Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.
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viernes, 8 de marzo de 2019

Llamada

Llamada

¿Quién ha estrangulado al fin la cansada voz de mi
hermana,
la que venía del bosque,
la hermana mía, reina y señora del bosque
a pesar de su miseria?

De repente, su llamar a la acción, su llamada,
se perdió en el interminable fluir del día y de la noche.
Ya no ha vuelto a sonar, ya no me llega con cada
amanecer,
agotada de la larga jornada, pero fuerte,
milla tras milla ahogada, pero siempre lanzando
el sempiterno grito: !Macala! !Macala!

No, ya no viene más, ya no vuelve, húmeda todavía
del rocío,
como solía,
atada a niños, y a sumisión, y a tristeza....
Un niño a sus espaldas y otro en sus entrañas,
siempre, siempre, siempre;
y con una cara armonizada con su gentil mirada.

Siempre que recuerdo esa mirada siento
mi carne y mi sangre dilatarse temblorosa,
palpitando hacia revelaciones y afinidades,
hacia los secretos que ella me traía cada día del bosque.

¿Pero quién ha cortado su infinita mirada?,
¿quién le ha impedido seguir alimentando mi profunda
avidez de camaradería,
la que mi pobre mesa nunca será bastante para
satisfacer?
Mamana, ¿quién puede haber matado la noble voz
de mi hermana del bosque,
la hermana que venía cada amanecer a regalarme otra
vez la savia y el consuelo?
¿Qué cruel y brutal látigo de rinoceronte la ha
golpeado hasta matarla?

En mi jardín florece todavía la seringa,
pero con presagio malvado en sus flores de púrpura;
en su intenso inhumanos aroma, también hay noticias
de muerte,
y la envoltura de ternura suavísima regada por el sol,
la que se vuelve
ligera alfombra de pétalos a los pies del árbol,
ha esperado desde el verano porque el hijo de mi
hermana descanse sobre ella.

En vano, en vano
un chirico canta y canta posado en los juncos del
jardín,
para el pequeño niño de las auroras vaporosas del
bosque.
¡Ah! Yo sé, yo sé el último día había un brillo de
adiós en aquellos ojos nobles,
y su voz llegaba como un sonido áspero, trágico y
desesperado.

¡Oh, África, madre mía, respóndeme!
¿Qué ha sucedido con mi hermana del bosque
que ya no viene a la ciudad con sus eternos niños,
(uno en sus espaldas, y otro en sus entrañas),
con su eterno pregón de vendedora de leños y de
ramas?
¡Oh, África, madre mía!
tú al menos no abandonarás jamas a mi heroica
hermana,
a aquella que venía del bosque con cada amanecer:
ella vivirá siempre en el orgulloso monumento de
tus brazos.

de Noémia de Sousa,
en Voces del sur - Aproximación a la poesía africana (Equipo Fénix comp.), Biblioteca Virtual Omegalfa, S/F.

miércoles, 16 de enero de 2019

Deja pasar a mi pueblo

Deja pasar a mi pueblo

Noche lánguida de Mozambique
los sonidos lejanos de marimba llegan a mí
–preciosos y constantes–
venidos ni yo sé de dónde.

En mi casa de madera y zinc,
pongo la radio y me dejo llevar…
muchas voces de América me sacuden el alma y los nervios,
y Robenson y Marian cantan para mí
spirituals negros de Harlem.

Let my people go
–oh deja pasar a mi pueblo, deja pasar a mi pueblo–,
dicen.

Y yo abro los ojos y ya no puedo dormir.
Dentro de mí suenan Anderson y Paul
y no son dulces voces de impulso.
Let my people go.

Nerviosamente,
me siento a la mesa y escribo…
(Dentro de mí
oh let my people go.)
deja pasar a mi pueblo.

Y ya no soy más que un instrumento
de mi sangre en turbulencia
con Marian ayudándome
con su voz profunda –mi Hermana.

Escribo…
En mi mesa se ven inclinarse cuerpos familiares.
Mi madre de manos rudas y rostro cansado
y revueltas, dolores, humillaciones,
tatuando de negro el virgen papel blanco.
Y Pablo, que no conozco
pero es de mi misma sangre y de la misma savia amada de Mozambique,
y miserias, ventanas enrejadas, dioses de hechiceras,
algodonales, y mi inaccesible compañero blanco,
y Zé –mi hermano– y Saúl,
y tú, Amigo de dulce mirar azul,
pesando en mi mano y obligándome a escribir
con el odio que me trae la rebelión.
Se ve a todos inclinarse sobre mi hombro,
mientras escribo, noche adelante,
con Marian y Robeson vigilando por el ojo luminoso de la radio,
–let my people go,
oh let my people go.

Y siempre que lleguen a Harlem
las voces de lamentación
y mis cuerpos familiares me visiten
en largas noches de insomnio,
no podré dejarme llevar por la música fútil
de los valses de Strauss.
Escribiré, escribiré,
con Robenson y Mariam gritando conmigo:
Let my people go,
oh deja pasar a mi pueblo.

de Noémia de Sousa,
en Voces del sur - Aproximación a la poesía africana (Equipo Fénix comp.), Biblioteca Virtual Omegalfa, S/F.
Traducción de Manuel Cabrera

jueves, 10 de enero de 2019

Si me quisieras conocer

Si me quisieras conocer

Si me quisieras conocer,
estudia con ojos de ver
ese trozo de palo-negro
que un desconocido hermano maconde
con manos inspiradas
talló y trabajó
en tierras distantes allá en el Norte.

Ah! Esa soy yo:
órbitas vacías en la desesperación
de perseguir la vida
boca rasgada y herida de angustia
manos enormes, agrietadas,
irguiéndose como quien implora y amenaza,
cuerpo tatuado de heridas visibles e invisibles
por los duros azotes de la esclavitud...
torturada y magnífica
altiva y mística,
africana de la cabeza a los pies.

Ah! Esa soy yo
Si quisieras comprenderme
ven e inclínate sobre mi alma de africana,
en los gemidos de los negros,
en los batuques frenéticos de los muchopes,
en la rebeldía de los machanganas,
en la extraña melodía que vuela
de una canción nacida de la noche.

Y no me preguntes nada más
si es que me quieres conocer…
no soy más que un caracol de carne
donde la insurrección de África congeló
su grito lleno de esperanza.

de Noémia de Sousa,
en Voces del sur - Aproximación a la poesía africana (Equipo Fénix comp.), Biblioteca Virtual Omegalfa, S/F.