Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

lunes, 30 de septiembre de 2019

¿Dónde está la verdad?

¿Dónde está la verdad?

¿Dónde está la verdad?, le pregunté a mi madre.
Y mi madre me dijo que no sabía.
¿Dónde está la verdad?, le pregunté al filósofo.
Y el filósofo adujo que sólo cobijaba dudas.
¿Dónde está la verdad?, le pregunté al científico.
Y el científico apenas esbozó una hipótesis.
¿Dónde está la verdad?, le pregunté al artista.
Y el artista puso el acento en la belleza.
¿Dónde está la verdad?, le pregunté al político.
Y el político tuvo palabras engañosas.
¿Dónde está la verdad?, le pregunté al gendarme.
Y el gendarme empezó a disparar su arma.
¿Dónde está la verdad?, le pregunté al obispo.
Y el obispo me amenazó con el infierno.
¿Dónde está la verdad?, le pregunté a los dioses.
Y los dioses permanecieron mudos.

De César Cantoni,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.112, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2018.

domingo, 29 de septiembre de 2019

A...

A...

Toma la pesada carga de mis deseos. 
La vida es amplia y no tiene prisa. 
Restan aún muchos países en el mundo 
y abundantes noches al descampado. 
¿Pues quién conoce la balanza 
de la vida y los pesares? 
Quizá en los días de senectud 
todo esto se dirima.

de Hannah Arendt,
en Poemas, Herder, 2017.

sábado, 28 de septiembre de 2019

Una muchacha

Una muchacha

Sólo se llama Pepa, porque es tan pobrecita
Que ni el lujo de un nombre raro puede gastarse;
Le dio su madre un nombre cualquiera, al fin y al cabo

Le dio también un cuerpo cualquiera y cara de hambre.
Ella no es el romántico clavel de los suburbios
Que en "crisanthéme" de trapo los cabarés transforman;
Ya su insignificancia la condenó a un destino,
Un destino de escoba.

Nunca un regalo de hombre la pintó de esperanza
Ni un piropo le hizo cosquillas en el sexo
Ni el chasquido de un labio la encendió como un fósforo
Ni un lindo tango nunca le hamacó los deseos.

¡Al fin cayó como otras sentimentales lindas!
La historia de su amor es menos bella:
El niño de la casa
Donde entró de sirvienta,
Para no masturbarse
La utilizó como hembra…
Y a los catorce años se encontró con un hijo,
Que fue su hijo y su primer muñeca.

de Álvaro Yunque,
en Antología Poética 1924-1949, Ayer y Hoy, 1949.
http://www.alvaroyunque.com.ar/poesia/libros/alvaro-yunque-antologia-poetica.html

La infanticida Marie Farrar

La infanticida Marie Farrar 

1
Marie Farrar, nacida en abril,
menor, sin señas particulares, raquítica, huérfana,
hasta el presente no fichada, dice haber
asesinado a un niño de la siguiente manera:
Que ya en el segundo mes intentó
en lo de una mujer que vivía en un sótano
abortarlo con dos inyecciones, que declara
fueron dolorosas. Pero no quiso salir.
Y a ustedes, les ruego, se abstengan de juzgar
Pues toda criatura necesita ayuda de todas las demás.

2
A pesar de ello dice haber pagado en el acto
lo convenido y desde entonces haber usado faja,
también bebió kerosén con pimienta molida;
pero que todo eso no hizo sino provocarle diarrea.
Que su cuerpo se hinchó a ojos vistas y que tuvo
dolores agudos, mientras lavaba los platos, muchas veces.
Ella misma, dice, aún no había dejado de crecer.
Que le rezó a la virgen, con mucha esperanza.
En cuanto a ustedes, les ruego, se abstengan de juzgar,
Pues toda criatura necesita ayuda de todas las demás.

