Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

viernes, 31 de diciembre de 2021

Descanso

Descanso

De Roberto Jorge Santoro,
en Presentes, Ministerio de Educación, 2015.

jueves, 30 de diciembre de 2021

Junto a las aguas del Llobregat

Junto a las aguas del Llobregat

Dos mujeres y una niña pequeña
—de tres o tal vez cuatro años—descansan
bajo la sombra de unos abetos.

Desde lejos el rugido del mundo
va regresando una vez más.
Primero algunas palabras al vuelo

entre los hombres que se despiertan
y luego las máquinas
que se hablan entre sí en el idioma

que comparten con los cuerpos celestiales
—planetas, motas de polvo, lejanos sistemas solares—
y que saben lo que es necesario

hacer y lo hacen. Hace ya tanto tiempo,
piensas, de aquellos días, tan diferentes a estos,
bendecidos por vientos favorables

y olvidados en los himnos
que canturreábamos en el largo camino
volviendo del trabajo o en las fábulas infantiles

que intentábamos creer. Nadie repara
en la niña pequeña y sus vigilantes
han desaparecido y nadie se acurruca

bajo la sombra de los abetos.
El aire, brillante y en calma, se queda
de testigo, la única nube perdida

entre el cielo y este lugar no se mueve,
las montañas bajan la vista y guardan
distancia, en algún lugar lejos

el mar sigue trabajando para sí.
Junto a las aguas del Llobregat
nadie se sienta a llorar por los hijos

del mundo, junto al Ebro, el Tajo,
el Guadalquivir, junto a las aguas
del mundo nadie se sienta y llora.

De Philip Levine,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.128, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2019.

miércoles, 29 de diciembre de 2021

Endecha

Endecha

¡Ay, tierra mía!, antes tan rica,
no alientas nada, nada ya crías,
salvo miseria, muerte y ceniza.

Ahora tú eres dos chimeneas,
dos rotas torres, que ya no humean
y un cementerio que a nadie espera.

La lluvia oxida campos desiertos,
casas vacías, calles sin ecos,
el agua espesa de un río muerto.

¡Ay, tierra mía!, antes tan rica,
ahora tan pobre, por tu codicia.
De ti me alejo dando noticia.

de Conrado Santamaría Bastida,
en Cancionero de escombros con hoguera, Biblioteca Omegalfa, S/F.

martes, 28 de diciembre de 2021

Respuesta

Respuesta

Si me preguntaras
qué es lo que más quiero
sobre la anchura de la tierra,
yo te contestaría:
a ti, amor mío, y a la gente
sencilla de mi pueblo.

Dulce eres, como la tierra,
como ella frutal y hermosa.
Pero a ti te quiero.
No por bella que eres.
Ni por lo fluvial de tus ojos,
cuando ven que voy y vengo,
buscando, como un ciego, el color
que se me ha perdido en la memoria.
Ni por lo salvaje de tu cuerpo indomable.
Ni por la rosa de fuego, que se entrega
cuando la levanto del fondo de la sangre
con las manos jardineras de mis besos.
A ti te quiero, porque eres la mía.
La compañera que la vida me dio,
para ir luchando por el mundo.
Amo a la gente sencilla de mi pueblo,
porque son sangre que necesito,
cuando sufro y me desangro;
hombres que me necesitan cuando sufren.
Porque nosotros somos los más fuertes,
pero también los más débiles. Somos la lágrima.
La sonrisa. Lo dolorosamente humano. La unidad
de lo mejor y de lo más deplorable. Lo que canta
sobre la tierra y lo que llora sobre ella.
De ellos recibí esta voz, este corazón inquieto
que me apoya y me fortalece y me lleva consigo.
Por eso los amo como son
y también como serán.
Porque ellos son buenos
y serán mejores.
Y juntos nos jugamos
el destino, con nuestras
manos que todo lo construyen.
Así amo yo la vida
y amo a la humanidad,
amor mío,
cuando te amo y amo
a los hombres sencillos
de mi bello y horrendo país.

de Otto René Castillo,
en Vámonos Patria a caminar, yo te acompaño, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2019.

lunes, 27 de diciembre de 2021

La gran pregunta

La gran pregunta

Los cadáveres que duermen
En los depósitos sin una caricia de hermano
Las aldeas que humean
Los niños pequeños que lloran en los fosos ensangrentados
Nos agobian con su terrible duelo.

