Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.
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miércoles, 14 de febrero de 2024

La espera

La espera

Para aquel mozo trigueña
que una mañana pasó
ha levantado tu ensueño
un alcázar... pero el dueño,
tornadizo, no volvió.

La misma esperanza vana
te ha llevado, hoy como ayer,
a la florida ventana,
diciendo:—«Será mañana...»
Y mañana no ha de ser.

Tantas lunas han menguado
que no se pueden contar...
Y el transeúnte esperado,
no ha pasado... no ha pasado
¡ya no volverá a pasar!

Como tú, todos soñamos
una dicha conseguir:
si una vez la divisamos;
esperamos... esperamos...
¡aunque no deba venir!...

de Manuel Ugarte,
en Poesías Completas, Casa Editorial Maucci, 1921.

martes, 14 de febrero de 2023

Marionnettes

Marionnettes

Una niña en un salón
se encontró, sin saber cómo,
al frente de un batallón
de soldaditos de plomo.

Marchaban todos aprisa,
con un gesto siempre igual,
en el labio la sonrisa,
la gardenia en el ojal.

La vida era espuma toda.
«Uno, dos; uno, dos»..., y
bailes nuevos a la moda
bridge, golf, five o’clok* tea.

Pero lo raro y enorme
del extraño batallón,
era, que igual uniforme
les cubría el corazón.

Y la niña que veía
la farándula guerrera,
encantada sonreía
con su boca en primavera.

.¿Entre los buenos muñecos
surgiría en realidad,
al són* de marciales ecos,
un soldado de verdad?...

Siguió en su empeño afanosa,
la caravana, en su ardor,
mas siempre esperó la hermosa
al capitán de su amor.

Alimentados por un
ensueño ambicioso y alto,
volvieron siempre al asalto...,
y la niña espera aún.

Ni cerca, ni a la distancia,
el alma llena de flores
que esparcen honda fragancia
deja entrever sus amores.

Y hoy se pregunta cualquiera
de los que miran vivir:
¿La niña ideal, qué espera
para mostrar su sentir?

¿Ha llegado a adivinar
que hay alguien que en el espejo
de las olas ve el reflejo
de su rostro sobre el mar?

¿Tiene acaso la intuición
de que en la tierra lejana
la llamarán capitana
de un guerrero corazón?

Es tan caprichoso el giro

y el aroma tan discreto,
que nadie sabe el secreto
de lo que esconde un suspiro...

Y muchos con emoción
más de una vez han pensado
que el corazón ha entregado...

Pero, ¿tiene corazón?...

de Manuel Ugarte,
en Poesías Completas, Casa Editorial Maucci, 1921.

lunes, 14 de febrero de 2022

ALBUM Y POSTAL - VIII

ALBUM Y POSTAL - VIII

Niña de rostro hechicero:
el poeta que aquí ves,
quisiera ser mosquetero
para, quitado el sombrero,
tender la capa a tus pies.

Pero en este siglo helado,
ya no es posible soñar,
y sólo está tolerado
trazar un verso estudiado,
poner la fecha y firmar.

de Manuel Ugarte,
en Poesías Completas, Casa Editorial Maucci, 1921.

sábado, 20 de marzo de 2021

Cadena de sangre

Cadena de sangre

Sofistas y tiranos
blasfeman, estrechándose las manos,
contra la Libertad, contra el Derecho:
engendros del furor y el egoísmo,
con infernal cinismo
hieren a un tiempo la razón y el pecho.
La Humanidad doliente se congrega,
como revuelto mar se arremolina,
y aunque con sangre riega
y el Universo anega,
jamás florece la ilusión divina.
Al golpe de los tiempos han cedido
del César las crueldades,
y hoy no se ve el reflejo enrojecido
de la quemante hoguera en las ciudades;
pero, nunca vencido,
tras la mentida máscara moderna,
el tirano inmortal sigue en su trono,
con la misma crueldad, el mismo encono,
la misma furia eterna.

