Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

domingo, 28 de febrero de 2021

Madre, si la bala del enemigo

 Madre, si la bala del enemigo

termina conmigo
por defender al obrero
o al hermano policía
para que el pobre sonría

Madre, no entristezcas
con tu llanto
la victoria de tu pueblo

Madre. si la bala del enemigo
termina conmigo
en el mar en la montaña
o en el llano

Madre, un favor, yo te pido
decidle a los enemigos
que te entreguen mi cuerpo
y arrastrame a tu cuarto de barro
y acuestame sobre tu cama
de tablas

que tal parezca
que estoy descansando
para volver y reincorporarme al fuego

Madre, no permitas
que coloquen cirios sobre la mesa
ni crucifijo sobre mi cabeza.

Madre, que no vengan las vecinas
a causarte más pesares
que no vengan los músicos
a entristecer la mañana
con sus notas lánguidas

Madre, el día que labradores y obreros
agarren las armas
permiteles que agarren mi cuerpo
y sirva de escudo a todo guerrero
para defender y luchar
por la libertad de nuestro pueblo

Madre permiteme una vez más
que defienda nuestro suelo
como murió Tupac Amaru
luchando por la libertad de nuestro pueblo

Madre y si vienen las vecinas
a causarte más pesares
decidles que te acompañen
a Macchu Picchu y Sacsahuaman
para prender una hoguera
y quemar a los neoliberales
que se comen el pan de los pobres

Madre, y cuando escuches en los cielos
los himnos de victoria
arranca de mi melena una trenza
y escribe con mis cenizas
sobre mi tumba

pan con libertad
justicia social
para los pueblos del mundo.

de Javier Heraud,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.126, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2018.

sábado, 27 de febrero de 2021

Ella y el tiempo

Ella y el tiempo

Medido
en el ritmo presuroso o calmo
de su suspiro,
en el fluir de su sangre perenne,
en su parpadear silencioso,
en el orden de su sueño,
en su desvelo,
en su larga espera,
en sus vagos recuerdos,
el tiempo
invisible río,
la arrastra sin defensa
a un mar desconocido.

Para verse un instante
en el claro lago de la felicidad,
quiso detener su curso,
mas la corriente se llevaba
la desvanecida imagen.
Y no hay para ella
un agua quieta
donde hallar de nuevo
el candor de su rostro infantil,
el esplendor de su mirada joven,
reflejados un día
en espejos empañados.
Turbia corriente,
el tiempo
lo confundió todo.

¿Quién dijo
que es breve la vida?
Si nunca acaba,
si cada hora
es apenas una lenta gota,
y es tan largo el día
que hasta le cabe la muerte.
¿Quién dijo que es larga la vida?
Si es tan breve,
tan estrecha,
tan incompleta y fugitiva,
que no le cabe casi nada
de todo lo esperado.

Era tan extraño su tiempo,
que ella vivía sin presente,
adormilada
en confusas memorias,
o perdida
en vagos ensueños,
en hábiles y acariciantes fantasías
en las que no creía.
Sólo sobre su piel pasaba
ese presente vacío.
Como un animalito paciente,
se anidaba
cerca de sus ojos,
en la comisura
levemente amarga
de sus labios,
consumiéndola
sin que se diera cuenta.

Pero alguna vez
se vistió de esperanza
el tiempo.
Levantada entonces
sobre su incierto presente,
ella vivió en la aurora
por un momento.

de Alaíde Foppa,
en https://periodicodepoesia.unam.mx/texto/la-desvanecida-imagen/ (20/12/20).

viernes, 26 de febrero de 2021

mi dolor...

mi dolor y mi tristeza
no son el rostro de un niño
llorando bajo la lluvia
son el rostro de un niño llorando bajo la lluvia
con un paraguas
un paraguas que no está roto
pero que no sabe abrir

Por Félix Sánchez Durán.

jueves, 25 de febrero de 2021

NO SOY MÁS QUE SILENCIO...

 NO SOY MÁS QUE SILENCIO...

TENGO pocas palabras; no conozco la risa;
En mí yo no poseo nada de lo que hechiza;
Yo sólo soy silencio y sombra aquí a tu lado;
No obstante, si yo muero... ¿qué harás abandonado?

Sí; yo soy tu silencio y tu paz y tu sombra,
Lo que apenas se mira, lo que apenas se nombra;
Mas si esto te faltara! Toda la luz del día,
Todo el ruido del mundo, cómo te abrumaría!

