Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

domingo, 9 de febrero de 2020

¡AQUÍ MADRID, CAPITAL DE LA TIERRA!

¡AQUÍ MADRID, CAPITAL DE LA TIERRA!

Levantinos, levantinos,
hombres de conciencia entera:
levantinos de Alicante,
de Castellón, de Valencia:
de la ciudad y del pueblo;
del naranjal y la huerta;
del surco y del arrozal;
de la fábrica y la pesca...
Levantinos, levantinos:
oíd de Madrid la arenga.
Oídla bien, levantinos
de Alicante y de Valencia,
de Castellón, de la Plana,
la bella ciudad deshecha
por las llamas y el acero
de las hordas extranjeras.
Oíd, oíd, levantinos,
hombres de conciencia entera.
Oíd, porque habla Madrid,
la capital de la Tierra.
Madrid, que da la consigna
«Resistencia y resistencia».
Luchad vosotros, los hombres;
trenzad, los hombres, trincheras.
Que la victoria es segura;
que la victoria es tan nuestra,
que ni aun muertos nos la pueden
arrebatar las colmenas
de zánganos dictadores
ni las cobardes potencias,
impotentes, impotentes,
aunque potentes se crean.
Luchad, vosotros, los hombres;
trenzad, los hombres, trincheras,
seguros de que Madrid,
la capital de la Tierra,
sencilla porque es sencilla,
serena, porque es serena,
y alegre, porque el dolor
no hace ya en su carne mella,
y, además, agradecida,
levantinos de Valencia,
de Castellón, de Alicante,
de la ciudad y la huerta,
tiene los brazos abiertos
y las entrañas abiertas
a los padres y a los niños
de todos los que pelean.

Levantinos, levantinos:
oíd de Madrid la arenga:
«Luchar y fortificar;
resistencia y resistencia.»
¡Que está la guerra ganada!
¡Que ganaremos la guerra,
pese a la traición, al miedo
y a las cobardes potencias!

(Romances de CNT)

de Antonio Agraz,
en Poesía como un arma (Mariano Garrido Selección), Ocean Sur, 2008.

sábado, 8 de febrero de 2020

El lobito bueno

El lobito bueno

Érase una vez
un lobito bueno
al que maltrataban
todos los corderos.

Y había también
un príncipe malo
una bruja hermosa
y un pirata honrado.

Todas estas cosas
había una vez.
Cuando yo soñaba
un mundo al revés.

de José Agustín Goytisolo,
en Palabras para Julia y otras canciones, Editorial Laia, 1980.

viernes, 7 de febrero de 2020

IN VINO VERITAS

IN VINO VERITAS

1
Mi estirpe es la de los lobos.
Aúllo por doquier, lanzo mordiscos al universo,
me muerdo a veces a mí mismo
creyendo que soy otro,
pero luego descanso en mis propios brazos.
Descanso, descanso.
Para luego renacer más lobo que nunca:
mascando, escarbando, gruñendo,
mascando mis heridas,
escarbando mis huesos,
gruñendo hasta lo indecible.
Ah, qué suculento es este brazo
mío, propio de mí!
Sabe a mi historia, y cuando sangra
sabe a mi prehistoria.
Mi dedo gordo no está mal,
salvo sus uñas extremadamente largas
que, por lo demás, son un buen condimento.
En cuanto a mis piernas
la verdad es que me apetecen,
pero no puedo llegar muy bien a ellas;
se necesitaría, amor mío, tener cuello de araña
para poder llegar con mis dientes a mis piernas.
Empero, yo llegaré; ese es mi propósito más firme.
Tú, entretanto, podrías barrerme el alma,
limpiarme el cuerpo lleno de deseos
y destápame, por favor, esa botella.

2
Destápala, anda, chica,
no me dejes a solas con mis muertos!
Sólo los muertos vienen,
Todos nosotros vamos
y entonces tú, mi amor, vienes y vas.
te alargas por la casa como un fantasma.
gritas y no se te oye.
o te oye alguien dentro de mí, con mis oídos
pero no con mis ojos.
Estoy ciego.
Y callado.
Háblame tú o pon la radio,
ponte tú y sírveme un trago, no muy liviano,
que dé duro, que atragante,
que me asesine,
pues, amor, ¿lo sabías?
todo asesinato es en defensa propia,
De modo que no te asustes,
sólo estoy defendiéndome
de un pueblo de águilas que se levanta en mí
diariamente, cada vez que vaya la vida,
y me conduce hacia la muerte,
pero sírveme ese trago, chica!
Una botella no es más que una botella;
pero de ella no se puede decir
que al fondo es otra cosa;
al fondo de ella está ella misma, es perfecta.
Y hay que tener cuello de araña
para llegar al fondo.
Para llegar al fondo de uno mismo!

