Bendito aquél que plantó
Bendito aquél que plantó el árbol de la sabiduría.
Bendita la serpiente, que con su astucia supo seducir a Eva.
Bendita Eva, que pudo abrir los ojos y fue capaz de seducir a Adán.
Bendito Adán, que aceptó comer la manzana podrida.
Y benditas todas las manzanas podridas del mundo y sus semillas,
que hacen del jardín primigenio un bosque encantado.
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.112, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2018.
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