Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

lunes, 30 de noviembre de 2020

Un hombre tras las rejas 5 QUIERO...

  5

QUIERO olvidar la muerte. Necesito olvidarla.
Quiero mirar las cosas gratas, dulces, tranquilas.
Las flores, el paisaje, los pájaros, el río.
Todo lo que miraba cuando era libre. Libre.
Porque una vez fuí* libre. ¿Lo sabíais?
Y anduve paso a paso por los caminos limpios.
Ebrio de Sol, de claridad, de lumbre.
Limpia la frente de rubor. Erguido.

Y una ronda de niños danzó sobre mi pecho,
cantando las canciones del amor y la vida.
Y las madres tenían los pechos sosegados.
Y los hombres clavaban su azadón en la tierra,
sonriendo. Oid ésto: sonriendo.
Y el fruto de su siembra no le fue disputado,
ni le fue arrebatada su heredad.
Y el pájaro sentía que el nido era su nido.
Y la flor que la rama era su paz.

Pero llegó una hora negra y obsesionante
en todos los relojes del mundo. Aquella hora.
Y de pronto: las rejas.
Un hombre tras las rejas. Enterrado.
Y los cobardes, frente a mí, pateando.
Pateando, igual que ahora, los cobardes.

No quiero estar aquí. ¡Venid, soltadme!
Quiero salir y respirar. Quiero ser libre.
Quiero andar los caminos abiertos, otra vez.
Quiero ser libre. Libre. LIBRE.
¡Arrancadme estas rejas! ¡Libertadme!
¡Sacadme de este encierro! ¡Venid, quiero ser libre!
Quiero ser libre. Libre. Libre. LIBRE.

de Carmen Natalia (Martínez Bonilla),
en Un hombre tras las rejas, Brigadas Dominicanas, 1962.
*Del original


domingo, 29 de noviembre de 2020

DEFENSA DE MADRID, DEFENSA DE CATALUÑA

DEFENSA DE MADRID, DEFENSA DE CATALUÑA

1
Madrid, corazón de España,
late con pulsos de fiebre.
Si ayer la sangre le hervía,
hoy con más calor le hierve.
Ya nunca podrá dormirse,
porque si Madrid se duerme,
querrá despertarse un día
y el alba no vendrá a verle.
No olvides, Madrid, la guerra;
jamás olvides que enfrente
los ojos del enemigo
te echan miradas de muerte.
Rondan por tu cielo halcones
que precipitarse quieren
sobre tus rojos tejados,
tus calles, tu brava gente.
Madrid: que nunca se diga,
nunca se publique o piense
que en el corazón de España
la sangre se volvió nieve.
Fuentes de valor y hombría
las guardas tú donde siempre.
Atroces ríos de asombro
han de correr de esas fuentes.
Que cada barrio a su hora,
si esa mal hora viniere,
—hora que no vendrá—, sea
más que la plaza más fuerte.
Los hombres, como castillos;
igual que almenas, sus frentes,
grandes murallas sus brazos,
puertas que nadie penetre.
Quien al corazón de España
quiera asomarse, que llegue.
¡Pronto! Madrid está cerca.
Madrid sabe defenderse
con uñas, con pies, con codos,
con empujones, con dientes,
panza arriba, arisco, recto,
duro, al pie del agua verde
del Tajo, en Navalperal,
en Sigüenza, en donde suenen
balas y balas que busquen
helar su sangre caliente.
Madrid, corazón de España,
que es de tierra, dentro tiene,
si se le escarba, un gran hoyo,
profundo, grande, imponente,
como un barranco que aguarda.
Sólo en él cabe la muerte.

2
¡Catalanes: Cataluña,
vuestra hermosa madre tierra,
tan de vuestros corazones
como tan hermana nuestra,
con un costado en el mar
y entre montes la cabeza,
soñando en sus libertades
sus hijos manda a la guerra.
Camino de Zaragoza,
frente a los muros de Huesca,
por los llanos de Toledo,
por toda la España entera,
va la sangre catalana
sonando al son de su lengua!
Mas para seguir sonando
el son de lo que tú sueñas,
nunca olvides, Cataluña,
que a Madrid, lejos, lo acechan
miradas del enemigo
que darle muerte quisieran.
Muerto Madrid, catalanes,
¡qué invasión, qué turba negra,
qué prostituida, oscura,
qué cruel, qué extraña leva
de gentes intentarían
forzar tus gallardas puertas!
Si ahora Madrid es el centro,
corazón de la pelea,
parados sus firmes pulsos,
tú serías la cabeza,
el cuello más codiciado,
la más codiciada prenda.
¡Qué festín de generales
borrachos, ante una mesa
donde por blancos manteles
se usarán ropas sangrientas!
¡Nunca, bravos catalanes!
Jamás vuestra independencia
debe servirse en banquetes
a monstruos de tal ralea.
La libertad catalana ¡sabedlo!
en Madrid se juega;
fábricas, ciudades, campos,
montes, toda la riqueza
de vuestro país, y el mar
que lo ilumina y le entrega
barcos que al tocar las costas
se vuelven de plata nueva.
¡Pueblo catalán, vigila!
¡Pueblo catalán, alerta!
Con el corazón de España,
solo corazón de tierra,
catalanes, yo os saludo:
¡Viva vuestra independencia!