Apóstoles de negras herejías,
pasean su traición, muestran la frente,
y en medio de políticas porfías
parece que las viejas utopías
vuelven a alzarse con la edad presente.
La Justicia, maltrecha en tantas lides,
levanta desmayada
su angustiosa mirada,
implora compasión a sus verdugos
y obtiene sólo míseros mendrugos
en la punta sangrienta de una espada.
Y no es la más odiosa tiranía
aquélla que a la luz del claro día
muestra su desenfado y su vileza,
sino la que se oculta y no se nombra,
la que inclina ante el pueblo la cabeza
y, llena de bajeza,
ejecuta su crimen en la sombra.
¡Venga el déspota rudo
que, ante la Ley y los Derechos mudo,
en otros tiempos la Verdad ahogaba;
mas no el Tartufo que a la patria inerte
le ofrece vida y le inocula muerte,
la llama libre y la gobierna esclava!

Hay un eterno grito,
perpetuo grito de venganza y guerra
que, siempre odiado y a la par maldito,
ha estremecido sin cesar la Tierra
sobre los yertos ejes de granito.
Es el viejo atentado
que añade horror sobre el horror pasado,
es el sangriento ultraje
que en mil generaciones se retrata,
es el zarpazo de la bestia hambrienta
que, de oro, sangre y de poder sedienta,
derriba, insulta y avasalla y mata.
El poderoso ruin, el cruel tirano,
símbolo haciendo de ese grito infame,
ha desolado el continente humano
y hoy con el mismo horror y el odio mismo,
dominando la cumbre y el abismo,
el grito repercute y se renueva
y nueva infamia tras la infamia lleva.

La pura Libertad escarnecida,
esclavo el pensamiento,
no se escucha un acento
que indique gloria, que denuncie vida;
los mismos que Derechos invocaron,
al llegar a la cima los violaron
y del monstruo fatal las negras fauces,
las avarientas, codiciosas garras,
fijas están sobre la inerte tierra
con gesto mudo amenazando guerra.

¿Los líricos, dó están, que antes soñaran
la libertad del orbe?
¿Acaso sus doctrinas olvidaran?
¿Acaso el egoísmo los absorbe?
¿Por torpe miedo la mentira amparan?
El fondo de los pechos no está yerto,
la Libertad no ha muerto,
no ha muerto el labio aunque la lengua calla:
¡que también el volcán, frío parece,
cuando en su seno la tormenta crece,
la lava ruge, el cataclismo estalla!...

¡Cuántas veces el alma humana, alzando
el estandarte doctrinal de Cristo,
las ignominias del poder nefando
ir despeñadas a la tumba ha visto!...
Cuando esa voz olímpica escuchaban,
la Libertad y el Genio despertaban:
los cadalsos caían
y los cetros rodaban
y las antiguas leyes sucumbían.
Era la voz gigante
del Universo que en la lid se afana,
el esfuerzo de Atlante,
la ebullición de la conciencia humana,
que al fin se traducía
en las cascadas de la luz del día.

Pero es el mundo una feroz cadena
donde sucede en bacanal locura
tras el placer la pena,
tras la adusta verdad la mofa obscena,
tras los rayos del Sol, la noche oscura.
Y después de un relámpago de gloria,
fugaz y apetecido
que coronaba con laurel la Historia,
el instinto, no muerto, sino herido,
pronto con gritos de dolor se alzaba
y entregados al aire los pendones
en pueblos y naciones
la Libertad de nuevo subyugaba.

Tornaban otra vez, yertas y frías,
con sordo torbellino
a resbalar las horas,
y, al golpe de los remos del Destino,
la barca universal se deslizaba,
y tras de sí dejaba
sólo surcos de sangre en el camino.

Y otra vez y otra vez razas gigantes,
retando a muerte y provocando al César
se alzaban centelleantes
y, lívido, altanero,
otra vez un mandón las subyugaba
y las encadenaba
a su sangriento carro de guerrero.

Hoy esa lucha misma
de la Verdad final contra el sofisma,
vuelve, como un turbión de tempestades:
el mundo es una hoguera,
los rugidos del odio, una bandera,
y un cadalso sangriento las ciudades.
Con sordo espanto el Universo mira
derribados su Dios y su esperanza,
¡erigida en sistema la mentira,
y la elocuencia, la razón, la lira
sujetas al clamor de la venganza!...

