Máquina de tiempo
Ha perdido sus manos el reloj
y el hombre marca el tiempo con las suyas,
siempre girando sobre su propio eje,
ruidoso viajero del espacio,
ese vasto silencio
que no rompen ni su voz ni sus gritos
o su neurótico paso por la tierra,
su ingratitud de hijo pródigo que jamás retorna,
hasta que suene la hora de su muerte,
a la gran Madre Tierra que le dio la vida.
Ha perdido sus manos el reloj
y el hombre marca el tiempo con las suyas.
de Nicolás Suescún,
en Jamás tantos muertos, Universidad Externado de Colombia, 2008.