Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

viernes, 31 de enero de 2020

Cinco años han pasado

Cinco años han pasado

Cinco años han pasado, mi país,
libre de las heridas de la guerra,
llena los valles florecidos
con un fresco silencio.

Ya relucen los faros en la noche marina,
mostrando los caminos a la gente de mar,
y el marinero mira desde lejos
las pupilas que brillan en lo oscuro.
Donde zumbaba el tanque, está el tractor pacífico,
donde estalló el incendio, hay un jardín florido
y por la carretera comida de metralla
corren veloces los autos.

de Anna Ajmatova,
en La poesía como herramienta, Edición digital - Omegalfa, 2018.

jueves, 30 de enero de 2020

"En la ciudad que se llamó posguerra"

"En la ciudad que se llamó posguerra"

Atravesados por el miedo,
indefensos, perdidos
en la ciudad que se llamó postguerra,
recorrimos sus calles
tierra quemada, convicción del odio-
con aquel pobre amor -ay, fuente silenciosa-
anegando el cristal inmaduro de mis años,
sin más misericordia
que la fragancia del azahar, su blanca
respiración enmarañando el vuelo
tranquilo de los pájaros
Largos, silenciosos paseos donde en un momento dado afluía mi nombre,
-golondrina acentuando
la soledad del aire-
Solo entonces
tenía la certeza de estar viva
emanada de ti, de tu costado adánico y oscuro
Y me sentía
latido entre tus dedos
junto a restos de llanto y nicotina.

de Angelina Gatell,
en La poesía como herramienta, Edición digital - Omegalfa, 2018.

miércoles, 29 de enero de 2020

Williams - Un negro...

Williams - Un negro...

Williams —un negro—, Davis, Sweeney y Robb
estaban juntos en un bar. Williams hablaba con Davis
cuando Sweeney le arrebató el sombrero a Williams
rompiéndole un pedazo.
Mientras Sweeney y Williams discutían
Robb se paró y criticó a Williams
por discutir con un blanco.
El negro, no dijo nada
y se estaba retirando
cuando Robb le clavó dos veces un puñal.

de Charles Reznikoff,
en Poesía social y revolucionaria del siglo XX (selección de Jorge Brega), Editorial Agora, 2012.

martes, 28 de enero de 2020

concierto de esperanza para la mano izquierda

concierto de esperanza para la mano izquierda

To love, and bear; to hope, till Hope creates
From its own wreck the thing it contemplates...

[Amar y soportar; esperar hasta que la Esperanza cree,
de sus propios despojos, aquello que contempla...]

-Shelly


INTRODUCCIÓN

Los rodillos cayeron sobre los guijarros. Y
la aurora al bailar devino polvareda.
¡Oh, todo quedó reducido a polvo! ¡Polvo!

Hasta las mismas lágrimas vertidas
recobran su estructura polvorienta.

Un justo anhelo de morir despierto
para no perdurar solamente dormido.

Una equidad o ecuación o igualdad
universable del asesinato. Y por lo mismo
todo en polvo y sinrazón como un antiguo piano.

A esto ha quedado reducido este país.

A polvo. Puesto que nada permanece en pie.
Ni en piedra…

Y continuando el argumento frío
con que está construido este concierto
no queda más que un pérfido compás
que repetidamente apaga al instrumento vida.

Dada que simplemente equilibrando el tiempo
sobre una tensa cuerda, la vibración ecuánime
comporta resultados que se extienden timbremente
por sin sobre tras de la contienda humana.

Y no admitamos que pudo sufrirse más y todavía
puede sufrirse más cuando es sabido
que una fuerza superior y más rentable
decide el contenido de nuestras existencias.

Se puede ser más débil que el final proyectado
se puede ser más débil todavía. Sin embargo
la naturaleza misma de los pueblos constituye
un sistema de violencia un coro de conmoción
que denodadamente restablece la asonancia vida.

Una violencia tal que como tal violencia
no es más que una respuesta sí o una respuesta no.

