Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.
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miércoles, 23 de diciembre de 2020

VENGO DE CUATRO CAMINOS

VENGO DE CUATRO CAMINOS

Vengo de Cuatro Caminos.
De Cuatro Caminos vengo.
Mis ojos que ya no lloran,
los traigo de sangre llenos;
sangre de un chiquillo rubio
que he visto roto en el suelo;
sangre de una mujer joven;
sangre de un viejo muy viejo;
sangre de muchos, ¡de muchos!,
confiados, indefensos,
caídos bajo las bombas
de los piratas del cielo.
Vengo de Cuatro Caminos,
de Cuatro Caminos vengo.
Traigo los oídos sordos
de blasfemias y lamentos.
—¡Ay, chiquitín, chiquitín!
¿Qué les hiciste a esos perros
para que así te destrocen
sobre las piedras del suelo?
—¡Ay, ay, ay, madre, mi madre!,
¿por qué han matado al abuelo?
—Porque son hijos de loba
y de lobo carnicero;
porque llevan en las venas
sangre de burdel y cieno;
porque nacieron sin padre
dentro de su regimiento.

Un «¡Caso en Dios!» corta el aire
hacia la farsa del cielo.

(Romancero de la defensa de Madrid)

de Antonio Agraz,
en Poesía como un arma (Mariano Garrido Selección), Ocean Sur, 2008.

domingo, 9 de febrero de 2020

¡AQUÍ MADRID, CAPITAL DE LA TIERRA!

¡AQUÍ MADRID, CAPITAL DE LA TIERRA!

Levantinos, levantinos,
hombres de conciencia entera:
levantinos de Alicante,
de Castellón, de Valencia:
de la ciudad y del pueblo;
del naranjal y la huerta;
del surco y del arrozal;
de la fábrica y la pesca...
Levantinos, levantinos:
oíd de Madrid la arenga.
Oídla bien, levantinos
de Alicante y de Valencia,
de Castellón, de la Plana,
la bella ciudad deshecha
por las llamas y el acero
de las hordas extranjeras.
Oíd, oíd, levantinos,
hombres de conciencia entera.
Oíd, porque habla Madrid,
la capital de la Tierra.
Madrid, que da la consigna
«Resistencia y resistencia».
Luchad vosotros, los hombres;
trenzad, los hombres, trincheras.
Que la victoria es segura;
que la victoria es tan nuestra,
que ni aun muertos nos la pueden
arrebatar las colmenas
de zánganos dictadores
ni las cobardes potencias,
impotentes, impotentes,
aunque potentes se crean.
Luchad, vosotros, los hombres;
trenzad, los hombres, trincheras,
seguros de que Madrid,
la capital de la Tierra,
sencilla porque es sencilla,
serena, porque es serena,
y alegre, porque el dolor
no hace ya en su carne mella,
y, además, agradecida,
levantinos de Valencia,
de Castellón, de Alicante,
de la ciudad y la huerta,
tiene los brazos abiertos
y las entrañas abiertas
a los padres y a los niños
de todos los que pelean.

Levantinos, levantinos:
oíd de Madrid la arenga:
«Luchar y fortificar;
resistencia y resistencia.»
¡Que está la guerra ganada!
¡Que ganaremos la guerra,
pese a la traición, al miedo
y a las cobardes potencias!

(Romances de CNT)

de Antonio Agraz,
en Poesía como un arma (Mariano Garrido Selección), Ocean Sur, 2008.