Para un joven padre
The smallest heart
feels everything
George Evans
El corazón es el mismo
no importa su pequeñez
Todos, una vez tuvimos un corazón
confiado en la vida y asombrado del mundo
Dispuesto a la alegría
y la risa brotando a borbotones
Poco le bastaba para ser feliz
Un verde corazón a cielo abierto
bañado de rocío como el pasto
donde pacen, tranquilas,
vacas mansas
Hasta que alguien
—siempre hay alguien—
que aparece
y estruja el frágil corazón
de nube
de espuma de brisa
diminuto y vivaz colibrí
Y lo machaca porque sí,
porque le da la gana,
porque alguien, a su vez,
alguna vez
machacó su corazón
cuando era del tamaño
del colibrí.
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