Pudiste haber sido normal
Me reprochaba mi abuelo
Y sin embargo
Siempre sentí ese vértigo
Producto de aquellas
Novelas de aventuras donde
Margarita de Poitiers
Le abría el balcón a
Enrique IV y
Yo me introducía invisible
Mientras él se escurría
Entre sábanas de seda
A tomar para sí
A su dama de terciopelo
Y la Poesía Dios mío
la Poesía
Con aquel intenso sentimiento amoroso
si era Becquer
O
Aquellos madrigales embriagándome
Las noches
Y era yo las princesas
de Ruben
Y yo deseaba ardientemente
Que Darío succionara
Mis pezones incipientes
Y fui Matilde o aquella solitaria
Sirena
marcada con colillas de cigarrillo
Del poema de Neruda
Ninguno de esos mundos
me fue ajeno
Ni sor Juana y los miles de
Hombres necios que repetí
Ahíta de resentimiento
Pero las palabras de mi abuelo
Insistían
Pudiste haber sido normal
Haciendo de la cocina
Y el tejido
un arte para
Cazar marido
Pero Ella
la amada
la bien amada
La a veces comprometida
la exiliada
La erótica y sensual
la cancerbera
No me ha dejado ser
de Aida Toledo,
en Para conjurar el sueño - Poetas guatemaltecas del siglo XX (A. Acevedo / A. Toledo), abrapalabra, 1998.