Rebelión de titanes,
rugido de tormenta y de volcanes,
los pueblos de granito
deben alzar su grito;
su voz el orbe atruene
y los espacios llene,
los cóncavos del mar y el infinito.
¡Basta de sangre y de brutal violencia!
¡Basta de rebelión y guerra; basta!
¡Venga del pueblo o de la vieja casta,
sólo es justo un tirano: la Conciencia!

de Manuel Ugarte,
en Poesías Completas, Casa Editorial Maucci, 1921.

lunes, 1 de marzo de 2021

ALBUM Y POSTAL - X

ALBUM Y POSTAL - X

¡En medio de la lucha una sonrisa
y un reflejo de Luna en la tormenta!
¿Qué podría dejar el peregrino
sobre la nívea página primera?

Un voto, nada más. Que tus encantos
estén en dulce primavera fresca
cuando, al conjuro de la unión, renazca
la vigorosa juventud de América.

Y así la luz del Sol tendrá dos fases;
Una de suavidad y otra de fuerza;
aquélla para amar, en tus pupilas,
y ésta para triunfar, en las banderas.

de Manuel Ugarte,
en Poesías Completas, Casa Editorial Maucci, 1921.

domingo, 14 de febrero de 2021

Diálogo crepuscular

Diálogo crepuscular

—¿Qué es el olvido?—
Virtud.
—¿Qué son las almas?
—Desiertos.
—¿Qué es la muerte?
—La salud.
—¿Qué es tu boca?
—Un ataúd
donde yacen besos muertos.

* * *

—Si tus pasiones pasadas
son tus amores futuros,
¿por qué huyeron tus miradas
como sombras asustadas
que se escapan por los muros?

—No lo sé.
                                            —Guarda el secreto;
pero dame un beso.
—Mira
que los besos sin objeto,
son crujidos de esqueleto
sobre lechos de mentira...

de Manuel Ugarte,
en Poesías Completas, Casa Editorial Maucci, 1921.

jueves, 21 de enero de 2021

La ramilletera

La ramilletera

Si de sus claras pupilas
rodó al azote del frío
una gota de rocío
sobre las flores tranquilas,
no fué* mintiendo aflicción
a los que a ella se allegan;
que los niños nunca juegan
con cosas del corazón.

La cesta es un ataúd
de las flores más hermosas;
mas, por lo menos, las rosas
han tenido juventud;
y aunque cortadas están,
las frescas almas que vuelan
parece que se consuelan
con el perfume que dan.

Pero la que sin color
se adelanta por la acera
con una sonrisa artera
que añade precio a la flor,
no ha tenido en su aridez
de peñasco torturado,
ni belleza, ni reinado,
ni perfume, ni niñez.

En el paso se adivina
que es su suerte desgraciada
como la cesta pesada
que la retiene y la inclina,
y que en su alma empieza a abrir,
de las penas al conjuro,
como un gran fantasma oscuro,
símbolo del porvenir.

de Manuel Ugarte,
en Poesías Completas, Casa Editorial Maucci, 1921.
*Del original.

viernes, 11 de diciembre de 2020

Madrigal irónico

Madrigal irónico

Si, desdeñando a Pierrot,
empleas la vida toda
en deportes a la moda
yachting, polo, tennis,—yo
prefiero, pensando en ti,
pasar la tarde en el monte,
cuando todo el horizonte
es un campo de rubí.

Que te recite Le lac
de Lamartine el poeta
con el traje de etiqueta,
los guantes blancos y el frac,
tiene clara explicación
y fundamento muy sano
en el ambiente mundano,
porque se halla en un salón.

Mas que quien te ha de querer
tenga que aprender fox-trot,
jugar bridge y golf, ya no
te lo puedo conceder;
porque en su sinceridad,
como ocurre a ciertas flores,
si son puros los amores
se abren en la soledad.

Lamento la discrepancia
desgraciada que me priva
de una corte deportiva
como cumple a tu elegancia
y déjame serte fiel
haciendo la vida que hago:
mi castillo sobre el lago,
mi caballo y mi lebrel.

de Manuel Ugarte,
en Poesías Completas, Casa Editorial Maucci, 1921.

viernes, 27 de noviembre de 2020

ALBUM Y POSTAL - XIII

ALBUM Y POSTAL - XIII

Página blanca que esperas
la caricia de la pluma:
para que tú nunca mueras
como castillo de espuma,
pide a la sentimental
a quien estás destinada,
la gloria de una mirada,
y así serás inmortal.

de Manuel Ugarte,
en Poesías Completas, Casa Editorial Maucci, 1921.

miércoles, 11 de noviembre de 2020

La Canción del mendigo

La Canción del mendigo

Dos músicos errantes que la fatiga inclina
y llevan los andrajos mejores que la voz,
se apostan por las noches en la desierta esquina
y extienden los sombreros diciendo una canción.

