Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

domingo, 5 de septiembre de 2021

imágenes pandémicas

imágenes pandémicas

especialistas
equivocando diagnósticos
pronósticos erráticos

*

ignorantes
equivocando diagnósticos
pronósticos tajantes

*

nariz fuera del barbijo
casco en el codo
¿el preservativo?

*

sostén de mentones
en varios colores
para las bocas abiertas

*

astronautas pisando
precavidamente
entre alienígenas la tierra

*

la escuela
como la luna
inmaculada

*

el diván y el sillón
al lado del cajón
dentro del aula

*

perros paseando
a sus nuevos amos
por las calles

*

entre la medicina y la televisión
nos quedamos con la televisión
nos conoce mejor

*

su epitafio dirá
luchó por la libertad
y murió de covid
sin libertar nada

Por Félix Sánchez Durán.

HOMBRE COTIDIANO

HOMBRE COTIDIANO

Renaces del sueño.
Pisas la mañana,
Recomienzas el camino
Que no conduce.
No cargas tu cruz o tu estrella,
Te cargas a ti mismo.

La publicidad te dirá
Lo que debes comer y beber.
Una agencia matrimonial
Arreglará tu exacto complemento biológico,
Después serás numerado
Extraerás una ficha
Ingresando a la sociedad.

Pero quién te sacará la ausencia?
Qué librará a tus hijos inconcebidos
De los frutos atómicos?
Quién te dará certeza de paz mañana,
Y te explicará lo que sobró de los hombres?

de Carlos Varassim,
en Eco Contemporáneo, n°1, 1961.
http://americalee.cedinci.org/wp-content/uploads/2021/04/EcoContemporaneo_n1.pdf (26/7/21).

sábado, 4 de septiembre de 2021

Mayar XXIV

Mayar XXIV

La gaviota se cansará del vuelo
y nadie sabrá
si hay sombras en el aire.

Sin saber caminar
nos daremos el paso
y las bocas desbordarán la saliva,
entonces,
los dientes tocarán lo plano
y llegará el momento
de habitar la palabra.

de Francisco Azuela,
en La palabra ardiente, Centro Cultural Internacional El Cóndor de los Andes - Águila Azteca, A.C., 2002.

viernes, 3 de septiembre de 2021

Los tanteros

 Los tanteros

Sólo un hato de negros
descargados en el campo,
arando, plantando, segando,
para hacer que el algodón rinda.
Cuando el algodón es recogido
y el trabajo terminado
el patrón toma el dinero
y nosotros no recibimos nada,
nos deja hambrientos, andrajosos
como estábamos antes.
Los años van y vienen
y nosotros somos nada más
que un hato de negros
descargados en el campo
arando la vida entera
para hacer que el algodón rinda.

de Langston Hughes,
en Poesía social y revolucionaria del siglo XX (selección de Jorge Brega), Editorial Agora, 2012.

jueves, 2 de septiembre de 2021

Sonetos de Fuerteventura - XIII

 XIII

"¡Ahora yo soy el amo!" ¡Pobre chico!,
y lo dijo en francés del Instituto.
Admira al bisabuelo, se cree astuto,
y hasta presume de tener buen pico.

Pero como no es ningún Federico
y el seso tiene de sustancia enjuto
le lleva su amo, su rocin, su bruto,
hasta que tenga que decir "¡abdico!"

Ha querido colar de contrabando
la monarquía neta, la del cuco
que fué el abyecto sétimo Fernando,

y aunque en España sobre hoy tanto eunuco
como él muy listo es embustero y blando
va a salirle al revés el viejo truco.

