Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

viernes, 31 de mayo de 2019

Enemigo común

Enemigo común

Para Carlos Rivas
y su manía de masticar el mundo

Una noche olvidas toda la poesía
o al menos quieres olvidarla

abandonas a Paz en el suelo
porque sabes que hay que abandonarlo
cuando el poema
no es capaz de sellarte tus oquedades

y también olvidas lo que será mañana
o cualquier otro día
o lo que no estuvo sucediendo ayer
y te dispones
casi como quien dispara a sangre fría
a bajar
a darte una vuelta en vacío por las calles

y sucede que bajas a la ciudad
y entras en uno de los bares limítrofes a solas
a bañarte de neón y de rameras
poco recuerdas que eres de los que escribe poemas
de los privilegiados
y distinguidos
un escogido a toda prueba
capaz de precisar el concepto divino de san Anselmo
y sus pruebas improbables

decides acercarte al tragamonedas
todavía a solas
a jugar el juego de que no te choquen los carritos
en la pista

pero te chocan
y la máquina patea tu error
y miras a ambos lados
y descubres que estás rodeado de gringos por todas partes
y te dices algo así como


“Estos gringos no hacen más que cruzar la acera
la cerca límite
a tomarse nuestras mujeres”

y te parece del todo bien el insulto boca adentro.

Echas otra moneda hasta el estómago mismo de la máquina
y recién presientes
que Rosaura te observa
pegada al bar
junto a un pálido ciudadano
de los Estados Unidos de América

ah la hermosamente caliente y enfermiza de Rosaura
antioqueña pura
de dos hijos tejanos
y mil y una noches de desamor

y de pronto te viene otra frase:


“Estos gringos cuando cruzan
ya no a nuestras mujeres se llevan
porque aquí o son colombianas o nicas
o ticas o salvadoreñas
o vienen importadas de otros mundos
al concreto y capital asunto de noche
y dólares”.

Es triste
pero aquí también hay algo de mi país

“a cuatro cuadras del Canal Zone y de la muerte”

esto es aquello de Panamá crosroads of de world
y tú sigues en tu máquina de carreras
dándote vueltas izquierdas
a la manivela
y al poema que sabes que no escribirás
hasta el Año Nuevo
cuando los bazares judíos de la Avenida Central
se pueblen de postalitas
santocloses
trenes
y vuelva a hablarse en un descompuesto inglés
de yes sir
do yo like it?
thanks
i’m glad to buy it

pero hay noches en que bajas olvidando la poesía
a tu país
y no hay un país ni una ciudad ni un bar
ni una mujer
ni un territorio
porque aquí se volvió todo tráfico hasta los sueños

y luego vuelves adolorido
regresas a leer a Paz ya sin Paz

y piensas seriamente:

cómo sería el cielo
y sus ministros y sus ángeles y sus arcángeles
y my God en persona
discutiendo sobre un Canal dominado por Satanás.

de Manuel Orestes Nieto,
en Poesía armada, Agermanament, 1976.

jueves, 30 de mayo de 2019

Recuerdan en los confines de la Historia... (3)

Recuerdan en los confines de la Historia
Que el último canario vivo fue enjaulado
Y que mucha gente pagó un dineral por escucharlo,
Pero que el canario se negó a cantar
Y se tuvieron que contentar
Con viejas grabaciones de audio.

Cuentan también que el último perro vivo
Mordió a su dueño
Y que la última yegua y el último caballo
Se negaron a procrear…
El humano había comenzado a montar humanos.
Pasó mucho tiempo atrás.

Por Félix Sánchez Durán.

miércoles, 29 de mayo de 2019

Los golpeadores

Los golpeadores

Un hombre sentado junto a la cama
de una mujer a quien golpeó,
cura sus heridas,
suavemente palpa los moretones.
La sangre forma un charco a su alrededor,
se oscurece.
Atónito, se da cuenta que ha comenzado
a quererla. Siente terror.
¿Por qué nunca había
visto, antes, lo que era?
¿Y si deja de respirar?