3
Por si no lo sabías, estoy triste.
Tristísimo.
Siento que he llegado a mi término. Ya no doy más.
Alguna vez tenía que suceder.
Ahora bien, eso no impide que me sirvas un trago,
al fin y al cabo ya estoy listo,
me están esperando para ajusticiarme,
y no es por cierto muy agradable estar encerrado
esperando a que lo ajusticien a uno,
pues ahora se dice que la justicia ,
consiste en el fusilamiento.
Me van a fusilar, amor mío, y tú tan tranquila!
Desperézate, sal de esa cama,
levanta tu bellísimo animal, sal de tí misma,
muévete, échate por la borda,
salta los muros de mi cárcel
y ven a hacerme compañía.
Te necesito, te deseo y te muero.
Aunque vaya a morir, todavía soy lobo,
puedo morder;
aunque esté triste, puedo morder con alegría.
No me dejes lamiendo tu recuerdo, como un perro
sin nombre y sin memoria!
Déjame que te suicide, déjame, amor mío,
y, por favor, sírveme un trago.
Allá está la botella, no lo olvides.
No, allá, allá junto a mi padre.

4
Ya vienen. Suenan sus pasos fríos.
Vienen haciendo sonar las rejas con sus llaves inmensas.
No los conozco. No me conocen. Pero me van a matar.
Casi amo esos pasos espectrales!
Pues, ¿para qué odiar a los asesinos?
¿Para qué odiarlos? ¿No es más absurdo
amar a los que nos aman?
"Lo mataron por loco. Triste historia".
Pero yo sé que los que aman por amor
aman por odio,
y los que aman por odio
matan por amor.
Tú no puedes saber eso, te hace falta el mundo,
este mundo que yo he vivido,
el pantano, amor mío, el pantano
la cárcel de uno mismo,
las cuatro paredes de la conciencia.
Tristis est
anima mea
usque ad mortem!
Ya vienen. Los siento. Son callados y densos.
Tienen pasos sepulcrales. Se parecen a la muerte.
Vienen, no van. Ellos me conocen.
Yo no los conozco. Soy un número.
Asesinos.

5
Demasiada conciencia
para un ser tan pequeño!
Yo no fui hecho para mi cabeza,
la lucidez me lleva hacia otros mundos.
Soy un extraño.
Y oye, mi amor, sírveme de una vez ese trago,
déjame extrañarme de modo alegre, caramba,
¿o es que tú no sabías
que podemos enloquecer sonriendo?
El sabio sólo ríe temblando.
¿No lo sabías? Pues bien, aprende
que los golpes más duros son los que no nos damos,
que la espada sin filo corta más duramente,
que una bala sin punta nos destroza,
que el dolor de vivir no se cura,
que aquesta soledad era la muestra,
que ni tú, que ni yo, que ni nosotros!

Arrastro la soledad como un trapo
o es ella un trapo que me arrastra a mí!
No lo sé. Sólo conozco a mis verdugos.
Ellos saben mi nombre. Yo no sé el de ellos.
Tú también sabes mi nombre. Tú también.
Pero tú no lo olvidarás, y ellos, en cambio,
se irán a dormir después de asesinarme.
Así, pues, tú eres la asesinada! Ja, ja!!!

6
Rióme desmadejado, peludo y loco.
y ay, me duele este cuerpo, y lo recuerdo.
lo recuerdo muy bien. Era peludo,
desmadejado y loco.
A mí no se me olvida un hombre así.
Además, me visitaba frecuentemente,
me acompañaba largas horas,
pero después se iba. Quién sabe a dónde!
Nunca pude averiguar a dónde se iba.
Se desprendía de mí como algo mío,
me dolía su enajenación;
era como si yo, colgando de mi conciencia,
me desprendiese un día de mí mismo.
sin embargo, no era así, era otro ser,
otro ente cartilaginoso
de esos que se divierten
tocando el trasero de las muchachas.
Pero bueno, mi amor, ¿qué es de ese trago?
¿Deberé descender a las ollas infernales
Para buscado? No es necesario
que recurras a Mercurio, ni a Alcibíades,
ni a los coperos divinos! Es preciso
que me traigas un trago, simplemente.
Lo demás es muerte.
Cuidado, además, que me voy; o se me va!
No sé dónde lo tengo escondido,
pero sé que en alguna parte está muriendo.
Eso, eso, ya sabes qué. No me preguntes.
y ahora, adiós; me voy al mar.