3
Al parecer, las oraciones no dieron resultado.
También, era mucho pedir. Cuando se puso más gruesa
le daban mareos durante la misa. Sentía el cuerpo húmedo
de miedo, cuando se arrodillaba al pie del altar.
Sin embargo, mantuvo en secreto su estado,
hasta que finalmente la sorprendió el parto.
Pudo ocultarlo todo, seguramente porque nadie creía que ella
tan sin gracia, hubiera caído en la tentación.
Y a ustedes, les ruego, se abstengan de juzgar
Puesto toda criatura necesita ayuda de todas las demás.

4
Que ese día, según ella, muy de madrugada
al lavar la escalera sintió que le clavaban
uñas en el vientre. El dolor la estremecía.
Y, sin embargo, logró disimularlo.
Todo el día. Mientras cuelga la ropa
la cabeza le estalla: de repente se da cuenta
que va a parir y siente un gran peso
sobre el corazón. Sólo muy tarde sube al cuarto.
Pero a ustedes, les ruego, se abstengan de juzgar
Pues toda criatura necesita ayuda de todas las demás.

5
La llamaron de nuevo cuando ya se había acostado,
había nevado y tuvo que barrer.
Así hasta las once. Aquel fue un largo día.
Solo entrada la noche pudo parir en paz.
Y dio a luz, así declara, a un niño varón,
a un hijo que era igual a otros hijos,
pero ella no era igual que otras madres, eso
quiero aclararlo sin ironía y sin mayor motivo.
En cuanto a ustedes, les ruego, se abstengan de juzgar
Pues toda criatura necesita ayuda de todas las demás.

6
Dejémosla que siga relatando
lo que con ese hijo pasó
(dijo que no pensaba guardarse una palabra)
para que todos lo sepan y se ubiquen.
Dice que a poco de acostarse sintió intenso malestar,
sin saber qué podría ocurrir,
pues estaba sola, y que se forzó a no gritar.
Y yo a ustedes, les ruego, se abstengan de juzgar
Pues toda criatura necesita ayuda de todas las demás.

7
Con sus últimas fuerzas, dice que luego,
como su cuarto estaba helado, se arrastró
hasta el retrete y allí (no recuerda exactamente
en qué momento), sin más vueltas, parió
hacia el amanecer. Dice que entonces se sintió
muy confusa, y luego, ya medio congelada,
porque en el baño de servicio entra la nieve,
apenas tuvo fuerzas para alzar al niño.
En cuanto a ustedes, les ruego, se abstengan de juzgar
Pues toda criatura necesita ayuda de todas las demás.

8
Luego, entre el baño y la pieza -dice que hasta entonces
no había pasado nada-, la criatura
comenzó a gritar, eso la alteró de tal manera,
que la golpeó con ambos puños y con fuerza,
ciegamente, dice, hasta que se calló.
Luego de ello se llevó el cuerpito consigo
a la cama por el resto de la noche
y de mañana lo escondió en el lavadero.
Pero a ustedes, les ruego, se abstengan de juzgar
Pues toda criatura necesita ayuda de todas las demás.

9
Marie Farrar, nacida en abril,
muerta en la prisión de Meissen
madre soltera, sentenciada, quiere
mostrarles los sufrimientos de todas las criaturas.
Ustedes que dan a luz en limpias
camas de maternidad y llaman
"benditos" a sus vientres preñados quieran
no condenar a los débiles perdidos
pues sus pecados fueron duros y su dolor fue grande.
Por eso, les ruego, se abstengan de juzgar
Pues toda criatura necesita ayuda de todas las demás.

De Bertolt Brecht
en 80 poemas y canciones,  Adriana Hidalgo Editora, 2008.

viernes, 27 de septiembre de 2019

Tenebrae

Tenebrae

Pesan, pesan, pesan, la mano y el corazón.
Estamos en guerra
en guerra amargamente, amargamente.

Y la compraventa
nos zumba en los oídos como un enjambre
de moscas atareadas, con cierta inocencia.

Se calzan trajes de lentejuelas
y encandilan. Qué murmullo grotesco
de plateado moiré habrá,
que me recuerda las esquirlas.