Si nos preguntan con sus ojos asombrados
¿Qué les diremos?

Más allá siguen rugiendo los cañones pesados
Segando nuestra desesperanza
Puede seguir inmóvil el arado en nuestros campos
Hasta que cese el tronar del cañón
Seguiremos cantando nuestra canción de libertad.

Hermanos míos, hermanos de cualquier tierra
Hermanos míos para siempre y por siempre
Extiendo mis manos a vosotros
A vuestro dolor tiendo mis manos

Más allá de las fronteras en que nos asesinan
Más allá de los límites del pecho
Si mares y desiertos nos separan
El sonreír del sol nos une al menos
Hermanos de toda la tierra.

Soy aquél que fusilan cada aurora
Que cava junto a vosotros aquí la misma tumba común
Bajo el cielo despejado que ríe
Sobre nuestras altivas cabelleras.

Os estrecho con calor las manos
Y circulo en vuestra sangre
Respirando la misma fiebre.

Nuestros días poseen el mismo color
El mismo gusto acre.

Y lo repartimos con vosotros
Como el pobre pan negro.

de Kostas Thrakiotis,
en Poesía social y revolucionaria del siglo XX (selección de Jorge Brega), Editorial Agora, 2012.

domingo, 26 de diciembre de 2021

EL SACRISTÁN

EL SACRISTÁN

He visto que la gente salía de la iglesia y yo he
querido entrar.
Le he pedido al sacristán que me dejara entrar.
El sacristán se ha puesto en pie delante de la
iglesia
y me ha dicho que dormía y que, por lo tanto, no
me podía oír.

Entonces yo le he dicho que me dejara entrar.
Toda la gente había salido de la iglesia
y la iglesia ha empezado a crecer, a crecer
hasta que el silencio ha cabido enteramente dentro.

Y yo le he dicho al sacristán que, por favor, me
dejara entrar,
que desde pequeño he estado prometiendo que
hoy,
precisamente hoy, entraría en la iglesia.
Pero el sacristán se ha puesto azul y me ha dicho
que era del todo imposible:
cada año le dan la lista de invitados. Yo no estoy.
Y entonces me he echado a llorar para ver si llovía
y nos teníamos que refugiar los dos en la iglesia.

Y le he pedido al sacristán que me dejara entrar.
Pero el sacristán me ha dicho que empezaba a
llover
y que perdonara, pero que tenía que irse a su casa
para ponerse, como cada noche, una inyección de
tiempo.
Entonces le he conjurado para que, en el nombre
de Dios, me dijera las tres razones
por las que yo no podía entrar en la única iglesia
blanca de mi vida.
Cuando me ha dicho la primera razón sus labios
se movían correctamente y, sin embargo,
mis oídos me han servido tan sólo
ruidos de locomotoras y extraños pitidos infantiles.
Cuando me ha dicho la segunda razón,
he comprendido que el sacristán me hablaba en
una curiosa lengua indostánica que yo no
podía entender.
Cuando me ha dicho la tercera razón he visto al
fin que la iglesia había desaparecido
y el sacristán y yo estábamos solos en la llanura
en medio de la lluvia.

Entonces el sacristán se ha apagado de repente
y se ha puesto de rodillas para pedirme que, por
favor,
le ayudara a encontrar nuestra iglesia perdida.
Pero yo le he dicho que tendría que esperar un
poco,
porque había estado muy impertinente
y yo tenía que reflexionar sobre la nueva situación.
Entonces la lluvia se ha llevado al sacristán
y yo he tenido que ponerme de rodillas para pedir
a la lluvia
que, por favor, me devolviera al único sacristán
de mi vida,
porque sin él no podría entrar en la iglesia cuando
la encontrara.

