Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.
Mostrando las entradas con la etiqueta Demián Biedni. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Demián Biedni. Mostrar todas las entradas

viernes, 22 de abril de 2022

NADIE SABÍA

  NADIE SABÍA

(22 de abril de 1870)

Era un día como tantos otros, natural y corriente,
envuelto en una bruma gris.
Severa sonaba la voz potente
del guardia en la esquina.
En la catedral, el arcipreste oficiaba
orgulloso del brillo del solideo.
Por la puerta de la taberna,
desde el amanecer, iban y venían los borrachos.
En el mercado se insultaban las vendedoras
zumbando como moscas en tomo a la miel,
y las burguesas se alborotaban, sin despegar la vista de las piezas de tela,
entre los puestos donde se vende el percal.
Un mujik miraba con muda tristeza
la puerta de una oficina
frente a un fragmento del “manifiesto”,
que amarilleaba sobre un tablero descolorido.
En la atalaya el bombero daba vueltas
como una fiera encadenada,
y los soldados, bajo una granizada de blasfemias,
cumplían órdenes a campo abierto.
Una hilera de carretas reptaba hacia el rio.
Los cargadores enharinados se desplazaban de un lado a otro.
Unos gendarmes conducían
bajo custodia a un estudiante andrajoso.
Un obrero con sus copas en el estómago
chillaba
“¡Pobre estudiante, que te vaya bien!”
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Nadie tenía idea, nadie
en toda Rusia, cargada con su cruz milenaria,
sabía que en un día tan corriente como ese
en Rusia... había nacido Lenin.

22 de abril de 1927

de Demián Biedni,
en Antología de la Poesía Soviética (Alexander Nakarov), Biblioteca Jucar, 1974.
Versión: Nicanor Parra.

miércoles, 14 de julio de 2021

EPILOGO DEL POEMA “LA CALLE MAYOR”

  EPILOGO DEL POEMA “LA CALLE MAYOR”

Vueltas y más vueltas del carril de la historia...
Ha sonado la primera campanada. ¿O será la segunda?
Años terribles de lucha titánica,
esa es nuestra victoriosa corona de laurel.
Hermanos, no creáis en la lisonja adormecedora:
“¡Sois los vencedores! Nos hincamos de rodillas.”
No creáis, tampoco, en el cobarde lloriqueo.
“¡Nuestras vicisitudes no tienen fin!”
No importa que piensen que nuestra Calle es un traspatio
junto a la Avenida Mundial del enemigo.
¿No es un hecho que esa avenida, muerta ya,
se sostiene sólo con puntales e ilusiones?
Al avanzar por nuestra Calle Mayor
retrocedimos,
pero, después de retroceder ante una fuerza superior,
avanzábamos. Una y otra vez.
No importa que la línea mundial del frente rojo
sea intermitente. No importa que no sea recta.
¿Vamos por esa razón a estallar en palabras de desaliento?
¿Acaso ella no se fortalece día a día, acaso no se fortalece nuestra línea?
Montemos guardia ante lo conseguido a fuerza de
 [tantos sacrificios,
observemos vigilantes los punteros del reloj.
Estremece la lejanía
el tronar de vivas voces de combate.
Hermanos, escrutad las luces distantes,
prestad oído al lejano tronar:
son nuestras templadas reservas que avanzan.
¡Rataplán-plán-plán!
¡Rataplán-plán-plán!
Avanzan, avanzan, avanzan, avanzan,
unidas en cadenas de eslabones de hierro,
pasos marciales avanzan imponentes.
Avanzan imponentes,
avanzan,
avanzan
sobre el último reducto mundial...

1922

de Demián Biedni,
en Antología de la Poesía Soviética (Alexander Nakarov), Biblioteca Jucar, 1974.
Versión: Nicanor Parra.