Las ráfagas heladas azotan sus semblantes
y el viento rencoroso se ensaña en su dolor.
El viento los conoce. Son músicos errantes,
que vagan por las calles diciendo una canción.

Si por acaso el Creso de corazón vacío
en vez de una limosna les muestra su rigor,
no lloren;—¿por qué lloran?—no pueden tener frío,
no pueden tener hambre diciendo una canción.

Suplican al que pasa, le salen al camino,
le piden «un socorro, por el amor de Dios.»
¿Mas quién repara en ellos? Que cumplan su destino,
que vaguen por las calles diciendo una canción.

Vencidas de fatiga—¡tan larga fué* la espera!—
sus piernas vacilantes se rinden al dolor...
¡Mirad! son dos borrachos que ruedan por la acera
y muestran su alegría diciendo una canción!

Y si tras tanta angustia, sin encontrar abrigo,
robaran y vertieran su llanto en la prisión,
¿que harán en la miseria los hijos del mendigo?
¡Que imploren como el padre, que digan su canción!

de Manuel Ugarte,
en Poesías Completas, Casa Editorial Maucci, 1921.
*Del original.

sábado, 24 de octubre de 2020

Pidiendo la vida del tirano

Pidiendo la vida del tirano (1)

A Máximo Gorki.

Ni la piedad, ni el odio. Que la fiera,
para que triunfo la justicia, muera.—
Mas que, al partir, no manche los ideales
pasando por las manos del verdugo,
que no viva las muertes inmortales
guillotinada por un verso de Hugo,
que no acuse las cóleras sociales
pidiendo ante las puertas un mendrugo,
que no alcance el honor y la alta gloria
de las consagraciones de la Historia;
que muera en su maldad, no en su respiro,
que pierda con la zarpa su veneno,
que vea desde el fondo de un retiro
toda su fuerza convertida en freno,
todo su orgullo convertido en risa,
toda su pompa convertida en cieno;
pero que ante el futuro que se irisa
y alza en su cabalgata redentora
los estandartes nuevos que a la brisa
parecen hechos de un girón de aurora,
pueda medir la infamia de su anhelo,
pueda mirar la esplendidez plebeya,
¡y, roto, al fin, de su torpeza el velo,
ganado por la olímpica epopeya,
olvidado del trono y de su nombre,
el torvo emperador vuelva a ser hombre!

Y no es, Tirano, que la Musa olvide,
ni que un pasado augusto la intimide,
mas no nos enloquece tu corona,
que si tú eres la hoz, somos la espiga,
y que si el vil usurpador castiga,
la independencia popular, perdona.

Fija en la mente está como en los pechos
la lista funeral ,de tus cohechos...
En tu insensible corazón malvado
empieza la Siberia. Has desterrado
a todo un pueblo de la vida fuerte,
le has dado como cárcel un abismo
y has dejado caer sobre su muerte
la nieve inmaterial de tu mutismo;
innumerables multitudes gimen
heridas por las flechas de tu crimen;
montañas de cadáveres, calvarios
que parecen del odio las tribunas,
se elevan en los campos solitarios
bajo la mueca extraña de las lunas;
un hondo clamorear de imprecaciones
sube del lodazal de tus prisiones;
los cosacos que arrasan las ciudades
y destruyen aldeas y campañas
atraviesan las negras soledades
bañados por la luz de sus guadañas;
y no eres, alto emperador potente
que tocas las estrellas con el dedo,
más que la voz aguda y estridente
de un sentimiento deleznable: el miedo.

Mas el terror mortal que en la llanura
y en las ciudades y en los montes trepa
y da voz al sudario de blancura
que cubre a los que duermen en la estepa,
no alcanza a sofocar las energías
de los que piden libertad, a gritos,
y al margen de las viejas tiranías,
sin odio, sin pasión, sin cobardías,
viven en sus palacios de infinitos.

