Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.
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miércoles, 25 de septiembre de 2019

Hombre

Hombre

Hombre,
gárrula tolvanera
entre la torre y el azul redondo,
vencejo de una tarde, algarabía
desierta de un verano.

Hombre, borrado en la expresión, disuelto
en ademán: sólo flautín bardaje,
sólo terca trompeta,
híspida en el solar contra las tapias.

Hombre,
melancólico grito,
¡oh solitario y triste
garlador!; ¿dices algo, tienes algo
que decir a los hombres o a los cielos?
¿Y no es esa amargura
de tu grito, la densa pesadilla
del monólogo eterno y sin respuesta?

Hombre,
cárabo de tu angustia,
agüero de tus días
estériles, ¿qué aúllas, can, qué gimes?
¿Se te ha perdido el amo?
No: se ha muerto.

¡Se te ha podrido el amo en noches hondas,
y apenas sólo es ya polvo de estrellas!
Deja, deja ese grito,
ese inútil plañir, sin eco, en vaho.
Porque nadie te oirá. Solo. Estás solo

de Dámaso Alonso,
en Hijos de la ira, Editor digital Titivillus (epublibre), 2016/Editorial Austral, 1944.

domingo, 14 de julio de 2019

Insomnio

Insomnio

Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas)./
A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este nicho en el que hace 45 años que me pudro,/
y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna./
Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla./
Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma,/
por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de Madrid,/
por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo./
Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?/
¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día,
las tristes azucenas letales de tus noches?

de Dámaso Alonso,
en Hijos de la ira, Editor digital Titivillus (epublibre), 2016/Editorial Austral, 1944.