Edipo
Mucho tiempo después, Edipo, viejo y ciego,
iba por los caminos.
Percibió un olor familiar. Era
la Esfinge. Edipo le habló:
"Quiero hacerte una pregunta. ¿Por qué no reconocí
a mi madre?"
"Diste la respuesta incorrecta", respondió la Esfinge.
"Era la única respuesta acertada", contestó Edipo.
"No", repuso ella. "Cuando te pregunté
qué es lo que camina en cuatro
patas por la mañana, dos al mediodía
y tres al ocaso, contestaste el Hombre. No dijiste nada
de la Mujer".
"Cuando se dice Hombre", contestó Edipo, "está incluida
la Mujer. Todos lo saben".
La Esfinge repuso: "Eso es
lo que tú te crees"
iba por los caminos.
Percibió un olor familiar. Era
la Esfinge. Edipo le habló:
"Quiero hacerte una pregunta. ¿Por qué no reconocí
a mi madre?"
"Diste la respuesta incorrecta", respondió la Esfinge.
"Era la única respuesta acertada", contestó Edipo.
"No", repuso ella. "Cuando te pregunté
qué es lo que camina en cuatro
patas por la mañana, dos al mediodía
y tres al ocaso, contestaste el Hombre. No dijiste nada
de la Mujer".
"Cuando se dice Hombre", contestó Edipo, "está incluida
la Mujer. Todos lo saben".
La Esfinge repuso: "Eso es
lo que tú te crees"
de Muriel Rukeyser,
en La poesía como herramienta, Edición del Foro "La poesía como herramienta", 2018.
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