Y las bodas se toman con toda solemnidad
no la del deseo, la de la etiqueta,
la pompa nupcial del moño almidonado;
un candor implacable.

Y los que fueron de picnic vuelven de la playa
al atardecer ardiendo con el sol que almacenaron;
chicos a quienes les prometieron ver tele al llegar
se duermen en la parte de atrás de un millón de camionetas,
con arena en el pelo y el ruido de las olas
insistiendo calladamente en los oídos.
Ellos no escuchan.

Los padres por la noche sueñan
y olvidan sus sueños.
Se despiertan y hacen planes
en la oscuridad. Planes con lentejuelas
que alumbran el mañana.
Compran, venden.

Llenan los freezers de comida.
Los avisos de neón parpadean sus intenciones
para los años por venir.
Y en sus oídos, el ruido
de la guerra. Ellos no escuchan,
no escuchan.

De Denise Levertov,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.25, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

jueves, 26 de septiembre de 2019

Catástrofe

Catástrofe

La catástrofe
ha sido anunciada:
un meteorito impactará
contra la Tierra.

Nadie abandona su puesto de trabajo:
perder la rutina
es más aterrador
que perder la vida.

Por Félix Sánchez Durán.

miércoles, 25 de septiembre de 2019

Hombre

Hombre

Hombre,
gárrula tolvanera
entre la torre y el azul redondo,
vencejo de una tarde, algarabía
desierta de un verano.

Hombre, borrado en la expresión, disuelto
en ademán: sólo flautín bardaje,
sólo terca trompeta,
híspida en el solar contra las tapias.

Hombre,
melancólico grito,
¡oh solitario y triste
garlador!; ¿dices algo, tienes algo
que decir a los hombres o a los cielos?
¿Y no es esa amargura
de tu grito, la densa pesadilla
del monólogo eterno y sin respuesta?

Hombre,
cárabo de tu angustia,
agüero de tus días
estériles, ¿qué aúllas, can, qué gimes?
¿Se te ha perdido el amo?
No: se ha muerto.

¡Se te ha podrido el amo en noches hondas,
y apenas sólo es ya polvo de estrellas!
Deja, deja ese grito,
ese inútil plañir, sin eco, en vaho.
Porque nadie te oirá. Solo. Estás solo

de Dámaso Alonso,
en Hijos de la ira, Editor digital Titivillus (epublibre), 2016/Editorial Austral, 1944.

martes, 24 de septiembre de 2019

un sueño/una pesadilla

una pesadilla

soñó el propietario
vasta tierra hacia el horizonte
sin alambrados
sin estancias opulentas
sin peones de campo
y se levantó atormentado

un sueño

soñó el peón de campo
vasta tierra hacia el horizonte
sin alambrados
sin estancias opulentas
sin capataces
sin propietarios
y se levantó en armas

Por Félix Sánchez Durán.

quisiera...

quisiera llegar a viejo
con el dormir profundo
que hoy tengo

que nada interrumpa
mis sueños

Por Félix Sánchez Durán.

hay gentío que duerme...

hay gentío que duerme
con los ojos abiertos
y que opta por cerrarlos
una vez despierto

Por Félix Sánchez Durán.

lunes, 23 de septiembre de 2019

Tardía

Tardía

La madurez
llega
con su relámpago
de sabiduría
cuando uno
ya no tiene
donde caerse
sabio

De Mario Benedetti,
en Viento del exilio, Editorial Sudamericana, 1981.

domingo, 22 de septiembre de 2019

Niños maleducados

Niños maleducados

De pequeño
escuchaba historias, cuentos,
acerca de la importancia
de alimentarse de forma sana.
El niño debía comer
aun contra su voluntad,
contra toda rabieta,
respetar las cuatro comidas,
variar su dieta,
frutas, verduras también.
El niño que no lo hacía
estaba en falta,
no se portaba bien.