En plegaria mi alma te rodea piadosa
Como una selva virgen circunda un aposento;
Alrededor extiende su sombra misteriosa
Y todo ruido se hace blando estremecimiento.

Si el Silencio se fuera de la tierra algún día.
La música del Cielo ¿quién la percibiría?
Yo soy aquella sombra que se apaga a tu lado
Para que mejor seas por la Luz alumbrado.

Yo ocupo al lado tuyo un lugar bien pequeño,
Y en adornar la casa no sé poner empeño,
Pero cuido el eterno, ilimitado hogar.
Del Cielo y del Espacio que habremos de habitar.

He aquí para cuidarlo mi alma toda entera.
He aquí nuestros amores para avivar la espera,
He aquí nuestros recuerdos. . . y los preciosos dones
De estas flores volcadas en nuestros corazones.

Para que el amor nuestro se trueque en Infinito
En el Hogar supremo, he aquí el Amor bendito:
He aquí Dios que lo expande, he aquí Dios que lo habita,
Y Dios que en medio mismo de nosotros palpita.

Sobre el umbral de tu alma, silenciosa, mi alma
Se extiende como alfombra de misterio y de calma;
Para acercarse a ti huella Dios esa alfombra:
Su Luz divina pasa a través de mi sombra.

Tengo pocas palabras, no conozco la risa,
En mí yo no poseo nada de lo que hechiza;
Ser silencio y ser sombra sólo, a tu lado, sé...
No obstante, si yo muero... ¿quién sostendrá tu fé?

de Delfina Bunge de Gálvez,
en Poesías, Ediciones Selectas América, Año 2, n°35, 1920.

miércoles, 24 de febrero de 2021

IDOMENI

IDOMENI

El mar se avispó tardío.
Se quedaron colgados 
los besos repetidos de las olas
en la percha de los vientos.
Se saturaron de hastío los salitres
y derramaron luces de sangre las estrellas
En la noche callada y maloliente
del fratricidio anunciado
hay un mar repleto de lamentos,
en  la noche acuchillada de concertinas
y puñales de hielo negro.
Hay un pueblo de niños
con cristales oscuros en los ojos,
hay un pueblo con las calles reventadas
por la miseria de los crueles buitres de la noche.
Hoy en Idomeni,
mana sangre por la bocana de sus fuentes.
Se pretende hacer invisibles a los parias,
ocultarlos a los ojos malolientes del poder
y de los mercaderes, 
que no quieren ensuciar su podrida conciencia
con la vista inapelable de los débiles
Despertad hombres y mujeres del mundo.
Reventad los aires con vuestros gritos
reclamando justicia y dignidad para los que huyen
de la guerra cruel que los mismos mercaderes alentaron.

de Francisco Javier Sánchez Durán,
en https://asociacionayre.wordpress.com/tag/idomeni/ (18/11/20).

martes, 23 de febrero de 2021

EDAD MODERNA

EDAD MODERNA
 
De Cósimo Primero, el de carácter tiránico,
sólo quedan
una estatua ecuestre algo desproporcionada
y la sombra huidiza de su sombra
en las escaleras del palacio de Los Oficios,
bello por ingenio de otros.

de Rafael Bielsa,
en http://www.archivopdp.unam.mx/index.php/48-poemas/poemas/3542-074-poemas-rafael-bielsa-poetas-argentinos (6/12/20).

lunes, 22 de febrero de 2021

El sexo

El sexo

Oculta rosa palpitante
en el oscuro surco,
pozo de estremecida alegría
que incendia en un instante
el turbio curso de mi vida,
secreto siempre inviolado,
fecunda herida.

de Alaíde Foppa,
en Para conjurar el sueño - Poetas guatemaltecas del siglo XX (A. Acevedo / A. Toledo), abrapalabra, 1998.

domingo, 21 de febrero de 2021

LA VIDA DE MAIACOVSKI

 LA VIDA DE MAIACOVSKI

Inquietos por el llanto de banqueros,
señores y señoras en su cubil
salieron,
haciendo sonar el oro.

"Si el corazón es todo en la vida,
para qué,
para qué se junta el dinero."
¿Cómo se atreven a cantar?
¿Quién les ha dado el derecho?
¿Quién les ordenó intimar con los días?
¡Encerrad el cielo en cañerías!
¡Torced la tierra en sinuosas calles!
Yo me vanagloriaba,
tengo manos.
Debería tomar el fusil,
y no perder el tiempo con las caricias del
/verano.

¡Entonces no tiene remedio!
Así quedaré brusco y tajante como un erizo.
¡Lengua, escupe los chismes!
Acorralado en un rincón terrestre,
arrastro mi yugo cotidiano,
y en el cerebro suena implacable:
"La ley",
y en el corazón otra cadena:
"La religión".