15-V-1924.

de Miguel de Unamuno,
en Obras Completas - Poesía II, Afrodisio Aguado, 1958.

miércoles, 1 de septiembre de 2021

Traicioné a mis padres

 Traicioné a mis padres

Traicioné a mis padres: no acaté su legado
ni recorrí el camino trazado por su índice.
Defraudé a la ciudad: no tuve oficio ni empleo
y mi voto sólo llevó inquietud a los burgueses.
Menosprecié a los dioses: no veneré sus máscaras
ni me hinqué ante sus nuncios terrenales.
Desoí a la razón: cuando hube de callar, solté la lengua;
cuando hube de ser cauto, puse el dedo en la llaga.
A una edad en que ya debería preparar mi alma,
alivianarla para su despegue,
no puedo hablar siquiera de arrepentimiento.
Condenado por todos los discursos,
sigo escuchando la impenitente voz de la poesía,
su incitación a la desobediencia.

(El fin ya tuvo lugar)

De César Cantoni,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.112, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2018.

martes, 31 de agosto de 2021

Proverbios y cantares - II

Proverbios y cantares - II

¿Para qué llamar caminos
a los surcos del azar?...
Todo el que camina anda,
como Jesús, sobre el mar.

de Antonio Machado,
en Proverbios y cantares, Biblioteca Virtual Universal / Editorial del cardo, 2010.

lunes, 30 de agosto de 2021

SUEÑO QUE SOY LA MUERTE DE ORFEO

SUEÑO QUE SOY LA MUERTE DE ORFEO

Estoy caminando aprisa por las estriaciones de luz
y oscuridad tiradas bajo una arcada.
Soy una mujer en la plenitud de la vida con ciertos
poderes,
y esos poderes severamente limitados
por autoridades cuyas caras raramente veo.
Soy una mujer en la plenitud de la vida
manejando a su poeta muerto en un negro
Rolls-Royce
a través de un paisaje de crepúsculos y abrojos.
Una mujer con cierta misión
que obedecida al pie de la letra
la dejará intacta.
Una mujer con nervios de pantera
una mujer de contactos entre Hell's-Angels
una mujer sintiendo la abundancia de sus poderes
en el momento preciso en que no debe usarlos
una mujer juramentada con la lucidez
que ve a través de fuegos humeantes
y de mutilaciones criminales de estas subterráneas
calles
a su poeta muerto aprendiendo a caminar
hacia atrás contra el viento
al otro lado del espejo

de Adrienne Rich,
en Siete poetas norteamericanas contemporáneas (Beth Miller), UNAM, 2008.
Selección, notas y traducciones de Beth Miller. 

domingo, 29 de agosto de 2021

Aztecal VIII

Aztecal VIII

En este poema de muertos
se te murió tu padre,
se murieron tu abuelo y tu siembra
y se acabó la tarde en una mirada.

En este poema de muertos
se murió el amor de tus antiguos,
se murieron tus pájaros
y se calló la estrella de tu frente
como un puñado de rosas enfermas.

En este poema de muertos
se te murió la vida,
y por segunda vez se te murió la patria
cuando tú te quedaste mirando
como un arco iris sin color.
En este poema de muertos
se te partió la sangre en dos ríos azules,
y un esqueleto de sombras
en tus ojos de nieve
busca a pesar de todo, la libertad de tu pueblo.

de Francisco Azuela,
en La palabra ardiente, Centro Cultural Internacional El Cóndor de los Andes - Águila Azteca, A.C., 2002.