Y es así como ha sido decretado que la muerte
definitivamente debe morir, quedar cumplidamente
muerta, airadamente muerta la misma muerte.

Desplazada y borrada de las calles nocturnas
y los viejos caminos. Echada de las casas
universitarias y los sindicatos en huelga.
Proscrita de los ríos y las húmedas solitarias
celdas. Del Código Penal. Y de la isla
de Santo Domingo situada en el Mar Caribe
donde el asesinato por temor y por terror
anuncia su pertinaz imperio sobre el mundo.

A CAPRICCIO

Este concierto
no ha sido copiado
de manuscrito alguno.

No ha sido extraído
de ninguna botella
descubierta en la playa.

Ni en los bolsillos
de un centinela exacto
que se quedó dormido.

Ni en las bodegas
de un galeón hundido
desde entonces.

La herencia de algún
pirata no lo ha dejado
en la arena.

Ni siquiera ha sido
escuchado en un piano
de cola todavía.

Este concierto
obedece a su propia
concreta situación
porque en esencia
todo ha sido reducido
a polvo. ¡Polvo!

Y hay que ordenar
un toque de esperanza
al primer corneta
y al último redoblante
del batallón de
la mañana.

ANDANTE

Los rodillos cayeron sobre los guijarros
exactamente aquella mañana proyectada en almejas.

Mas no fue solamente sobre la isla de Santo
Domingo -denominada en el Mar Caribe cálidamente
patria mía- sino mucho más lejos, traspasando
las anchas cordilleras y las zonas volcánicas
de todo planisferio. Fue una conducta planetaria.
Un ecuménico establecimiento del abuso.

Puesto que si el derecho de propiedad
está constituido por algunas palabras
que estabilizan a las corporaciones y sostienen
sobre la alta espuma a la marina mercante
es porque algunos hombres bajo algunos almendros
ejercen la razón de que su casa es suya.

Y continuando el argumento frío
que sirve de pentagrama a este concierto
la patria
es el derecho de propiedad más inviolable.

Y una patria es una sola patria
que cubre el universo en varios pasaportes
y no hay patria que se abalance sobre otra patria.

Y el tanque no es la norma física ni el portaviones
el orden natural. Ni el rascacielos constituye
por razones de acero un mandamiento irrevocable.
Ni la cibernética le ocurre al hombre
como una hemotisis. Puesto que entonces
la escala se desprende de las cuerdas
y asciende en espiral a las frecuencias
más vividas, resuenan los trombones, la atmósfera
tiembla con la percusión desenfrenada del timbal
subdesarrollado, la orquesta universal retumba,
gran concierto de la humanidad sacude
sus entrañas, el tímpano lanza un alarido,
las leyes históricas trepidan bajo las patas
de los contrabajos mientras los violoncelos
del corazón humano resuenan para estallar
estrepitosamente en todos los confines
en un desentumecido solo de esperanza.

SOLO DE ESPERANZA

La esperanza es un nido
y una semilla en el suelo.
La esperanza una flor
en forma de coliflor
que mastican lejanos
los camellos.
La esperanza es la raíz
en la humedad, y el arroyo
en el desierto.
El barco sobre la mar
y Federico en sus versos.
La esperanza es un concierto
popular
en los años duros
y en doscientos muertos.
El caballo en la montaña
y en Granada un monumento.
La esperanza es un cuartel
de policía consagrado
a cuidar la tranquilidad
del pensamiento
el orden del arcoíris
y la equidad del recuerdo.
La esperanza es la esperanza
convertida en ley
de los pueblos,
el pueblo convertido en ley
y la esperanza en Gobierno.
La esperanza es un Estado
de muchachas escribiendo
un plan quinquenal de niños
y una constitución del soneto.
La esperanza es contar con todo
lo que necesita el librero
y el obrero de obras públicas
para trazar un camino
que una a todos los pueblos
del mundo,
convierta a todas las patrias
en una sola patria,
reúna todos los brazos
en un solo trabajo
sideral y alegre,
lleve la flor y la coliflor
a los desiertos,
traiga invasiones de trigo
y de manzana a los centrales
azucareros.
Un río de lunas que gira
en el corazón del sistema
planetario y derrama
la médula del hombre
sobre la espuma del
firmamento.
La esperanza es la muerte
de lo que fuera antiguo
y ha sido eterno.
La esperanza es la muerte de la muerte.
La esperanza es la esperanza
de reanudar la juventud del pueblo.