Ya mayorcito,
descubrí indignado
cuantos niños maleducados
hay.

Por Félix Sánchez Durán.

Caña

Caña

El negro
junto al cañaveral.

El yanqui
sobre el cañaveral.

La tierra
bajo el cañaveral.

¡Sangre
que se nos va!

De Nicolás Guillén,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.22, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

sábado, 21 de septiembre de 2019

XXVII. Los jardines secretos

XXVII.
Los jardines secretos

Aún quedan jardines secretos
En el sur de las Américas.
Jardines donde las flores
Se preocupan de alimentar
A las abejas - y no sólo de ser bellas -.
Jardines que crecen
A pesar del jardinero;
Jardines que vencen
Al otoño y al invierno
Y siguen floreciendo.
Jardines que nacieron en ríos,
Que nacieron en mares, fosas y canteras.
Jardines con flores libres,
De los colores que se quiera,
Regadas con lágrimas
Que cayeron a la tierra
A larga distancia de ellas.
Flores que no se marchitan
Y que no conocen fronteras.
Flores que esperan que las encontremos.
Flores que florecen
Aunque mueran.

de Félix Sánchez Durán,
en Poesía para la militancia, María Daniela Hartmann Ed., 2015. 

XXXI. Yuyus altruisti

XXXI.
Yuyus altruisti

Planta silvestre, yuyo tal vez,
Pocos se detienen ante vos, nadie te admira.
Verde que crecés en todos lados,
Aun donde nada puede crecer.
Hay quienes te arrancan y te tiran...
Y, sin embargo, sabés dar una flor hermosa
Sin protegerla con espinas.

de Félix Sánchez Durán,
en Poesía para la militancia, María Daniela Hartmann Ed., 2015. 

viernes, 20 de septiembre de 2019

Salmo 5

Salmo 5

Escucha mis palabras, oh Señor
Oye mis gemidos
Escucha mi protesta
Porque no eres tú un Dios amigo de los dictadores
ni partidario de su política
ni te influencia la propaganda
ni estás en sociedad con el gánster

No existe sinceridad en sus discursos
ni en sus declaraciones de prensa

Hablan de paz en sus discursos
mientras aumentan su producción de guerra

Hablan de paz en las Conferencias de Paz
y en secreto se preparan para la guerra
Sus radios mentirosos rugen toda la noche

Sus escritorios están llenos de planes criminales
y expedientes siniestros

Pero tú me salvarás de sus planes
Hablan con la boca de las ametralladoras
Sus lenguas relucientes
son las bayonetas...

Castígales oh Dios
malogra su política
confunde sus memorandums
impide sus programas

A la hora de la Sirena de Alarma
tú estarás conmigo
tú serás mi refugio el día de la Bomba

Al que no cree en la mentira de sus anuncios comerciales
ni en sus campañas publicitarias ni en sus campañas
políticas
tú lo bendices

Lo rodeas con tu amor
como con tanques blindados

de Ernesto Cardenal,
en Poesía armada, Agermanament, 1976.

jueves, 19 de septiembre de 2019

Consuelo

Consuelo

Llegarán las horas 
en que las viejas heridas, 
esas que olvidamos hace tiempo, 
amenazarán con consumirnos. 

Llegarán los días 
en que ninguna balanza 
de la vida y los pesares 
podrá inclinarse hacia uno u otro plato. 

Trascurrirán las horas 
y pasarán los días. 
Pero una ganancia sí nos quedará: 
la mera persistencia. 

de Hannah Arendt,
en Poemas, Herder, 2017.

miércoles, 18 de septiembre de 2019

O todos o ninguno

O todos o ninguno

Esclavo, ¿quién te liberará?
Los que están en la sima más honda
te verán, compañero,
tus gritos oirán.
Los esclavos te liberarán.

O todos o ninguno. O todo o nada.
Uno sólo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno. O todo o nada.

Hambriento, ¿quién te alimentará?
Si tú quieres pan, ven con nosotros,
los que no lo tenemos.
Déjanos enseñarte el camino.
Los hambrientos te alimentarán.

