Motivos triunfales
Rito, pecado…
Eras grave y augusta, eras casi hierática
y te amé en la escultura de tu cuerpo pagano
tu mirada dormida era quieta y extática
y era, un mármol desnudo, tu blancor soberano.
Un jardín luminoso; una fuente sonora;
desmayados los cuerpos en la luz violeta;
un perfume violento exhalaba la flora
que abrasaba la carne en ansia secreta.
En la hora encantada, del jardín principesco,
la armonía del verso devanaba en tu oído,
encendidos los ojos de un arder satanesco.
Tal que un rito pagano a la luz postrimera,
como a un dios, en el templo del jardín florecido
me ofrendaste el exvoto de tu cuerpo de cera.
de Lucía Sánchez Saornil,
en Poemas, Starm1919/elsetaproducciones, S/F.
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