GRAVE

¡Cuántos niños han muerto
a la sombra de nuestras esperanzas!
Nosotros los mayores no merecemos perdón.
Utilizamos la ternura para infundir
y las escuelas matutinas para inculcar
las estatuas callejeras para infligir
y los discursos en la plaza para perpetrar
y los manuales y las prédicas y los
premios dominicales y los programas
infantiles en la televisión y luego
los dejamos morir traspasados por
las bayonetas. ¡Cuántos niños han muerto
a la sombra de nuestras esperanzas!
Nosotros los mayores somos inventores
del cariño y luego productores de la bayoneta.
Nosotros acariciamos la esperanza y luego
somos los impávidos verdugos de la esperanza.
Hemos inventado la ley y el cumplimiento
de la ley. Hemos creado la vida y decretado
la muerte. Somos los treinta dineros
de nuestras propias alegrías. Merecemos
tristeza, merecemos eternamente la esperanza.
Vivir la realidad y estrangular
los sueños. Ajusticiarlos a quemarropa.
Ponerles nuestros nombres y asesinarlos.
Nosotros los mayores que hemos perdido
el respeto al pasado y asesinamos el futuro.
Los que decimos: ¡son los hijos ajenos!
como si fueran ajenos nuestros hijos
como si fueran hijos del árbol o de las rocas
o del crepúsculo boreal como si fueran
hijos de la llama y del ornitorrinco
como si fueran hijos de otros sistemas
solares o patrias cósmicas ultravioletas
coma si nosotros las mayores no fuéramos
los padres de los hijos o si los hijos
de los mayores fueran los hijos de los menores.
Somos nosotros los culpables. Somos
los implacables destructores de nosotros mismos.
No merecemos perdón. Merecemos la esperanza
eternamente sumergidos en la esperanza.

CADENCIA

La esperanza es un muerto
con los labios mordidos.

La esperanza es crispar
los puños frente al olvido.

La esperanza es un tema triste
que resuena en un río negro
que llevamos dentro.

La esperanza es un íntimo
rencor cuando los pueblos
se desangran, cuando ha visto
el mundo llenarse de clamor
y sacrificio
no solamente el alma
de Santo Domingo
sino el tiempo el corazón
unánime del siglo
en todos los idiomas
y todos los delirios.

La esperanza es la hora
de impulsar la marcha
del reloj, de practicar
el barco sobre la mar
y el caballo en la montaña
que amaba Federico.

La esperanza es el fin
de la Humanidad
si no torcemos el rumbo
del rodillo
Si una antorcha y un puño
no alzan los volcanes
y desbordan los ríos
de redención en redención
hasta la carcajada de los niños.

La esperanza es la última
vez
cuando por delante y por detrás
no queda otro camino
que la realidad golpeante
y golpeable
palpitante y palpitable
como un vals
sobre los cinco sentidos.

La esperanza es el fin
de la esperanza
y el comienzo
del destino
de la esperanza.

DIANA

Este concierto
ha sido escrito
para una sola mano
porque en esencia
todo ha sido reducido
a polvo. ¡Polvo!
Y no subsiste nada.
Ni en pie ni en piedra.

Apenas la esperanza
llenándose de muerte
y esperando la muerte
de la esperanza
la abolible agonía
de la esperanza
cuando ya reverbera
la radiante explosión
de la realidad
brotando de los despojos
de la esperanza.

Y aquí concluye
entre nosotros
este convicto concierto
de la esperanza.

de Pedro Mir,
en Viaje a la muchedumbre, Siglo XXI, 1978.

lunes, 27 de enero de 2020

Yo también

Yo también

Yo también canto a América.

