Himno
Yo soy la espada, soy la llama.
Yo he iluminado tu sendero oscuro; cuando las líneas chocaban, en la batalla, yo
iba delante de ti, en las primeras filas.
Yacen en torno a mí los cadáveres de mis amigos, pero salimos victoriosos; salimos
victoriosos, pero en torno a mí yacen los cadáveres de mis amigos. Entre el júbilo,
a la canción de triunfo, se mezclan las lamentaciones por los muertos. Pero no es
tiempo de llorar ni de regocijarse. Suena de nuevo la trompeta, otra vez vamos al
frente a la batalla—
Yo soy la espada, soy la llama.
Yo he iluminado tu sendero oscuro; cuando las líneas chocaban, en la batalla, yo
iba delante de ti, en las primeras filas.
Yacen en torno a mí los cadáveres de mis amigos, pero salimos victoriosos; salimos
victoriosos, pero en torno a mí yacen los cadáveres de mis amigos. Entre el júbilo,
a la canción de triunfo, se mezclan las lamentaciones por los muertos. Pero no es
tiempo de llorar ni de regocijarse. Suena de nuevo la trompeta, otra vez vamos al
frente a la batalla—
Yo soy la espada, soy la llama.
De Heinrich Heine,
en Asalto al cielo - Antología poética, Fundación Editorial el perro y la rana, 2010.
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