7
Todos enamorados de la vida y del mar
querida, ahora vamos a cantar:
Si yo tuviera tantos silencios como muertes,
mis golpes a los golpes serían aún más fuertes.
Si yo tuviera al otro que no nació conmigo,
tendría, al final de los siglos, un amigo.
Pero no tengo a nadie. Tener a nadie es algo.
Entré solo a la vida. No hay nadie cuando salgo.
'No hay nadie en el momento, mi amor, en que te digo
que me estoy disolviendo. Nadie está ya conmigo.
Debo a mis enemigos la fuerza que tenía
y a la soledad debo su dulce compañía.
Adiós, adiós, ya he muerto. Te observo desde un mundo
donde los seres tienen un sabor más profundo.
El sabor de la vida! Recuérdame, y olvida
las cosas que me hicieron perderme de la vida.

1973

de Ludovico Silva,
en In Vino Veritas, Biblioteca Virtual Omegalfa, S/F.

jueves, 6 de febrero de 2020

Una delegación inglesa en China

Una delegación inglesa en China

Los americanos se han ido; ahora
llegan los ingleses.
Se le da la bienvenida a la delegación
por todas partes.
Yo también soy un delegado
en una visita amistosa a China.
Solo que la bienvenida que a mí me dan,
es otra.

de Ho Chi Minh,
en Entre los poetas míos... - Colección de poesía social Vol. 119, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2018.

miércoles, 5 de febrero de 2020

Mayar VIII

Mayar VIII

El día que le sacaron el corazón al hombre,
estaba dormido,
y el día que le rompieron las venas,
andaba ausente;
cuando lo mataron
buscaba sus recuerdos,
y el día que tiraron la puerta
el hombre estaba lejos,
pero el día que encontró su silencio
nació la poesía.

de Francisco Azuela,
en La palabra ardiente, Centro Cultural Internacional El Cóndor de los Andes - Águila Azteca, A.C., 2002.

martes, 4 de febrero de 2020

El diario de la selva

El diario de la selva

Hasta el felino más tonto
Se daría cuenta inmediatamente
Si se encontrase en un zoológico.
El paisaje artificial
No lo engaña fácilmente.

¿Somos el animal más inteligente?

de Félix Sánchez Durán,
en Radiografías, Mónica Graciela Ferrero/Félix Sánchez Durán, 2019.

lunes, 3 de febrero de 2020

quiero llegar a viejo... - postales

quiero llegar a viejo con la satisfacción
que da el vértigo de haber vivido
no con la sensación de seguridad
que pueda dar el haber llegado a viejo

de Francisco Cenamor,
en Asamblea de palabras, Ediciones Vitruvio, 2007.

domingo, 2 de febrero de 2020

La delación

La delación

Ahí vienen delatores que, sin tino
Cavaron la fosa de su vecino
Y saben que lo sabemos.
¿Tal vez la calle lo olvide?
No duermen: nadie lo impide.
Algún día los tendremos. 

de Bertolt Brecht,
en Terror y miseria del Tercer Reich, ESPAEBOOK, 2014.

sábado, 1 de febrero de 2020

Epigrama

Epigrama

Aquí pasaba a pie por estas calles, sin empleo ni puesto,
y sin un peso.
Sólo poetas, putas y picados conocieron sus versos.
Nunca estuvo en el extranjero.
Estuvo preso.
Ahora está muerto.
No tiene ningún monumento.
Pero
recordadle cuando tengáis puentes de concreto,
grandes turbinas, tractores, plateados graneros,
buenos gobiernos.
Porque él purificó en sus poemas el lenguaje de su pueblo
en el que un día se escribirían los tratados de comercio,
la Constitución, las cartas de amor, y los decretos.

de Ernesto Cardenal,
en Poesía armada, Agermanament, 1976.

viernes, 31 de enero de 2020

Cinco años han pasado

Cinco años han pasado

Cinco años han pasado, mi país,
libre de las heridas de la guerra,
llena los valles florecidos
con un fresco silencio.