Soy el hermano oscuro.
Me envían a comer a la cocina
cuando hay visitas.
Pero yo me río,
y como bien,
para crecer fuerte.

Mañana
me sentaré a la mesa
cuando lleguen las visitas.
Entonces
nadie se atreverá
a decirme
"Vete a la cocina".

Además,
verán lo hermoso que soy
y se avergonzarán.

Yo también soy América.

de Langston Hughes,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.77, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2014.

domingo, 26 de enero de 2020

XI. Verán...

XI.

Verán al más valiente de los hombres caer
Sólo porque el más cobarde, al huir, dejó caer su daga hacia atrás;
Verán al más grande de los artistas regocijarse
Con la imagen más pagana de una mujer desnuda;
Y verán a la más puta señorita
Enamorarse una sola vez en la vida.
Verán que nada es como se creía.

de Félix Sánchez Durán,
en Poesía para la militancia, María Daniela Hartmann Ed., 2015. 

sábado, 25 de enero de 2020

En una inscripción

En una inscripción

En las inscripciones se leen extrañas cosas.
Ayer hojeaba yo una lista. Los lugares
ostentaban ciertos nombres deslumbrantes. Tuve
dulces sorpresas. Habría encontrado mal
que otro no hubiese visto como yo las tempestades
de la multitud germinar bajo esta ola de epítetos
o no hubiese respirado como yo perfumes
de familia y de paz en lo que algunos
escribieron. Pero lo que me llegó más hondo al alma,
lo que me hace llorar como llora una mujer
y me llenó de espanto, de sollozos asfixiantes,
de odio por este siglo en el que aun nuestros niños
son mártires, lo que me embriagó de cólera
en esta eclosión del alma popular,
fueron estas ocho palabras que la piedra estremecieron:
«Un pequeño prisionero de cuatro años y medio».

Prisión celular de Tours, 1873 

de Clovis Hugues,
en Asalto al cielo - Antología poética, Fundación Editorial el perro y la rana, 2010.

viernes, 24 de enero de 2020

Amo - Mi Universidad

Amo - Mi Universidad

¿Sabe francés,
restar,
multiplicar?
¡Declina maravillosamente!
¡Que decline!
Pero oiga,
¿acaso usted podría cantar a dúo,
con los edificios?
¿Usted acaso comprende
el idioma de los tranvías?
El hombre, a veces,
apenas sale del cascarón
y ya lleva libros bajo el brazo,
y cuadernos escritos.
Yo,
aprendí el alfabeto en los letreros,
hojeando páginas de estaño y hierro.
Los maestros,
toman la tierra,
la descarnan,
la destrozan,
y enseñan:
-Toda ella
no es más que un globo pequeño, redondo.
Pero yo,
con los codos aprendí geografía.
No en vano he dormido tanto sobre la tierra.

Los historiadores se atormentan con
/importantes preguntas:
-¿Era o no era roja la barba de Barbarroja?
¡Que sea!
No me gusta meterme en las mentiras con
/telaraña.
Yo conozco de Moscú, cualquiera de sus
/historias.
Hablan de Dobroliubov (para que lo odien)
pero su apellido está en contra,
protesta la familia.
Yo,
desde niño
aprendí a odiar a los gordos,
a los que se venden por una comida.
Se sientan,
charlan,
y para gustarle a la dama,
hacen sonar sus pobres ideas
con sus frentes llenas de monedas.
Yo,
dialogaba sólo con los edificios,
y las tomas de agua eran mis interlocutoras.
Con la ventana del oído atento escuchando,
los techos oían lo que les arrojaba al oído.

Y luego,
de noche,
sobre una cosa
o la otra
nos pasábamos charlando,
moviendo la "sin hueso".

de Vladimir Mayacovski,
en La flauta espinazo y otros poemas, elaleph.com, 2000.

jueves, 23 de enero de 2020

Canto nacional

Canto nacional

¡Ponte, húngaro, en pie, la patria te implora!
¡Ahora o nunca, la hora es ahora!
¿Seremos esclavos o libres? ¡Decid!
Ésa es la cuestión del momento, ¡elegid!
¡Al Dios de los húngaros
juramos
no ser más esclavos,
juramos!