(El Poeta en la calle)

de Rafael Alberti,
en Poesía como un arma (Mariano Garrido Selección), Ocean Sur, 2008.

sábado, 28 de noviembre de 2020

Miedo y duda

 Miedo y duda

No dudes
del que
te diga
que tiene miedo
pero ten miedo
del que
te diga
que no tiene ninguna duda.

de Erich Fried,
en Antología Dispersa, Biblioteca Libre Omegalfa, 2008.

viernes, 27 de noviembre de 2020

ALBUM Y POSTAL - XIII

ALBUM Y POSTAL - XIII

Página blanca que esperas
la caricia de la pluma:
para que tú nunca mueras
como castillo de espuma,
pide a la sentimental
a quien estás destinada,
la gloria de una mirada,
y así serás inmortal.

de Manuel Ugarte,
en Poesías Completas, Casa Editorial Maucci, 1921.

Invencibles

Invencibles

Amor, nosotros somos invencibles.
De historia y pueblo estamos hechos.
Pueblo e historia conducen al futuro.

Nada es más invencible que la vida;
su viento infla nuestras velas.

Así triunfarán pueblo, historia y vida
cuando nosotros alcancemos la victoria.

Amanece ya en la lejanía de nuestras manos.
Y la aurora se despierta en nosotros,
porque somos los constructores
de su casa, los defensores de sus luces.

Ven con nosotros que la lucha continúa.
Levanta tu orgullo miliciano, muchacha.

¡Nosotros venceremos, mi dulce compañera!

de Otto René Castillo,
en Vámonos Patria a caminar, yo te acompaño, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2019.

jueves, 26 de noviembre de 2020

A ERNESTO CARDENAL AL CUMPLIR LOS 60 (1985)

 A ERNESTO CARDENAL AL CUMPLIR LOS 60 (1985)

En un cuarto de trabajo
Ernesto
tengo fotos
de la mujer de mi vida
de hijos nueras
nietos
amigos muertos
y una foto de la mesa de trabajo
de Otto Hahn
modesta la mesa
casi pobre
en la que sucedió algo tan formidable
se ve la mesa
como si un colegial
hubiese hecho un par de experimentos
y sin embargo
sobre esa pobre mesa
se liberaron energías inconcebibles

En el otro cuarto de trabajo
(si, tengo dos, Ernesto)
tengo también a la familia
y los amigos
y una foto tuya
donde se te ve arrodillado
sonriente
ante el índice amenazador de Karol Woytila
¡maldito socialista
que te sigues llamando
sacerdote y católico,
qué malo que sós*!
Yo no sé
si podrán seguir sonriendo
bajo el puño amenazador de Reagan
Yo no sé
si podrán
sostenerse
los centavos de vuestra pobreza
la descomunal energía de la miseria
contra la estupidez de la riqueza
de los millones de dólares
Qué fácil podría Woytila
convertir el índice amenazador
en mano que bendice
duplicar los millones ambrosianos
energías del Vaticano
(derrochadas en el banco Ambrosiano)
para Managua

Brindo porque sigan siendo
lo que yo les deseo
socialistas sonrientes
y no obstante -¡oh milagro!-
católicos
quizás hasta cristianos

de Heinrich Böll,
en Leer nos hace rebeldes (Compiladora: Birgit Arnhold), Fundación Heinrich Böll, 2002.
*Del original.

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Diego Armando Maradona

Diego Armando Maradona
Metro sesenta y pico

Al futbolista, a la persona y al militante.













(México - 1986)

de Diego Armando Maradona (30/OCT/1960-25/NOV/2020).
*Título, dedicatoria y edición: Félix Sánchez Durán.

