Bares porteños
No nos basta con el vidrio del bar
Para separarnos de la miseria.
Que sea espejado y que no nos vean comer
Tampoco parece bastarnos.
Queremos vidrios por dentro opacos
Para no tener que mirarla
Y comer sin culpa hasta reventar.
Una tele prendida
En un canal mercenario
Nos dirá todo lo que debamos saber
Del afuera.
Por Félix Sánchez Durán.
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