La mitad de mi vida ya ha pasado y ahora no
/me libraré,
de los mil ojos de la vigilancia del carcelero,
linternas, linternas, linternas...

Estoy prisionero.
¡No tengo salvación!
Prisionero de la tierra maldita.
A todos los bañaría con mi amor.
Y mi casa sería un Océano.

Grito...
y nada.
Suena el llavero.
Aparece la mueca del carcelero.
Arroja por la mirilla,
un pedazo de carne podrida.

Lanzo una exclamación y luego una carcajada.
Delirio con delirio febril.
Suena encadenado a mis pies,
el peso del globo terrestre.

Cerraron mis ojos,
con llave de oro.
No les hace falta un ciego.
Para siempre,
estoy encerrado,
en la oscuridad de esta novela sin sentido.

¡Abajo la carga pesada,
de las falsas invenciones!
¡Viva la rebelión de las musas condenadas!

Los que creen en los pavos reales,
si no son más que un invento de Brehem.
Los que creen en las rosas,
si son inventadas por ociosos botánicos,
transmitid de generación en generación,
mi descripción impecable de la tierra.

Rompiendo el arco de los meridianos,
y de las latitudes del atlas,
cruzan espumantes,
los francos,
los rublos,
los dólares,
los yens,
y los marcos,
sonando su oro cambiante.

Se hunden los genios, los caballos, las gallinas,
se hunden los elefantes, los violines.
Las cosas pequeñas y grandes.
Y oigo el sonido pegajoso,
en el oído,
en la garganta,
en la nariz, en todas partes:
"¡Socorro!"
Nadie oye este gemido inaccesible.

En el centro
de una alfombra rodeada de un fleco impasible,
cual una isla de flores,
está él,
el Vencedor Todopoderoso,
mi rival,
mi enemigo invencible.
De elegante pantalón rayado de seda,
con lunares delicados en sus finas medias,
la corbata de colores,
y el chaleco cruzado
por una cadena.

Todos se rinden a su alrededor.
Pero como en el cielo,
en honor de su raza claman:
¡Bra-a-vo!
¡Vi-i-va-a!
¡Urra-ah!
¡Ban-Zey!
¡Hoj!
¡Hip-hip!
¡Vive!
¡Osanna!

A los profetas los acusan de un poder atronador.
Son imbéciles.
Es que él lee a Locke.
Le gusta.
Sacude la barriga a fuerza de carcajadas,
y echan luces los dijes de su cadena de oro.
Quedamos mudos,
escuchando de pie
la historia de Grecia.
Pensamos,
¿será posible,
dónde,
cuándo?
Pero al finado Fidias le ordenaron:
-¡Quiero,
mujeres corpulentas de mármol!
Son las cuatro,
es un buen pretexto:
-"Esclavos,
quiero almorzar de nuevo."
Y Dios, su fiel cocinero,
inventa faisanes de arcilla.
Se estira,
y continúa la labor.
Modela una hembra hecha para el amor.
-"¿Quieres conseguir la estrella
más valiosa del firmamento?"
Y he aquí, para él,
una legión de Galileos asciende
a las estrellas por los ojos de los telescopios.
Se estremece el cuerpo de las revoluciones,
cambian los arrieros de nuevas tropillas
/humanas,
pero a ti dueño de corazones sin coronar,
no te arrasa ningún motín.

de Vladimir Mayacovski,
en La flauta espinazo y otros poemas, elaleph.com, 2000.

sábado, 20 de febrero de 2021

NO MÁS QUE AYER...

NO MÁS QUE AYER...

Creíste renacer y estabas yerta,
bien yerta sí, bien fría, fatalmente,
nada podrás hallar que te caliente;
estás definitivamente muerta.
Ayer, no más, creías estar cierta
que campanas de gloria de repente
cantaban para ti, y alegremente,
para oír la señal, fuiste a la puerta.
No más que ayer... pero hoy has escuchado
un doblar de campana acompasado
que te avisa que ya no estás despierta.
Y en vano junto a ti la vida grita,
porque era de verdad que estabas muerta,
y un muerto de verdad no resucita.

de Lucía Sánchez Saornil,
en Poemas, Starm1919/elsetaproducciones, S/F.

viernes, 19 de febrero de 2021

Poema neotomista

Poema neotomista

El Señor es mi pastor, nada me faltará
                      para no quererlo más.

