Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

viernes, 31 de julio de 2020

Carta a Rodolfo Ortega Peña (Ramiro Ortega, Diario Tiempo Argentino)

Poema que Vicente Zito Lema
dedicó a Rodolfo Ortega Peña*

Se que tus hijos Rodolfo
Y mis hijos y los hijos de cada compañero
Verán hacerse la luz la pesadilla.
Verán hacerse alegría la sangre que dejaste.
La verán crecer y convertirse
En un manzano bello.

de Vicente Zito Lema,
en https://www.tiempoar.com.ar/nota/carta-a-rodolfo-ortega-pena?fbclid=IwAR3Wi8a4ksOF8ZYEBW4nbea2a86ASioXaAUQJpeuQk4Q01wnqM64jpwgL5k (31/7/20).
*Nota del editor del blog.

Una habitación

Una habitación

Nada en ella, excepto
una cama
y un afiche.
Un avión de guerra pasa raudo
Eleva la cama por los aires
y al último libro,
y llora proyectiles
que se incrustan al afiche.

de Saadi Yousef,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.113, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2014.

jueves, 30 de julio de 2020

Ataque por sorpresa

Ataque por sorpresa

La habitación tiembla
con las distantes explosiones
Las cortinas tiemblan.
Luego el corazón
Y tú, ¿dónde estabas en medio de todo este sacudimiento?

de Saadi Yousef,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.113, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2014.

miércoles, 29 de julio de 2020

Juan Gelman

Juan Gelman

En un poema hablaste de mí
Arrojando palabras al fuego
Para que este siga ardiendo
En la casa del lenguaje desnudo.
En cuanto a ti, seguías arrojando tu muerte
En la vida y en el fuego.
Sabías acerca de las causas del mal;
Pero más importante era tu voz
Que sacudía el mundo de la muerte.
Nunca hubieras maldecido la vida misma,
Llevaste la maldad del destino contigo.
El día que partiste, se dice,
En la Ciudad de México, una hoja del cielo
Finalmente cayó sobre tu hombro vacío.

28 de Octubre, 2019

de Jidi Majia,
en https://buenosairespoetry.com/2020/03/21/juan-gelman-jidi-majia-%e5%bc%a0%e5%bf%97%e5%88%9a/ (17/4/20).

martes, 28 de julio de 2020

Inocencia

Inocencia

El padre levantó cariñosamente al hijo
Y le dijo:
"¡Escuchá! Ese es el canto hermoso de los pájaros".
Y entrecerrando sus ojos
Se dirigió danzante a la cocina
Disfrutando del concierto
A degustar su desayuno.

El hijo,
Inocentemente niño,
Se asomó por su ventana
Del tercer piso de la casa
Y contestó
Una pregunta jamás enunciada:
"No son pájaros, papá;
Son obreros gritando
Que les devuelvas sus trabajos".

de Félix Sánchez Durán,
en Somos, Ferrero/Hartmann, 2020.

lunes, 27 de julio de 2020

Al borde

Al borde

Soy alta;
en la guerra
llegué a pesar cuarenta kilos.
He estado al borde de la tuberculosis,
al borde de la cárcel,
al borde de la amistad,
al borde del arte,
al borde del suicidio,
al borde de la misericordia,
al borde de la envidia,
al borde de la fama,
al borde del amor,
al borde de la playa,
y, poco a poco, me fue dando sueño,
y aquí estoy durmiendo al borde,
al borde de despertar.

de Gloria Fuertes,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.5, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2012.

domingo, 26 de julio de 2020

Los obreros

Los obreros

Bajo la aurora roja que clarea,
por el camino blanco de la aldea,
desfilan los obreros en cuadriga...
resignados y mudos, los colosos,
dejan colgar los brazos poderosos
al azar de la marcha y la fatiga...

Tienen perfiles anchos y salientes,
el cabello les cae sobre las frentes,
las espaldas son bloques de cantera,
y cuando están dispersos y distantes
se recortan al sol como gigantes
que marchan al asalto de una hoguera.

Ante ellos, entre tules de neblina,
alzan las chimeneas de la usina
sus dos brazos de sangre coagulada,
y en la amarga tristeza del paisaje
aquella oscura muchedumbre en viaje
parece una gran fuerza maniatada.