Tierra, ¿será que no podemos amarte
a menos que creamos que el fin se aproxima?
¿Que no creemos en tu vida
a menos que pensemos que agonizas?

De Denise Levertov,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.25, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

martes, 28 de mayo de 2019

Facilidades

Facilidades

A enemigo
que huye
puente
de lata

De Mario Benedetti,
en Viento del exilio, Editorial Sudamericana, 1981.

lunes, 27 de mayo de 2019

Safari

Safari
(para Ogaga Ifowodo)

Cuando leí mis poemas,
goteantes de fuego y alcantarillas,
me preguntaron, '¿no escribe
usted acerca de árboles y constelaciones?‘

Y yo dije, en esta tierra amamos con dolor
hasta las melenas parecen látigos.
No puedo fingir que la sangre en
mi boca es salsa de tomate.

Tu libro se aflige en mi mesa.
Las bromas en nuestro almuerzo se volvieron rancias
Qué sacrificio soportamos,
ladrillos sobre cabezas desgastadas.
Cargas que crecen abundantemente.

A través del polvo, busco tu aroma,
tu corazón de safari, esa curiosa dicha
que irriga tu poesía,
veo huesos vendidos en cuentas bancarias,
un depósito, a la espera de bárbaros.

Es por ello que el viento esparce tus palabras,
de avispas, de redes, de gemidos.

de Toyin Adewale Gabriel,
en Voces del sur - Aproximación a la poesía africana (Equipo Fénix comp.), Biblioteca Virtual Omegalfa, S/F.
Tradicción: Rafael Patiño Góez

domingo, 26 de mayo de 2019

Vivencias

Vivencias

Quienes han sobrevivido
A la hambruna,
Guardan siempre en sus alacenas
Latas de conserva;
Quienes se han perdido en el desierto,
Llevan botellas de agua todo el tiempo;
Aquellos que sufrieron el frío,
En sus armarios cuelgan muchos abrigos;
Quienes vivieron el posmodernismo
Han aprendido a abrazar las utopías;
Y quienes padecieron el neoliberalismo
Guardan de todo un poquito.

Por Félix Sánchez Durán.

sábado, 25 de mayo de 2019

Oyendo cantar a un gallo

Oyendo cantar a un gallo

Es cierto que no eres más que un gallo vulgar,
que con voz poderosa nos anuncias la aurora.
Pero tu canto al pueblo de su sueño lo arranca.
No, no es el tuyo, gallo, un oficio banal.

de Ho Chi Minh,
en Diario de prisión, Instituto del libro (CUBA), 1970.

viernes, 24 de mayo de 2019

Dibujos animados

Dibujos animados

II

Una mística flor, técnica y fría,
que el pomo de colores, semillero
de seres planos que el dibujo alienta,
si bien terrestre, de un trasmundo viene.

Hace millares de años que la garra
audaz del hombre, por desentrañarlo,
pintó paredes y mordió las piedras
hasta lograr un árbol que camina.

Mira el pequeño ser en blanco y negro
que te calca, tú eres otro calco
de un modelo mayor e indefinido:

Un alma tiene que es la tuya misma,
la pobre tuya misma persiguiendo
trenes de viento y puerto de papeles.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

Mar de pantalla

Mar de pantalla

I

Se viene el mar y vence las paredes
y en la pantalla suelta sus oleajes
y avanza hacia tu asiento y el milagro
de acero y luna toca tus sentidos;

Respiran sal tus fauces despertadas
y pelea tu cuerpo contra el viento,
y están casi tus plantas en el agua
y el goce de gritar ya ensaya voces.