de Ernest Hemingway,
en The suppressed poems of Ernest Hemingway, The Library of Living Poetry, N°1, S/F.
Traducción: Félix Sánchez Durán.

jueves, 18 de febrero de 2021

AUSENCIA DEL CEMENTO

AUSENCIA DEL CEMENTO

¿Sabes?
Vivo la ausencia del cemento
y no me apena,
como no me acongoja
ni atemoriza morir
para que la vida triunfe
sobre las ruinas del capital
y sus miserias.
Vivo la ausencia del cemento
y no me apena…,
menos cuando conozco
el nacimiento del alba
hecho de vuelos de paujiles
y destellos de cocuyos…;
menos cuando conozco la noche
y la montaña aureolada
con el Relámpago del Catatumbo.

¿Sabes?
Yo quisiera que jamás el universo
fuera de ningún ser humano
en espacial;
que esta riqueza
fuera de todos
y por todos disfrutada:
ver cómo con sus dedos de plata
la luz de la luna
quita el velo de la noche
sin del todo quitarlo…;
burla el follaje silencioso
para desnudar de sus íntimas sombras
a las rocas enmusgadas,
mientras con un arpegio de ramas
y bejucos
nos saluda el viento
con su fresco aliento
de nubes masticadas,
mientras soñamos
con que el hambre de los pobres,
por gracia del combate
será saciada
y la miseria de los pueblos
derrotada…;
en fin,
que más dicha
desear del destino
que una parcela de ternura
extendida desde el verde
en la sagrada dimensión
del nosotros.

¡Qué más pedir!
que no sea la dignidad para luchar,
para seguir luchando…
por no dejar, al menos,
que perezcan nuestros sueños
abatidos por el puñal
del pesimismo
y el baldón de la indiferencia.

de Jesús Santrich,
en Versos Insurgentes - Poesía Guerrillera, 2007.

miércoles, 17 de febrero de 2021

si nadie...

 si nadie te ha traicionado
si de nadie te has desilusionado
tu vida no vale nada
nada de valor hay en ella

Por Félix Sánchez Durán.

martes, 16 de febrero de 2021

¡CARNAVAL!

¡CARNAVAL!

¿Oyes ese rumor que a la distancia
Se parece a un gemido?
¿Sientes el monstruo cuyas voces pueblan
El espacio inmedido?
Es el pueblo de santos ideales
Que grita enloquecido,
El pueblo soberano que se aturde
Con su propio alarido.
¡Es el pueblo que vaga por las calles
Mendigando el olvido,
Es el pueblo infeliz que se divierte
Y que marcha sin rumbo haciendo ruido!

de Alberto Ghiraldo,
en Música Prohibida, Edición de "Ideas y Figuras", 1914.

lunes, 15 de febrero de 2021

Obituario

Obituario

nunca diste pan a nadie
los gusanos bien lo saben
pero hete aquí que nada respetan

Por Félix Sánchez Durán.

no soy el mismo

no soy el mismo
(asamblea de palabras)

yo no soy el mismo cada día
ni cada día me pongo
el mismo traje en el alma

no voy lo mismo a córdoba sevilla
palencia murcia barcelona o granada
o como cada día al trabajo

no me pongo la misma sonrisa
cuando veo de nuevo a la familia
o cuando miro a una chica que pasa

no escribo los mismos versos cada día

de Francisco Cenamor,
en Asamblea de palabras, Ediciones Vitruvio, 2007.

domingo, 14 de febrero de 2021

AMORÍO CIUDADANO

AMORÍO CIUDADANO

Saloncito reservado 
de lechería de barrio.

Este pobre muchacho 
pálido 
me cree una novia ingenua 
que va a brindarle sus encantos 
— un anticipo del estío 
para la primavera de sus años — 
y unta de miel sus palabras, 
viste de seda sus manos, 
me quema la boca impura 
con el lacre de sus labios 
(máscara de castidad: 
mis labios no están pintados) 
y perfumándome de promesas 
— con salacidad de fauno — 
ante mi leve abandono 
y mi fingido recato 
comienza a desabrocharme 
la bata con torpes manos. 

Acariciándome el pecho 
refulgen sus ojos claros 
y me prodiga adjetivos 
dulzones de enamorado. 

Fiesta de los sentidos 
impúdicos y castos: 
mutuamente 
nos hemos engañado. 

de César Tiempo,
en Clara Beter - Versos de una..., Editorial Rescate, 1977.

Diálogo crepuscular

Diálogo crepuscular

—¿Qué es el olvido?—
Virtud.
—¿Qué son las almas?
—Desiertos.
—¿Qué es la muerte?
—La salud.
—¿Qué es tu boca?
—Un ataúd
donde yacen besos muertos.