El necio (canción)

El necio

Para no hacer de mi ícono pedazos
Para salvarme entre únicos e impares
Para cederme un lugar en su Parnaso
Para darme un rinconcito en sus altares
Me vienen a convidar a arrepentirme
Me vienen a convidar a que no pierda
Mi vienen a convidar a indefinirme
Me vienen a convidar a tanta mierda

Yo no se lo que es el destino
Caminando fui lo que fui
Allá Dios, que será divino
Yo me muero como viví
Yo me muero como viví
Yo me muero como viví

Yo quiero seguir jugando a lo perdido
Yo quiero ser a la zurda o más que diestro
Yo quiero hacer un congreso del unido
Yo quiero rezar a fondo un "hijo nuestro"
Dirán que pasó de moda la locura
Dirán que la gente es mala y no merece
Yo partiré soñando travesuras
Acaso multiplicar panes y peces

Yo no se lo que es el destino
Caminando fui lo que fui
Allá Dios, que será divino
Yo me muero como viví
Yo me muero como viví
Yo me muero como viví
Yo me muero como viví
Como viví
Yo me muero como viví
Como viví
Yo me muero como viví

Dicen que me arrastrarán por sobre rocas
Cuando la Revolución se venga abajo
Que machacarán mis manos y mi boca
Que me arrancarán los ojos y el badajo

Será que la necedad parió conmigo
La necedad de lo que hoy resulta necio
La necedad de asumir al enemigo
La necedad de vivir sin tener precio

Yo no se lo que es el destino
Caminando fui lo que fui
Allá Dios, que será divino
Yo me muero como viví
Yo me muero como viví
Yo me muero como viví
Yo me muero como viví

de Silvio Rodríguez,
en Silvio, Ojalá, 1992.

Consejos para la mujer fuerte

Consejos para la mujer fuerte

Si eres una mujer fuerte
protégete de las alimañas que querrán
almorzar tu corazón.
Ellas usan todos los disfraces de los carnavales de la tierra:
se visten como culpas, como oportunidades, como precios que hay que pagar.
Te hurgan el alma; meten el barreno de sus miradas o sus llantos
hasta lo más profundo del magma de tu esencia
no para alumbrarse con tu fuego
sino para apagar la pasión
la erudición de tus fantasías.

Si eres una mujer fuerte
tienes que saber que el aire que te nutre
acarrea también parásitos, moscardones,
menudos insectos que buscarán alojarse en tu sangre
y nutrirse de cuanto es sólido y grande en ti.
No pierdas la compasión, pero témele a cuanto conduzca
a negarte la palabra, a esconder quién eres,
lo que te obligue a ablandarte
y te prometa un reino terrestre a cambio
de la sonrisa complaciente.

Si eres una mujer fuerte
prepárate para la batalla:
aprende a estar sola
a dormir en la más absoluta oscuridad sin miedo
a que nadie te tire sogas cuando ruja la tormenta
a nadar contra corriente.
Entrénate en los oficios de la reflexión y el intelecto
Lee, hazte el amor a ti misma, construye tu castillo
rodéalo de fosos profundos
pero hazle anchas puertas y ventanas.
Es menester que cultives enormes amistades
que quienes te rodean y quieran sepan lo que eres
que te hagas un círculo de hogueras y enciendas en el centro de tu habitación
una estufa siempre ardiente donde se mantenga el hervor de tus sueños.

Si eres una mujer fuerte
protégete con palabras y árboles
e invoca la memoria de mujeres antiguas.
Haz de saber que eres un campo magnético
hacia el que viajarán aullando los clavos herrumbrados
y el óxido mortal de todos los naufragios.
Ampara, pero ampárate primero
Guarda las distancias
Constrúyete. Cuídate
Atesora tu poder
Defiéndelo
Hazlo por ti

Te lo pido en nombre de todas nosotras.

de Gioconda Belli,
en ...Y la culpa no era mía - Antología de Poesía Feminista, Biblioteca Omegalfa, 2020.

martes, 24 de noviembre de 2020

Un hombre tras las rejas 4 OH...

 4

OH, aquí está el viento. Me golpea las sienes.
El viento trae una canción lejana.
Cierro los ojos para oirla*. Sí, son ellos. Ellos.
Son los niños que cantan mientras juegan...

"Estaba la pájara pinta
sentada en su verde limón,
con el pico recoge la rama,
con la rama recoge la flor..."

