Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.
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miércoles, 6 de septiembre de 2017

Los dos Conejos

Los dos Conejos
(No debemos detenernos en cuestiones frívolas, olvidando el asunto principal.)

Por entre unas matas,
seguido de perros
(no diré corría),
volaba un Conejo.

De su madriguera
salió un compañero,
y le dijo: «Tente,
amigo; ¿qué es esto?»

—«¿Qué ha de ser?, responde:
sin aliento llego…
dos pícaros galgos
me vienen siguiendo.»

—«Sí (replica el otro),
por allí los veo…
pero no son galgos.»
—«¿Pues qué son?» —«Podencos.»

—«¿Qué? ¿Podencos dices?
Sí, como mi abuelo.
Galgos y muy galgos,
bien vistos los tengo.»

—«Son podencos: vaya,
que no entiendes de eso.»
—«Son galgos te digo.»
—«Digo que podencos.»

En esta disputa,
llegando los perros,
pillan descuidados
a mis dos Conejos.

Los que por cuestiones
de poco momento
dejan lo que importa,
llévense este ejemplo.

de Tomás de Iriarte,
en Fábulas literarias, epublibre, 2014 (1782).

domingo, 3 de septiembre de 2017

El Oso, la Mona y el Cerdo

El Oso, la Mona y el Cerdo
(Nunca una obra se acredita tanto de mala como cuando la aplauden los necios.)

Un Oso con que la vida
ganaba un piamontés,
la no muy bien aprendida
danza ensayaba en dos pies.

Queriendo hacer de persona,
dijo a una Mona: «¿Qué tal?»
Era perita la Mona,
y respondióle: «Muy mal.»

—«Yo creo, replicó el Oso,
que me haces poco favor.
¿Pues qué?, ¿mi aire no es garboso?
¿no hago el paso con primor?»

Estaba el Cerdo presente,
y dijo: «Bravo, ¡bien va!
bailarín más excelente
no se ha visto ni verá.»

Echó el Oso, al oír esto,
sus cuentas allá entre sí
y, con ademán modesto,
hubo de exclamar así:

«Cuando me desaprobaba
la Mona, llegué a dudar;
mas ya que el Cerdo me alaba,
muy mal debo de bailar.»

Guarde para su regalo
esta sentencia un autor:
Si el sabio no aprueba, ¡malo!
Si el necio aplaude, ¡peor!

de Tomás de Iriarte,
en Fábulas literarias, epublibre, 2014 (1782).