* * *

—Si tus pasiones pasadas
son tus amores futuros,
¿por qué huyeron tus miradas
como sombras asustadas
que se escapan por los muros?

—No lo sé.
                                            —Guarda el secreto;
pero dame un beso.
—Mira
que los besos sin objeto,
son crujidos de esqueleto
sobre lechos de mentira...

de Manuel Ugarte,
en Poesías Completas, Casa Editorial Maucci, 1921.

sábado, 13 de febrero de 2021

BASTA

BASTA

Imagine mi horror por un momento
que Dios, el solo vivo, no existiera,
o que existiendo, sólo consistiera
en tierra, en agua, en fuego, en sombra, en viento.

Y que la muerte, oh estremecimiento,
fuese el hueco sin luz de una escalera,
un colosal vacío que se hundiera
en un silencio desolado, liento.

Entonces ¿para qué vivir, oh hijos
de madre; a qué vidrieras, crucifijos
y todo lo demás? Basta la muerte.

Basta. Termina, oh Dios, de malmatarnos.
O si no, déjanos precipitarnos
sobre Ti —ronco río que revierte.

de Blas de Otero,
en Poesía Religiosa - Antología (Leopoldo de Luis), Alfaguara, 1969.

viernes, 12 de febrero de 2021

Clasificados Oferta laboral

 Clasificados
Oferta laboral

se busca empleado varón
que no se embarace
joven y sano
que no se enferme
soltero y casto
que no tenga a quién cuidar
ni dónde ir
con amplia disponibilidad
ermitaño
que no tenga con quién discutir
su condición laboral
y, sobre todo,
con insomnio
que no sueñe

remuneración a convenir

Por Félix Sánchez Durán.

jueves, 11 de febrero de 2021

El Grande y el Chico

El Grande y el Chico

No hay derecho, no hay ley; todo es mentira; 
no hay más ley ni derecho que la fuerza. 
Yo tengo entre mis manos los cañones, 
sentado sobre el solio de la tierra. 

Tú, miserable esclavo, 
que bajo el ceño de mi frente tiemblas, 
¿qué es lo que tienes sobre el mundo mío? 

— Yo arrastro la cadena. 
No hay virtud, no hay honor, no hay más que el oro; 
él transforma la crápula en nobleza, 
y en medio del espanto de la vida
cambia en un paraíso la existencia.

Y tú, burro de carga, 
que el trabajo mendigas a mi puerta, 
¿qué tienes tuyo bajo el sol del cielo?

— El hambre y la pobreza.

de Ricardo Gutiérrez,
en La Literatura Social en la Argentina (Álvaro Yunque), Editorial Claridad, 1941.

miércoles, 10 de febrero de 2021

Digo lo que pienso (canción)

Digo lo que pienso

Siempre digo lo que pienso...

No quiero ser tu artista favorito
Tampoco me interesa representar a Puerto Rico
Pa' representar a mi país están los deportistas
Lo mío es soltar la lengua y que resbale por la pista
Yo tengo del respeto que no se compra con plata
Soy un tipo decente sin tener que usar corbata
Rimando con franqueza soy todo un académico
Soy más polémico que Michael Jackson y su médico

Siempre digo lo que pienso...

Mis letras groseras son más educadas que tu silencio
Se equivocaron un par de novatos en la escena
Pero se disculparon, no hay ningún problema
Tirar con indirectas, eso no es cosa de hombres
El que me tire a mí tiene que mencionar mi nombre
Y cuando me mencionan rimando estupideces
Los pongo a caminar en faldas como los escoceses
Con un buen manejo del vocablo
Rimando hay pocos caballos en el establo
Diablo - La envidia los bloquea
Tuvo que venir un rockero a darles clases de cómo se rapea

Siempre digo lo que pienso
Aquí no hay armas, yo me la juego inteligente
Siempre digo lo que pienso
Con dos palabras puedo tumbarte un par de dientes
Siempre digo lo que pienso
Cuando quiero decir algo lo digo de frente
Siempre digo lo que pienso
Dejar de hablar no combina con gente valiente