Deja tras ella muerto el caserío
donde tiritan de dolor y frío
las mujeres, los niños, los ancianos...
...Al obrero que vuelve la cabeza
se le anegan los ojos de tristeza
y se le crispan sin querer las manos...

Pero por sobre el ala de amargura
que cubre como un techo la llanura,
flota una claridad deslumbradora...
Es la esperada redención que viene:
entre sus manos, como cetro, tiene
las fulgurantes llamas de la aurora.

Y la oscura y doliente caravana
entonando los cantos de mañana
entra en su negra cueva de dolores,
como una tempestad, hecha poeta,
que estallará al final sobre el planeta
en una colosal lluvia de flores.

de Manuel Ugarte,
en Poesías Completas, Casa Editorial Maucci, 1921.

sábado, 25 de julio de 2020

El grito del condenado

El grito del condenado

Intercálase el silencio
con un extraño gemido:
¡El de un condenado a muerte
que alza al cielo su martirio!
A través de las paredes
me parece verlo, lívido,
estremecerse de espanto,
arrodillarse, contrito,
y, transformado en piltrafa,
implorar, ¡perdón!, vencido.

Hay un momento de tregua
o en que su voz es un hilo...
Mas de pronto, huracanado,
va creciendo aquel gemido,
cual si en él se concentrara
todo el dolor del presidio.
El grito del condenado
es el más horrendo grito.
¡El que no lo oyó una vez
no sabe lo que es martirio!

de Alberto Ghiraldo,
en La canción del deportado, Fernando Fé, 1929.

viernes, 24 de julio de 2020

Algunas cosas

Algunas cosas

un viento que se llevó la alegría
y la luna de los dedos
ahora se golpean las cosas con mis ojos
y ventanales de azufre registran la catástrofe

se derrama el misterio como un papel ajado
atropellando nuestro circo de asombro
todo el esperar castillos y brujas para salirnos del cuerpo
como buscando los ángeles
los barriletes huidos
esos interminables bosques de lobos y caperuzas
esas casas de chocolate
de enanos y gigantes
esos silencios de la siesta en que uno cree volver al beso

y cuando echaste no sin esfuerzo los ojos tras la magia
te despiertan
para erigir estatuas que ruedan la mentira
la sinrazón entre bostezos de sangre
el odio pero con nuevas palabras
y todo lo que callo
y todo lo que olvido
y entonces te componen su esfuerzo avinagrado
y creen en los ojos leyendo el abandono
y guardan la estulticia dormida tras la boca
enumerando estrellas
pájaros
canciones

es el momento en que te adentran sus lenguas de huracán
restallando los enigmas que anhelaste
es el momento en que quisieras vestirte de venganza
y hundir sus necios alfabetos
su estar de lacerías
su acopiado cenegal de estiércol
esa ínfima saciedad con el destrozo
el incontrolable idioma con que destierran la vida
robándote el silencio
hiriendo las entrañas de tu sueño
y dejándote como un payaso solo
y entonces te dan ganas de gritar
de no querer el mismo cuerpo
y el escalofrío del insulto se queda como un tonto por los ojos
y se te desgarra adentro como una cosa inquieta
y entonces te dan unas ganas raras de llorar
de caerte muerto
y convertirte en globo
o en lluvia de organitos
qué sé yo

cada día se nos muere un hermano

De Roberto Jorge Santoro,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.118, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2018.

jueves, 23 de julio de 2020

Lobos y ovejas (fragmento)

Lobos y ovejas (fragmento)

Se engaña el pastor
Se engaña el propio lobo
No seré más la oveja en cautiverio
El sol de la llanura
calentó demasiado mi cabeza
Me convertí en la fiera milagrosa
Ya tengo mi lugar entre las fieras
Ampárate pastor, ampárate de mí
Lobo en acecho, ampárame

de Manuel Silva Acevedo,
en Lobos y ovejas, Galería Paulina, 1976.
(Proyecto Scriptorium Ex-Libris, ebray187, 2014)

miércoles, 22 de julio de 2020

El alma buena de Se-Chuan (fragmento)

El alma buena de Se-Chuan (fragmento)

No dañar a ninguno, y tampoco a sí mismo,
Colmar de dicha a todos, y también a sí mismo,
Eso es la bondad.

de Bertolt Brecht,
en Teatro Completo, Ediciones Nueva Visión, 1971.

martes, 21 de julio de 2020

Canción del soldado de su majestad

Canción del soldado de su majestad

No quise estudiar
y me hice soldado
de su majestad.

