PRIMERO DE MAYO
La aurora de otra vida lejana centellea
Rasgando de las sombras el apretado tul,
Y avanzaban los intrépidos soldados de la idea
Como la luz avanza por el espacio azul.
No anuncian su llegada tronando los cañones,
Ni excitan a la lucha redobles de tambor,
Y tiemblan, sin embargo, los viejos torreones,
Y vibran en el aire quejidos de dolor.
Porque el podrido mundo convertían en ruinas
Los ecos de las fábricas, los ruidos del telar,
Los sordos y profundos rumores de las minas,
Los picos en la tierra, los remos del mar.
Rompieron los humildes las férreas ligaduras
Que les ciñó la humana brutal insensatez,
Y enérgicos demandan justicia a las alturas
Y piden que sus penas acaben de una vez.
Justicia, sí! La tierra nos brinda cuanto encierra
¡El sol reparte a todos la vida con la luz!
¡Gocen, al fin, los hombres en la tierra
Con las doctrinas santas del que murió en la cruz!
En vano es que a los ímpetus se oponga del torrente
Mortífera metralla del bárbaro cañón…
No hay nada que avasalle la fuerza omnipotente
Del miserable esclavo que pide redención!
La aurora centellea: deslumbra ya los ojos
El resplandor del día que pronto va a nacer;
La humanidad entera recibirá de hinojos
El beso de los rayos del nuevo amanecer
Que bajen los de arriba, que suban los de abajo
Y unidos todos juntos en apretado haz,
Formemos las honradas legiones del Trabajo
Y vibre en las alturas del himno de la Paz.
de Sinesio Delgado,
en versos de rebeldía y combate, Editorial Eleuterio, 2021.
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