Romance de la Guardia Civil Española
Los caballos negros son.
Las herraduras son
negras.
Sobre las capas relucen
manchas de tinta y de
cera.
Tienen, por eso no
lloran,
de plomo las calaveras.
Con el alma de charol
vienen por la carretera.
Jorobados y nocturnos,
por donde animan ordenan
silencios de goma oscura
y miedos de fina arena.
Pasan, si quieren pasar,
y ocultan en la cabeza
una vaga astronomía
de pistolas inconcretas.
*
¡Oh ciudad de los
gitanos!
En las esquinas
banderas.
La luna y la calabaza
con las guindas en
conserva.
¡Oh ciudad de los
gitanos!
¿Quién te vio y no te
recuerda?
Ciudad de dolor y
almizcle,
con las torres de
canela.
*
Cuando llegaba la noche,
noche que noche nochera,
los gitanos en sus
fraguas
forjaban soles y
flechas.
Un caballo malherido,
llamaba a todas las
puertas.
Gallos de vidrio
cantaban
por Jerez de la
Frontera.
El viento vuelve desnudo
la esquina de la sorpresa,
en la noche platinoche
noche, que noche
nochera.
*
La Virgen y San José,
perdieron sus
castañuelas,
y buscan a los gitanos
para ver si las
encuentran.
La Virgen viene vestida
con un traje de
alcaldesa
de papel de chocolate
con los collares de
almendras.
San José mueve los
brazos
bajo una capa de seda.
Detrás va Pedro Domecq
con tres sultanes de
Persia.
La media luna soñaba
un éxtasis de cigüeña.
Estandartes y faroles
invaden las azoteas.
Por los espejos sollozan
bailarinas sin caderas.
Agua y sombra, sombra y
agua
por Jerez de la
Frontera.
*
¡Oh ciudad de los
gitanos!
En las esquinas
banderas.
Apaga tus verdes luces
que viene la benemérita.
¡Oh ciudad de los
gitanos!
¿Quién te vio y no te
recuerda?
Dejadla lejos del mar,
sin
peines para sus
crenchas.
*
Avanzan de dos en fondo
a la ciudad de la
fiesta.
Un rumor de siemprevivas
invade las cartucheras.
Avanzan de dos en fondo.
Doble nocturno de tela.
El cielo, se les antoja,
una vitrina de espuelas.
*
La ciudad libre de
miedo,
multiplicaba sus
puertas.
Cuarenta guardias
civiles
entran a saco por ellas.
Los relojes se pararon,
y el coñac de las
botellas
se disfrazó de noviembre
para no infundir
sospechas.
Un vuelo de gritos
largos
se levantó en las
veletas.
Los sables cortan las
brisas
que los cascos
atropellan.
Por las calles de
penumbra
huyen las gitanas viejas
con los caballos
dormidos
y las orzas de monedas.
Por las calles empinadas
suben las capas
siniestras,
dejando atrás fugaces
remolinos de tijeras.
En el portal de Belén
los gitanos se
congregan.
San José, lleno de
heridas,
amortaja a una doncella.
Tercos fusiles agudos
por toda la noche
suenan.
La Virgen cura a los
niños
con salivilla de
estrella.
Pero la Guardia Civil
avanza sembrando
hogueras,
donde joven y desnuda
la imaginación se quema.
Rosa la de los
Camborios,
gime sentada en su
puerta
con sus dos pechos
cortados
puestos en una bandeja.
Y otras muchachas
corrían
perseguidas por sus
trenzas,
en un aire donde
estallan
rosas de pólvora negra.
Cuando todos los tejados
eran surcos en la
sierra,
el alba meció sus
hombros
en largo perfil de
piedra.
*
¡Oh ciudad de los
gitanos!
La Guardia Civil se
aleja
por un túnel de silencio
mientras las llamas te
cercan.
¡Oh ciudad de los
gitanos!
¿Quién te vio y no te
recuerda?
Que te busquen en mi
frente.
Juego de luna y arena.
Juego de luna y arena.
De Federico García Lorca
en Antología Poética, Losada, 1998.
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