Entonces la lluvia ha encendido sus ojos tormentosos
y he visto con sorpresa que el sacristán era yo
y que tenía delante una pobre mujer, con un niño
en los brazos, que llamaba a la puerta.

Pero no se veía ninguna puerta
y la iglesia, increíblemente pequeña, estaba a
nuestros pies
y además yo acababa de destrozar el campanario

con mis gruesos zapatones de lluvia.

de Lorenzo Gomis,
en Poesía Religiosa - Antología (Leopoldo de Luis), Alfaguara, 1969.

sábado, 25 de diciembre de 2021

Por navidad, discos rayados

Por navidad, discos rayados

Están resonando con alegría
los cánticos de mi tierra

en los grandes almacenes
en los grandes almacenes

¡Soltad la pasta, cabrones,
que es nochebuena!

De Antonio Orihuela Uzal,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.14, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

viernes, 24 de diciembre de 2021

VILLANCICO DEL NIÑO MUNDO

VILLANCICO DEL NIÑO MUNDO

El niño que hoy nace desnudo
no eres tú, Jesús, que es el mundo.

Arrecidito entre pajas,
con padre y gloria en el cielo
y aquí ni una mala manta.

Sin abrigo,
sin calores,
sin amores,
sin amigo.

Todas las nochebuenas
viene y se encarna
un niño que no tiene
pan ni almohada.

Niño y no Dios.
Lo hiere una ventolera,
lo mata un golpe de tos.

Por toda la tierra yace
un dolor casi infinito
que a puros gritos renace.

Ven a verlo, Dios Jesús,
mucho más desamparado,
más solo y triste que tú.

Esta noche es noche mala
porque han venido a nacer
cien mil niños sin un ala
en tierras de sal llover.

No es buena esta noche-buena
ni hay mañana novedad,
la pena sigue tan pena,
la gente tan sin piedad.

Ya no más nos alegremos
pues aunque nos nazca un Dios
cuántos nos desvanecemos
sin un remo ni una voz.

de José Luis Tejada,
en Poesía Religiosa - Antología (Leopoldo de Luis), Alfaguara, 1969.

jueves, 23 de diciembre de 2021

Los asuntos del poeta

Los asuntos del poeta

creer
y crear

De Roberto Jorge Santoro,
en Presentes, Ministerio de Educación, 2015.

miércoles, 22 de diciembre de 2021

El regreso: Orihuela, 1965

El regreso: Orihuela, 1965

Para Miguel Hernández

Llegas a una suave elevación
en la estrecha, sinuosa carretera,
los nidos del blanco pueblo
en el valle más abajo. Una brisa
platea las frías hojas
de los olivos, justo como sabías
que lo haría o tal y como lo viste
en sueños. ¿Cuántos días
has esperado hasta este día?
Pronto deberás enfrentarte a un hijo
hecho ya un hombre, una mujer envejecida,
la diminuta casa sellada de la memoria.
Un solitario cuervo desciende contra el sol
y los campos susurran su coraje.

De Philip Levine,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.128, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2019.

martes, 21 de diciembre de 2021

ORO CALIDO

ORO CALIDO

Yo, poeta sin dinero
Esta mañana de estío;
Me echo a andar por la avenida
Que llena de oro un sol lindo.
Y, oh sol, me lleno de tu oro
Las manos y los bolsillos,
Yo, que sin un sólo cobre,
Salí esta alborada exiguo,
Sol, me hallo por tu oro pleno
De ilusión y salud: ¡Rico!
Oro de sol, cálido oro,
Oro de sol encendido:
A ti nadie te acapara,
No hacen monedas contigo.
En la Bolsa no eres nadie,
En el banco eres un mito
Y en las casas de comercio
Un intruso entrometido.
Éntrate, oh sol, oro cálido
Por nariz, ojos y oídos,
Llena el pecho de los hombres
Y hazlos buenos y verídicos.
Éntrate oh sol, sol de oro,
Limpia, más que su bolsillo,
Limpia su alma de la roña
Del otro oro, oro frío.
Dadles salud e ilusiones;
Y hazlos, como a mí, tan ricos
Que canto y corro contento,
Sin un cobre en los bolsillos.
¡Échate sobre estos hombres
Flacuchos y pequeñitos;
Llénales de ideas, sangre,
Músculos y amor: Sol lindo,
Vuelve a amasar estas sombras
Y has otra vez hombres vivos,
Oh, sol de oro, oro cálido
De esta mañana de estío!