Tú mismo eres quien, César de alma vana,
preparas la apoteosis de mañana.
La sangre de los héroes que asesinas,
salpica los ojales de englantinas;
y cada luchador que cae vencido
es germen de fecundos luchadores,
como es el polen de la flor caído
nueva semilla de fragantes flores.

La victoria triunfal que ya fulgura
barrerá libremente del planeta
los andrajos de tu alma. En la más pura
redención de la raza antes sujeta,
se alzará por contraste a tanta gloria
el oprobio inmortal de tu memoria.
Y ante el pueblo grandioso, libre y fuerte,
será tu pena y tu mejor castigo
dejarte a solas dialogar contigo,
sepulturero de tu propia muerte.

Por eso es que en la aurora de las bellas
realizaciones que el destino graba
en la historia del hombre con estrellas,
debe alzarse una voz serena y alta:
—Dejad que caiga el peso de la falta
sobre esa pobre frente pensativa,
privadle si queréis de sus placeres,
despojadle de todos sus poderes,
hacedle labrador, pero ¡que viva!

de Manuel Ugarte,
en Poesías Completas, Casa Editorial Maucci, 1921.
(1) Estos versos, escritos cuando la revolución rusa era inminente,
fueron el último grito en favor de la vida del Zar, sacrificado
poco después en el remolino confuso de la lucha.—N. del A. (del original)

viernes, 16 de octubre de 2020

Rebeliones

Rebeliones

Cuando muerta la noche, avanza el día
y al resplandor de las ardientes fraguas
incansables, heroicos, invencibles
los proletarios con tesón trabajan,
si alguien les dice que en vecinos lechos
duermen tranquilos los que no hacen nada,
tentaciones tendrán de alzar la frente
romper el yunque y apagar las llamas.

Cuando en noches de insomnios y delirios
a la luz moribunda de una lámpara,
batalla el escritor con las ideas
vertiendo el corazón en cada página,
si alguien le cuenta que al volver la esquina
deslizan otros en inmundas farsas,
tentaciones tendrá de alzar la frente
romper la pluma y estrujarse el alma.

de Manuel Ugarte,
en Poesías Completas, Casa Editorial Maucci, 1921.

miércoles, 23 de septiembre de 2020

Sol de sangre

Sol de sangre

Por inmensos caminos solitarios,
huyendo de ignorados campanarios,
los peregrinos van, faltos de aliento.
Y de aldeas siniestras y lejanas
les saludan, al paso, las campanas,
con notas que cabalgan sobre el viento.

El horizonte bajo el sol se dora,
manchado por la sangre de una aurora
que se teme a la vez y que se espera;
las nubes se amotinan y se empujan
y, como buitres, al huir, se estrujan
en el espanto de la noche huera.

Tiembla y cede la tierra bajo el peso,
se abre un abismo en el dintel del beso
y todo es sepulcral, como una luna;
sólo se oye el rumor sordo y la queja
de aquella muchedumbre que se aleja
con fatigas de mar, hacia su cuna.

En la sangre del sol busca su origen;
torvos y extraños sentimientos rigen
su reflujo fatal hacia la aurora;
y jadeante, vencida y sin aliento,
se arrastra latigueada por el viento,
royendo el amargor que la devora.

Y mañana al triunfar, cuando derribe
la absurda sociedad que la proscribe,
brillará como un sol a nuestros ojos.
Sus pupilas extrañas y dementes,
empapadas en púrpuras ardientes,
parecerán dos corazones rojos.

Sus manos, impacientes de batalla,
removerán la gigantesca hornalla
donde alimenta el sol sus encarnados
y, en la ruda apoteosis del incendio,
la plebe se alzará como un compendio
de todos los sollozos ignorados.

de Manuel Ugarte,
en Poesías Completas, Casa Editorial Maucci, 1921.

jueves, 3 de septiembre de 2020

La rebelión del agua

La rebelión del agua

Labrada por los hondos rencores de los siglos
que siempre mantuvieron su independencia esclava,
una noche sintieron subir bajo la luna,
los hombres, aterrados, la rebelión del agua.
Primero fué* un bramido de trompas discordantes,
un clamor indecible de muchedumbres ávidas;
después, fué un cataclismo de cíclopes borrachos
que sobre los abismos volcaban las montañas,
Izadas por los vientos en brazos vengadores,
las olas escalaron las cúspides más altas
y todo lo que vive sobre el planeta, tuvo
bajo una mano horrenda, doblada la garganta,
Los pájaros marinos, cegados por la espuma,
rodaron en la tromba sin ensayar las alas;
deshechas y vencidas cayeron en tumulto
las nieves seculares de ignotos Himalayas,
y bajo el cielo absorto, de cuyo azul doliente
pendían las estrellas cual luminosas lágrimas,
la cólera salvaje de todos los océanos
barrió sobre la tierra la sombra de las razas...