Las máquinas lunares en el lienzo
giran cristales de ilusión tan vivos
que el salto das ahora a zambullirte:

Se escapa el mar que el celuloide arrolla
y en los dedos te queda, fulgurante,
una mística flor, técnica y fría.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

jueves, 23 de mayo de 2019

Somoza desveliza la estatua de Somoza en el estadio Somoza

Somoza desveliza la estatua de Somoza en el estadio Somoza

No es que yo crea que el pueblo me erigió esta estatua
porque yo sé mejor que vosotros que la ordené yo mismo.
Ni tampoco que pretendo pasar con ella a la posteridad
porque yo sé que el pueblo la derribará un día.
Ni que haya querido erigirme a mí mismo en vida
el monumento que muerto no me erigiréis vosotros:
sino que erigí esta estatua porque sé que la odiáis.

de Ernesto Cardenal,
en Poesía armada, Agermanament, 1976.

miércoles, 22 de mayo de 2019

Conjugaciones - 7 (rigores)

Conjugaciones - 7 (rigores)

En las fronteras
del futuro
hay un control
estricto

sólo son admitidos
los sobrevivientes

De Mario Benedetti,
en Viento del exilio, Editorial Sudamericana, 1981.

martes, 21 de mayo de 2019

Bendito aquél que plantó

Bendito aquél que plantó

Bendito aquél que plantó el árbol de la sabiduría.
Bendita la serpiente, que con su astucia supo seducir a Eva.
Bendita Eva, que pudo abrir los ojos y fue capaz de seducir a Adán.
Bendito Adán, que aceptó comer la manzana podrida.
Y benditas todas las manzanas podridas del mundo y sus semillas,
que hacen del jardín primigenio un bosque encantado.

De César Cantoni,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.112, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2018.

lunes, 20 de mayo de 2019

Canto nacional (fragmento)

Canto nacional (fragmento)

Al FSLN
(...)
Pero sucedió que otro país tenía necesidad de estas riquezas.
Por los préstamos de 1911 Nicaragua cedió sus aduanas
a los prestamistas y la dirección del Banco Nacional reservándose
también los banqueros el derecho
de adquirir el Banco Nacional. Por los de 1912
comprometió además los Ferrocarriles. El 2 de febrero de 1911
el grupo de banqueros Brown Brothers & Co.
se interesó en nosotros. Para pagar un empréstito
se recurriría a otro, y así
sucesivamente. (Una vez que se entra no se puede salir)
Los banqueros vinieron como barracudas.
Los marinos desembarcan a restablecer el orden
y se quedaron en Nicaragua por 13 años. No basta
el control de las aduanas, los bancos, los ferrocarriles.
Nicaragua también vendió su territorio.
(...)

de Ernesto Cardenal,
en Asalto al cielo - Antología poética, Fundación Editorial el perro y la rana, 2010.

De victorias y derrotas

De victorias y derrotas

No habrá polvo de derrota
Ni podio de la victoria
Para el que no salga
A la batalla.

*

Guardo el polvo de la derrota
Junto a los trofeos de la victoria:
El polvo me recuerda que he luchado.

Por Félix Sánchez Durán.

domingo, 19 de mayo de 2019

Tristeza

Tristeza

Se alzan por todas partes las llamas de la guerra
subiendo al cielo azul. Por ir a combatir, los hombres rivalizan.
¡Cuánto sobre mí pesa la inacción de la celda!
Mis nobles ambiciones, parece que no valen una mala moneda.

de Ho Chi Minh,
en Diario de prisión, Instituto del libro (CUBA), 1970.

sábado, 18 de mayo de 2019

Idiosincrasias

Idiosincrasias

Hay quienes
ante la imposibilidad
de verlo todo
de un vistazo,
caminan por los senderos
y aprecian la vida
desde diferentes ángulos.

Otros,
recortan vorazmente
el mundo
y lo cuajan
a una única perspectiva.

Por Félix Sánchez Durán.

viernes, 17 de mayo de 2019

No te rindas

No te rindas

No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras,
enterrar tus miedos,
liberar el lastre,
retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso
 continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros,
y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda,
y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma
aún hay vida en tus sueños.

Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo.
Porque lo has querido y porque te quiero.
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.

Abrir las puertas,
quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron,
vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa,
ensayar un canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas
e intentar de nuevo
celebrar la vida y retomar los cielos.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños
porque cada día es un comienzo nuevo,
porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.

