Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.
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domingo, 26 de junio de 2022

El sacrificio del cordero

El sacrificio del cordero

Alguien enciende las luces del aeropuerto.
Alguien extiende la mano
para transmitirnos un calor semejante al fuego.
Alguien lleno de ira intenta cambiar el mundo
en la plaza cercada por soldados.
Y las preguntas se acumulan por todas partes.
¿Quién levó el ancla del navío?
¿Quién cerró la puerta de la aduana?
¿Quién puso el peso exacto en uno de los platos de la balanza
que oscilaba en el balcón de la marejada?
¿Quién osó hacer la partición de los panes?
¿Quién navegó en un yate el mar fulgurante
llevando a las islas un pubis dorado?
Estas y otras preguntas quedarán siempre en el aire
rondando nuestros oídos o sofocadas en la voz ronca de los locos
como sílabas engendradas por el bochorno o imperceptibles
gotas de sangre
esparcidas en el suelo pisado por los hombres.
Pero quien acumuló los granos de soya en el canal
no hará ninguna pregunta ni abrirá su puerta
para que alguien entre y se proteja del frío.
Él sabe que en el bosque poblado de lobos,
el cordero será siempre sacrificado.

De Lêdo Ivo,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.83, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2014.

martes, 14 de junio de 2022

Canto de la imaginaria ventana abierta

Canto de la imaginaria ventana abierta

No cantaré la casa en que nací
ni el arroyo que además no existió durante mi infancia.
No quiero ser el poeta menor de la infancia
y de las inexistentes alegrías perdidas
ni quiero llorar los primeros amores, que sólo fueron los mejores
porque no tenía ninguna experiencia de amar.
Cantaré entonces la imaginaria ventana abierta
donde ella se apoyaba para decirme adiós cuando yo no pasaba,
cantaré los campos que no vi pero que estaban cubiertos de rocío
en el momento que los imaginé,
cantaré la vida que se despliega delante de mí,
las ciudades de cemento armado y de calles claras
que la noche cubre con su misterio dulcemente medieval.
Cantaré los hombres que trabajan, sueñan y se desesperan, y
caminan rudamente hacia la muerte anónima y hacia el
domingo,
cantaré todo, pero apenas como un cantor que necesita de la
soledad para poder
comunicarse con la vida,
cantaré los ríos, los océanos, las estrellas que realmente existen,
las bahías, los estrechos,
las tempestades, las noches en que la lluvia cae
sobre la vieja tierra,
cantaré los momentos en que me paro delante de las cosas
y me siento impávido,
cantaré la alegría y la tristeza, la desolación de las almas,
cantaré el esplendor de la poesía sin ningún pequeño dolor
romántico ardiéndome en el corazón, y si ese dolor surgiera,
lo escupiré y me sentiré fuerte y joven,
cantaré las grandes mareas, princesas de plata
desnudas en el océano,
cantaré todo a topetones, para que todo sea apenas
un instante tembloroso,
cantaré el mar, los viajes, el momento en que otro hombre
diferente de mí, y que me ignora,
sienta lo que yo siento sin sentirme dentro de él.
Si viniera un mundo nuevo, no lo llamen aurora.
La aurora nace todos los días. Llámenlo
mundo nuevo, y que sea realmente nuevo.
Yo seguiré cantando todo esto que es el aire que respiro,
el paseo con mi amiga en una barca, el camino de una isla que es
apenas una isla hecha de tierra y de playa, sin ningún
refugio, pero con algún descanso.
Cantaré, cantaré todo, pero que me den libertad de cantar,
sin que me escojan el nombre
de las ciudades y de los ríos, sin que me indiquen los temas.
¡Oh! soy apenas un poeta que no quiere cantar las cosas
decrépitas, sino el tiempo en que había rosas
esperando el centelleo de los ojos.
Cantaré los pájaros en el aire, los peces en el mar, la materia de mi tiempo
y las otras materias, aquellas que guardo en mí
y son palabras floreciendo, campanas tocando en un amanecer
de palabras.
Y volveré a cantar la imaginaria ventana abierta,
sugerida por la ausencia de mi amada
que no me podía dar su adiós en una noche,
y después moriré, pero que no me amen más,
ni me desprecien más, aunque guarden mi nombre
y búsquenme en los versos exactamente como soy:
mezclado a los otros, rebelado, inconsecuente, confuso y lírico.
No me pregunten nunca por la casa de la infancia
ni por el amor de juventud.
¡Oh! no me pregunten nada, escúchenme si quisieran,
y miren la imaginaria ventana abierta.
Ella no existe. Miren que no existe. ¡Créenla, y serán poetas!

De Lêdo Ivo,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.83, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2014.