de Álvaro Yunque,
en Versos de la calle, Editorial Claridad, 1924.
http://www.alvaroyunque.com.ar/ (7/5/20).

lunes, 20 de diciembre de 2021

A un combatiente de la libertad

A un combatiente de la libertad

Cuando le preguntaron
qué sentía al ver y oir
todos los detalles de la guerra
dirigió la mirada
al que así le preguntaba,
-el inglés Michel Carltony
luego le respondió:

—Nada

Nada a la vista de los muertos
al escuchar los lamentos de las mujeres
los desgarradores gemidos
de los prisioneros torturados
y nada al tableteo de muletas
de niños mutilados por las bombas
Nada al oler el hedor dulzón
de las esteras de bambú
cubriendo demasiado tiempo los cadáveres
Ni tampoco al oir el estertor
de sus propios camaradas
de los negros y de los provincianos
reclutados para la gran hornada

-Nada

¡Oh guerrero perfecto
meta por fin alcanzada
por los planificadores de personal
libre de debilidades y siempre dispuesto!
Sin ti no serían posibles
estas guerras tan decisivas
tan alejadas de la patria
¿qué es lo que sientes?

—Nada

Héroe del mundo cosificado:
quien sea como tú
también será capaz de arrojar niños
a los vertederos de basura
o a la cámara de gas,
muerte menos dolorosa que el napalm
Feliz el general
que disponga de ti:
no tendrá que imponerse limitaciones
sabe que estás desprovisto
de escrúpulos feminoides:
un guerrero para su guerra
Para alcanzar la perfección no te falta:

— Nada

Hay que levantarte un monumento
Todavía el cuerpo con vida
todavía disparando
lanzando granadas
todavía recibiendo la soldada
solazándote en los burdeles de Saigón
ya eres tan duro y constante
como los hombres de piedra y bronce
Puesto que tú nada sientes
¿qué te puede desconcertar?
¿qué te puede prevenir?
¿qué te puede salvar?

— Nada

de Erich Fried,
en Antología Dispersa, Biblioteca Libre Omegalfa, 2008.

domingo, 19 de diciembre de 2021

Lapidaciones

Lapidaciones

1

-Sé fuerte, mi vida,
mañana será,
como a perros con piedras
nos han de matar.

-No temo a las piedras.
tampoco morir,
lo que yo más temo,
mi vida sin ti.

2

Mi mano tiró la piedra,
mi mano, y mi desazón.

Frente a la comisaría
y a la plena luz del día,
cuando todo parecía
tranquilo y devastador,
mi mano tiró la piedra,
mi mano, y mi desazón.

de Conrado Santamaría Bastida,
en Cancionero de escombros con hoguera, Biblioteca Omegalfa, S/F.

sábado, 18 de diciembre de 2021

Y ERA EL MEDIO DEL PASO DEL MAR

Y ERA EL MEDIO DEL PASO DEL MAR

Nací bajo Pinochet, viví bajo Pinochet,
morí bajo Pinochet. Pero te quería yo
tanto que hasta no me parecía tan malo

-En el medio del paso del
mar: población Lincoyán
509/ difuntos

Día y noche la paso sin dormir para mí
de la pena que tengo no hay dormir
para mí. Si la noche se hace día para mí

-En el medio del paso de
mar: población Cajón
del Maipo/ difuntos

¿Me comiste? ¿Por qué tenías hambre,
paisano, me comiste? ¿No lloraste? ¿Por
qué estabas muerto, paisano, no lloraste?