Las bocas apretadas de canciones
muerden palabras junto con grosellas
y cantan en la sangre de las moras...
Son niños de otro espacio, de otra esfera.
Niños que saben jugar como los ángeles...
Yo también tuve una ronda... Aquí, sobre mi pecho.
Pero eran voces agrias, gastadas, desteñidas.
y era una sola canción la que cantaban:

"En Francia nació un niño
qué dolor, qué dolor, qué pena.
En Francia nació un niño
de padre natural,
que do re mi, que do re fa,
de padre natural...
Por no tener padrino
qué dolor, qué dolor, qué pena,
por no tener padrino
Mambrú se ha de llamar,
que do re mi, que do re fa,
Mambrú se ha de llamar...
Mambrú se fue a la guerra... "

No. Eso no. Esa palabra no. No quiero oirIa*.
No quiero ver más sangre ni más muertos.
No quiero verlos. No. No quiero verlos.
¡Quitadlos de mi vista! ¡Atrás! iQuitadlos!

Mambrú se fue a la guerra...

No quiero esa canción. No quiero oirIa*.
¡Lleváos esas voces! ¡Anegadlas!
¡Asfixiadlas! ¡Cercenadlas! ¡Suprimidlas!
¡Dadme pronto otra canción! ¡Otra canción!
¡Otra ronda de niños! ¡Otra! ¡Otra!

"A la limón, a la limón,
la puerta está rota.
A la limón, a la limón,
mandadla a componer..."

¡Ah, las bocas que cantan en la sangre olorosa
de las moras silvestres! Venid a mí. Cantad.
Cantad en mí, aquí sobre mi pecho.
Trenzadme de guirnaldas. Crucificadme a besos.
Mirad, yo soy un hombre solitario. Triste.
Amo la risa de los niños, y sus voces.
¡Haced la ronda aquí, sobre mi pecho!

No. No quieren venir. Tienen miedo de mí.
Se escapan. Huyen...
¡Yo no soy malo, no! ¡Volved! ¡Volved!
Yo soy un hombre solo, abierto, desmembrado.
Un hombre tras las rejas. Enteramente roto.
Quiero vivir de nuevo. Otra vez. Quiero vivir.

"En Francia nació un niño,
qué dolor, qué dolor, que pena.
qué dolor, qué dolor, qué pena... "

Oh... Es mi ronda. Son mis niños.
Aquí, sobre mi pecho.
Voces agrias, gastadas, desteñidas.
y una sola canción: la de la muerte.

de Carmen Natalia (Martínez Bonilla),
en Un hombre tras las rejas, Brigadas Dominicanas, 1962.
*Del original


lunes, 23 de noviembre de 2020

asamblea de palabras

asamblea de palabras
(asamblea de palabras)

todas las palabras aquí son iguales
mis palabras al menos
iguales ante dios las personas
y la poesía
sin distinción de sujeto y predicado
sin tener en cuenta su condición social
de verbos sustantivos o pronombres
ni siquiera se salva dios de esta democracia
mía de las palabras

solamente respetaré
en público y en privado
las normas básicas de convivencia que
toda sociedad debe imponer convenciendo
siempre que me parezcan justas

así que abdicaré de las coronas de
los nombres propios y de las mayorías absolutas
de las mayúsculas
como retiraré la capitalidad de todo
término geográfico

esta es brevemente mi poética asamblearia
de las palabras pese a quien pese

tal vez a mí mismo.

de Francisco Cenamor,
en Asamblea de palabras, Ediciones Vitruvio, 2007.

domingo, 22 de noviembre de 2020

horizonte

horizonte

debe ser grato contar con un horizonte soleado
distinguir nítidamente el contorno del paisaje
nuestros horizontes no tienen contornos claros
y sin embargo hacia allá vamos

de Félix Sánchez Durán,
en Somos, Ferrero/Hartmann, 2020.

sábado, 21 de noviembre de 2020

Golpe de estado

Golpe de estado

Compañera, otro golpe de falsa democracia:

Porque ya no soy joven y está lejos la gloria,
un desorden de arrugas se perfila,
se adivina un abismo.
Todo cuanto busqué yace arrasado
al pie de la tormenta.

La esclavitud se juega en los casinos.
En los jardines mandan los piratas,
no permiten el tránsito de un credo.
Profetas y vigías agonizan
bajo la luz violeta de los faros.
Parecen lázaros en la espesura.

Mírame claudicar en la marea
de ambulancias y vida sin vivir.
Sólo persigo el centro del exilio:
tu mano, un remolino de sirenas.
Quizá el naufragio, sí, sólo el naufragio.