Ya relucen los faros en la noche marina,
mostrando los caminos a la gente de mar,
y el marinero mira desde lejos
las pupilas que brillan en lo oscuro.
Donde zumbaba el tanque, está el tractor pacífico,
donde estalló el incendio, hay un jardín florido
y por la carretera comida de metralla
corren veloces los autos.

de Anna Ajmatova,
en La poesía como herramienta, Edición digital - Omegalfa, 2018.

jueves, 30 de enero de 2020

"En la ciudad que se llamó posguerra"

"En la ciudad que se llamó posguerra"

Atravesados por el miedo,
indefensos, perdidos
en la ciudad que se llamó postguerra,
recorrimos sus calles
tierra quemada, convicción del odio-
con aquel pobre amor -ay, fuente silenciosa-
anegando el cristal inmaduro de mis años,
sin más misericordia
que la fragancia del azahar, su blanca
respiración enmarañando el vuelo
tranquilo de los pájaros
Largos, silenciosos paseos donde en un momento dado afluía mi nombre,
-golondrina acentuando
la soledad del aire-
Solo entonces
tenía la certeza de estar viva
emanada de ti, de tu costado adánico y oscuro
Y me sentía
latido entre tus dedos
junto a restos de llanto y nicotina.

de Angelina Gatell,
en La poesía como herramienta, Edición digital - Omegalfa, 2018.

miércoles, 29 de enero de 2020

Williams - Un negro...

Williams - Un negro...

Williams —un negro—, Davis, Sweeney y Robb
estaban juntos en un bar. Williams hablaba con Davis
cuando Sweeney le arrebató el sombrero a Williams
rompiéndole un pedazo.
Mientras Sweeney y Williams discutían
Robb se paró y criticó a Williams
por discutir con un blanco.
El negro, no dijo nada
y se estaba retirando
cuando Robb le clavó dos veces un puñal.

de Charles Reznikoff,
en Poesía social y revolucionaria del siglo XX (selección de Jorge Brega), Editorial Agora, 2012.

martes, 28 de enero de 2020

concierto de esperanza para la mano izquierda

concierto de esperanza para la mano izquierda

To love, and bear; to hope, till Hope creates
From its own wreck the thing it contemplates...

[Amar y soportar; esperar hasta que la Esperanza cree,
de sus propios despojos, aquello que contempla...]

-Shelly


INTRODUCCIÓN

Los rodillos cayeron sobre los guijarros. Y
la aurora al bailar devino polvareda.
¡Oh, todo quedó reducido a polvo! ¡Polvo!

Hasta las mismas lágrimas vertidas
recobran su estructura polvorienta.

Un justo anhelo de morir despierto
para no perdurar solamente dormido.

Una equidad o ecuación o igualdad
universable del asesinato. Y por lo mismo
todo en polvo y sinrazón como un antiguo piano.

A esto ha quedado reducido este país.

A polvo. Puesto que nada permanece en pie.
Ni en piedra…

Y continuando el argumento frío
con que está construido este concierto
no queda más que un pérfido compás
que repetidamente apaga al instrumento vida.

Dada que simplemente equilibrando el tiempo
sobre una tensa cuerda, la vibración ecuánime
comporta resultados que se extienden timbremente
por sin sobre tras de la contienda humana.

Y no admitamos que pudo sufrirse más y todavía
puede sufrirse más cuando es sabido
que una fuerza superior y más rentable
decide el contenido de nuestras existencias.

Se puede ser más débil que el final proyectado
se puede ser más débil todavía. Sin embargo
la naturaleza misma de los pueblos constituye
un sistema de violencia un coro de conmoción
que denodadamente restablece la asonancia vida.

Una violencia tal que como tal violencia
no es más que una respuesta sí o una respuesta no.

Y es así como ha sido decretado que la muerte
definitivamente debe morir, quedar cumplidamente
muerta, airadamente muerta la misma muerte.

Desplazada y borrada de las calles nocturnas
y los viejos caminos. Echada de las casas
universitarias y los sindicatos en huelga.
Proscrita de los ríos y las húmedas solitarias
celdas. Del Código Penal. Y de la isla
de Santo Domingo situada en el Mar Caribe
donde el asesinato por temor y por terror
anuncia su pertinaz imperio sobre el mundo.