Hasta hoy a esclavos fuimos condenados.
Rabian en sus tumbas los antepasados,
que libres supieron morir y vivir
y en un suelo esclavo no pueden dormir.
¡Al Dios de los húngaros
juramos
no ser más esclavos,
juramos!

Bribón y malvado quien por su bandera
no diera la vida si preciso fuera,
el que considera su vida mejor
que de nuestra patria el sagrado honor.
¡Al Dios de los húngaros
juramos
no ser más esclavos,
juramos!
Brilla más la espada que la vil cadena,
mejor luce el brazo si su luz lo llena;
tú, pueblo, no obstante, con cadena vas.
¡Vieja espada nuestra, dinos dónde estás!
¡Al Dios de los húngaros
juramos
no ser más esclavos,
juramos!

Será el nombre de húngaro otra vez hermoso,
digno de la fama de su nombre honroso;
la infamia que siglos yugo al pueblo fue,
¡hemos de lavarla ya puestos de pie!
¡Al Dios de los húngaros
juramos
no ser más esclavos,
juramos!

Donde nuestras tumbas se eleven del suelo
se hincarán los nietos mirando hacia el cielo,
y en entrecortadas voces de oración
dirán nuestros nombres con su bendición.
¡Al Dios de los húngaros
juramos
no ser más esclavos,
juramos!

1848

de Sándor Petöfi,
en Asalto al cielo - Antología poética, Fundación Editorial el perro y la rana, 2010.

miércoles, 22 de enero de 2020

Todos

Todos

Todos nacimos medio muertos en 1932
sobrevivimos pero medio vivos
cada uno con una cuenta de treinta mil muertos entera
que se puso a engordar sus intereses
sus réditos
y que hoy alcanza para untar de muerte a los que siguen naciendo
medio muertos
medio vivos

Todos nacimos medio muertos en 1932
Ser salvadoreño es ser medio muerto
eso que se mueve es la mitad de la vida que nos dejaron
Y como todos somos medio muertos
los asesinos presumen no solamente de estar totalmente vivos
sino también están medio muertos
y sólo vivos a medias
Unámonos medio muertos que somos la patria
para hijos suyos podemos llamar
en nombre de los asesinados
unámonos contra los asesinos de todos
contra los asesinos de los muertos y de los mediomuertos
Todos juntos
tenemos más muerte que ellos
pero todos juntos tenemos más vida que ellos

La todopoderosa unión de nuestras medias vidas
de las medias vidas de todos los que nacimos medio muertos
en 1932.

de Roque Dalton,
en A la revolución por la poesía, Ediciones de la Esc. Preparatoria N°8, 1983.

martes, 21 de enero de 2020

Lenin

Lenin

Lenin camina alrededor del mundo.
No le atan las fronteras: todo lo abarca.
Barracas, barricadas, no lo frenan.
El alambre de púas no lo marca.

Lenin camina alrededor del mundo.
Mulatos, negros, blancos, en tropel
lo reciben. La lengua no es frontera.
Los más raros idiomas creen en él.

Lenin camina alrededor del mundo.
Como una cicatriz se pone el sol.
Entre la oscuridad y la alborada
surge una estrella roja del crisol.

de Langston Hughes,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.77, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2014.

lunes, 20 de enero de 2020

Fábula posmoderna

Fábula posmoderna

Según los expertos, muchas especies naturales
se hallan en vías de extinción.
Hablan de tiburones, ballenas, cocodrilos,
lagartos, lagartijas, águilas, cormoranes, lechuzas,
garzas, chinchillas, huemules, musarañas… sólo para dar ejemplo.
(Hasta el hombre, con su lógica destructiva,
ha puesto en riesgo su propia supervivencia).
Al parecer, la naturaleza no sabe defenderse sola.
Salvo en el caso de las ratas,
que siguen multiplicándose.