sábado, 28 de agosto de 2021

La canción extraña

La canción extraña

Mi canción es extraña, lo comprendo...
y comprendo que suene en tus oídos
así mal porque es lúgubre. Yo canto
una canción extraña, la del siglo!
Una mala canción que me enseñaron
las miserables hembras del prostíbulo
y los callados hombres de la cárcel
y las criaturitas del asilo....
Huérfanos, prostitutas y ladrones,
sobra del arrabal, carne del vicio,
para quienes el Código fué recto
y no tuvo atenuantes el castigo.
¡Oh, mi mala canción!.........
— «Yo soy la hembra,
máquina de placer, á precio fijo,
que nací para el beso del borracho
y para el puntapié del libertino.
Mis padres eran buenos, eran pobres—
eran pobres y buenos... ¿quién ha visto
que sólo con amores y pobrezas
se alcen hogares y se eduquen hijos?....
Una noche muy clara... ¡la recuerdo
porque en aquella noche tuve frío!
regresaba al hogar, á mi agujero
siempre hediondo y sin luz del conventillo,
cuando en medio del pecho, fríamente
se me clavó un puñal... ¡ya no era mío!
Arrumbados los viejos cachivaches,
allí estaba la cómoda de pino,
allí estaba el retrato del abuelo,
allí mi traje azul de los domingos...
¡y mis dos pobres viejos, que lloraban
en un rincón del cuarto del vecino!
Entonces me acordé de que era joven...
y con mi juventud he conseguido
lo que no conseguí con el trabajo
¡pagar los alquileres!...»
Te lo digo:
mi canción porque es lúgubre es extraña...
es la mala canción de los que un día
se vieron sin hogar, en la cloaca
y robaron...
— «Yo soy un delincuente.
Rudo de complexión, bueno de alma,
trabajé muchos años en la estiva
como un asno de arriero con la carga.
Cuando, desde la boca del navio,
iba con los tirantes á la espalda
atravesando el murallón, crujía,
en su extremecimiento la planchada.
Y todo ¿para qué?... para que un día
faltase en el hogar luz á mi lámpara,
un mal brevaje á mi mujer enferma
y á mis dos pequeñuelos una lápida!
Robé y estoy aquí... Seguramente
que la 1etra del Código es muy santa,
pero no la han escrito los hambrientos...»

He ahí la canción que me enseñaron
esos del lupanar y el calabozo,
las hembras locas y los hombres malos.
Es extraña ¿verdad? pues, más son ellos:
hay de mirar sombrío; rostros largos
como una hoja de puñal. Blasfeman...
Hay otros amarillos, encorvados,
que tosen largamente, y en la cara
tienen como una mueca que hace daño...
Hay enseguida los deformes: unos
perdieron la nariz, otros el labio,
otros hasta la voz...
— ¿En qué evangelio
se santifica la injusticia? ¿Acaso
premia dios á los tristes y á los buenos,
como á los mercaderes, con el látigo?
¿Qué sociedad civilizada es esta
que dispone el banquete en el palacio,
y manda invitación para el banquete
con los mismos hambrientos, á los hartos?
¡Oh, mi mala canción!...

de Federico Gutiérrez,
en Entre el pueblo, Ideas y Figuras - Revista Semanal de Crítica y Arte, año II, número 45, marzo de 1911.
(Nota del editor del blog: la ortografía es original)

viernes, 27 de agosto de 2021

Playa Girón

Playa Girón

Nosotros los sobrevivientes
¿a quiénes debemos la sobrevida?
ROBERTO FERNÁNDEZ RETAMAR
Estos murieron para que nosotros vivamos
-¡para que yo viva!-.
RANDALL JARRELL

Muerte,
no te conozco.
Aún no hay viscera mía
que hayas tocado en lo más leve.

En Playa Girón,
donde murieron mis hermanos,
para mí no hubo
un sitio.

Metida entre los árboles,
embozada en planicies o en aguas,
viste cómo caían
esperanzados, a lo lejos.

Salgo, busco,
te sigo y el fogonazo
resuena siempre en otra carne.
¿Cuándo seré el que caces,
el ya deshecho,
simple testigo que se calla?

Muerte,
no te conozco,
y más allá del mar hablan de ti,
quieren cubrir mi patria
con tu nombre.

de Heberto Padilla,
en La rosa blindada, año I, n°1, 1964.
http://americalee.cedinci.org/wp-content/uploads/2020/06/la-rosa-blindada_n1.pdf (25/7/21).

jueves, 26 de agosto de 2021

FATALIDAD

FATALIDAD

¡Calles arboladas, me ponéis romántica 
y me hacéis soñar 
con una casita blanca a vuestra vera 
y un buen compañero y una vida en paz! 