De Mario Benedetti,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.7, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

jueves, 16 de mayo de 2019

Gente bien

Gente bien

Si del susto
Sólo te quedarás pasmado;
Si de la bronca
Sólo mantendrás tus dientes apretados;
Y si ante las injusticias
Tendrás solamente los ojos inyectados
De furia…
Tené la decencia y la coherencia
De quedarte callado y hacerte a un lado
Cuando vengamos marchando
Y te cortemos el paso.

Por Félix Sánchez Durán.

miércoles, 15 de mayo de 2019

Palabras a Rubén Darío

Palabras a Rubén Darío

Bajo sus lomos rojos, en la oscura caoba,
Tus libros duermen. Sigo los últimos autores:
Otras formas me atraen, otros nuevos colores
Y a tus fiestas paganas la corriente me roba.

Gozo de estilos fieros —anchos dientes de loba.
De otros sobrios, prolijos —cipreses veladores.
De otros blancos y finos —columnas bajo flores.
De otros ácidos y ocres —tempestades de alcoba.

Ya te había olvidado y al azar te retomo,
Y a los primeros versos se levanta del tomo
Tu fresco y fino aliento de mieles olorosas.

Amante al que se vuelve como la vez primera:
Eres la boca dulce que allá, en la primavera,
Nos licuara en las venas todo un bosque de rosas.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

martes, 14 de mayo de 2019

Principales Corrientes del Pensamiento Contemporáneo

Principales Corrientes del Pensamiento Contemporáneo

Gran trabajo han hecho de mí
que me da una culpa feroz
delatar al tramposo.

Por Félix Sánchez Durán.

lunes, 13 de mayo de 2019

Búsqueda

Búsqueda

I
Venden los profetas
lotes en el cielo
y las catedrales encienden sus anuncios
en la cadera inmaculada de una virgen.
El siglo en un Apolo
aterriza en la frente de la Luna
y aquí abajo
a mil niños
por segundo
se les llena de tierra la barriga.

II
Salimos
así tuertos
como un campanario en las manos de un loco
a perseguir el ojo
que una noche de lluvia nos robaron
en la muerte pequeñita de Biafra
en el ángel azul
que guarda
las barbas de los hippies
y en el cerebro electrónico de las computadoras.

III
A pedacitos se nos caen los dedos
en los portones del asilo.
Cementerios
de canarios es la lengua.
No hay una luciérnaga para esta sombra. Nadie
donde pasamos
quebrando las botellas de la angustia. Nadie...
Seguimos con nuestro ataúd a cuestas.

IV
¿Lengua en el polvo?
¿Corazón o mercancía?
De qué desheredado ombligo de dios
hemos caído para buscar en vano
el pie y los caminos
de los yacimientos del azúcar.

de Diana Morán,
en Poesía armada, Agermanament, 1976.

domingo, 12 de mayo de 2019

Pasatiempo

Pasatiempo

Cuando éramos niños
los viejos tenían como treinta
un charco era un océano
la muerte lisa y llana
no existía

luego cuando muchachos
los viejos eran gente de cuarenta
un estanque era un océano
la muerte solamente
una palabra

ya cuando nos casamos
los ancianos estaban en los cincuenta
un lago era un océano
la muerte era la muerte
de los otros

ahora veteranos
ya le dimos alcance a la verdad
el océano es por fin el océano
pero la muerte empieza a ser
la nuestra

De Mario Benedetti,
en Viento del exilio, Editorial Sudamericana, 1981.

sábado, 11 de mayo de 2019

El hombre...

El hombre nota que se le cae el cabello
Y se peina de costado
-Cuando se vuelve muy notorio,
Usa sombreros y gatos-.
El hombre nota que le crece la panza
Y comienza a usar camisas holgadas.
El hombre se queda sin trabajo
Y sale todos los días de su casa
Para no enfrentarse a la realidad
Y a la mirada inquisidora del barrio.
El hombre…
Pero el hombre no comprende
Los tiempos para hablar y denunciar
Que tiene una mujer abusada.

