Símbolo final
I
En esta fiesta,
dada en obsequio
de un porta-lira,
vaya mi cuento.
II
Fué* un rey nefasto
de época añeja—;
cuando era timbre
de los poetas,
rendir sus fueros
con su vergüenza,
ante las armas
de las altezas—;
fué* un rey nefasto
de época añeja,
que en una noche,
pura como ésta,
llamó a su corte,
con mucha urgencia,
al bardo altivo
rival del César.
¡Unico* intacto
de la urbe entera!
—¡Bardo!—le dijo—.
sé que te quejas,
pues de tu lira
todas las cuerdas
pulsar no puedes:
¡Mi omnipotencia
pone sordinas
a tus soberbias!
Vete con tiento.
Si hoy te lamentas,
quizá mañana,
con tu cabeza
tan sólo aplaques
la ira de César.
III
—¡Señor!, me admira
tu prepotencia
replicó, firme,
recio, el poeta.
Mas no te temo.
¡Dado me fuera
forjar un látigo
de siete cuerdas
con esta lira
que te subleva,
y, ¡por Apolo!
jura mi diestra
que te azotara
por tu vileza!
¿Mi vida? Puedes
disponer della*.
Bebe la sangre
que arde en mis venas.
La sangre es tuya,
tienes la fuerza.
Corra en el circo
sobre la arena.
Pero la música
de mis ideas
sonará siempre
sobre tu fuerza,
¡Te desafío!...
César, airado,
llamó sayones a su presencia,
y los sayones cayeron presto
sobre el poeta.
Después la sangre
manchó la arena
en el cesáreo
circo de fieras.
Pero en los siglos sigue sonando
el canto libre
de los poetas.
iPetronio vive!
iNo vive César!
de Alberto Ghiraldo,
en La canción del deportado, Fernando Fé, 1929.
*Del original.
*Del original.
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