MI ABUELA SE METÍA UNA PIEDRA
EN LA BOCA
y se ponía a leer en voz alta.
Te obligaba a imitarla
tardes enteras cuando la visitabas.
Para hablar correctamente decía.
Pronunciar bien cada palabra
mientras te miraba fijo a los ojos,
sin descanso.
de Ernesto González Barnert,
en Ningún hombre es una isla, Buenos Aires Poetry, 2019.
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