O todos o ninguno. O todo o nada.
Uno sólo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno. O todo o nada.

Vencido, ¿quién te puede vengar?
Tú que padeces heridas,
únete a los heridos.
Nosotros, compañero, aunque débiles,
nosotros te podemos vengar.

O todos o ninguno. O todo o nada.
Uno sólo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno. O todo o nada.

Hombre perdido, ¿quién se arriesgará?
Aquel que ya no pueda soportar
su miseria, que se una a los que luchan
porque su día sea el de hoy
y no algún día que ha de llegar.

O todos o ninguno. O todo o nada.
Uno sólo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno. O todo o nada.

De Bertolt Brecht,
en Poemas y canciones, Alianza Editorial, 1997.

La verdad es la única realidad

La verdad es la única realidad

Del otro lado de la reja está la realidad, de
este lado de la reja también está
la realidad; la única irreal
es la reja; la libertad es real aunque no se sabe bien
si pertenece al mundo de los vivos, al
mundo de los muertos, al mundo de las
fantasías o al mundo de la vigilia, al de la explotación o
de la producción.

Los sueños, sueños son; los recuerdos, aquel
cuerpo, ese vaso de vino, el amor y
las flaquezas del amor, por supuesto, forman
parte de la realidad; un disparo en
la noche, en la frente de estos hermanos, de estos hijos, aquellos
gritos irreales de dolor real de los torturados en
el angelus eterno y siniestro en una brigada de policía
cualquiera
son parte de la memoria, no suponen necesariamente
el presente, pero pertenecen a la realidad. La única aparente
es la reja cuadriculando el cielo, el canto
perdido de un preso, ladrón o combatiente, la voz
fusilada, resucitada al tercer día en un vuelo inmenso
      cubriendo la Patagonia
porque las masacres, las redenciones, pertenecen a la realidad, como
la esperanza rescatada de la pólvora, de la inocencia
estival: son la realidad, como el coraje y la convalecencia
del miedo, ese aire que se resiste a volver después del peligro
como los designios de todo un pueblo que marcha
      hacia la victoria
o hacia la muerte, que tropieza, que aprende a defenderse,
      a rescatar lo suyo, su
realidad.
Aunque parezca a veces una mentira, la única
mentira no es siquiera la traición, es
simplemente una reja que no pertenece a la realidad.


 De Paco Urondo
Penal de Villa Devoto, 1973
en Poemas de Batalla, Editorial Planeta, 1999.


martes, 17 de septiembre de 2019

Ante todo... (1)

Ante todo...

1.

Llegó el niño
Consternado al colegio,
Buscó a su maestro
Y angustiado le dijo:

“He veído un chico
Que en la calle duerme,
Nada le hinca el diente,
Y a nadie parece importar.”

“¡Eso está muy mal!
-le respondió preocupado-,
No se dice ‘veído’.
Ponte a practicar.”

de Félix Sánchez Durán,
en Prohibido leer el domingo, edición de autor, 2017.

Clase de Historia

Clase de Historia

La maestra a los chicos,
Les habla de los tiempos pasados:

Los chicos así aprenden que "Patria"
Es tronar de cañones,
Alaridos de clarines
Y lamentos de soldados;
Tormentas de metralla y de polvo,
Huracán de caballos;
Visión de sufrimiento y de sangre
Que los deja estupefactos.

Los chicos al salir a la calle,
Se cogen a puñetazos.

de Álvaro Yunque,
en Versos de la calle, Claridad, 1924.
http://www.alvaroyunque.com.ar/poesia/libros/index.html

Promulgación de la ley del embudo

Promulgación de la ley del embudo

Ellos se declararon patriotas.
En los clubs se condecoraron
y fueron escribiendo la historia.
Los parlamentos se llenaron
de pompa, se repartieron
después la tierra, la ley,
las mejores calles, el aire,
la Universidad, los zapatos.

