PREGUNTAS, PREGUNTAS...
Pero, ¿qué pasa aquí? ¿qué cambio es éste?
¿Son estos jóvenes elásticos,
de aire vertiginoso y gesto enérgico,
los mismos de hace apenas unas horas,
los de todos los días familiares y fáciles,
los de la dulce novia y el aula bulliciosa,
los de la alegre broma en la cervecería,
los del desvelo entre la parca flor del libro,
los del paso cordial entre los hospitales
los del trato común con Píndaro y Virgilio?
¿Qué hacen con esa sangre en el cabello?
¿Qué hacen con ese grito fieron en la garganta?
¿Qué hacen con esas piedras en las manos crispadas?
¿Qué hacen con ese fuego saliendo de los ojos?
¿Qué hacen, de dónde sacan sus ademanes ásperos,
sus maderos alzados al nivel de la ira?
Mira afuera, en las calles compañero
interroga a la noche de la patria,
¿No ves al Coronel, pulcro y soez, con su ametralladora?
¿No vez al rudo guardia en las esquinas
escupiendo la rabia que le pagan al mes?
¿No ves al policía, que fuera mi hermano campesino,
mi hermano desempleado,
mi roto hermano esclavo como todos,
esgrimir su improperio y su garrote
contra la luz que aún a él lo salvará?
Interroga a la noche de la patria
y te dirá lo amargo de los días que vienen:
en ellos trocaremos el canto por el grito,
la mano inofensiva por el puño violento,
los libros y la pluma por el rudo fusil.
Pero después vendrá la luz que te decía...
¿Son estos jóvenes elásticos,
de aire vertiginoso y gesto enérgico,
los mismos de hace apenas unas horas,
los de todos los días familiares y fáciles,
los de la dulce novia y el aula bulliciosa,
los de la alegre broma en la cervecería,
los del desvelo entre la parca flor del libro,
los del paso cordial entre los hospitales
los del trato común con Píndaro y Virgilio?
¿Qué hacen con esa sangre en el cabello?
¿Qué hacen con ese grito fieron en la garganta?
¿Qué hacen con esas piedras en las manos crispadas?
¿Qué hacen con ese fuego saliendo de los ojos?
¿Qué hacen, de dónde sacan sus ademanes ásperos,
sus maderos alzados al nivel de la ira?
Mira afuera, en las calles compañero
interroga a la noche de la patria,
¿No ves al Coronel, pulcro y soez, con su ametralladora?
¿No vez al rudo guardia en las esquinas
escupiendo la rabia que le pagan al mes?
¿No ves al policía, que fuera mi hermano campesino,
mi hermano desempleado,
mi roto hermano esclavo como todos,
esgrimir su improperio y su garrote
contra la luz que aún a él lo salvará?
Interroga a la noche de la patria
y te dirá lo amargo de los días que vienen:
en ellos trocaremos el canto por el grito,
la mano inofensiva por el puño violento,
los libros y la pluma por el rudo fusil.
Pero después vendrá la luz que te decía...
de Roque Dalton,
en A la revolución por la poesía, Ediciones de la Esc. Preparatoria N°8, 1983.
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