Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.
Mostrando las entradas con la etiqueta Eduardo Galeano. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Eduardo Galeano. Mostrar todas las entradas

sábado, 12 de octubre de 2019

Día del Descubrimiento

Octubre
12

Día del Descubrimiento

En 1492, los nativos descubrieron que eran indios,
descubrieron que vivían en América,
descubrieron que estaban desnudos,
descubrieron que existía el pecado,
descubrieron que debían obediencia a un rey y a una reina
de otro mundo y a un dios de otro cielo,
y que ese dios había inventado la culpa y el vestido
y había mandado que fuera quemado vivo quien adorara al sol
y a la luna y a la tierra y a la lluvia que la moja.

De Eduardo Galeano,
en Los hijos de los días, Siglo XXI, 2012.

domingo, 26 de junio de 2016

El derecho al delirio (Extracto)

El derecho al delirio  (Extracto)

¿Qué tal si deliramos por un ratito?
¿Qué tal si clavamos los ojos más allá de la infamia
para adivinar otro mundo posible?
El aire estará limpio de todo veneno
que no provenga de los miedos humanos
y de las humanas pasiones.
En las calles,
los automóviles serán aplastados por los perros.
La gente no será manejada por el automóvil,
ni será programada por la computadora,
ni será comprada por el supermercado,
ni será tampoco mirada por el televisor.
El televisor dejará de ser
el miembro más importante de la familia
y será tratado como la plancha o el lavarropas.
Se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez
que cometen quienes viven por tener o por ganar
en vez de vivir por vivir no más
como canta el pájaro sin saber que canta
y como juega el niño sin saber que juega.
En ningún país irán presos los muchachos
que se nieguen a cumplir el servicio militar
sino los que quieran cumplirlo.
Nadie vivirá para trabajar
pero todos trabajaremos para vivir.
Los economistas no llamarán “nivel de vida”
al nivel de consumo
ni llamarán calidad de vida
a la cantidad de cosas.
Los cocineros no creerán que a las langostas
les encanta que las hiervan vivas.
Los historiadores no creerán que a los países
les encanta ser invadidos.
Los políticos no creerán que a los pobres
les encanta comer promesas.
La solemnidad se dejará de creer que es una virtud
y nadie, nadie tomará en serio a nadie
que no sea capaz de tomarse el pelo.
La muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes
y ni por defunción ni por fortuna
se convertirá el canalla en virtuoso caballero.
La comida no será una mercancía
ni la comunicación un negocio,
porque la comida y la comunicación
son derechos humanos.
Nadie morirá de hambre
porque nadie morirá de indigestión.
Los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura
porque no habrá niños de la calle.
Los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero
porque no habrá niños ricos.
La educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla
y la policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla. 
La justicia y la libertad, hermanas siamesas,
condenadas a vivir separadas
volverán a juntarse bien pegaditas espalda contra espalda.
En Argentina, las locas de plaza de mayo
serán un ejemplo de salud mental
porque ellas se negaron a olvidar
en los tiempos de la amnesia obligatoria.
La santa madre iglesia corregirá  algunas erradas
de las tablas de Moisés
y el sexto mandamiento ordenará
festejar el cuerpo.
La iglesia también dictará otro mandamiento
que se le había olvidado a Dios:
“Amarás a la naturaleza de la que formas parte”.
Serán reforestados los desiertos del mundo
y los desiertos del alma.
Los desesperados serán esperados
y los perdidos serán encontrados
porque ellos se desesperaron  de tanto esperar
y ellos se perdieron por tanto buscar.
Seremos compatriotas y contemporáneos
de todos los que tengan
voluntad de belleza y voluntad de justicia
hayan nacido cuando hayan nacido
y hayan vivido donde hayan vivido
sin que importe ni un poquito
las fronteras del mapa ni del tiempo.
Seremos imperfectos porque la perfección
seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses,
Pero en este mundo,
en este mundo chambón y jodido
seremos capaces de vivir cada día como si fuera el primero
y cada noche como si fuera la última.

De Eduardo Galeano,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.18, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

domingo, 19 de junio de 2016

Día del servicio doméstico

Marzo
30

Día del servicio doméstico

Maruja no tenía edad.
De sus años de antes, nada contaba.  De sus años
de después, nada esperaba.
No era linda, ni fea, ni más o menos.
Caminaba arrastrando los pies, empuñando el plumero,
o la escoba, o el cucharón.
Despierta, hundía la cabeza entre los hombros.
Dormida, hundía la cabeza entre las rodillas.
Cuando le hablaban, miraba el suelo,
como quien cuenta hormigas.
Había trabajado en casas ajenas desde que tenía memoria.
Nunca había salido de la ciudad de Lima.
Mucho trajinó, de casa en casa, y en ninguna se hallaba.
Por fin, encontró un lugar donde fue tratada
como si fuera persona.
A los pocos días se fue.
Se estaba encariñando.

De Eduardo Galeano,
en Los hijos de los días, Siglo XXI, 2012.

sábado, 26 de diciembre de 2015

De nuestros miedos

De nuestros miedos

De nuestros miedos
nacen nuestros corajes
y en nuestras dudas
viven nuestras certezas.

Los sueños anuncian
otra realidad posible
y los delirios otra razón.

En los extravíos
nos esperan hallazgos,
porque es preciso perderse
para volver a encontrarse.

De Eduardo Galeano,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.18, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

Día de los desaparecidos

Agosto
30

Día de los desaparecidos

Desaparecidos: los muertos sin tumba, las tumbas sin nombre.
Y también:
los bosques nativos,
las estrellas en la noche de las ciudades,
el aroma de las flores,
el sabor de las frutas,
las cartas escritas a mano,
los viejos cafés donde había tiempo para perder el tiempo,
el fútbol de la calle,
el derecho a caminar,
el derecho a respirar,
los empleos seguros,
las jubilaciones seguras,
las casas sin rejas,
las puertas sin cerradura,
el sentido comunitario
y el sentido común.

De Eduardo Galeano,
en Los hijos de los días, Siglo XXI, 2012.