A CAPRICCIO

Este concierto
no ha sido copiado
de manuscrito alguno.

No ha sido extraído
de ninguna botella
descubierta en la playa.

Ni en los bolsillos
de un centinela exacto
que se quedó dormido.

Ni en las bodegas
de un galeón hundido
desde entonces.

La herencia de algún
pirata no lo ha dejado
en la arena.

Ni siquiera ha sido
escuchado en un piano
de cola todavía.

Este concierto
obedece a su propia
concreta situación
porque en esencia
todo ha sido reducido
a polvo. ¡Polvo!

Y hay que ordenar
un toque de esperanza
al primer corneta
y al último redoblante
del batallón de
la mañana.

ANDANTE

Los rodillos cayeron sobre los guijarros
exactamente aquella mañana proyectada en almejas.

Mas no fue solamente sobre la isla de Santo
Domingo -denominada en el Mar Caribe cálidamente
patria mía- sino mucho más lejos, traspasando
las anchas cordilleras y las zonas volcánicas
de todo planisferio. Fue una conducta planetaria.
Un ecuménico establecimiento del abuso.

Puesto que si el derecho de propiedad
está constituido por algunas palabras
que estabilizan a las corporaciones y sostienen
sobre la alta espuma a la marina mercante
es porque algunos hombres bajo algunos almendros
ejercen la razón de que su casa es suya.

Y continuando el argumento frío
que sirve de pentagrama a este concierto
la patria
es el derecho de propiedad más inviolable.

Y una patria es una sola patria
que cubre el universo en varios pasaportes
y no hay patria que se abalance sobre otra patria.

Y el tanque no es la norma física ni el portaviones
el orden natural. Ni el rascacielos constituye
por razones de acero un mandamiento irrevocable.
Ni la cibernética le ocurre al hombre
como una hemotisis. Puesto que entonces
la escala se desprende de las cuerdas
y asciende en espiral a las frecuencias
más vividas, resuenan los trombones, la atmósfera
tiembla con la percusión desenfrenada del timbal
subdesarrollado, la orquesta universal retumba,
gran concierto de la humanidad sacude
sus entrañas, el tímpano lanza un alarido,
las leyes históricas trepidan bajo las patas
de los contrabajos mientras los violoncelos
del corazón humano resuenan para estallar
estrepitosamente en todos los confines
en un desentumecido solo de esperanza.

SOLO DE ESPERANZA

La esperanza es un nido
y una semilla en el suelo.
La esperanza una flor
en forma de coliflor
que mastican lejanos
los camellos.
La esperanza es la raíz
en la humedad, y el arroyo
en el desierto.
El barco sobre la mar
y Federico en sus versos.
La esperanza es un concierto
popular
en los años duros
y en doscientos muertos.
El caballo en la montaña
y en Granada un monumento.
La esperanza es un cuartel
de policía consagrado
a cuidar la tranquilidad
del pensamiento
el orden del arcoíris
y la equidad del recuerdo.
La esperanza es la esperanza
convertida en ley
de los pueblos,
el pueblo convertido en ley
y la esperanza en Gobierno.
La esperanza es un Estado
de muchachas escribiendo
un plan quinquenal de niños
y una constitución del soneto.
La esperanza es contar con todo
lo que necesita el librero
y el obrero de obras públicas
para trazar un camino
que una a todos los pueblos
del mundo,
convierta a todas las patrias
en una sola patria,
reúna todos los brazos
en un solo trabajo
sideral y alegre,
lleve la flor y la coliflor
a los desiertos,
traiga invasiones de trigo
y de manzana a los centrales
azucareros.
Un río de lunas que gira
en el corazón del sistema
planetario y derrama
la médula del hombre
sobre la espuma del
firmamento.
La esperanza es la muerte
de lo que fuera antiguo
y ha sido eterno.
La esperanza es la muerte de la muerte.
La esperanza es la esperanza
de reanudar la juventud del pueblo.