-En el medio del paso del
mar: población Villa
Concón/ difuntos

de Raúl Zurita,
en Los países muertos, Ediciones Tácitas, 2006.

viernes, 17 de diciembre de 2021

PROCLAMA

PROCLAMA

Y desde este pequeño ombligo del mundo
oprimido, saqueado y asediado
digo patria en voz alta
digo sur
y digo campesino con su tierra
y canto
canto con el grito de la sangre
de todos esos muertos
que antes que yo gritara
cantaron, lucharon y murieron.

de Germán Mastellone,
en Trepanaciones y otros laberintos terrestres - Un teorema incompleto de la memoria y el olvido, Edición de autor, S/F. 

jueves, 16 de diciembre de 2021

Balada del niño soldado

Balada del niño soldado

1

Llegaron por la noche,
machete en mano.

Degollaron a todos
y nos llevaron.

Ahora vamos de noche,
los pobres huérfanos.

La mirada vacía,
todos hermanos.

Llegaremos al alba,
machete en mano.

2

Vela el humo tus ojos,
tus ojos hambrientos
de vientos hermosos.

Nada dice el muerto.

Vela el humo la tarde,
la tarde asustada
de la roja sangre.

Tú no dices nada.

de Conrado Santamaría Bastida,
en Cancionero de escombros con hoguera, Biblioteca Omegalfa, S/F.

miércoles, 15 de diciembre de 2021

Tuve un amigo querido

Tuve un amigo querido

Tuve un amigo querido
que murió en Ñancahuazú,
su tumba no la encontraron
porque no le han puesto cruz.

No importa que no la tenga,
lo mismo la hemos de hallar
multiplicada en el aire
donde está la libertad.

Crece la mata en la sierra,
crece el árbol más allá.
En los barrancos profundos
el río canta y se va.

Pájaros de tres colores
pasan en vuelo fugaz,
la mariposa y el cóndor
todos lo quieren nombrar.

Tumba perdida en la sierra
jamás se podrá olvidar,
en las guitarras del pueblo
se convierte en madrigal.

Tuve un amigo querido
que murió en Ñancahuazú,
su tumba no la encontraron
porque no le han puesto cruz.

de Atahualpa Yupanqui,
en Poesía social y revolucionaria del siglo XX (selección de Jorge Brega), Editorial Agora, 2012.

martes, 14 de diciembre de 2021

Práctica poética

Práctica poética

escribo
para los que hablan

De Roberto Jorge Santoro,
en Presentes, Ministerio de Educación, 2015.

lunes, 13 de diciembre de 2021

CANCIÓN DE LOS TEJEDORES

CANCIÓN DE LOS TEJEDORES

Tú que fuiste libre, ¿sabes lo que hacemos
En nuestros telares, ruiseñor del Rin?
Como en tu Silesia, tejemos, tejemos,
Y nuestro trabajo se acerca a su fin.

Al pié de tu losa hoy te lo diremos
En los versos rojos de nuestra canción;
Desde hace ya siglos tejemos, tejemos,
Telares cansados nuestras almas son.

Esperando el alba con ojos abiertos
Sin odio, sin ira y sin inquietud,
Tejemos sudarios para dioses muertos;
La roja mortaja de la esclavitud.

Fuiste un hombre libre. Y nos comprendemos
Desde tu sepulcro, ruiseñor del Rin;
Como en tu Silesia, tejemos, tejemos,
Y nuestro trabajo se acerca a su fin.

de Héctor Pedro Blomberg,
en Antología de la Primavera, Ediciones Selectas América, Año II, n°30,1920. 