Baterista de pequeño, rapero cuando adulto
Por eso riman a tiempo todos mis insultos
A las mentalidades prehistóricas
Las capturo con groserías
Luego las mato con retórica
Los problemas no se dan por sentado
Y más cuando hay abusos de parte del Estado
Sería muy fácil para mí escribir un bolero
O hacer un video rapeando encima de un velero
Con mujeres en pelotas acariciándome las huevos
Sacrificar mis ideales pa' venderte un disco nuevo
Si es así mejor me quedo
No se puede escribir sobre el dolor cuando se escribe con miedo
Conformarse y dejar de insistir
Es como ver a alguien ahogándose y dejarlo morir
No importa si me escucha una sola persona por esta vez
Cuando conecto a uno conecto a diez
Qué importa si no sueno en la radio de mi país
Tengo al mundo dando vueltas con las letras que escribí
Me censuraron por razones obvias
Porque fui más honesto con ustedes que lo que fui con mi exnovia
Yo soy el que te recuerda cómo estamos de jodidos
Y que todos tus problemas pueden ser como los míos
Yo soy todo lo que tú escondes
Soy el que está pa' ti, dime cómo, cuándo y dónde

Siempre digo lo que pienso
Aquí no hay armas, yo me la juego inteligente
Siempre digo lo que pienso
Con dos palabras puedo tumbarte un par de dientes
Siempre digo lo que pienso
Cuando quiero decir algo lo digo de frente
Siempre digo lo que pienso

Hoy te va a conocer el mundo entero
Te voy a hacer famoso pero por periquero
Alcalde drogadicto con cara de idiota
Ganarme esos Grammys fue como venirme en tu boca
Eres corrupto, tú lo sabes, yo no me chupo el dedo
Tienes cara de narcotraficante con miedo
Con el dinero de las regalías de esta canción
Te prometo que te llevo a Cuba y te pago la rehabilitación
No me vengas a amenazar con la CIA
Yo también tengo amigos policías
Amigos en México, Colombia y Venezuela,
Cuba, Argentina y hablo con ellos todos los días
Tengo amigos que te han visto capeando
El perico, la coca, u oliendo, olfateando
Pa' que no digan que esto es un montaje
Yo te invito a hacernos la prueba de dopaje

de René Pérez (Calle 13),
en Entren los que quieran, Sony, 2011.

martes, 9 de febrero de 2021

La época demandaba

La época demandaba

La época demandaba que cantásemos
Y cortó nuestra lengua.

La época demandaba que fluyéramos
Y martilló el corcho.

La época demandaba que bailásemos
Y nos metió en pantalones de hierro.

Y al final a la época fue entregada
El tipo de mierda que demandaba.

de Ernest Hemingway,
en The suppressed poems of Ernest Hemingway, The Library of Living Poetry, N°1, S/F.
Traducción: Félix Sánchez Durán.

lunes, 8 de febrero de 2021

El nido de cóndores

El nido de cóndores

 I
En la negra tiniebla se destaca,
Como un brazo extendido hacia el vacío
Para imponer silencio a sus rumores,
Un peñasco sombrío.

Blanca venda de nieve lo circunda,
De nieve que gotea
Como la negra sangre de una herida
Abierta en la pelea.

¡Todo es silencio en torno! Hasta las nubes
Van pasando calladas,
Como tropas de espectros que dispersan
Las ráfagas heladas.

¡Todo es silencio en torno! Pero hay algo
En el peñasco mismo,
Que se mueve y palpita cual si fuera
El corazón enfermo del abismo.

Es un nido de cóndores, colgado
De su cuello gigante,
Que el viento de las cumbres balancea
Como un pendón flotante.

Es un nido de cóndores andinos,
En cuyo negro seno
Parece que fermentan las borrascas,
Y que dormita el trueno.

Aquella negra masa se estremece
Con inquietud extraña:
Es que sueña con algo que lo agita
El viejo morador de la montaña.

No sueña con el valle, ni la sierra,
De encantadoras galas;
Ni menos con la espuma del torrente
Que humedeció sus alas.

No sueña con el pico inaccesible
Que en la noche se inflama
Despeñando por riscos y quebradas
Sus témpanos de llama.

No sueña con la nube voladora
Que pasó en la mañana
Arrastrando en los campos del espacio
Su túnica de grana.

Muchas nubes pasaron a su vista,
Holló muchos volcanes,
Su plumaje mojaron y rizaron
Torrentes y huracanes.

Es algo más querido lo que causa
Su agitación extraña:
Un recuerdo que bulle en la cabeza
Del viejo morador de la montaña.

En la tarde anterior, cuando volvía
Vencedor inclemente,
Trayendo los despojos palpitantes
En la garra potente,

Bajaban dos viajeros presurosos
La rápida ladera:
Un niño, y un anciano de alta talla
Y blanca cabellera.