21 de noviembre de 1975.
España está de cava y luto. Franco ha muerto.

De Isabel Pérez Montalbán,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.15, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

viernes, 20 de noviembre de 2020

Un hombre tras las rejas 3 NO...

 3

NO ¡No quiero estar aquí! ¡Venid, soltadme!
Quiero salir y respirar. Quiero ser libre.
Quiero andar los caminos abiertos. Mi camino.
Elegirlo yo mismo, como se elige un futuro:
"Este es el que yo quiero, sí". Y cogerlo.
Quiero andar mi camino y ser mi propio dueño.
Quiero salir, soltarme, desligarme,
salvar estos barrotes, liberarme.
No quiero estar aquí. ¿No oís? ¡No quiero!
Quiero ser como el viento, que va y viene silbando
y nada lo detiene, ni siquiera las rejas.

Verdugones de odio se enroscan a mi espalda.
No quiero estar aquí. ¡Venid, soltadme!
Quiero reconocerme afuera. Saber que soy yo mismo,
saber que no estoy muerto.
Quiero sentir que vivo. ¿No oís? Sentir que vivo.
¡Arrancadme estas rejas que me cercan!
Quiero ser libre, lo mismo que los pájaros.
¡Arrancadme estas rejas! ¡Destruidlas! ¡Quebradlas!

Quiero andar los caminos abiertos. Mi camino.
Quiero salir y respirar. Soltarme. Desligarme.
Quiero sentir que vivo, que vivo todavía.
¡Arrancadme de aquí! ¡Venid, soltadme!
Quiero ser libre. ¿No entendéis? Quiero ser libre.
Quiero ser libre. Libre. Libre. LIBRE.

de Carmen Natalia (Martínez Bonilla),
en Un hombre tras las rejas, Brigadas Dominicanas, 1962.


jueves, 19 de noviembre de 2020

Mi pueblo

Mi pueblo

La noche es bella,
como el rostro de mi pueblo.

Las estrellas son hermosas,
como los ojos de mi pueblo.

Hermoso también el sol,
hermoso, sí, como el alma de mi pueblo.

de Langston Hughes,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.77, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2014.

miércoles, 18 de noviembre de 2020

CREO EN LA VIOLENCIA...

CREO EN LA VIOLENCIA
que alcanzan dos cuerpos al acercarse
por necesidades distintas.
En el retiro de esos cuerpos
de circulación
cuando la guerra está en el clímax
de la diplomacia.

Esa clase de amor
donde uno se apodera del otro
con la excusa de la paz.
Y las viejas ideas
no dan su brazo a torcer.

Piedras que golpean otras piedras
río abajo.

de Ernesto González Barnert,
en Ningún hombre es una isla, Buenos Aires Poetry, 2019.

martes, 17 de noviembre de 2020

El bosque

El bosque

¿¡cuántas veces somos
nosotros mismos
el árbol que nos tapa el bosque!?

he soñado con filósofos
con quienes terminaba en el parque
mirando el cielo y las estrellas

he soñado con poetas
con quienes terminaba en bares
chupando mis penas
- y teniendo sexo con cualquiera -
la bohemia

he soñado con compañeros de militancia
con quienes terminaba a las trompadas
hechas
                           y derechas

Por Félix Sánchez Durán.

TODXS LAS PATAS ENFUENTADAS

 TODXS LAS PATAS ENFUENTADAS

Las patas en la fuente
Las patas en la alfombra
Las patas en el cielo
Las patas en el barro
Las patas en el sótano
Las patas en el sueño
Las patas en los choris
Las patas en las vísceras
Las patas en el tango
Las patas en el country
Las patas en el agua
Las patas en la fábrica
Las patas en el fuego
Las patas en las urnas
Las patas en el parquet
Las patas en la mierda
Las patas en el salón
Las patas en el trigo
Las patas en los traidores
Las patas en las masas
Las patas en los leales
Las patas en la izquierda
Las patas en el vino
Las patas en la derecha
Las patas en alpargatas
Las patas en los libros
Las patas en el hambre
Las patas en el cajón
Las patas en la verdad
Las patas en el clero
Las patas en la realidad
Las patas en la mentira
Las patas en el cadáver
Las patas en la memoria
Las patas en lo surreal
Las patas en la desmemoria
Las patas en la revolución
Las patas sobre el capital
Las patas en la Historia
Las patas de la Bonaerense
Las patas del pato
Las patas en los gorilas
Las patas con olor a patas
Las patas en la sopa
Las patas en la poesía

de Julián Axat,
en Poemas de la Resistencia, Poetas Peronistas/Clara Beter Ediciones, 2016.

