Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.
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viernes, 21 de marzo de 2025

Pequeño poema a mi padre en espera de una larga y tendida conversación que muy probablemente jamás tendrá lugar

Pequeño poema a mi padre en espera
de una larga y tendida conversación
que muy probablemente
jamás tendrá lugar

Con usted no puedo hablar de nada
a pesar de que mis ojos
y mi nariz sean suyos
—me lo han dicho—
o de que yo haya sido
su mayor imprudencia
—me lo han dado a entender—
y de que en cierto modo
sea usted quien camina
—soy yo quien lo sospecha—
cuando voy por la calle.

de Nicolás Suescún,
en Jamás tantos muertos, Universidad Externado de Colombia, 2008.

sábado, 8 de marzo de 2025

¿Sabés?

¿Sabés?

¿Sabés?

A mí también
me gustaría
escribir
sobre la superación personal
y anécdotas inspiradoras,
pero resulta
que tengo el llanto
de un padre
que les da de cenar
mate cocido
a sus hijos
atravesado en la garganta.

¿Sabés?

A mí también
me gustaría
escribir
crónicas de aventuras
de los viajes
hacia el centro del yo mismo,
pero resulta
que me late al oído
todavía
la bala
que entró
por la espalda
de mi vecino
por cometer el delito
de la portación de cara.

¿Sabés?
A mí también
me gustaría
escribir
sobre el dolor
el vacío de las soledades posmodernas,
pero resulta
que antes de que termines
de leer esto
en la tele
una placa va a anunciar
que otra piba
fue encontrada
en un baldío
adentro de una bolsa de consorcio.

de Nina Ferrari,
en Sustancia, Editorial Sudestada, 2020.

El alacrán pegado a la espalda...

El alacrán pegado a la espalda,
durante cuarenta años
ha intentado levantar la carne.

La abuela me convence todos los días:
ya pasó,
estás completa.

Vivo con miedo,
podría colarse el veneno en mis poemas.

de Luisa Villa,
en https://www.laraizinvertida.com/detalle-3108-luisa-villa-premio-internacional-de-poesia-gabriel-celaya-?fbclid=IwZXh0bgNhZW0CMTEAAR1j2upm8KKVK0jHfT63-z6ja7DzOrVrDvk5y_ubks7xEhRF75oB2CCD_AQ_aem_0kcJzPZZRcOJv1QFkGsFpg (21/7/24).

viernes, 7 de marzo de 2025

Para dirigentes y demás hombres

Para dirigentes y demás hombres

Los buenos días que das al llegar al trabajo
¿tu mujer los disfruta también?
La atención que prodigás a quienes te consultan
¿contrasta con el silencio que imponés a tus hijos e hijas?
El tiempo que invertís bebiendo con partidarios y amigos
¿es igual al que concedés a los tuyos en cumpleaños
y otras celebraciones familiares?

Cuando te preocupa dar explicaciones
¿te acordás de tus gritos si alguien en tu familia
se equivoca?
Cuando te señalan injustamente
¿pensás en tu costumbre de echarle a la mujer
la culpa en todo?
Si tenés que ser flexible en una discusión de trabajo
¿por qué en tu hogar nadie puede contradecirte
y deben aceptar que tu palabra es ley?

Cuando hablés en defensa de los pobres,
de los niños, de las mujeres,
de justicia, de voluntad de cambio y de consenso,
acordate de tu casa
donde toda tu furia, tu frustración,
tu impotencia por no tener un mundo a tu medida
la descargás sobre estos débiles
que aparecen en las estadísticas.
Acordate de tu casa
en donde no hay políticos
ni competidores
ni enemigos.

de Daisy Zamora,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.90, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2014.

jueves, 20 de febrero de 2025

Piaget

Piaget

Algunas aprendemos
a hablar al año
y recién a los treinta
a poder decir
lo que sentimos.

de Nina Ferrari,
en Sustancia, Editorial Sudestada, 2020.

viernes, 7 de febrero de 2025

Reflexión sobre mis pies

Reflexión sobre mis pies

Tengo los pies de mi padre:
delgados, largos, pálidos pies de venas azulosas;
            huesudos pies de hombre
distintos de los pies de mis hermanas
            redondos, suaves,
                        leves pies de mujer.

Mis pies estrechos como espátulas
que usaron calcetines y zapatos escueleros
traficaron corredores, algarabías de clases y recreos;
estrenaron medias, sandalias finas, charol, gamuza
y los primeros tacones de los bailes.

