El lenguaje secreto
Nunca le puse precio a una palabra.
Es mi condena y es mi dignidad.
Quiero que quede claro ahora que empiezo.
Acaso amé, a las veces, aquella ilusión hambrienta:
la arquitectura del mundo.
Ya no la amo.
Escucho las hojas secas preferidas por el viento,
la fragante nobleza nocturna de los grillos,
el trabajo del agua.
Y me demoro aquí:
entre el ojo y la herida,
entre el labio y el labio.
Atento al único lenguaje
que cura más de lo que puede herir.
Carece de toda importancia,
le faltan los sufijos del rencor, del desprecio,
muta declinaciones cada día y cada hora,
no sirve para arengas, no tiene diccionario,
se habla inadvertidamente, es sólo
el lenguaje secreto.
de Jorge Riechmann,
en El corte bajo la piel, Editorial Bitácora, 1994.
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