El cumpleaños del mundo

El cumpleaños del mundo

En el cumpleaños del mundo
empiezo a considerar
lo que hice y lo que dejé
de hacer, pero este año
no hay tanta reconstrucción

de mi psiquis con daño
permanente, apuntalando amistades
erosionadas, desenterrando los
tocones de antiguos resentimientos
que se niegan a arraigar por su cuenta.

No, este año me quiero llamar
a mí misma y amonestarme por
lo que hice y por lo que no hice
por la paz. ¿Cuánto me atreví
a oponerme?

¿Cuánto puse
en juego por la libertad?
La mía y la de los otros.
Mientras a esas libertades las pelan,
pican y rebanan, ¿dónde

me pronuncié? ¿A quién
traté de movilizar? En
esta estación sagrada, me pongo de pie
para autocondenarme por mi pereza
en una época en la que las mentiras asfixian

la mente y la retórica
somete la razón al deslizarse
de sus boas constrictoras. Aquí
me paro ante las puertas
abiertas, ante el fuego que

me encandila, y mientras me aproximo
a lo que me juzga, me juzgo
yo. Denme las armas
de destrucción mínima. Dejen que
mis palabras se transformen en chispas.

de Marge Piercy,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.125, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2018.

nueva huida hacia adelante

nueva huida hacia adelante
(poemas de cansancio y disidencia)

adulto aún joven
treinta y tantos años
busca proyecto ilusionante
para volver a empezar de nuevo
abstenerse los de siempre

de Francisco Cenamor,
en Asamblea de palabras, Ediciones Vitruvio, 2007.

lunes, 16 de noviembre de 2020

Un hombre tras las rejas 2 QUIEN...

2

QUIEN me quebró los huesos y me cercó de rejas?
¿Quién alzó los barrotes entre mis manos y la vida?
¿Quién me encerró en la sombra
y me hizo ajeno y solitario y triste?
¿Quién me aisló como a un monstruo?
¿Quién? ¿Quién me cercó de rejas?

¡Ah, los cobardes! Siempre los cobardes.
No es por odio que me encierran. Es por miedo.
Miedo de mí. No de la fuerza de mis manos rotas,
sino miedo terrible de mis ojos abiertos.
Miedo de que les vea la maldad en el pecho.
Miedo de que les mire la ponzoña escondida.
Miedo de que les grite a la cara: "¡Cobardes!"
Miedo de que les grite la verdad, cara a cara.

¡Ah, los cobardes! Siempre los cobardes.
No es por odio que me encierran. Es por miedo.
Era más fácil levantar barrotes
y quebrarme los huesos y encerrarme en la sombra.
El hombre tras las rejas. Vencido. Aniquilado. Destruído*.
Ciegos mis ojos. Sordos mis oídos.
Enterrado con vida como si fuera un muerto,
con las órbitas llenas de gusanos.
¡Ah, los cobardes! Siempre los cobardes.

de Carmen Natalia (Martínez Bonilla),
en Un hombre tras las rejas, Brigadas Dominicanas, 1962.
*Del original.

domingo, 15 de noviembre de 2020

50-50

50-50

Estoy solo en este mundo, exclamó,
no tengo a nadie con quien compartir mi cama,
no tengo a nadie a quien coger la mano-
La verdad pura y simple es
que yo no tengo a nadie.

Big Boy abrió la boca y contestó:
Su problema consiste en que
usted no tiene cabeza.
Si la tuviera y usara su mente
usted podría tener compañía
siempre.

El otro respondió: Babe, ¿Qué debo hacer?

Y éste repuso: Comparte tu cama
pero también tu dinero.

de Langston Hughes,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.77, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2014.

sábado, 14 de noviembre de 2020

Escribir después de Auschwitz

 Escribir después de Auschwitz

“No nos está permitido conceder a Hitler
ninguna victoria póstuma”
—Emil L. Fackenheim

Escribir entonces
para no conceder más victorias póstumas a Hitler:
la claudicación de nuestra esperanza,
nuestro olvido de las víctimas,
el paso tuyo amargo tras las escaleras.

Escribir, entonces, con un puñal en las manos,
con una boca viva hablando en nuestra propia boca.