Por Félix Sánchez Durán.

viernes, 10 de mayo de 2019

Agazapados

Agazapados

Algún día el resto del mundo vendrá
a reclamar
su parte

Algún día
no habrá verdades
sobre las íes

La Historia será la masa de hielo
debajo del iceberg
debajo de la superficie
empujando para salir a flote

Mientras tanto,
la piedra en la mano
buscará su sentido

Por Félix Sánchez Durán.

jueves, 9 de mayo de 2019

contracanto a walt whitman (canto a nosotros mismos) - 5, 8, 10, 11, 12, 14, 15, 16 y 17.

contracanto a walt whitman
(canto a nosotros mismos) (fragmentos)

Contracanto a un célebre poema de Walt Whitman publicado en 1855 
con el título de Canto a mí mismo (Song of myself) que se inicia así:

"Yo, Walt Whitman, un cosmo,
un hijo de Manhattan..."

Yo, 
un hijo del Caribe, 
precisamente antillano. 
Producto primitivo de una ingenua 
criatura borinqueña
y un obrero cubano, 
nacido justamente, y pobremente, 
en suelo quisqueyano. 
Recogido de voces, 
lleno de pupilas 
que a través de las islas se dilatan, 
vengo a hablar a Walt Whitman. 
Un cosmos, 
un hijo de Manhattan. 
Preguntarán 
¿quién eres tú? 
Comprendo. 
Que nadie me pregunte 
quién es Walt Whitman. 
Irían a sollozar sobre su barba blanca. 
Sin embargo, 
voy a decir de nuevo quién es Walt Whitman, 
un cosmos, 
un hijo de Manhattan.

5

Y un día 
(¡Oh, Walt Whitman de barba insospechada...!) 
al pie de la palabra 
yo 
resplandeció la palabra 
Democracia. 
Fue un salto. 
De repente 
el más recóndito yo 
encontró su secreto beneficio 
Libertad de Trabajo. Libertad de Conciencia. 
Libertad de Palabra. Libertad de Camino. 
Libertad de aventura, proyecto y fantasía. 
Libertad de fracaso, de amor, y de apellido. 
Libertad sin retorno ni vértices ni ortigas. 
Libertad de quererme y mirarme en su pupila. 
Libertad de la dulce asamblea que tengo en mi 
corazón 
contigo y con toda la infinita humanidad que rueda
a  través 
de todas las edades, los años, las tierras, los países, 
los credos, los horizontes... y fue la necesaria 
instalación de júbilo. 
Las colinas desataron luceros y luciérnagas. 
Las uvas se embriagaron de vino y de perennidad. 
En todo el territorio 
se hizo la gran puerta de la oportunidad 
y todo el mundo tuvo acceso a la palabra
mío.

8

¡Secreta maravilla de una historia que nace...! 
Con aquel ancho grito 
fue construida una nación gigante, 
Formada de relatos y naciones pequeñas 
que entonces se encontraban como el mundo 
entre dos grandes mares... 
Y luego 
se ha llenado de golfos, islotes y ballenas 
esclavos, argonautas y esquimales... 
Por los mares bravíos 
empezó a transitar el clíper yanqui, 
en tierra se elevaron estructuras de aceros, 
se escribieron poemas y códigos y mármoles 
y aquella nación obtuvo sus ardientes batallas 
y sus fechas gloriosas y sus héroes totales 
que tenían aún entre los labios 
la fragancia 
y el zumo 
de la tierra olorosa con que hacían su pan 
su trayecto y su equipaje... 
Y aquella fue una gran nación de rumbos y albedríos. 
Y el yo 
-la rotación de todos los espejos 
sobre una sola imagen- 
halló su prodigioso mensaje primitivo 
en un inmenso, puro, territorio intachable 
que lloraba la ausencia de la palabra
mío.