De César Cantoni,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.112, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2018.

domingo, 19 de enero de 2020

Víctimas del bombardeo

Víctimas del bombardeo

Más rosados son los rostros de muñecas, pero fueron niños
sus ojos no de vidrio sino de reluciente cartílago
lentes oscuros en cuyas miradas mercuriales
temblaba la luz del sol. Estos labios relajados
una vez fueron cálidos y brillantes de sangre
pero sangre
encerrada en húmeda ampolla de carne
no derramada ni salpicada sobre cabellos revueltos.
En estas sombrías trenzas
pétalos rojos no siempre coagularon así
ennegreciéndose en la cicatriz.

Estas son caras de muertos.
No es mayor la palidez de cera del avispero
ni tan ceniciento el rescoldo de la madera.

Están puestos en filas
como caídas linternas de papel
una noche de fiesta
extintas en el seco aire matutino.

de Herbert Read,
en Poesía social y revolucionaria del siglo XX (selección de Jorge Brega), Editorial Agora, 2012.

sábado, 18 de enero de 2020

La segura mano de Dios

La segura mano de Dios

"El expresidente de la República General don
Maximiliano Hernández Martínez, fue cruelmente
asesinado el día de ayer, por su propio
chofer y mozo de servicio. El hecho ocurrió
en la finca de Honduras donde el anciano
militar transcurría su pacífico exilio. Se dispo-
nía a almorzar, según las informaciones, cuando
el asesino lo cosió virtualmente a puñala-
das por motivos que aún se ignoran. Los servicios
de seguridad de ambos países buscan al
criminal..."
(DE LA PRENSA SALVADOREÑA)

en el fondo pobrecito mi General
hoy creo que debí pensarlo dos veces
uno sigue siendo cristiano
pero de vez en cuando va de bruto y le pide consejo al alcohol    se
vino a dar cuenta cuando ya le había zampado
cinco, o seis puñaladas
y a la docena se tiró un pedito de viejo
y se medio ladeo en la silla
él siempre decía que era el incomprendido
y que se moriría como don Napoleón Buenaparte* un su maestro
yo le saqué la cara de la sopa
y le metí cinco trabones más
valiente el hombre la mera verdad
las lágrimas que le salieron de los ojos
fue de apretarlos demasiado para parar las ganas de gritar
quien lo mandó a escupirme hoy en ta mañana
yo lo estimaba porque se le veía lo macho en lo zamarro
siempre puteaba contra los escándalos de las mujeres
creo que todavía le metí otro trabón
cuando fue Gobierno tampoco fue gritador
mientras más quedito hablaba más temblaban los Generales
Y el Señor Obispo que también secretea
se escapa a orinar
no por nada le mandó una vez una foto a mi General Somoza
Presidente de Nicaragua
donde aparecía mi General Martínez
sentado en un canasto de huevos
quería decirte que era valiente y cuidadoso a la vez
digo yo
porque lo que más quiso huevos
fue no quebrar entonces ni un huevo
lo que nunca le entendí fue todo eso de la telepatía
risa me daba cuando decía a hablar de la musaraña
aquí está tu telepatía pensé
Dios me perdone
pues vi que aún me pelaba los ojos cuando lo estaba bolseando bolseando
quince lempiras mierdas era todo lo que cargaba
y las llaves de la casa y dos pañuelos medio sucios y
unas cartas que le habían llegado de sus nietos de San Salvador
donde le decían adorado agüelito*
debe haber tardado un buen rato en morirse
porque las puñaladas fueron medio gallo-gallina
hoy que lo pienso bien me pongo un poco molesto
pero le di tan suave
porque creí que así se debe matar a un viejito
aunque haya sido un hombre tan grande y tan cuerudo
como antes fue mi General
otros le habrían dado más duro

le habrían dado de puñaladas como
si lo quisieran matar pero
quebrándole antes los hueso con el zopapo del cuchillo yo no
si no me hubiera escupido
no me agarra la tarabilla de matarlo
ahí anduviera él todavía para arriba y para abajo con la regadera
en el jardín
todo viejito y regañando
como que era la pura cascara amarga
pero
otros