Denunciar a los culpables
y salir al mundo fieramente
con poco más que rabia entre las uñas
con que hacer reventar lo viejo en lo ya nuevo;
—y estrangular los respiros
                                                        de la desaparición.

de Enrique Falcón,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.31, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

viernes, 13 de noviembre de 2020

El grito redentor

El grito redentor

¡Nadie ha podido dominar mis iras!
Los hierros para mí no son barreras!
¡Yo me alzo sobre el mal y las mentiras!
¡Mi cerebro ha borrado las fronteras!

¡Y libre, frente al sol de la esperanza,
desde mi celda canto! ¿Quién sofoca
el ardor de mi sangre? ¿Quién alcanza
a detener el grito de mi boca?

¡El grito redentor que me ahogaría
si no saliera por la boca mía!

de Alberto Ghiraldo,
en La canción del deportado, Fernando Fé, 1929.

jueves, 12 de noviembre de 2020

Con el libro sagrado en la mano...

Con el libro sagrado en la mano
No nos deja hablar
Con el libro antiguo en la mano
No nos deja ser
Dice cómo disponer
Dice cómo vivir
Dice quién siente qué
Dice qué se puede
Y qué nunca se podrá
No hablo de la Biblia
No hablo de la Torá
No hablo del Corán
Hablo de la primera edición
Del diccionario
De la Real Academia Española

Por Félix Sánchez Durán.

miércoles, 11 de noviembre de 2020

La Canción del mendigo

La Canción del mendigo

Dos músicos errantes que la fatiga inclina
y llevan los andrajos mejores que la voz,
se apostan por las noches en la desierta esquina
y extienden los sombreros diciendo una canción.

Las ráfagas heladas azotan sus semblantes
y el viento rencoroso se ensaña en su dolor.
El viento los conoce. Son músicos errantes,
que vagan por las calles diciendo una canción.

Si por acaso el Creso de corazón vacío
en vez de una limosna les muestra su rigor,
no lloren;—¿por qué lloran?—no pueden tener frío,
no pueden tener hambre diciendo una canción.

Suplican al que pasa, le salen al camino,
le piden «un socorro, por el amor de Dios.»
¿Mas quién repara en ellos? Que cumplan su destino,
que vaguen por las calles diciendo una canción.

Vencidas de fatiga—¡tan larga fué* la espera!—
sus piernas vacilantes se rinden al dolor...
¡Mirad! son dos borrachos que ruedan por la acera
y muestran su alegría diciendo una canción!

Y si tras tanta angustia, sin encontrar abrigo,
robaran y vertieran su llanto en la prisión,
¿que harán en la miseria los hijos del mendigo?
¡Que imploren como el padre, que digan su canción!

de Manuel Ugarte,
en Poesías Completas, Casa Editorial Maucci, 1921.
*Del original.

CAMPOS DE OXACA

CAMPOS DE OXACA

Éste es el pueblo de la Calavera, el humilde Méjico
que asesinó a Fernando Maximiliano:
muchedumbre vuelta de espaldas a la Historia,
arrobada en el recuerdo de una derrota lejana
o de un oscuro crimen primeval.

Ante la iglesia de Tlacolula, una muchacha
de pechos hermosísimos, en cuclillas,
pregona su vendeja: pimienta y cacao.
Vagan lentos cebúes al fondo de la plaza.
Camiones van y vienen entre la polvareda.

Éste es el valle de la predilección
de quien quemara en Veracruz sus naves:
tierra de hombres de tierra, desde el origen expuesta
a un inclemente viento de obsidiana.
Como soles errantes, los amos extranjeros
se han ido sucediendo ante su rostro impávido.

Se eleva en alguna parte un seco tañido.
Cruza el espacio diáfano, sobre el sagrado promontorio
de Monte Albán, sobre los templos de Mitla;
reverbera en los muros de los viejos conventos
antes de ahogarse en las concavidades
de las antiguas tumbadas zapotecas.

Ésta es la tierra del Olvido. Éste, el pueblo que danza
en la llanura circundada de detritos volcánicos,
agitando sables que el óxido recama,
ocultando sus miradas indiferentes
bajo máscaras de venados o de conquistadores.
Éste es el pueblo de la Calavera.

de Jon Juaristi,
en Una mano tomó la otra - Poemas para construir sueños (selección de Pedro Hilario Silva y otros), Comunidad de Madrid, 2004.

martes, 10 de noviembre de 2020

El herido

El herido

Para el muro de un hospital de sangre.

I.

Por los campos luchados se extienden los heridos.
Y de aquella extensión de cuerpos luchadores
salta un trigal de chorros calientes, extendidos
en roncos surtidores.