10

Nadie supo qué noche desgreñada, 
un rostro frío, de bajo celentéreo, 
se halló en una moneda. Qué reseco semblante 
se pareció de pronto a un círculo metálico y sonoro. 
Qué cara seca vio en circulación de mano en mano.
Qué seca boca dijo de pronto 
yo
y empezó a conjugarse, a cumplirse y a multiplicarse 
en todas las monedas. 
En moneda de oro, de cobre, de níquel, 
en moneda de mano, de venas de vírgenes 
de labradores y pastores, de cabreros y albañiles. 
Nadie supo quién fue el desceñido primero.
Mas se le vio una mañana adquirir el crepúsculo,
Mas se le vio otra mañana comprar la conciencia. 
Y del fondo de los ríos, de los barrancos, de la médula 
de los arbustos, del filo de las cordilleras, 
pasando por torrentes de sudor y de sangre, 
surgieron entonces los Bancos, los Trusts, los
monopolios, 
las Corporaciones.... Y, cuando nadie lo supo 
fueron a dar allí la cara de la niña y el corazón 
del aventurero y las cabriolas del cow-boy y los 
anhelos 
del pioneer... y todo aquel inmenso territorio 
empezó a circular por las cajas de los Bancos, los 
libros 
de las Corporaciones, las oficinas de los rascacielos, 
las máquinas de calcular... 
y ya: 
se le vio una mañana adquirir la gran puerta de la 
oportunidad 
y ya más nadie tuvo acceso a la palabra mío 
y ya más nadie ha comprendido la palabra yo.

11

Preguntadlo a la noche y al vino y a la aurora... 
Por detrás de las colinas de Vermont, los llanos de 
las Costas 
por el ancho Far-West y las montañas Rocallosas, 
por el valle de Kentucky y las selvas de Maine. 
Atravesad las fábricas de muebles y automóviles, los 
muelles, 
las minas, las casas de apartamentos, los ascensores 
celestiales, 
los lupanares, los instrumentos de los artistas; 
buscad un piano oscuro, revolved las cuerdas, 
los martillos, el teclado, rompedle el arpa silenciosa 
y tiradla sobre los últimos raíles de la madruga... 
Inútilmente. 
No encontraréis el limpio acento de la palabra 
yo. 
Quebrad un teléfono y un disco de baquelita, 
arrancadle los alambres a un altoparlante nocturno, 
sacad al sol el alma de un violín Stradivarius... 
Inútilmente. 
No encontrareis el limpio acento de la palabra 
yo.
(¡Oh, Walt Whitman de barba desgarrada!) 
¡Qué de rostros caídos, qué de lenguas atadas, 
qué de vencidos hígados y arterias derrotadas...! 
No encontraréis 
más nunca 
el acento sin mancha 
de la palabra 
yo.

12

Ahora, 
escuchadme bien: 
si alguien quiere encontrar de nuevo 
la antigua palabra 
yo 
vaya a la calle del oro, vaya a Wall Street. 
No preguntéis por MR. Babbitt. El os lo dirá. 
- Yo, Babbitt, un cosmos, 
un hijo de Manhattan. 
Él os lo dirá 
- Traedme las Antillas. 
sobre varios calibres presurosos, sobre cintas 
de ametralladoras, sobre los caterpillares de los 
tanques 
traedme las Antillas. 
Y en medio de un aroma silenciosa 
allá viene la isla de Santo Domingo.
- Traedme la América Central. 
Y en medio de un aroma pavoroso
allá viene callada Nicaragua.
- Traedme la América del Sur.
Y en medio de un aroma pesaroso 
allá viene cojeando Venezuela. 
Y en medio de un celeste bogotazo 
allá viene cayendo Colombia. 
Allá viene cayendo Ecuador. 
Allá viene cayendo Brasil. 
Allá viene cayendo Puerto Rico. 
En medio de un volumen salino 
allá viene cayendo Chile... 
Vienen todos. Allá vienen cayendo. 
Cuba trae su dolor envuelto en un estremecimiento 
de comparsas. 
México trae su rencor envuelto en una sola mirada 
fronteriza.
Y Haití, Uruguay y Paraguay, vienen cayendo. 
Y Guatemala, El Salvador y Panamá, vienen cayendo. 
Vienen todos. Vienen cayendo.
No preguntéis por Mr. Babbit, os lo he dicho. 
- Traedme todos esos pueblos en azúcar, en nitrato, 
en estaño, en petróleo, en bananas, 
en almíbar. 
traedme todos esos pueblos. 
No preguntéis por Mr. Babbitt, os lo he dicho.
Vienen todos, vienen cayendo.

