La Canción del mendigo
Dos músicos errantes que la fatiga inclina
y llevan los andrajos mejores que la voz,
se apostan por las noches en la desierta esquina
y extienden los sombreros diciendo una canción.
Las ráfagas heladas azotan sus semblantes
y el viento rencoroso se ensaña en su dolor.
El viento los conoce. Son músicos errantes,
que vagan por las calles diciendo una canción.
Si por acaso el Creso de corazón vacío
en vez de una limosna les muestra su rigor,
no lloren;—¿por qué lloran?—no pueden tener frío,
no pueden tener hambre diciendo una canción.
Suplican al que pasa, le salen al camino,
le piden «un socorro, por el amor de Dios.»
¿Mas quién repara en ellos? Que cumplan su destino,
que vaguen por las calles diciendo una canción.
Vencidas de fatiga—¡tan larga fué* la espera!—
sus piernas vacilantes se rinden al dolor...
¡Mirad! son dos borrachos que ruedan por la acera
y muestran su alegría diciendo una canción!
y llevan los andrajos mejores que la voz,
se apostan por las noches en la desierta esquina
y extienden los sombreros diciendo una canción.
Las ráfagas heladas azotan sus semblantes
y el viento rencoroso se ensaña en su dolor.
El viento los conoce. Son músicos errantes,
que vagan por las calles diciendo una canción.
Si por acaso el Creso de corazón vacío
en vez de una limosna les muestra su rigor,
no lloren;—¿por qué lloran?—no pueden tener frío,
no pueden tener hambre diciendo una canción.
Suplican al que pasa, le salen al camino,
le piden «un socorro, por el amor de Dios.»
¿Mas quién repara en ellos? Que cumplan su destino,
que vaguen por las calles diciendo una canción.
Vencidas de fatiga—¡tan larga fué* la espera!—
sus piernas vacilantes se rinden al dolor...
¡Mirad! son dos borrachos que ruedan por la acera
y muestran su alegría diciendo una canción!
Y si tras tanta angustia, sin encontrar abrigo,
robaran y vertieran su llanto en la prisión,
¿que harán en la miseria los hijos del mendigo?
¡Que imploren como el padre, que digan su canción!
robaran y vertieran su llanto en la prisión,
¿que harán en la miseria los hijos del mendigo?
¡Que imploren como el padre, que digan su canción!
de Manuel Ugarte,
en Poesías Completas, Casa Editorial Maucci, 1921.
*Del original.
*Del original.
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