Soldado de plomo,
entrañas de hierro,
soldada de oro,
mirada de perro.

No quise estudiar.

Acatar consignas
sin reflexionar,
disparar deprisa,
luego preguntar.

Y me hice soldado.

¡Oh, días felices!,
la guerra ha cambiado,
mueren los civiles,
y vive el soldado.
De su majestad.

Bandera sagrada,
honor militar,
tradiciones santas,
patria capital.

Soldado de plomo,
entrañas de hierro,
soldada de oro,
mirada de perro.

de Conrado Santamaría Bastida,
en Cancionero de escombros con hoguera, Biblioteca Omegalfa, S/F.

lunes, 20 de julio de 2020

Nadie al otro lado

Nadie al otro lado

Yo no podría vivir en una sociedad donde todos hicieran,
pensaran y vistieran lo mismo,
pero es en este mundo donde vivo.

Yo no podría vivir en una sociedad
donde todos cantaran las mismas canciones,
canciones que hablan de gente predestinada a ganar o a perder,
pero es en este mundo donde vivo.

Yo no podría vivir en una sociedad
donde no se pudiera ser viejo,
feo, gordo, flaco, bajo, alto o negro,
pero es en este mundo donde vivo.

Yo no podría vivir en una sociedad
dominada por el cálculo material,
donde las cartas estuviesen marcadas
y las reglas del juego prefijadas desde antes de nacer,
pero es en este mundo donde vivo.

Yo no podría vivir en una sociedad donde la política
hubiese quedado exclusivamente en manos de los políticos
y el único principio moral fuera perro come perro,
pero es en este mundo donde vivo.

Yo no podría vivir en una sociedad
hecha de vacío y telerrealidad,
de banners, links, mails, sms, facebook y demás,
pero es en este mundo donde vivo.

Yo no podría vivir en una sociedad donde los amigos fueran
puntos de luz en una pantalla,
cuerpos que no olieran, no tuvieran sabor,
no pudieran abrazarse ni hacerles cosquillas,
pero es en este mundo donde vivo,

en este mundo

donde vivo.

De Antonio Orihuela Uzal,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.14, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

domingo, 19 de julio de 2020

Argentina

Argentina

es este un país en el cual se fornica a toda hora
en la hora de la serenidad y en la del peligro
se fornica con esposas propias y ajenas
con parientes
en grupos de toda edad
hombres entre sí mujeres entre ellas
fornican como pueden en este país
en este país se fornica sin alegría
no se ama como uno quisiera
en este país estamos muy tristes
nos ha ocurrido una desgracia
y ahora no hay sosiego en el corazón desorientado
y se tiene miedo
y todos quisieran abandonarse
y claman por una tregua
y no pueden amar como soñaron
ni reconocer que otros vendrán
sin nuestro señorío sin nuestra incapacidad

de Francisco (Paco) Urondo,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.78, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2014.

sábado, 18 de julio de 2020

No era yo el problema

No era yo el problema

El problema no era el golpe,
ni el insulto,
tampoco el dolor
o la sangre en el piso.

El problema no era la cicatriz en el cuerpo
ni la culpa que sentía,
mucho menos la vergüenza.

El problema no era mi cuerpo
no eran,
ni mis ojos,
ni mi color.

El problema era mi condición
ser mujer, ese era el problema.
No era por como vestía,
Ni por lo que decía.
Era porque así tenía que ser,
porque siempre había sido de esa manera,
porque la abuela le dijo a mi madre que el hombre era Dios
y eso me enseñó ella.

El problema era el mundo,
con sus códigos machistas,
desiguales y violentos,
con sus lenguajes sexistas
y sus morales dobles.