14

Porque 
¿qué ha sido la ventura de los pueblos 
si no un cambio continuo, un movimiento 
eterno, 
un fuego infinito que se enciende y que se 
apaga? 
¿Qué ha sido 
sino un chorro incontenido, 
espejo ayer de oteros y palmares, 
hoy nube blanca? 
¿Y que 
si no una brega infatigable 
en que hoy manda un puñado de golosos 
y mañana los puños deliciosos, 
fragantes y frenéticos del pueblo 
innumerable? 
Por eso tú, innúmero Walt Whitman, 
que en mitad de la noche dijiste 
yo 
y el herrero sonoro se descubrió en la llama 
y el forjador y el fogonero 
y el cuidador del faro, celeste de miradas,
y el fundidor y el leñero 
y la niña celeste colando la alborada 
y el pionero y el bombero 
y el cochero y el aventurero y el arriero... 
Tú, 
que en medio de la noche dijiste 
Yo, Walt Whitman, un cosmos, 
un hijo de Manhattan 
y un pueblo entero se descubrió en tu lengua 
y se lanzó de lleno a construir su casa 
hoy, 
que ha perdido su casa, 
hoy, 
que tiene un puñado de golosos sonrientes y 
engreídos, 
hoy 
que ha cambiado el fuego infinito que se 
enciende y que se apaga 
hoy... 
hoy no te reconoce 
desgarrado Walt Whitman, 
porque tu signo está guardado en las cajas de los 
Bancos, 
porque tu voz está en las islas guardadas por arrecifes 
de bayonetas y puñales, 
porque tu voz inunda los decretos y los centro de 
Beneficencia 
y los juegos de lotería, 
porque hoy,
cuando un magnate sonrosado, 
en medio de la noche cósmica, 
desenfrenadamente dice 
yo 
detrás de su garganta se escucha el ruido de la 
muchedumbre 
ensangrentadas explotas refugiadas 
que torvamente dice 

y escupe sangre entre los engranajes, 
en las fronteras y las guardarrayas... 
¡Oh, Walt Whitman de barba interminable!

15

Y ahora 
ya no es la palabra 
yo 
la palabra cumplida 
la palabra de toque para empezar el mundo. 
Y ahora 
ahora es la palabra 
nosotros. 
Y ahora, 
ahora es llegada la hora del contracanto. 
Nosotros los ferroviarios, 
nosotros los estudiantes, 
nosotros los mineros, 
nosotros los campesinos 
nosotros los pobres de la tierra, 
los pobladores del mundo,
los héroes del trabajo cotidiano,
con nuestro amor y con nuestro puños, 
enamorados de la esperanza. 
Nosotros los blancos, 
los negros, los amarillos, 
los indios, los cobrizos,
los moros y morenos, 
los rojos y aceitunados, 
los rubios y los platinos, 
unificados por el trabajo,
por la miseria, por el silencio, 
por el grito de un hombre solitario 
que en medio de la noche, 
con un perfecto látigo, 
con un salario oscuro, 
con un puñal de oro y un semblante de hierro, 
desenfrenadamente grita 
yo 
y siente el eco cristalino 
de una ducha de sangre 
que decididamente se alimenta en 
nosotros 
y en medio de los muelles alejándose 
nosotros 
y al pie del horizonte de las fábricas 
nosotros 
y en la flor y en los cuadros y en los túneles 
nosotros 
y en la alta estructura camino de las órbitas 
nosotros 
camino de los mármoles 
nosotros 
camino de las cárceles 
nosotros...