La sangre llueve siempre boca arriba, hacia el cielo.
Y las heridas suenan, igual que caracolas,
cuando hay en las heridas celeridad de vuelo,
esencia de las olas.

La sangre huele a mar, sabe a mar y a bodega.
La bodega del mar, del vino bravo, estalla
allí donde el herido palpitante se anega,
y florece, y se halla.

Herido estoy, miradme: necesito más vidas.
La que contengo es poca para el gran cometido
de sangre que quisiera perder por las heridas.
Decid quién no fue herido.

Mi vida es una herida de juventud dichosa.
¡Ay de quien no esté herido, de quien jamás se siente
herido por la vida, ni en la vida reposa
herido alegremente!

Si hasta a los hospitales se va con alegría,
se convierten en huertos de heridas entreabiertas,
de adelfos florecidos ante la cirugía
de ensangrentadas puertas.

II.

Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.

Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.

de Miguel Hernández,
 en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.11, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

lunes, 9 de noviembre de 2020

Un hombre tras las rejas 1 UN HOMBRE TRAS LAS REJAS

1
UN HOMBRE TRAS LAS REJAS

"Para todas las cosas hay sazón"

ESTOY aquí. Un hombre tras las rejas.
Un hombre solo, abierto, desmembrado.
Un hombre con las manos rotas
y rotos los oídos y rota la palabra
y roto el pensamiento
y roto el ojo inmenso, febril, desorbitado.
Y roto el sexo entre los muslos rotos.
Un hombre tras las rejas. Deshecho. Mutilado.

Todo lo que había entero en mí,
todo lo que había intacto, erguido,
está roto. Lo mismo que la luz entre las rejas.
Irremediablemente roto. Destroncado.
Roto mi cráneo, fábrica de sueños.
Roto mi corazón, puño de angustia.
Roto mi costillar despavorido
y roto el dorso vertical y duro.
Un hombre tras las rejas. Enteramente roto.

Eunuco vacilante, mitad hombre, mitad niño.
Bestia entregada al yugo. Siervo desnucado.
Un hombre con su quebradura obsesionante,
sumido en la vergüenza de las rejas.
Un hombre hecho pedazos. Hecho trizas.
Talado como un árbol. Destruído*.
Un hombre tras las rejas. Roto. Roto.

de Carmen Natalia (Martínez Bonilla),
en Un hombre tras las rejas, Brigadas Dominicanas, 1962.
*Del original.

domingo, 8 de noviembre de 2020

CANCIÓN DEL CARPINTERO

CANCIÓN DEL CARPINTERO

Trabaja tu madera, carpintero!
El noble roble y el laurel glorioso.
Trabaja tu madera, que á la Vida
          Grato es tu oficio.

Labra con el sudor de tu faena
El pino familiar y el fúnebre ébano.
Trabaja tu madera, que á la Muerte
          Grato es tu oficio.

Haz en tu banco el industrioso mueble,
La prora esculpe del bajel intrépido,
Talla el trono del rey, y de las horcas
          La cruz siniestra.

Sálvanos de los vientos de la calle
—Odio, traición, envidias y calumnias—
Con el portal amigo donde husmean
          Hombres y lobos.

Canta y trabaja, carpintero, canta!
Tuyo es el bosque lírico y viviente,
El arca del caudal es obra tuya;
Pero el oro que guarda es sólo nuestro!

***

Trabaja tu madera, carpintero!
Mientras tu canto la tarea endulza
Mide la escuadra el ángulo preciso,
Surge fácil del torno el arabesco,
Corta á golpes certeros el escoplo,
Hunde el taladro su horadante espira,
Riza silbantes rizos el cepillo,
Y en la paz del taller se aspira el bálsamo
          De la madera.

***

Canta y trabaja, carpintero, canta
Pronto vendrá la noche y á tu puerta
El dolor suplicante y sollozante
          Dirá su angustia.

Al cariñoso amparo de tu lámpara,
En el reposo del taller fraterno,
Trabajarás con cuatro tablas rústicas
          El triste encargo.

Mañana á media tarde, por tu vía,
Mientras tu canto la tarea endulza.
Verás cruzar la procesión de siempre
          Con rumbo cierto.

***

Canta y trabaja, carpintero, canta!
Tuyo es el bosque lírico y viviente,
El ataúd que pasa es obra tuya...
Pero todo el dolor es sólo nuestro!

de Mario Bravo,
en Nuestro Parnaso - Colección de Poesías Argentinas (Cuarto Volumen), Ernesto Mario Barreda/Ediciones M. Gleizer, 1914.