Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.
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jueves, 29 de julio de 2021

El comando y la tierra

El comando y la tierra

I
Me siento a escribir... Mas, ¿qué puedo escribir?
¿De qué vale decir
“patria mía”..., “gente mía”..., “pueblo mío?”
¿Protegeré a mi gente con palabras?
¿Salvaré con palabras a mi pueblo?
¿No es absolutamente despreciable
sentarse a escribir hoy?
Hoy, todas las palabras
son sal, no echan ramas ni flores
esta noche.

II
En medio del sopor y de la ausencia,
un divino candil le alumbró los rincones del alma,
encendiendo en sus ojos el ardor de dos brasas.
Cerró la agenda,
y Mazin, el doncel valeroso,
se dispuso a llevar la carga de su amor,
las inquietudes de su tierra y su pueblo,
los restos de deseos diseminados.

-Me voy, madre;
voy con mis camaradas,
donde debo.
Contento con mi suerte,
como roca que el cuello me atenaza.
Arranco desde aquí,
y todo lo que tengo:
pulsos, amores, gustos
y servidumbres,
lo entrego por su causa,
en dote por la tierra.
No hay nada más querido
que tú, salvo la tierra.
-(¡Hijo mío!)
(¡Corazón!)

-El alegre desfile,
madre, no llegó aún,
pero ha de llegar;
la gloria arrea sus pasos.

-(¡Hijo mío!)
(¡Mi...!)

-No te apenes si caigo antes que llegue.
Nuestro camino es largo,
penosísimo,
y se pierde a lo lejos,
sin saber en qué punto quedará.
Cruzamos, alumbrados por sangrientas antorchas,
las infernales playas de la noche,
para que la alegría llegue tras nosotros.
Porque ha de llegar asa alegría,
coger en la medida que se da.

-(¡Hijo mío!)
(¡Corazón!)
(Bendíjole con dos
azoras del Corán)
¡Vete!
(Pidió el Señor por él)
Mazin era su príncipe, su mozo,
señor de los jinetes.
Mazin era su orgullo y su grandeza,
su dádiva a la patria.

En la infinita tienda de la noche,
al aire abierto,
la madre se levantó para rezar.
Y alzó su rostro al cielo,
desbordante de estrellas
y de enigmas.

¡Oh, día en que a la vida le entregó,
cual trocito de masa perfumada,
con la fragancia toda de la tierra!
¡Oh, día en que le puso el pecho fértil,
abrazó su embriaguez,
y descubrió el sentido de la vida
en la gota de leche!
¡Hijo mío!
¡Corazón!...
Por ese solo día,
por ése, te parí.
Por él te di a mamar.
Por él te di mi sangre,
te di todos mis pulsos,
y todo lo que pueden dar las madres.
¡Hijo mío!
¡Planta noble arrancada de su tierra!
¡Vete!...
No hay nada más querido que tú,
salvo la tierra.

III
Tubás, tras de los cerros:
Orejas que se tensan en las sobras;
ojos a los que el sueño abandonó.
El viento, tras los bordes del silencio,
retumba por los cerros;
va jadeando en pos del aliento perdido;
corre dentro del círculo mortal.

¡Mil! “¡hojas!” a la muerte!
Y la estrella caída se abrasó,
atravesó los cerros
como un rayo de voz enardecida;
sembrando por los cerros un vivo resplandor.
En una tierra que nunca derrotará la muerte,
que nunca podrá la muerte derrotar.

de Fadwa Tuqan,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol. 35, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

sábado, 17 de julio de 2021

Dolores de parto

 Dolores de parto

El viento arrastra el polen,
y nuestra tierra se sacude de noche en los
temblores del parto.
El verdugo se engaña a sí mismo,
contándose la historia de la incapacidad,
la historia de la ruina y los escombros.
¡Joven mañana nuestra!... Cuéntale tú al verdugo
cómo son los temblores del parto;
cuéntale cómo nacen las margaritas
del dolor de la tierra,
y cómo se levanta la mañana
del clavel de la sangre en las heridas.