Alguna huella habrá quedado de estos pies
en el sitio del combate.
                        Algún rastro
en las empinadas calles sube-y-baja de Tegucigalpa,
oscuras en la noche o desiertas de madrugada;
en las siempre húmedas avenidas de San José
                                            al cambio de luz en los semáforos;
en el caramanchel de la clandestina Radio Sandino,
en los buses, las ventas, las comiderías, los mercados,
en las casas de seguridad
                            en el hospital clandestino.

Se reivindicaron mis pies con mocasines,
zapatos tennis y botas
                        chapaleando charcos
con el bluyín, la camisa y el pelo eternamente húmedos
—el exilio es un recuerdo mohoso y catarriento—

Miro estos pies que ahora caminan libremente
con sandalias, tacones o botas de miliciana.
El hueso del empeine lo tengo de mi abuelo
y ya no sé desde cuándo vendré caminando
sembradas las plantas de mis pies
                                en esta tierra nuestra,
esta tierra de todos, entregada a todos
para construir con ella
                            el futuro de todos.

de Daisy Zamora,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.90, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2014.

viernes, 10 de enero de 2025

Poema por la falta de mi Madre

Poema por la falta de mi Madre

Madre
ahora que tu espíritu
ya no recorre esta casa
que además ya no es la tuya
porque ahora el resentimiento
se mide en metros cuadrados
y jugamos a la herencia
como chivos expiatorios
esperando ansiosamente
la hora del monopolio.
Madre
ahora que ya no soporto
el desorden de las mañanas
la rigidez de los desayunos sola
sola, cuando no encuentro los pares
de las medias
y mis camisas están arrugadas
sola, cuando sólo hay agua fría
en el calentador
sola, cuando nos acompañábamos
con inocencia los sábados por la tarde
y que ahora parecen tan ajenos.
Madre
he de confesarte que además de
haber enterrado a la muñeca
no he cumplido con tus aspiraciones
de buena ama de casa, madre de hogar,
hijos, nietos, etc.
que me convertí en poeta
que es lo mismo que decir
en poeta suicida
y que por eso
juego y seduzco a la muerte
todas las noches.
Madre,
he de confesarte
que sola
ahora, apenas
persigo cucarachas
persigo cucarachas
persigo cucarachas
persigo cucarachas

de Martha Kornblith,
en https://www.zendalibros.com/7-grandes-poetas-de-venezuela/ (20/8/24).

miércoles, 8 de enero de 2025

Beodo

Beodo

El otro día
en un bar
un borracho se enojó
porque estaba en un estado crítico
y no le vendían más cerveza.

Entonces él
rompió todas las copas,
las botellas
los platos
y también
dio vuelta las mesas.

Arrojó sillas hacia la calle
frenó el tránsito
empezó a caminar
sobre los coches
pateando los parabrisas
y las astillas de los vidrios
volaron como cometas
hacia el otro lado de la cordura.

Yo me quedé atónita
mirando,
admirando
semejante espectáculo de descontento,
la exhibición ostentosa de furia,
el despliegue de destrucción expansiva.

Recordé cuando la vida me negó todo:
yo me quedé calladita
quietita,
sin dar trabajo,
aguanté la procesión
bien adentro
sonriendo,
como una señorita,
como le habían enseñado
a todas
las mujeres
de mi familia.

de Nina Ferrari,
en Sustancia, Editorial Sudestada, 2020.

lunes, 30 de diciembre de 2024

Mientras sólo...

Mientras sólo
nos observan de reojo,
nos acusan de irrealistas delirantes
y naufragamos
en las lavadoras.
¿Sobreviviremos
al sopor de las cocinas,
a la puntualidad de los recibos?
Seremos
personas cotidianas,
sólo cotidianas
pero no acudiremos a la cita.
Fingiremos morir.

de Martha Kornblith,
en https://www.zendalibros.com/7-grandes-poetas-de-venezuela/ (20/8/24).

viernes, 27 de diciembre de 2024

¿Solo hubo una mujer encerrada?...

¿Solo hubo una mujer encerrada?

Sin hacer ruido puse bolsas sobre mis zapatos
para atravesar el camino fangoso;
                       lo siento, me quedé con los pies forrados,
cargué a pie, entre las manos huesudas, mi pesado busto.

