La Conquista
Hora es ya de que el pueblo cante su roja diana
y al campo del combate caiga como un león;
para abatir los yugos de la injusticia insana
y alzar los estandartes de la revolución.
Hora es de que en los yunques de una nueva campaña
repiquen los martillos de otra nueva canción
y arrojen los tormentos de la miseria humana
sobre los viejos tronos su luz de redención.
Hora es de que en las fábricas un himno se levante
tan fuerte como el bronce, como el dolor gigante,
largo como la tierra y enemigo del mal;
para que en hornos, minas y puertos y talleres,
jóvenes, hombres, niños y viejos y mujeres,
reclamen, a los déspotas, la dicha universal.
y al campo del combate caiga como un león;
para abatir los yugos de la injusticia insana
y alzar los estandartes de la revolución.
Hora es de que en los yunques de una nueva campaña
repiquen los martillos de otra nueva canción
y arrojen los tormentos de la miseria humana
sobre los viejos tronos su luz de redención.
Hora es de que en las fábricas un himno se levante
tan fuerte como el bronce, como el dolor gigante,
largo como la tierra y enemigo del mal;
para que en hornos, minas y puertos y talleres,
jóvenes, hombres, niños y viejos y mujeres,
reclamen, a los déspotas, la dicha universal.
de José de Maturana,
en Poesía anarquista en Mendoza para la Revolución Social (1918-1930) (María Cristina Saltari), XIV Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras. Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, 2013.
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