domingo, 12 de diciembre de 2021

El poema de tiza

El poema de tiza

Esta mañana, de camino al bajo Broadway,
me crucé con un hombre alto
hablándole al trozo de tiza
que sostenía en la mano derecha. La izquierda
estaba abierta y marcaba el compás,
pues su discurso tenía ritmo;
era un canto o una danza o, quizás,
un poema en francés, pues
era de Senegal y hablaba francés
tan lento y con tanta precisión que yo
podía entenderlo como si me hubiesen arrojado
cincuenta años atrás, hacia
mi clase de instituto. Un hombre esbelto,
elegante en las formas, pulcramente vestido
con los restos de dos trajes azules,
con la corbata firmemente anudada y su camisa blanca
sin planchar, aunque impoluta. Conocía
la historia entera de la tiza, no solo
de aquel trozo en particular, sino
de la tiza con la que yo escribí
mi nombre el día en el que regresé
a la escuela tras la muerte
de mi padre. Conocía el feldespato,
el calcio, las conchas de las ostras; sabía
qué criaturas habían dado su espinazo
hasta formar el polvo temporal
prensado en aquellos conos perfectos,
conocía la tristeza de las aulas
en diciembre, cuando la luz decae
temprano y las palabras de la pizarra
abandonan su gramática y sentido
y, más tarde, incluso sus contornos, de tal modo que
cada letra se expande en todas direcciones
y, al mismo tiempo, no significa nada en absoluto.
Al principio pensé que su barba corta
estaba escarchada de tiza; conforme
nos aproximábamos, a menos de un pie
de distancia, vi que sus pelos eran blancos,
así que a pesar de la juventud que había en sus gestos
era, al igual que yo, un hombre entrado en años, aunque
de apariencia mucho más noble, con sus pómulos altos
y tallados, sus hombros anchos
y sus claros ojos negros. Tenía el porte
de un rey del bajo Broadway, alguien
salido de la mente de Shakespeare o
de García Lorca, alguien por quien la pérdida
se había dulcificado en caridad. Nos enfrentamos
durante aquel largo minuto, ambos
compartiendo el último poema de tiza
mientras la gran ciudad se enfurecía a nuestro
alrededor, y luego el poema se acabó, tal y como lo hacen
todos los poemas, y su mano izquierda se desplomó
hacia un lado bruscamente y me tendió
el trozo de tiza. Yo me incliné ante él,
sabiendo cuánta era la importancia de aquel gesto,
y le escribí mis agradecimientos en el aire,
donde podrán ser escuchados para siempre
bajo el grito endurecido de las conchas del mar.

De Philip Levine,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.128, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2019.

sábado, 11 de diciembre de 2021

INTERIOR

INTERIOR

Una sola cama con
una colcha remendada,
y los habitantes son:
padre, madre, chiquillada.

Sobre un torcido cajón
una jofaina rajada,
un espejillo, un jabón,
un peine, miseria, nada...

Cuatro cosas de almacén,
un hornillo, una sartén,
un santo de yeso manco...

Y un irrigador que asoma
la culebra de su goma
envuelto en un trapo blanco.

de Baldomero Fernández Moreno,
en Mil novecientos veintidós, Editorial Tor, 1922.

viernes, 10 de diciembre de 2021

CRUCIFIXIÓN

CRUCIFIXIÓN

Y de pronto irrumpieron las espadas
Y su bestialidad, los militares.
¡Y te crucificaron, Argentina!
No exclamo como el hombre agonizante
Sobre el Monte Calvario:
“Perdónalos, Señor, no saben”.
¡Que los perdone Dios! Yo no perdono:
Estos saben lo que hacen.

de Álvaro Yunque,
en https://verbiclara.wordpress.com/2011/11/18/poemas-ineditos-de-alvaro-yunque/ (12/11/20).

jueves, 9 de diciembre de 2021

TROPOLOGÍA DE LA TRAICIÓN

TROPOLOGÍA DE LA TRAICIÓN

En cambio
tal vez así será tu vida
el ansia desesperada
por descifrar los códigos
de lo que vendrá
la soledad irradiada
en los surcos de la frente
un sótano inundado
un reloj detenido en la hora de la muerte.

Bernal, 28 de junio de 2015

de Germán Mastellone,
en Trepanaciones y otros laberintos terrestres - Un teorema incompleto de la memoria y el olvido, Edición de autor, S/F. 

miércoles, 8 de diciembre de 2021

LA TRAICIÓN

LA TRAICIÓN

La traición es la celada que nos tiende
a cada paso el enemigo
y sólo puede proceder del propio campo,
del hermano, del amigo.
Judas, revisionistas y arrepentidos
siempre han existido.
La traición es antigua
y se paga a buen precio.
Tiene su recompensa y también
                                su castigo.