Un maestro de la imagen dijo:
                      todo
                      lo haces pésimo;
y otro, sobre mi lenguaje cimarrón, emitió:
                      horrible no, horroroso;

así que subí a un segundo piso y tiré
la cabeza;
no era una cabeza,
era un bulto de mariposas de arena negra.

Hice una pésima imitación de Van Gogh;
sin atreverme a cortar mi oreja,
intenté y puse el cuchillo en todas las partes de mi cuerpo,
hasta que ¡zas!,
                      rasgué      la     tela    de    la     pintura,
y estoy
intentando salir por la herida.
Afuera está la mujer libre,
detrás del tapiz amarillo.

de Luisa Villa,
en https://www.laraizinvertida.com/detalle-3108-luisa-villa-premio-internacional-de-poesia-gabriel-celaya-?fbclid=IwZXh0bgNhZW0CMTEAAR1j2upm8KKVK0jHfT63-z6ja7DzOrVrDvk5y_ubks7xEhRF75oB2CCD_AQ_aem_0kcJzPZZRcOJv1QFkGsFpg (21/7/24).

miércoles, 18 de diciembre de 2024

Cierta dama

Cierta dama

Oh, puedo inclinar la cabeza, y para ti sonreír,
       Y con labios ansiosos beber tus palabras intrépidas,
   Y de un rojo fragante pintar mi boca para ti,
       Y contornear con las yemas de los dedos tus cejas.
   Cuando tu lista de amores me enumeras,
       Oh, puedo reír y maravillarme, con ojos embobados.

de Dorothy Parker,
en https://allpoetry.com/Dorothy-Parker (27/7/24).
Traducción: Félix Sánchez Durán.

jueves, 28 de noviembre de 2024

Estado General de la Situación Sexual

Estado General de la Situación Sexual

Monogamia la mujer desea;
El hombre con la novedad se embelesa.
El amor es la luna y el sol de la mujer;
El hombre de otras formas se sabe entretener.
La mujer vive sólo en su señor;
Cuente hasta diez, y el hombre se aburrió.

de Dorothy Parker,
en https://allpoetry.com/Dorothy-Parker (27/7/24).
Traducción: Félix Sánchez Durán.

sábado, 2 de noviembre de 2024

Los que se fueron...

Escribiré para vengar mi raza.
ANNIE ERNAUX

I

Los que se fueron dejaron las voces de sus animales
como carpas y jaulas abandonadas
por un circo llamado olvidar:

Me llama
        la morrocoya con ruedas que salta entre el
                                                           hacinamiento;
         el perro que sufrió por la cinta de un casete de
                                      horror atorada en sus intestinos.

Me llama
       otro perro, lleva su lomo sangrante
       por la marca de hierro de las águilas crueles;
       el burro, al que los invasores dieron a tragar una bomba
(aclaro, invasores y águilas crueles son sinónimos en estos
                                                                           poemas;
y digo águila, porque no puedo decir ese nombre;
y escribo poemas, porque es la única forma de maldecir al
                                                             águila a la cara;
y escribo poemas, porque es la única forma de comprobar
                                                                     que tengo
alas de pájaro
y no una escopeta).

 

Me llama
        el pato, lazarillo de los muertos;
        el chivo dado en sacrificio,
        para no entregar a la esposa.

Me llama
        el pájaro de la resistencia;
        y la lechuza, reveladora de traidores y malas horas.

Me piden retornar al territorio
—afuera no hay comunidad—.
Debo terminar el volcán que inicié
con niños fantasmas, en mitad de la calle;
en su cráter caerán todas las injusticias y opresiones
hasta que reviente la rabia,
y con cenizas escribiré poemas
que venguen mi raza,
         mi género
         y mi clase.

II

En el fondo del espejo se ve el callejón de una casa,
dos niñas juegan a cubrirse con sábanas, tablas y ramas.

Las niñas crecieron rápido
y su padre metió a treinta morrocoyas, en su lugar,
excepto a una que nació sin las dos patas traseras,
amarró con alambre una tabla en la coraza
y le acomodó dos llantas de un carro de juguete.

Las más sanas cavaron y construyeron un túnel,
hasta inundar mi supuesta habitación propia;
el agua fangosa traspasó el espejo.

Las morrocoyas no son rápidas, aunque tengan llantas;
cuando son deformes no tienen barriga de tierra
ni espalda de cielo;
no llegan a tiempo para prevenir la filtración, la huida,
la injusticia…
                     como yo, que corro, camino,
salto y me enredo una cuerda en las patas,
y me ato al pecho una tabla, en las noches

III

¿Cristo sana morrocoyas
y las ama a todas por igual?