16

Y un día, 
en medio del asombro más grande de la historia, 
pasando a través de muros y murallas 
la risa y la victoria. 
encendiendo candiles de júbilo en los ojos 
y en los túneles y en los escombros, 
¡oh, Walt Whitman de barba nuestra y definitiva! 
Nosotros para nosotros, sobre nosotros 
y delante de nosotros... 
Recogeremos puños y semilleros de todos los pueblos 
y en carrera de hombros y brazos reunidos 
los plantaremos repentinamente 
en las calles de Chile, de Ecuador y Colombia, 
de Perú y Paraguay,
de El Salvador y Brasil, 
en los suburbios de Buenos Aires y de La Habana 
y allá en Macorís del Mar, pueblo pequeño y mío, 
hondo rincón de aguas perdidas en el Caribe, 
donde la sangre tiene 
ciertos rumor de hélices quebrándose en el río... 
¡Oh, Walt Whitman de estampa proletaria! 
Por las calles de Honduras y el Uruguay. 
Por los campo de Haití y los rumbos de Venezuela. 
En plena Guatemala con su joven espiga. 
En Costa Rica y en Panamá.
En Bolivia, en Jamaica y dondequiera, 
dondequiera que un hombre de trabajo 
se trague la sonrisa, 
se muerda la mirada,
escupa la garganta silenciosa 
en la faz del fusil y del jornal 
¡Oh, Walt Whitman! 
Blandiendo el corazón de nuestros días delante de 
nosotros, 
nosotros y nosotros y nosotros.

17

¿Por qué queríais escuchar a un poeta? 
Estoy hablando con uno y con otros. 
Con aquellos que vinieron a apartarlo de su pueblo,
a separarlo de su sangre y de su tierra, 
a inundarle su camino. 
Aquellos que lo inscribieron en el ejército. 
Los que violaron su barba luminosa y le pusieron un 
fusil 
sobre sus hombros cargados de doncellas y pioneros. 
Los que no quieren a Walt Whitman el demócrata, 
sino a un tal Whitman atómico y salvaje. 
Los que quieren ponerle zapatones 
para aplastar la cabeza de los pueblos. 
Moler en sangre las sienes de las niñas. 
Desintegrar en átomos las fibras del abuelo. 
Los que toman la lengua de Walt Whitman 
por signo de metralla, 
por bandera de fuego. 
¡No, Walt Whitman, aquí están los poetas de hoy 
levantados para justificarte! 
" - ¡Poetas venideros, levantaos, porque vosotros
debéis justificarme!" 
Aquí estamos, Walt Whitman, para justificarte. 
Aquí estamos 
por ti 
pidiendo paz. 
La paz que requerías 
para empujar el mundo con tu canto. 
Aquí estamos 
salvando tus colinas de Vermouth. 
tus selvas de Maine, el zumo y la fragancia de tu 
tierra, 
tus guapos con espuelas, tus mazas con sonrisas, 
tus rudos mozalbetes camino del riachuelo. 
Salvándolos, Walt Whitman, de los traficantes 
que toman tu lenguaje por lenguaje de guerra. 
¡No, Walt Whitman, aquí están los poetas de hoy, 
los obreros de hoy, los pioneros de hoy, los 
campesinos 
de hoy, 
firmes y levantados para justificarte! 
¡Oh, Walt Whitman de barba levantada! 
Aquí estamos sin barba, 
sin brazos, sin oídos, 
sin fuerzas en los labios, 
mirando de reojo, 
rojo y perseguidos, 
llenos de pupilas 
que a través de las islas se dilatan, 
llenos de coraje, de nudos de soberbia 
que a través de los pueblos se desatan, 
con tu signo y tu idioma de Walt Whitman 
aquí estamos 
en pie 
para justificarte, 
¡continuo compañero de Manhattan!

de Pedro Mir,
en Viaje a la muchedumbre, Siglo XXI, 1978.