El problema no era mío,
era de todos,
de los que sabían y no hacían nada,
de los que se tapaban lo oídos y desviaban la mirada,
de los que justificaban al hijo,
de los que celebraban la paliza.

El problema no era yo
y tampoco era nuevo,
era falta de memoria,
injusticia,
abandono.

El problema era una historia contada por hombres
y padecida por mujeres;
eran niñas vestidas de rosa para que fueran más puras
y niños pintados de azul para que fueran más rudos,
el problema no era el golpe en la cara,
era el permiso de todos,
el creer que era natural,
el sentir que era bueno,
el tolerar por miedo.

El problema no era el puño
era la herida en el alma
y el silencio.

de Jhoana Patiño,
en ...Y la culpa no era mía - Antología de Poesía Feminista, Biblioteca Omegalfa, 2020.

viernes, 17 de julio de 2020

RBV

RBV

cercarlos, cercarlos
encerrarlos
y después simular que nos importa
qué les pasa
un zoológico
una institución
un gato en una caja
un país bloqueado

Por Félix Sánchez Durán.

jueves, 16 de julio de 2020

regaba las piedras del jardín...

regaba las piedras del jardín
hablaba con los viejos cuadros
acariciaba sus pantuflas
y cuando nos convencíamos
de que estaba completamente loca
nos decía con una sonrisa burlona:
sin redistribución de la riqueza
no hay patria posible

de Félix Sánchez Durán,
en Somos, Ferrero/Hartmann, 2020.

miércoles, 15 de julio de 2020

Hombre blanco

Hombre blanco

¡Claro que te conozco!
Tú eres un hombre blanco.
Yo soy negro.
Tú te apoderas de los mejores puestos de trabajo
y nos dejas la recogida de las basuras y
la limpieza de los locales.
Tú pasas ratos agradables en una mansión de Palm Beach
mientras nosotros vivimos inquilinos en los callejones
y los barrios bajos más sucios.
Tú disfrutas de Roma
y te apoderas de Etiopia.

¡Hombre blanco! ¡Hombre blanco!
¡Tú eres inteligente, hombre blanco!
¡Lo tienes todo!
Pero ahora sé que tu nombre no es realmente hombre blanco.
He oído que es algo que
Marx escribió
hace cincuenta años
y que a los ricos no les agrada leer.
¿Es verdad eso, hombre blanco?
Tu nombre está escrito en un libro
llamado “Manifiesto Comunista”.
Te designa así:
CAPITALISTA
¿Qué eres, hombre blanco?
¿eh?

de Langston Hughes,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.77, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2014.

martes, 14 de julio de 2020

Píntame angelitos negros

Píntame angelitos negros

¡Ah mundo! La Negra Juana,
¡la mano que le pasó!
Se le murió su negrito,
sí señor.

- Ay, compadrito del alma,
¡tan sano que estaba el negro!
yo no le acataba el pliegue,
yo no le miraba el hueso,
como yo me enflaquecía,
lo medía con mi cuerpo,
se me iba poniendo flaco
como yo me iba poniendo.
Se me murió mi negrito;
Dios lo tendría dispuesto;
ya lo tendrá colocao
como angelito del cielo.

- Desengáñese, comadre,
que no hay angelitos negros.

Pintor de Santos de alcoba,
pintor sin tierra en el pecho,
que cuando pintas tus santos
no te acuerdas de tu pueblo,
que cuando pintas tus Vírgenes
pintas angelitos bellos,
pero nunca te acordaste
de pintar un ángel negro.

Pintor nacido en mi tierra,
con el pincel extranjero,
pintor que sigues el rumbo
de tanto pintores viejos
aunque la Virgen sea blanca,
píntame angelitos negros.

No hay un pintor que pintara
angelitos de mi pueblo.
Yo quiero angelitos blancos
con angelitos morenos.
Ángel de buena familia
no basta para mi cielo.

Si queda un pintor de santos,
si queda un pintor de cielos,
que haga el cielo de mi tierra,
con los tonos de mi pueblo,
con su ángel de perla fina,
con su ángel de medio pelo,
con sus ángeles catires,
con sus ángeles morenos,
con sus angelitos blancos,
con sus angelitos indios,
con sus angelitos negros,
que vayan comiendo mangos
por las barriadas del cielo.

