Apollinaire canta una canción de fiebre
Lou pasa entre la fiesta de las balas de octubre
y es sólo una coraza de amor lo que la cubre.
No morirás, Lou mía, no acabará tu espera
en el regazo rojo de esta roja trinchera.
Es sólo mi memoria lo que así te convida
a negar estas sombras con tu risa y tu vida.
Lo que hace que en las recias barricadas te vea,
donde la guerra insomne mata y relampaguea.
Lou, gacela. Lou, rosa. La noche de oro empieza.
Lou, tormenta. Lou, espada. Y al volver la cabeza,
la sombra despoblada
se hace carne y me besa.
Perdona al insensato, que no calla
su atroz fascinación por la batalla,
su desdén por las alas,
su admiración de nórdico por la luz de las balas,
y ven así, intangible, serena, dulcemente,
antes de que me besen las brasas en la frente.
de William Ospina,
en Una sonrisa en la oscuridad, Universidad Externado de Colombia, 2007.
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