Hablaban en voz alta, y el anciano
Con acento vibrante:
"Vendrá, exclamaba, el héroe
predilecto de esta cumbre gigante."

El cóndor, al oírlo, batió el vuelo;
Lanzó ronco graznido,
Y fue a posar el ala fatigada
Sobre el desierto nido.

Inquieto, tembloroso, como herido
De fúnebre congoja.
Pasó la noche, y sorprendiólo el alba
Con su pupila roja.

II
Enjambre de recuerdos punzadores
Pasaban en tropel por su memoria,
Recuerdos de otro tiempo de esplendores,

De otro tiempo de gloria,
En que era breve espacio a su ardimiento
La anchurosa región del vago viento.

Blanco el cuello y el ala reluciente,
Iba en pos de la niebla fugitiva,
Dando caza a las nubes en Oriente;

O con mirada altiva
En la garra pujante se apoyaba
Cual se apoya un titán sobre su clava.

Una mañana -¡inolvidable día!-,
Ya iba a soltar el vuelo soberano
Para surcar la inmensidad sombría

Y descender al llano,
A celebrar con ansia convulsiva
Su sangriento festín de carne viva,

Cuando sintió un rumor nunca escuchado
En las hondas gargantas de Occidente:
El rumor del torrente desatado,

La cólera rugiente,
Del volcán que en horrible paroxismo
Se revuelca en el fondo del abismo.

Choque de armas y cánticos de guerra
Resonaron después. Relincho agudo
Lanzó el corcel de la argentina tierra

Desde el peñasco mudo;
Y vibraron los bélicos clarines,
Del Ande gigantesco en los confines.

Crecida muchedumbre se agolpaba
Cual las ondas del mar en sus linderos;
Infantes y jinetes avanzaban

Desnudos los aceros,
¡Y atónita al sentirlos la montaña,
Bajó la frente, y desgarró su entraña!

¿Dónde van? ¿dónde van? ¡Dios los empuja!
Amor de patria y libertad los guía;
Donde más fuerte la tormenta ruja,

Donde la onda bravía
Más ruda azote el piélago profundo,
¡Van a morir o libertar un mundo!

III
Pensativo a su frente, cual si fuera
En muda discusión con el destino,
Iba el héroe inmortal que en la ribera
Del gran río argentino
¡Al león hispano asió de la melena
Y lo arrastró por la sangrienta arena!

El cóndor lo miró, voló del Ande
A la cresta más alta, repitiendo
Con estridente grito: "¡Este es el grande!"
Y San Martín oyendo,
Cual si fuera el presagio de la historia,
Dijo a su vez: "¡Mirad! ¡Ésa es mi gloria!"

IV
Siempre batiendo el ala silbadora.
Cabalgando en las nubes y en los vientos,
Lo halló la noche y sorprendió la aurora;
¡Y a sus roncos acentos,
Tembló de espanto el español sereno
En los umbrales del hogar ajeno!

Un día... se detuvo; había sentido
El estridor de la feroz pelea;
Viento de tempestad llevó a su oído
Rugidos de marea;
¡Y descendió a la cumbre de una sierra,
La corva garra abierta, en son de guerra!

¡Porfiada era la lid! Por las laderas
Bajaban los bizarros batallones,
¡Y penachos, espadas y cimeras,
Cureñas y cañones,
Como heridos de un vértigo tremendo
En la cima fatal iban cayendo!

¡Porfiada era la lid! En la humareda,
La enseña de los libres ondeaba
Acariciada por la brisa leda
Que sus pliegues hinchaba:
¡Y al fin, entre relámpagos de gloria
Vino a alzarla en sus brazos la victoria!

Lanzó el cóndor un grito de alegría,
Grito inmenso de júbilo salvaje;
¡Y desplegando en la extensión vacía
Su vistoso plumaje,
Fue esparciendo por sierras y por llanos
Jirones de estandartes castellanos!

V
¡Desde entonces, jinete del vacío,
Cabalgando en nublados y huracanes,
En la cumbre, en el páramo sombrío,
Tras hielos y volcanes,
Fue siguiendo los vívidos fulgores
De la bandera azul de sus amores!

¡La vio al borde del mar, que se empinaba
Para verla pasar, y que en la lira
De bronce de sus olas entonaba,
Como un grito de ira,
El himno con que rompe las cadenas
De su cárcel de rocas y de arenas!

¡La vio en Maipú, en Junín y hasta en aquella
Noche de maldición, noche de duelo,
En que desapareció como una estrella
Tras las nubes del cielo;
Y al compás de sus lúgubres graznidos
Fue sembrando el espanto en los dormidos!

