preso en una zapatilla que
jamás fue pensada para caminar.
Y arriba de todo un colosal dolor de cabeza:
el pelo como pieza de museo, ornamentado
a diario con cintas, grutas y floreros,
montañas y fragatas en plena
navegación, globos y lobos, al capricho
de un peluquero desatado.
Los sombreros eran tortas de casamiento rococó
que le hubieran hecho sombra al Strip de Las Vegas.
He aquí a una mujer en forma
con el exoesqueleto torturándole la carne:
una mujer hecha de dolor.

¡Y ahora qué superiores somos! Miren a la mujer
moderna:
delgada como cuchilla de tijera.
Corre todas las mañanas en una cinta,
se mete a gruñir y a tironear
en una máquina de pesas y poleas,
con una imagen en mente a la que nunca
se podrá aproximar, un cuerpo de vidrio
rosa que nunca se arruga,
nunca crece, nunca desaparece. Se sienta
a la mesa y cierra los ojos a la comida
con hambre, siempre con hambre:
una mujer hecha de dolor.

Un perro o un gato se acercan,
se huelen el hocico. Se olfatean el culo.
Se gruñen o se lamen. Se enamoran
tan seguido como nosotras,
y con la misma pasión. Pero ellos se enamoran
o se apasionan a pelo,
sin miriñaque ni corpiño con push up
sin extirparse una costilla ni hacerse liposucción.
No es para los perros, ni machos ni hembras,
que los caniches se podan
como macizos topiarios.

Si solamente pudiéramos gustarnos en bruto los unos a los otros.
Si solamente pudiéramos querernos a nosotras mismas
como queremos a un bebé que nos balbucea en los brazos.
Si no nos programaran y
nos reprogramaran
para necesitar lo que nos venden.
¿Por qué íbamos a querer vivir en una propaganda?
¿Por qué íbamos a querer flagelarnos las blanduras
hasta hacerlas líneas rectas como un cuadro de Mondrian?
¿Por qué nos íbamos a castigar con el desprecio,
como si tener grande el culo
fuera peor que la codicia o la maldad?

¿Cuándo vamos a dejar las mujeres de estar obligadas
a ver nuestros cuerpos como experimentos de ciencias,
como jardines que hay que desmalezar
como perros que hay que domesticar?
¿Cuándo una mujer va a dejar
de estar hecha de dolor?

de Marge Piercy,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.125, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2018.
Versiones en castellano de Sandra Toro.