¿Por qué me das la mano
con timidez y como a escondidas?
¿Tan lejano es el país del que vienes?
¿No conoces nuestro vino?
¿En tamaña soledad vives
que no conoces nuestra hermosísima fogosidad
cuando estamos uno en otro
con el corazón y con la sangre?
¿No conoces las alegrías diurnas
cuando uno va con el amado?
¿Ni conoces la despedida vespertina
cuando uno va aquejado de pesadumbre?
Vente conmigo y quiéreme,
no pienses en tus miedos.
¿Acaso no puedes sincerarte?
Ven y toma y da.
Vayamos luego por los campos dorados
—amapola y trébol silvestre—,
y más tarde, en el ancho mundo,
nos llegará a doler
cuando sintamos que el recuerdo
sopla con fuerza en el viento,
cuando, estremeciéndose, suspire nuestra alma
con una ternura de ensueño.
con timidez y como a escondidas?
¿Tan lejano es el país del que vienes?
¿No conoces nuestro vino?
¿En tamaña soledad vives
que no conoces nuestra hermosísima fogosidad
cuando estamos uno en otro
con el corazón y con la sangre?
¿No conoces las alegrías diurnas
cuando uno va con el amado?
¿Ni conoces la despedida vespertina
cuando uno va aquejado de pesadumbre?
Vente conmigo y quiéreme,
no pienses en tus miedos.
¿Acaso no puedes sincerarte?
Ven y toma y da.
Vayamos luego por los campos dorados
—amapola y trébol silvestre—,
y más tarde, en el ancho mundo,
nos llegará a doler
cuando sintamos que el recuerdo
sopla con fuerza en el viento,
cuando, estremeciéndose, suspire nuestra alma
con una ternura de ensueño.
de Hannah Arendt,
en Poemas, Herder, 2017.
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