Junio 1993

de Manuel Pérez Martínez (Arenas),
en Libertad, no escribiré tu nombre en vano, Edición de autor, 2016.

martes, 7 de diciembre de 2021

Helenidad

Helenidad

(Parte I)
Estos árboles no transigen con tener menos cielo,
estas piedras no transigen con los pasos enemigos,
estos rostros no transigen más que con el sol,
estos corazones no transigen más que con la justicia.

Este paisaje es duro como el silencio,
aprieta contra el pecho sus piedras calcinadas,
aprieta contra la luz sus olivos huérfanos y sus vides,
aprieta los dientes. No hay agua. Solamente luz.
El camino se pierde entre la luz y la sombra del cerco es de hierro.

Los árboles, los ríos y las voces se convirtieron en mármol bajo la cal
del sol.
Con el mármol tropiezan las raíces. Los arbustos polvorientos.
La mula y la rosa. Jadean. No hay agua.
Todos tienen sed. Años enteros. Todos mastican un bocado de cielo además
de su amargura.

Sus ojos están rojos de insomnio,
una profunda arruga clavada entre sus cejas
como un ciprés entre dos montes al anochecer.
Sus manos están pegadas al fusil
el fusil es una prolongación de sus manos,
sus manos son una prolongación de sus almas
tienen sobre sus labios el furor
y tienen una pena profunda, muy profunda en sus miradas
como una estrella en un charco de sal.

Cuando estrechan la mano el sol está seguro para el mundo,
cuando sonríen vuela una pequeña golondrina de su barba feroz,
cuando duermen doce estrellas nacen de sus bolsillos vacíos,
cuando mueren sube la vida cuesta arriba con tambores y banderas.

Hace ya tantos años que todos tienen hambre, que todos tienen sed, que
todos mueren
sitiados por tierra y por mar;
el calor devoró sus campos y la sal inundó sus casas,
el viento derribó sus puertas y deshojó las pocas lilas de la plaza,
por los agujeros de sus capotes entra y sale la muerte,
sus lenguas están ásperas como el amargo fruto del ciprés;
sus perros se murieron envueltos en sus sombras
y la lluvia golpea en sus huesos.

Fuman boñigas arriba en las guaridas, convertidos en piedra y por la noche
vigilan el rabioso mar donde se ha hundido
el mástil roto de la luna.
Se ha terminado el pan, las balas se acabaron,
ahora cargan sus viejas armas sólo con sus corazones.

Tantos años sitiados por tierra y por mar,
todos tienen hambre, todos perecen, pero ninguno muere
arriba, en las guaridas, sus ojos centellean,
ven una gran bandera, un gran fuego rojo,
y, cada amanecer, miles de palomas vuelan desde sus manos
hacia las cuatro puertas del horizonte.

de Yannis Ritsos,
en Poesía social y revolucionaria del siglo XX (selección de Jorge Brega), Editorial Agora, 2012.

lunes, 6 de diciembre de 2021

Comunicado

Comunicado

Nada
podrá
contra esta avalancha
del amor.

Contra este rearme del hombre
en sus más nobles estructuras.

Nada
podrá
contra la fe del pueblo
en la sola potencia de sus manos.
Nada
podrá
contra la vida.
Y nada
podrá
contra la vida
porque nada
pudo
jamás
contra la vida.

de Otto René Castillo,
en Vámonos Patria a caminar, yo te acompaño, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2019.

domingo, 5 de diciembre de 2021

Leña verde

Leña verde

(A Massimo)

El hombre inmóvil tiene ante sí colinas en la sombra.
En tanto estas colinas sean siempre de tierra
los labriegos tendrán que zaparlas. Las mira sin ver,
como el que aprieta los ojos en la cárcel, despierto.
El hombre inmóvil —que estuvo en la cárcel— mañana reanuda
el trabajo con unos camaradas. Esta noche está solo.