En las claras noches de Verano, sillas 
a la puerta y charlas con la vecindad, 
o debajo un árbol, sola, saboreando 
un libro de versos bueno como el pan. 

Pasarán los días de la Primavera, 
me dará el Otoño su serenidad 
y un día el arrullo de una voz muy blanda 
que diga: “mamá”. 

Y estará de fiesta la casita aquella, 
la calle arbolada de fiesta estará, 
vibrará en mi boca la canción más tierna 
y batirá palmas la felicidad. 

Sueños, sueños, sueños, que se lleva el viento 
implacable y frío de la realidad; 
— ¿tendré hogar, cariño, sosiego algún día? 
y una voz recóndita responde: “jamás”. 

de César Tiempo,
en Clara Beter - Versos de una..., Editorial Rescate, 1977.

miércoles, 25 de agosto de 2021

Hoy un juramento

Hoy un juramento

Cuando esta casa,
en la que vivo hace años,
tenga
una salida, yo cerraré
la puerta para guardar su calor;
yo la abriré
para que los vientos vengan
a lavarle la cara;

a remontarla,
de esa manera con que vuelan
las intenciones,
los aparecidos, los recuerdos por venir
y lo que a uno lo asusta
aunque todavía no haya ocurrido.

de Francisco (Paco) Urondo,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.78, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2014.

martes, 24 de agosto de 2021

La mano sucia

La mano sucia

Mi mano está sucia.
Tengo que cortarla.
No sirve lavarla.
Podrida está el agua.
Ni enjabonarse.
El jabón es ruin.
La mano está sucia,
sucia hace mucho.

Oculta al principio
dentro del bolsillo
¿quién iba a saberlo?
La gente llamaba
apuntando un gesto.
Yo seguía, duro.
La mano escondida
esparcía en el cuerpo
su oscuro rastro.
Y vi que era igual
usarla o guardarla.
El asco era el mismo.

Ay, por cuántas noches
al fondo de casa
lavé esa mano,
pulí y cepillé.
Cristal o diamante,
por mayor contraste,
quisiera volverla,
o si no, por fin,
simple mano blanca,
mano limpia de hombre,
que puede tocarse,
llevarse a la boca
o unir con la nuestra
en esos momentos
que dos se confiesan
sin decir palabra...
La mano incurable
abre dedos sucios.

Y era un sucio vil,
no sucio de tierra,
sucio de carbón,
costra de herida,
sudor en camisa
de quien trabajó.
Era un triste sucio
hecho de dolencia
y mortal disgusto
en la piel hastiada.
No era sucio negro
—lo negro tan puro
sobre cosa blanca.
Era sucio pardo,
pardo, tardo, cardo.

Retener no sirve
a esa mano innoble
posada en la mesa.
¡Córtenla, de prisa,
háganla pedazos
y arrójenla al mar!

Con tiempo, esperanza
y sus maquinismos,
vendrá otra mano
pura —transparente—
a unirse a mi brazo.

de Carlos Drummond de Andrade,
en 50 poemas escogidos, Fundación editorial el perro y la rana, 2008.

lunes, 23 de agosto de 2021

Patria del rubio metal...

  Patria del rubio metal,
del oro diablo amarillo,
país del yunque y del martillo
y patria del mineral,
Norteamérica es genial
en el arte de la guerra,
es marca en candente yerra,
que ha de surgir y arrastrar
como flagelo del mar,
como azote de la tierra.

Por sobre sus fundiciones
el organismo mecánico,
sobre el armazón titánico
de remaches y bulones,
se alzan como dos tendones
dos banderas de ideal,
dos gestos de alta moral
con un amor espartaco,
dos nombres, Vanzetti y Sacco,
que irán al sillón fatal.

de Julián Martín Castro,
en https://campodemaniobras.blogspot.com/search/label/Poes%C3%ADa%20anarquista (6/12/20).