Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.
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miércoles, 29 de abril de 2020

Se rebeló el mar

Se rebeló el mar

Se rebeló el mar del pueblo,
se salió de su caudal
y el cielo y la tierra espanta
cuando olas bravas levanta
su fuerza descomunal.

¿Veis esta fiesta, esta danza?
¿Oís la música fuerte?
Los que aún no lo sabíais
ahora aprender podríais
cómo el pueblo se divierte.

Se estremece y ruge el mar,
los buques, a la deriva,
se hunden en el infierno,
el timón ya sin gobierno,
quebrada la vela altiva.

Enloquece tú, diluvio,
y arrebata cada cosa;
muestra tu fondo profundo
y a las nubes, iracundo,
lanza tu espuma furiosa;
escribe con ella al cielo
como una verdad eterna:
aunque el galeón esté arriba,
el agua, abajo, está viva,

¡y es el agua quien gobierna!

1848

De Sándor Petöfi,
en Asalto al cielo - Antología poética, Fundación Editorial el perro y la rana, 2010.

domingo, 15 de marzo de 2020

¡Ahorcad a los monarcas!

¡Ahorcad a los monarcas!

Lamberg, Latour —puñal, soga en sus cuellos,
y tal vez otros vengan detrás de ellos;
¡pueblo mío, a ser grande al fin empiezas!
Está muy bien, muy bien cortar cabezas,
pero han de andar más lejos tus abarcas—
¡Ahorcad a los monarcas!

Puedes segar la hierba noche y día,
que mañana la habrá donde hoy no había.
Puedes quebrarle al árbol su ramaje,
que ostentará después nuevo follaje;
hay que arrancarlos sin dejar ni marcas—
¡Ahorcad a los monarcas!

¿No has aprendido todavía, oh mundo,
a odiar al rey desde lo más profundo?
¡Si entre vosotros derramar pudiera
el odio indómito que mi alma fiera
hincha y agita como el mar las barcas!
¡Ahorcad a los monarcas!
No hay nada bueno que en sus pechos entre,
son malos ya desde el materno vientre,
su vida toda es infamia y sevicia,
su pérfida mirada el aire vicia,
la tierra en que se pudren cría charcas—
¡Ahorcad a los monarcas!

La patria es triste campo de batalla,
la muerte en ella con furor estalla,
aquí arde una ciudad, allá una aldea,
el aire, con los ayes, se caldea;
el rey con el dolor llena sus arcas—
¡Ahorcad a los monarcas!
Héroes, en vano vuestra sangre fluye
si la corona al fin no se destruye.
El monstruo alza otra vez la faz horrenda
y hay que empezar de nuevo la contienda.
¿Habrán ardido en vano las comarcas?
¡Ahorcad a los monarcas!

Amistad y piedad sean las leyes
para todos, ¡menos para los reyes!
Arrojo mi laúd, mi espada al viento,
y el cadalso usaré como instrumento
si nadie quiere ahorcar a los jerarcas—

¡Ahorcad a los monarcas!

1848

De Sándor Petöfi,
en Asalto al cielo - Antología poética, Fundación Editorial el perro y la rana, 2010.

jueves, 23 de enero de 2020

Canto nacional

Canto nacional

¡Ponte, húngaro, en pie, la patria te implora!
¡Ahora o nunca, la hora es ahora!
¿Seremos esclavos o libres? ¡Decid!
Ésa es la cuestión del momento, ¡elegid!
¡Al Dios de los húngaros
juramos
no ser más esclavos,
juramos!

Hasta hoy a esclavos fuimos condenados.
Rabian en sus tumbas los antepasados,
que libres supieron morir y vivir
y en un suelo esclavo no pueden dormir.
¡Al Dios de los húngaros
juramos
no ser más esclavos,
juramos!

Bribón y malvado quien por su bandera
no diera la vida si preciso fuera,
el que considera su vida mejor
que de nuestra patria el sagrado honor.
¡Al Dios de los húngaros
juramos
no ser más esclavos,
juramos!
Brilla más la espada que la vil cadena,
mejor luce el brazo si su luz lo llena;
tú, pueblo, no obstante, con cadena vas.
¡Vieja espada nuestra, dinos dónde estás!
¡Al Dios de los húngaros
juramos
no ser más esclavos,
juramos!

Será el nombre de húngaro otra vez hermoso,
digno de la fama de su nombre honroso;
la infamia que siglos yugo al pueblo fue,
¡hemos de lavarla ya puestos de pie!
¡Al Dios de los húngaros
juramos
no ser más esclavos,
juramos!

Donde nuestras tumbas se eleven del suelo
se hincarán los nietos mirando hacia el cielo,
y en entrecortadas voces de oración
dirán nuestros nombres con su bendición.
¡Al Dios de los húngaros
juramos
no ser más esclavos,
juramos!

1848

de Sándor Petöfi,
en Asalto al cielo - Antología poética, Fundación Editorial el perro y la rana, 2010.

jueves, 21 de noviembre de 2019

La guerra siempre

La guerra siempre

La guerra siempre fue el mejor
pensamiento de mi pensar,
¡la guerra donde el corazón
se entrega por la libertad!

¡Un sacramento que hay que merece
la amarga pena de cavar
nuestra tumba con nuestras armas,
por el cual debemos sangrar:

Y no es otro que el sacramento
de la querida libertad!
Locos, los que por otra causa
su vida fueron a entregar.

Paz, paz al mundo, pero nunca
la de un tirano al gobernar;
paz solamente de la mano
sagrada de la libertad.

Cuando haya paz en todo el mundo,
en todo el mundo en general,
arrojaremos nuestras armas
hasta el mismo fondo del mar.

Mientras así no sea, ¡armas,
armas hasta la muerte habrá!
¡Aunque dure la guerra justa
hasta el día del juicio final!

De Sándor Petöfi,
en Asalto al cielo - Antología poética, Fundación Editorial el perro y la rana, 2010.

miércoles, 31 de julio de 2019

El pueblo

El pueblo

Con una mano a la esteva
y la otra al arma prendida,
va el pobre, buen pueblo andando,
sangre o sudor derramando
mientras le dure la vida.

¿A qué el sudor que le corre?
Si todo lo que quisiera
para cubrirse o comer,
de sí misma, puede ser
que madre tierra le diera.

Y si el enemigo viene,
¿a qué la sangre, la espada?
¿Por la patria?... ¡Si es un hecho
que donde hay patria hay derecho
y el pueblo no tiene nada!

De Sándor Petöfi,
en Asalto al cielo - Antología poética, Fundación Editorial el perro y la rana, 2010.