de Fadwa Tuqan,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol. 35, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

jueves, 8 de julio de 2021

Cuando llueven las malas noticias

 Cuando llueven las malas noticias

El viento en las montañas trenza el humo,
y por sendas de noche y de tormenta
llueven rocas y piedras:
en la ceniza, negras;
en la humareda, negras.
¡Que lluevan como quieran esas rocas!
¡Que lluevan como quieran esas piedras!
El río sigue corriendo hacia su desembocadura,
y pasado el recodo de las sendas, en la amplia distancia,
espera la mañana.
Espera la mañana por nosotros.

de Fadwa Tuqan,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol. 35, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

miércoles, 30 de junio de 2021

Cómo nace la canción

Cómo nace la canción

Cogemos las canciones
de tu cansado y derretido corazón,
y bajo el denso mar de las tinieblas,
con amorosa luz,
holocaustos e inciensos, las amasamos.
Insuflamos en ellas la fuerza del pedernal y de la roca,
y luego las tornamos a tu límpido y puro corazón,
¡oh, pueblo combatiente y paciente!

de Fadwa Tuqan,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol. 35, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

jueves, 17 de junio de 2021

Canto a los mártires de la Intifada

Canto a los mártires de la Intifada

1.
Dibujaron la senda hacia la vida.
La empedraron con coral, con sangre adolescente de roja cornalina.
Alzaron sus corazones -piedras, fuego, ascuas- en las palmas de las manos.
Apedrearon con ellas a la bestia del camino.
- ¡Es la hora de afirmarse. Sed fuertes, corazones!
Y retumbó su voz
en los oídos del mundo, penetrando su eco por todos los rincones.
¡Es la hora de afirmarse!
Y fueron fuertes, y de pie murieron,
reluciendo como estrellas,
brillando sobre la senda, besando los labios de la vida.

2.
Atacó la muerte, hincando su hoz en ellos.
Y frente al rostro de la muerte se plantaron
más hermosos que bosques de palmeras,
más hermosos que cosechas de trigo,
más hermosos que el fulgor de la mañana,
más hermosos que árboles que la lluvia lava en el seno del alba.
Se pusieron en pie - saltaron... se precipitaron
desplegados por el campo de batalla como gavilla de fuego.
Se incendiaron... alumbraron... brillaron
en medio de la senda, y desaparecieron.

3.
¡Sueño suyo, que en la lejanía brillas
abrazando el futuro venturoso!
En tus manos está que su resurrección llegue.
Y llegará con el gran mañana en ciernes,
ascendiendo desde el fondo de la ruina,
con albricias en el rostro
y una estrella brillando en su amplia frente.

4.
Seguirá la tierra amamantando su sueño toda la vida.
No lo apartarán de su ubre ni las movilizaciones del mal,
ni los demonios del aire, de la tierra y del mar.
No lo destetará por duro que el usurpador se vuelva.
No lo destetará aunque la mano de la muerte, empapada en perfidia,
tiña de amarga coliquíntida el copioso pezón de la ubre de la tierra.

5.
¡Mírales allá en la distancia,
abrazados, para perdurar, a la muerte,
ascendiendo a las alturas,
ascendiendo ante los ojos del orbe!
Por las cuerdas de su sangre derramada
van subiendo, subiendo, subiendo...
No se apoderará de sus corazones la traidora muerte,
pues en la senda del sacrificio les acompañan
los sueños del renacer y de la nueva alborada.
¡Mírales en su Intifada: son halcones
que conectan con el cielo la tierra y la patria sagrada!

de Fadwa Tuqan,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol. 35, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

lunes, 7 de junio de 2021

A G. H. en nuestra cita

 A G. H. en nuestra cita

Extraño amigo mío...
Si pudiera llegarte como
ayer. Si asesinas serpientes
no hubieran alborotado todos los caminos, cavando tumbas para mis gentes y mi pueblo, sembrando muerte y fuego.
Si no hubiera regado la derrota la tierra de mi patria
con piedras vergonzosas, injuriantes. Si este corazón que tú conoces
fuera el mismo que ayer,
y no sangrase por la puñalada.

Si hoy, amigo mío, como ayer, pudiera envanecerme de mi gente, de mi casa y mi fuerza,
ya mismo me tendrías a tu lado.
Amarrando a las playas de tu amor el barco de mi vida.
Y seríamos igual que dos pichones.

De Fadwa Tuqan,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol. 35, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.