Ni la carne de Cristo
ni la de las morrocoyas deberían ser consumidas,
ambos sacrificios son inútiles;
papá no las crió para inmolarlas.

A todas nos costó asumir que el hogar de la ciudad
no era el del pueblo.
Nunca volví a jugar en un callejón.

El callejón de la casa se achicó tanto
que solo sirvió para desfiladero
de agua fangosa.

En ningún lugar del mundo volví a tener casa;
es mentira,
no se carga como caparazón.

de Luisa Villa,
en https://www.laraizinvertida.com/detalle-3108-luisa-villa-premio-internacional-de-poesia-gabriel-celaya-?fbclid=IwZXh0bgNhZW0CMTEAAR1j2upm8KKVK0jHfT63-z6ja7DzOrVrDvk5y_ubks7xEhRF75oB2CCD_AQ_aem_0kcJzPZZRcOJv1QFkGsFpg (21/7/24).

viernes, 1 de noviembre de 2024

Di adiós al sudor por estrés de nivea...

Di adiós al sudor por estrés de nivea 
Hace meses que huelo a miedo, 
ácida, corrosiva. 
 
Nivea puede hacer que cambie, 
puede ponerme 
una máscara aséptica 
de risas rubias 
y blancas sábanas. 
 
Nivea sabe 
que si salgo a la calle 
reconozco por el olor, 
como los animales, 
a toda una generación. 
Somos Hansel y Gretel 
perdidos en el bosque. 
 
Nivea sabe 
que el mundo es más real, 
sucio y oscuro, ahora. 
Sabe de mi asustado cuerpo. 
 
Pero no sabe 
que me voy a quedar aquí, 
muy lejos del decoro, 
a levantar mi casa 
en esta tierra negra 
repleta de lombrices.

de Gracia Aguilar Almendros,
en Insumisas - Poesía Crítica Contemporánea de Mujeres, Baile del Sol, 2019.

martes, 22 de octubre de 2024

Costurera y carpintero (canción)

Costurera y carpintero

Cuando crezca seré
un prodigioso carpintero
un hombre poderoso de mirada serena
con cuerpo de niña curiosa y atenta

Colmare mi antojo y construiré
para mi mismo mis propias muñecas
solo con mis dedos lijare su piel
Para que guardemos la resina fresca

Me enamorare de
una buena costurera
una mujer diestra, una buena mujer
con cuerpo de niño y manos bien dispuestas

Yo la amare y la protegeré
De todo el terror de la naturaleza
ella me amara y coserá para mi
los mejores vestidos para mis muñecas

Ella será sabia y sabrá sonreír
cuando le griten niño costurera
dirá que nada importa si estamos enteros
niño costurera y niña carpintero

de Gabo Ferro,
en Todo lo sólido se desvanece en el aire, Azione Artigianale, 2006.

domingo, 13 de octubre de 2024

HIJAS DE LAS PERRAS NEGRAS

HIJAS DE LAS PERRAS NEGRAS

A Edwidge Danticat

Celianne parió a una niña
y la nombró con el nombre escrito en el cuchillo.

Swiss no llora,

bajo la brea que remienda el barco,

algo, alguien retiene sus gritos.

La madre se aferra hasta hundir sus uñas
en la espaldita renegrida.

Cientos de niñas violadas tiran a sus hijos al río.

Escucho en la tele: Bella dentadura de los héroes vestidos de verde

llegan a domar a los nadies.


En el trueque de espejos se fragmentan rostros nativos.

(Las invasiones a los cuerpos son públicas,

pero permanecen

ocultas).

Cuatro niños salieron de la selva,

sobrevivieron durante cuarenta días y cuarenta noches
                               -cuatro es el orden salvaje-.


¿La selva es mejor que el mar?,

¿mejor?,

la selva tiene su caudaloso río
de muerte.

Emigrantes caminan por el lodo,
la mitad muere

mientras sacuden en vano su reseca vara de la fe:

agua amarga no se endulza,

agua no emana del cactus,

agua no abre paso a los hijos de los guerreros

de Túpac Amaru

ni a los de Benkos Biohó.

La arpía sobrevuela el sueño vencido de la flecha.

Hombres insolados esperan, frente a Celianne,

como parteras que quieren matar.