Su extraordinaria iniciativa
fue el Estado erigido en esa
forma, la rígida impostura.
Lo debatieron, como siempre
con solemnidad y banquetes,
primero en círculos agrícolas,
con militares y abogados.
Y al fin llevaron al Congreso
la ley suprema, la famosa,
la respetada, la intolerable
Ley del Embudo.
Fue aprobada.
Para el rico la buena mesa.
La basura para los pobres.
El dinero para los ricos.
Para los pobres el trabajo.
Para los ricos la casa grande.
El tugurio para los pobres.
El fuero para el gran ladrón.
La cárcel al que roba un pan.
París, París para los señoritos.
El pobre a la mina, al desierto.

El señor Rodríguez de la Crota
habló en el Senado con voz
meliflua y elegante:
“Esta ley, al fin establece
la jerarquía obligatoria
y sobre todo los principios
de la cristiandad.
Era
tan necesaria como el agua.
Sólo los comunistas, venidos
del infierno, como se sabe,
pueden discutir este código
del Embudo, sabio y severo.
Pero esta oposición asiática,
venida del Sub-hombre, es sencillo
refrenarla: a la cárcel todos,
al campo de concentración,
así quedaremos sólo
los caballeros distinguidos
y los amables yanaconas
del Partido Radical”.

Estallaron los aplausos,
de los bancos aristocráticos:
¡qué elocuencia, qué espiritual,
qué filósofo, qué lumbrera!
Y corrió cada uno a llenarse
los bolsillos en su negocio,
uno acaparando la leche,
otro estafando en el alambre,
otro, robando en el azúcar
y todos llamándose a voces
patriotas, con el monopolio
del patriotismo, consultado
también en la Ley del Embudo.

de Pablo Neruda,
en Poesía armada, Agermanament, 1976.

lunes, 16 de septiembre de 2019

Liliana Raquel Gelin

Liliana Raquel Gelin

Como un viejo guerrero, tirando
un manojo de luz a la cara
de los sombríos, ha muerto
una chica de veinte años; pudo
ser mi hija. Avilantez
sobrevolaba su vuelo, amarraron
su aire; no es la muchacha
colgada del frágil designio.

Aquí habrá batalla como en los campos
de Córdoba, rayo del dolor, escalofrío
donde murió valientemente una chica
de veinte años: hijita mía,
palomita tremenda, duérmase
mi niña, duérmase mi sol que ya nadie
la va a molestar. El Cuco será derrotado
y sus hermanitos y padres cuidarán
de su jardín, regirán los reflejos de su pasado.

Que haya paz en su memoria
por la que vive. Que haya eterna
gratitud por su generosidad eterna.

De Paco Urondo
en Poemas de Batalla, Editorial Planeta, 1999.

XVI. El suicidio de las ideas

XVI.
El suicidio de las ideas

Cuando la noche se hace gritos y pintadas,
Cuando el calor se va cuando sale el sol,
Cuando no queda más que ir al encuentro,
Se necesita convicción y valentía.

Cuando la noche es desconcierto e ira
Y las luces delatan a los libres...
Cuando no queda más que la derrota
Para sentirse vivo, por una idea te asesinan.

Pero cuando el neón se hizo de almas
Que caminan y forman filas para ser aceptadas,
Cuando quieren estar presas y golpeadas,
Las ideas se suicidan.

de Félix Sánchez Durán,
en Poesía para la militancia, María Daniela Hartmann Ed., 2015. 

De lágrimas (2)

De lágrimas

2.

A mi amigo Eduardo J. Torres
y todos los militantes,
sin importar sus banderas.

Las lágrimas del militante
Transforman el suelo que tocan;
Dan esperanza
Donde ya nada
Puede crecer.

Las lágrimas del indignado
Sólo humedecen el piso
Y se diluyen
Al oscurecer.

de Félix Sánchez Durán,
en Miradas de la Argentina nuestra, edición de autor, 2017.