Las colinas le saben a lluvia: es el olor remoto
que a veces llegaba en el viento a la cárcel.
Alguna vez llovía en la ciudad: un abrirse
del aliento y la sangre hacia la calle libre.
La cárcel apresaba la lluvia, en la cárcel la vida
no se terminaba, a veces hasta el sol se filtraba:
los camaradas esperaban y el futuro esperaba.

Ahora está solo. El olor inaudito de tierra
le parece brotar de su cuerpo, y recuerdos remotos
—él conoce la tierra— lo encadenan al suelo,
a ese suelo real. Nada vale pensar
que los campesinos asestan la zapa en la tierra
como en un enemigo y que se odian a muerte
como tantos rivales. Con todo, esos labriegos
tienen una alegría: el trozo de tierra roturado.
¿Qué interesan los otros? Mañana, las colinas
se extenderán al sol, tendrá cada uno la suya.

Los camaradas no viven en las colinas,
nacieron en ciudades donde en vez de la hierba
sólo hay vías. Hasta él lo olvida, a veces.
Pero el olor de tierra que llega a la ciudad
ya no sabe a labriegos. Es una amplia caricia
que hace cerrar los ojos y pensar en los camaradas
que están en la prisión, en la larga prisión que los espera.

de Cesare Pavese,
en Poesía social y revolucionaria del siglo XX (selección de Jorge Brega), Editorial Agora, 2012.

sábado, 4 de diciembre de 2021

IV

IV

mi patria está viva cuando escribo
se sale por el lápiz
invade mi camisa
muchacha
inventemos el amor con lo que queda
es necesario buscar
no perder tiempo

mi patria tiene forma de poema
hay que llevarla crucificada al hueso
ayudarla a salir
amarla y desamarla

entonces algo pasa
se cortó el hilo de repente
mi patria es joven como yo
tiene sus dudas

De Roberto Jorge Santoro,
en Presentes, Ministerio de Educación, 2015.

viernes, 3 de diciembre de 2021

Aquí en el gran cementerio

Aquí en el gran cementerio ⃰

Aquí en el gran cementerio
detrás de la fortaleza de Barcelona,
he venido una vez más para contemplar
Las tumbas de mis caídos.
[…]
Entre el cementerio y
el cementerio protestante encontramos tres piedras
las tres en fila: Ferrer Guardia,
B. Durruti, F. Ascaso, los nombres
escritos con rotuladores
y con unas Áes circundadas y homenajes
a la FAI y a la CNT.
[…]
Para dos de ellos hay ofrendas
florales, pero Ascaso afronta
la eternidad con sólo una piedra.
Quizá es como debe ser. Él era
una piedra, una piedra y una espada,
la primera moliendo y afilando
a la otra.

⃰ Dedicado a Francisco Ascaso, líder anarcosindicalista español que murió en el asalto al cuartel de Atarazanas de Barcelona en julio de 1936, y titulado: “Francisco, I’ll bring you red carnations”

De Philip Levine,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.128, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2019.

jueves, 2 de diciembre de 2021

VIDA

VIDA

Dolor, miseria, agonía,
aquí, allá, arriba, abajo. . .
Por hoy se acabó el trabajo.
Mas también se acabó el día.

de Baldomero Fernández Moreno,
en Mil novecientos veintidós, Editorial Tor, 1922.

miércoles, 1 de diciembre de 2021

Un mar de nubes dentro del cielo...

Qué distinto el otoño
para mí que voy
para ti que te quedas.
MASAOKA SHIKI
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Un mar de nubes dentro del cielo
un signo dorado sobre un fondo rojo
un pájaro de metal y fuego
que cimbra y tiembla en la turbulencia
el sueño
de encontrar un paraíso cálido
o una cita a ciegas con la muerte.

Caracas, 04 de diciembre de 2015

de Germán Mastellone,
en Trepanaciones y otros laberintos terrestres - Un teorema incompleto de la memoria y el olvido, Edición de autor, S/F.