de Manuel Ugarte,
en Poesías Completas, Casa Editorial Maucci, 1921.
*Del original.

viernes, 14 de agosto de 2020

La Voz del pueblo

La Voz del pueblo

Fuimos la enorme y funeral canalla,
la que en los vastos campos de batalla
derrama, delirando, su heroísmo,
para elevar a aquél que la avasalla
y viste su rencor de patriotismo;
fuimos, la enorme y funeral canalla
que ofrece su sonrisa a la metralla.

Fuimos la multitud ciega y vencida
que de los campos y los bosques cuida;
la que en los rudos llanos, sin desdoro,
para engordar al grupo que la olvida,
prepara el fruto y las espigas de oro;
fuimos la multitud ciega y vencida
que muere de hambre y que reparte vida.

Fuimos la oscura plebe fascinada
que en la nave del templo arrodillada
se resigna, al horror de su destino,
y que ante el oropel de la fachada
inclina su humildad y abre camino;
fuimos la oscura plebe fascinada
que adora la injusticia consagrada.

Fuimos el triste y colosal rebaño
que entorpecido por un sueño extraño
construye los palacios inauditos,
el que sufre y trabaja todo el año
para aumentar el bien de los ahítos;
fuimos el triste y colosal rebaño
sumido en las tinieblas de su engaño.

Fuimos el nervio, la pasión, la brava
bestia que arrastra el peso que la enclava,
la que aparta los montes, el atleta
que con potentes músculos socava
las oscuras entrañas del planeta;
fuimos el nervio, la pasión, la brava
fuerza dueña del mundo y de él esclava.

Pero hoy aquella sierva escarnecida
a los esclavos del dolor convida
a conquistar con su porción de holgura
la gloria inmarcesible y merecida
de hacer del mundo, oasis de ventura;
pero hoy aquella sierva escarnecida
puede, en un gesto, renovar la vida...

Vamos hacia la cumbre donde ondea
el estandarte rojo y nuestra idea...
Vamos a libertar a los humanos
y a difundir la aurora que clarea
sin tasa para todos por los llanos...
¡El estandarte que en la cumbre ondea
signo de paz y de concordia sea!

de Manuel Ugarte,
en Poesías Completas, Casa Editorial Maucci, 1921.

domingo, 26 de julio de 2020

Los obreros

Los obreros

Bajo la aurora roja que clarea,
por el camino blanco de la aldea,
desfilan los obreros en cuadriga...
resignados y mudos, los colosos,
dejan colgar los brazos poderosos
al azar de la marcha y la fatiga...

Tienen perfiles anchos y salientes,
el cabello les cae sobre las frentes,
las espaldas son bloques de cantera,
y cuando están dispersos y distantes
se recortan al sol como gigantes
que marchan al asalto de una hoguera.

Ante ellos, entre tules de neblina,
alzan las chimeneas de la usina
sus dos brazos de sangre coagulada,
y en la amarga tristeza del paisaje
aquella oscura muchedumbre en viaje
parece una gran fuerza maniatada.

Deja tras ella muerto el caserío
donde tiritan de dolor y frío
las mujeres, los niños, los ancianos...
...Al obrero que vuelve la cabeza
se le anegan los ojos de tristeza
y se le crispan sin querer las manos...

Pero por sobre el ala de amargura
que cubre como un techo la llanura,
flota una claridad deslumbradora...
Es la esperada redención que viene:
entre sus manos, como cetro, tiene
las fulgurantes llamas de la aurora.

Y la oscura y doliente caravana
entonando los cantos de mañana
entra en su negra cueva de dolores,
como una tempestad, hecha poeta,
que estallará al final sobre el planeta
en una colosal lluvia de flores.

de Manuel Ugarte,
en Poesías Completas, Casa Editorial Maucci, 1921.