Si al cielo voy algún día,
tengo que hallarte en el cielo,
angelitico del diablo,
serafín cucurusero.

Si sabes pintar tu tierra,
así has de pintar tu cielo,
con su sol que tuesta blancos,
con su sol que suda negros,
porque para eso lo tienes
calientitos y de los buenos.
Aunque la Virgen sea blanca,
píntame angelitos negros.

No hay una iglesia de rumbo,
no hay una iglesia de pueblo,
donde hayan dejado entrar
al cuadro angelitos negros
y entonces ¿Adónde van,
angelitos de mi pueblo,
zamuritos de Guaribe,
torditos de Barlovento?

Pintor que pintas tu tierra,
si quieres pintar tu cielo,
cuando pintes angelitos
acuérdate de tu pueblo
y al lado del ángel rubio
y junto al ángel trigueño,
aunque la Virgen sea blanca,
píntame angelitos negros.

de Andrés Eloy Blanco,
en Entre los poetas míos - Colección Antológica de Poesía Social Vol.104, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2017.

Angelitos negros (canción)

Angelitos negros

Pintor nacido en mi tierra
con el pincel extranjero.
Pintor que sigues el rumbo
de tantos pintores viejos.

Aunque la virgen sea blanca,
píntale angelitos negros,
que también se van al cielo
todos los negritos buenos.

Pintor: si pintas con amor,
¿por qué desprecias su color
si sabes que en cielo
también los quiere Dios?

Pintor de santos de alcoba:
si tienes alma en el cuerpo,
¿por qué al pintar en tus cuadros
te olvidaste de los negros?

Siempre que pintas iglesias
pintas angelitos bellos,
pero nunca te acordaste
de pintar un ángel negro.

Siempre que pintas iglesias
pintas angelitos bellos,
pero nunca te acordaste
de pintar un ángel negro.

de Andrés Eloy Blanco (intérprete: Antonio Machín),
en http://www.amnistiacatalunya.org/edu/musica/f-angelitosnegros.html (27/6/20).

lunes, 13 de julio de 2020

Migraciones

Migraciones

En los caminos del humo se puede remontar cualquier distancia.
Che

El relámpago que suspende el grito y lo rasga o lo enciende ¿se llama distancia? ¿y qué es la distancia sino la mirada que desconoce la fatiga?

Dicen los perros de mi barrio que la distancia es una cadena de orines que se resiste a la lluvia.

Y dicen también que a veces es una retahíla de sombras alumbrando desolvidos como quien alumbra vides o cigüeñas.

Y dice Carmen, con su voz de embrujo de media tarde, que la distancia es un sobre de papel con los bordes punteados y el lamento de los aviones a lo lejos y el olor de la siesta de los pueblos; o mejor aún, es el recuerdo del olor de la siesta de los pueblos.

Y también las sirenas de las fábricas y el traqueteo de los trenes que se alejan y las canciones de Yupanqui en una radio de nubes.

Y dicen las golondrinas jóvenes al volver a casa que la distancia es la voz de las casuarias en los descampados cuando parece que lloran la llegada del invierno.

Y la sombra de la luna cuando cruza el cielo tirando de un carro con cuatro tigres zainos que huyen de la tristeza o del presentimiento.
Y es un libro de magia que alguien guardó para el día en que las palabras ya no resistan el fuego del silencio y sollocen entre sus propias cenizas.

Y dicen los más viejos, cuando la memoria se deja sobornar por los asuntos del pasado y el vino, que la distancia es una foto del Che fumando una pipa o un cigarro al tiempo que repite unos versos de Vallejo y mira el humo que sube como quien mira a otros, con esa vieja ternura que sobrevive a la distancia, lo que es decir a la muerte.

de Raimundo Rosales,
en Hilos de agua, Milena Caserola, 2016.

domingo, 12 de julio de 2020

El después...

El después...