¡Siempre tras ella, siempre! Hasta que un día
La luz de un nuevo sol alumbró al mundo;
¡El sol de la libertad que aparecía
Tras nublado profundo,
Y envuelto en su magnífica vislumbre
Tornó soberbio a la nativa cumbre!

VI
¡Cuántos recuerdos despertó el viajero
En el calvo señor de la montaña!
¡Por eso se agitaba entre su nido
Con inquietud extraña;
Y al beso de la luz del sol naciente
Volvió otra vez a sacudir las alas
Y a perderse en las nubes del Oriente!

¿A dónde va? ¿Qué vértigo lo lleva?
¿Qué engañosa ilusión nubla sus ojos?
¡Va a esperar del Atlántico en la orilla
Los sagrados despojos
De aquel gran vencedor de vencedores,
A cuyo solo nombre se postraban
Tiranos y opresores!

Va a posarse en la cresta de una roca,
Batida por las ondas y los vientos,
¡Allá, donde se queja la ribera
Con amargo lamento,
Porque sintió pasar planta extranjera
Y no sintió tronar el escarmiento!

¡Y allá estará! Cuando la nave asome
Portadora del héroe y de la gloria,
Cuando el mar patagón alce a su paso
Los himnos de victoria.
Volverá a saludarlo como un día
En la cumbre del Ande,
Para decir al mundo: ¡Éste es el grande!

de Olegario Víctor Andrade,
en Obras Poéticas de Olegario Víctor Andrade, Editorial Sopena, 1942.
https://campodemaniobras.blogspot.com/search/label/Poes%C3%ADa%20argentina%20del%20siglo%20XIX (6/12/20).

domingo, 7 de febrero de 2021

Los subverdes

 Los subverdes

Nosotros
los subdesarrollados
los subalimentados con ciertas hojas
y ciertas asperezas
los subamados
los subamantes
los subverdes, los subversivos
y subabúlicos habitantes
de esta tierra caliente, ritual
y tropical y metalífera
y ríos de agua y ríos de semen
para abrevar a ciertos turistas «inocentes»,
que bailamos macumba
y son y tangosón y bóngoro
y a veces
nos suicidamos lentamente bailando,
que amamos de una manera ciertamente baja
con amantes y amados muertos
de crimen pasional, como se dice,
de hijos de indios, de hijos de españoles,
de hijos de negros, de hijos de italianos
de hijos nomás que somos todavía
y no para siempre hijos que debemos ser.

Nosotros, los subverdes
los perfectos amantes latinos,
hermosos como látigos,
pero que no servimos para el «executive man»
que nos planearon.

A veces uno muere enfermo de ternura
y sus huesos se agitan por el mundo
con sus escamas verdes
las llagas de los pies en el zapato,
entonces alguien dice: ese era de América
de América del Sur,
pero sucede: el fuego que el salvaje
ha encendido por el mundo
los ha vuelto cenizas, de repente.

de Stella Calloni,
en https://redhargentina.wordpress.com/2020/06/21/poema-los-subverdes-de-stella-calloni-texto-y-video-de-la-propia-autora-intepretando/ (16/11/20).

sábado, 6 de febrero de 2021

A una dama que lamenta la dureza de mis versos

A una dama que lamenta la dureza de mis versos
 
Sucede que cuando salgo, lo primero que veo
es un vagabundo que hurga en la basura.
A veces, una loca sombrea su miseria
frente a mi casa.  Y el vacío de sus ojos insomnes
entenebrece la luz de la mañana.

Esquinas y semáforos invadidos por gentes
que venden cualquier cosa… enjambres de niños
se precipitan a limpiar automóviles
a cambio de un peso, un insulto, un golpe.
Adolescentes ofertan el único bien: sus cuerpos.
Mendigos, limosneros, drogadictos: la ciudad entera
es una mano famélica y suplicante.

Usted vive un mundo hermoso: frondosas arboledas
canchas de tenis, piscinas donde retozan
bellos adolescentes. Por las tardes
niñeras uniformadas pasean en cochecitos
a rubios serafines.
Su marido es funcionario importante.
Usted y su familia vacacionan en Nueva York o París
y en este país están solo de paso.

Lamenta mis visiones ásperas. Las quisiera suaves,
gratas como los pasteles y bombones que usted come.
Siento no complacerla. Aquí, comemos piedras.

de Daisy Zamora,
en https://periodicodepoesia.unam.mx/texto/como-la-tierra-cuando-la-parte-el-rayo/ (17/10/20).