GRAVE

¡Cuántos niños han muerto
a la sombra de nuestras esperanzas!
Nosotros los mayores no merecemos perdón.
Utilizamos la ternura para infundir
y las escuelas matutinas para inculcar
las estatuas callejeras para infligir
y los discursos en la plaza para perpetrar
y los manuales y las prédicas y los
premios dominicales y los programas
infantiles en la televisión y luego
los dejamos morir traspasados por
las bayonetas. ¡Cuántos niños han muerto
a la sombra de nuestras esperanzas!
Nosotros los mayores somos inventores
del cariño y luego productores de la bayoneta.
Nosotros acariciamos la esperanza y luego
somos los impávidos verdugos de la esperanza.
Hemos inventado la ley y el cumplimiento
de la ley. Hemos creado la vida y decretado
la muerte. Somos los treinta dineros
de nuestras propias alegrías. Merecemos
tristeza, merecemos eternamente la esperanza.
Vivir la realidad y estrangular
los sueños. Ajusticiarlos a quemarropa.
Ponerles nuestros nombres y asesinarlos.
Nosotros los mayores que hemos perdido
el respeto al pasado y asesinamos el futuro.
Los que decimos: ¡son los hijos ajenos!
como si fueran ajenos nuestros hijos
como si fueran hijos del árbol o de las rocas
o del crepúsculo boreal como si fueran
hijos de la llama y del ornitorrinco
como si fueran hijos de otros sistemas
solares o patrias cósmicas ultravioletas
coma si nosotros las mayores no fuéramos
los padres de los hijos o si los hijos
de los mayores fueran los hijos de los menores.
Somos nosotros los culpables. Somos
los implacables destructores de nosotros mismos.
No merecemos perdón. Merecemos la esperanza
eternamente sumergidos en la esperanza.

CADENCIA

La esperanza es un muerto
con los labios mordidos.

La esperanza es crispar
los puños frente al olvido.

La esperanza es un tema triste
que resuena en un río negro
que llevamos dentro.

La esperanza es un íntimo
rencor cuando los pueblos
se desangran, cuando ha visto
el mundo llenarse de clamor
y sacrificio
no solamente el alma
de Santo Domingo
sino el tiempo el corazón
unánime del siglo
en todos los idiomas
y todos los delirios.

La esperanza es la hora
de impulsar la marcha
del reloj, de practicar
el barco sobre la mar
y el caballo en la montaña
que amaba Federico.

La esperanza es el fin
de la Humanidad
si no torcemos el rumbo
del rodillo
Si una antorcha y un puño
no alzan los volcanes
y desbordan los ríos
de redención en redención
hasta la carcajada de los niños.

La esperanza es la última
vez
cuando por delante y por detrás
no queda otro camino
que la realidad golpeante
y golpeable
palpitante y palpitable
como un vals
sobre los cinco sentidos.

La esperanza es el fin
de la esperanza
y el comienzo
del destino
de la esperanza.

DIANA

Este concierto
ha sido escrito
para una sola mano
porque en esencia
todo ha sido reducido
a polvo. ¡Polvo!
Y no subsiste nada.
Ni en pie ni en piedra.

Apenas la esperanza
llenándose de muerte
y esperando la muerte
de la esperanza
la abolible agonía
de la esperanza
cuando ya reverbera
la radiante explosión
de la realidad
brotando de los despojos
de la esperanza.

Y aquí concluye
entre nosotros
este convicto concierto
de la esperanza.

de Pedro Mir,
en Viaje a la muchedumbre, Siglo XXI, 1978.

lunes, 27 de enero de 2020

Yo también

Yo también

Yo también canto a América.

Soy el hermano oscuro.
Me envían a comer a la cocina
cuando hay visitas.
Pero yo me río,
y como bien,
para crecer fuerte.

Mañana
me sentaré a la mesa
cuando lleguen las visitas.
Entonces
nadie se atreverá
a decirme
"Vete a la cocina".

Además,
verán lo hermoso que soy
y se avergonzarán.

Yo también soy América.

de Langston Hughes,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.77, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2014.

domingo, 26 de enero de 2020

XI. Verán...

XI.

Verán al más valiente de los hombres caer
Sólo porque el más cobarde, al huir, dejó caer su daga hacia atrás;
Verán al más grande de los artistas regocijarse
Con la imagen más pagana de una mujer desnuda;
Y verán a la más puta señorita
Enamorarse una sola vez en la vida.
Verán que nada es como se creía.

de Félix Sánchez Durán,
en Poesía para la militancia, María Daniela Hartmann Ed., 2015.