A veces creo
                    Q la única forma
                               Q tendremos
                                                                     De no mear fuera del tarro
Es no habiendo tarro

Pero seguramente
                Encontraremos
                                    Una nueva forma
                                           De cagarla
Olímpicamente

de Félix Sánchez Durán,
en Somos, Ferrero/Hartmann, 2020.

sábado, 11 de julio de 2020

Mi verso...

Mi verso...

Como una juglaresa con sus bolas doradas
juego yo con los metros
para mí, el metro no tiene secretos ¡pero odio el metro!
Como la domadora india de panteras
que con una mirada arrodilla sus fieras
he domado la rima.
Pero odio la rima.

Me enferma la asonancia monótona del verso medido
del verso rimado
me crispa los nervios ese sonsonete
bárbaro y cansino del verso latino
odio rima y metro
estúpidas leyes
que atreverse quieren a encerrar la ideal suelta, libre y única
en estrechos caminos trillados
en cuadros medidos y clasificados.

Santa inutilidad de la belleza
y belleza sagrada de lo libre.

Amo la idea en bruto que surge impetuosa
igual que un torrente
la que no conoce vallas ni caminos
y rompe con todas las leyes posibles
abriéndose cancha
por donde a su antojo soberano andará
igual que un torrente brutal de belleza
que salta por todo
¡Quiero que mi verso
se abra paso, rugiente y sonoro
y libre
igual que un torrente brutal de belleza
que arrase con todo.

de Salvadora Medina Onrubia,
en https://poetassigloveintiuno.blogspot.com/2015/06/salvadora-medina-onrubia-16154-poeta-de.html (6/2/20).

viernes, 10 de julio de 2020

Postales

Postales

Toda la noche el Comandante
Con alta risa de barón,
Pela la cintura de una camarera
Su olor a mandarina dulce [...]
Se formarán pilas de fango sobre sus ojos.

*
Los jóvenes soldados entraron en la casa
Y juntaron al jardinero de la huerta,
Sus dos hijos, su abuelo vehemente,
Y les dispararon donde se encorvaban
En sus sombras.

*
Una madre cuenta la penitencia en el rosario.
A la criatura en su barriga le crecen los ojos.

*
En el tribunal, la secretaría del ejército
Le echó la culpa a la Naturaleza misma
—Un gran simún repentino causó
El lamentable incendio. Y nadie puede condenar
La historia amnésica del viento,
Ni la historia amnésica de la deflagración.
No mencionaron las puertas atrancadas,
Ni los tanques de gasolina regados como muñones de dientes.
La cara congelada del juez gubernamental
Consideró a las testigos, viudas recientes,
Demasiado emocionales. No confiables.

*
Han dejado el pueblo como una herida.
Dos escorpiones pelean en un crisol de arena
—El signo de interrogación que forman sus colas, chamusca el aire.

*
Los muchachos montaron una casa de muñecas
De los soportes en escombro sobre las instalaciones ya demolidas.
Dos Generales aniñados alinean equipos
Para un juego de Pistolas contra Espadas.
Y luego los espadachines
Y luego el traqueteo de sus bocas
Para que las pistolas les parezcan verdaderas
A los padres de la Revolución que observan
Eligen entre los dos, gritan y aclaman.

*
Al otro extremo del muro de la mezquita bombardeada,
Una oración por el altavoz hace eco de la opinión del Profeta
Sobre el perdón en los momentos de ira.
Pero el muecín, arrastrándolo en el polvo por el cuello,
Ahora se raja y vuelve a rajarse
Contra el tantán de su voz.

*
Estas son dos de las postales que no se pueden mandar.
Los ojos de escarabajo en punta bajo la lápida astillada de una luna
Que tiembla sobre su cara arrugada de mar.
El perfil del esqueleto
Que la visita de noche,
Sus brazos mecánicos
Levantados, todavía
Piden
Clemencia.

*
En la base militar de la montaña,
Conducen a cinco hombres por una ladera empinada
Y luego los meten en lo profundo de una arboleda.
Aquí nadie hará el cuento.
La montaña es silenciosa e infinita.
Los buitres quietos con su hambre,
Solo las hojas de olivo con susurros responden al cielo.

de James Byrne,
en Poemas escogidos, Buenos Aires Poetry, 2019.