ay nanita de mi alma
lo que le hubieran hecho para cobrarle
aunque sea un pedacito de lo que debía
otros
de barato
repito
le habrían dado más duro
sólo de muertes él tenía un costal de más de treinta mil
Imagínense tamaño volcán
pero claro que en ese clavo le ayudaron bastante
no fue él solito quien se los fue echando al pico uno por uno
bantantes* ayudantes tuvo a quienes Dios
no va a olvidar lo más que va a pasar en que Dios va a tardar
o se va a hacer al tiro el olvidado
para los joda solito el Diablo
y así Nuestro Señor no tener responsabilidad
de tanta grosería de ojo por ojo que
no deja de manchar un poquito las manuelas
como decía aquél.
es cierto
también
que hasta muy peores que mi General
requetepeores
han de hacer en El Salvador todavía vivos
y con la cola parada
porque los crímenes fueron como para que nos tocara un par a cada uno
los ahuevados los apaleados los hambreados
los presos por puro gusto que también fueron un montón
y de los que anduvieron en huida de por vida ¿qué me dicen?
y la aflicción de todo el mundo ¿no va a entrar en la cuenta?
cómo no va a entrar
si a la hora de confesarse
uno debe contar hasta las malas miradas
mi General decía que el dinero nunca le había manchado las manos
que la sangre sí pero el dinero no
yo no sé de esa cosas
para hablar de cincuenta colones para arriba
en mi pueblo hay que ser doctor
cuando lo registré ya dije que sólo tenía quince lempiras
a saber qué se hicieron los bujuyazos
que le emprestaban en los Estados Unidos
de poco le sirvieron sus médicos Invisibles
y su Tropa de Espíritus
chucuss-chucús, me sonaba el cuchillo en la mono
como cuando uno puya un saco de sal
con una espina de cutupito
claro que esto de tanto hablar es demás
ahora para que dijo la lora
si ya me llevó el gavilán
pira mi* que todo el mundo merece irse al carajo
porque a mí tampoco me fue muy bien que se diga
a lo hora de la necesidad
nadie vino a ayudarme
me echaron atrás a toda la Guardia Nacional
y a la policía de Hacienda

y a unos orejas que dicen que son del Estado Mayor
y a todas las patrullas de Oriente
ni que las puñaladas
se las hubiera metico* al Salvador del Mundo
Dios me perdone yo hice por pura cólera de ratero
lo que muchos deberían
haber hecho por necesidad de lavar su honor

o por bien del país hace más de treinta años
yo no digo que me aplaudan
pero tampoco creo haber hecho lo peor
que se ha hecho en este país
el tuerce de ser pobre también jode
no es lo mismo si se lo hubiera tronado
el Comandante de un Cuartel
hasta me han llegado a decir que yo
no tenía vela en este entierro
pero que ya que me metí en la camisa de once varas
debo saber que el difunto
fue una vez el Señor Presidente de El Salvador
y ese es un baño de oro
que se le queda pegado o uno para siempre
tocarlo
pues
era tocarle los huevos al tigre
no importa la matazón
que él hizo en sus buenos tiempos
al fin y al cabo
eso le puede pasar a cualquier Presidente
contando a mi Coronel que hoy está en la estaca
ya que la cosa a cada rato
se pone color de hormiga
porque parece que los comunistas
no acaban de morirse nunca
pero quizás hasta aquí vamos a dejar la plática
no vaya a terminar yo hablando de política
a la vejez
viruela
como decía aquél
porque yo no me doy cuenta de eso
en realidad lo mejor es callarse
para que mi General acabe
de descansar en paz
si es que lo dejan
allá donde Dios lo habrá rempujado
al fin y al cabo Dios
es el único que reparte los golpes y los premios
a El me encomiendo
y a la Santísima Virgen de Guadalupe
aquí
bien jodido
interinamente
en la Penitenciaría de Ahuachapán.

de Roque Dalton,
en A la revolución por la poesía, Ediciones de la Esc. Preparatoria N°8, 1983.
*Del original.