La tierra prometida está maldita,

no Swiss, no las niñas, no los emigrantes…

Por la promesa, miles de Sísifos atraviesan mares y ríos

metiendo la gran piedra en sus bolsillos.

Todos suman el peso de una pluma, pesan

el peso de la muerte.

Cualquiera es el próximo
héroe caído,          mártir mojado,     hueso roto
o Lázaro hediondo, para inspirar terror al que huye.

Escucho a Celianne saltar

tras la carnada trifásica
de ombligo, placenta, hija.

Escucho a las placentas:

A ti llamamos las desterradas hijas de Eva y Agwé;

Agwé, a ti suspiramos gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.

A las perras negras y los perros negros nos ha tocado hundir
siempre algo: casas, dioses, lenguas...

En la orilla, de donde salimos, gallos cantan
al amo,
obligados a negar a sus ancestros,
vender a los suyos por maíz de plástico

para sobrevivir

y caminar tranquilos con sus nombres «limpios»,

sin que los llamen

brujos,          guerrilleros,         rebeldes...

Yo pensaba que escribir era sacarse agujas

del pecho.
                 Escucho a las agujas:
Poesía es madre que pare a mar abierto,

nos tira y se lanza tras nosotros.


Me oigo:

La magia blanca que me dieron en la escuela de monjas,
                                  como cucharada de veneno,
no me salvaría si decidiera tirarme;

porque no quebró los dedos de quienes firmaron

la entrada al territorio

a los hombres que pusieron botas
en los pies de los cadáveres de nuestros jóvenes;

porque no quebró los dedos de quienes firmaron
la emergencia migratoria

y alejaron los buques de socorro del Mediterráneo.


Las perras negras, sus hijos y sus hijas se hunden
con la historia en su boca.


Escucho al Mediterráneo:

La poesía buscará entre los ahogados, y como otra perra
lamerá sus huesos

para heredar la memoria y justificar la existencia.

de Luisa Villa,
en https://www.laraizinvertida.com/detalle-3108-luisa-villa-premio-internacional-de-poesia-gabriel-celaya-?fbclid=IwZXh0bgNhZW0CMTEAAR1j2upm8KKVK0jHfT63-z6ja7DzOrVrDvk5y_ubks7xEhRF75oB2CCD_AQ_aem_0kcJzPZZRcOJv1QFkGsFpg (21/7/24).

martes, 17 de septiembre de 2024

Didáctica

Didáctica

Dejaste de comprenderme
cuando creíste
que me conocías de memoria.

de Nina Ferrari,
en Sustancia, Editorial Sudestada, 2020.

miércoles, 21 de agosto de 2024

Muerte por fuego

Muerte por fuego

Francisca la de Cádiz,
muerta

sin días para el gozo de la tarde
del descanso tranquilo,

va olvidando los gritos de los hombres

y el golpeteo de la sangre
que fluye desde el pozo
amargo de su vida
sin ganancia posible,
perdedora
desde el principio de su llanto.

Los brazos de sus hijas
recogen en susurros las pavesas
que deja su esqueleto.

Al ir a caminar,
fue atravesada

por el redoble de las horas
que vivió en la agonía,

por el silencio de aquellas amables
que nunca acariciaron
la angustia de su pecho.

Oh tú,
mujer,
trabajadora
o bien burguesa,
que respiras con tus palabras

o que vives uncida al yugo
y tiras del arado hacia poniente,

ten en cuenta a esta flor:

en otro tiempo
hubiera brillado con gotas
de rocío, gallarda
bajo la luz de las auroras

y hermosa como tú.

Recuerda

que su muerte no está en este poema
sino en la historia que te trajo
hasta estas líneas
y puede

llevarte por caminos semejantes.

Recuerda el desenlace triste
de su estéril agobio.

Recuérdala en la hoguera.

Y recuérdasela a las otras
hermanas.

De Salustiano Martín González,
en Entre los poetas míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.26, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

jueves, 25 de julio de 2024

Predadores

Predadores

Con horror
descubrimos
que esos gatos
no cazaban pájaros
por hambre o instinto.

Los cazaban porque eran libres.

de Nina Ferrari,
en Sustancia, Editorial Sudestada, 2020.

domingo, 23 de junio de 2024

Averno

Averno

El infierno
es ese instante
en el que dudás
si la chica que grita afuera
a la madrugada
se está divirtiendo
o está pidiendo ayuda.

de Nina Ferrari,
en Sustancia, Editorial Sudestada, 2020.