Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.
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martes, 29 de octubre de 2024

Un fantasma recorre Europa

Un fantasma recorre Europa

"Una idea de la fraternidad que todavía
se oponía al despliegue funesto del Mal
absoluto."

Jorge Semprún

Han muerto tantos seres
humanos en su nombre,

tanto vigor pusieron
en la luz de sus voces
para poder alzar
                                        sus esperanzas.

Y en esta hora
la senda de su esfuerzo
ha sido sepultada por el orden
de las nuevas mentiras.

Hablo de mí,

de mis propias desiertas ilusiones

cuando renuncio a compartir
su vida como farsa.

Nadie
                        lo hizo:
el mal latía
sólo en los ojos de los otros.

Todos ahora quieren
interpretar su historia
como un error impuesto
del que nunca supieron.

En nombre del coraje derrochado
no puedo ser su cómplice.

Quienes
                                allí estuvieron
tienen la culpa de la sangre
perdida,
                                del agobio
sin cura,
                                    del desánimo;

son responsables del terror,
de su parálisis,
                                    de su deseo
de poder.

                            Quienes
allí
                                        trazaron sus esfuerzos

son también responsables
aquí
                                de su abandono
                                                                    entonces
del amor necesario,

de las heridas que desgarran
al ser humano
                                ahora,

en este día en que le estamos
negando la esperanza.

De Salustiano Martín González,
en Los Filisteos Juegan con Fuego, Colección Melibea, 2001.

viernes, 18 de octubre de 2024

Sus sofismas pretenden

Sus sofismas pretenden

Sus sofismas pretenden
que es éste el mejor de los mundos
posibles,

así nos envenenan de cizaña
los sueños que barruntan nuestros pasos.

Con sus disfraces
escriben la memoria que no fuimos,

nos pudren el denuedo
que palpita en las huellas
con sed que nos preceden.

Aquellos que auguraban
los aires de un futuro al fin propicio
han echado el cerrojo.

De Salustiano Martín González,
en Entre los poetas míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.26, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

lunes, 7 de octubre de 2024

Qué decir de los seres humanos

Qué decir de los seres humanos

para Cecilio Alonso

De los seres humanos qué podría
decir:
                                        eligen siempre un chivo
expiatorio,
                                un cabeza
de turco,
                            un judío
cualquiera,
                            alguien
con un color distinto,

y escupen en su cara
la impotencia que sufren
frente al poder de aquellos

otros seres humanos

que los han expropiado del coraje,

abrumado con la ignorancia
de su pequeña necedad,

con el temor
                                            al día de mañana.

Qué podría afirmarse
de quienes no queremos
prender la luz que puede
levantarnos de la derrota:

la memoria de lo que fuimos
en el calor de la semilla,
el libre entendimiento
de lo que están vaciando de nosotros,

la voluntad de hacer surgir
el latido que podríamos
alzar fecundo desde el pecho.

Qué decir de
                                    mí mismo.

De Salustiano Martín González,
en Entre los poetas míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.26, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

lunes, 30 de septiembre de 2024

Pasa la voz, hermano

Pasa la voz, hermano

1
Teníamos dos losas
que cubrían nuestro sepulcro,
dos piedras que humillaban
nuestra cabeza.

Cayeron los muros.

Despierta,
                                compañero:
ya falta poco.

En este día doloroso queda
una sola opresión para expropiarnos
de nuestro fruto,

del gozo libre que nos hace
seres
                        humanos.

Ahora será más fácil la lucha.

Allí donde miremos,
allí estarán las pruebas de sus ácidos.

Es difícil no darse cuenta
de quiénes
nos adulteran el cerebro,
de quiénes son los que florecen
con el duro fervor de nuestro empuje,

de quiénes
                        nos impiden
crecer hasta la altura
de la vida y sus gracias.

Nuestro enemigo es fácil
de distinguir,
                                podemos
llamarlo tasa de ganancia.

Cayeron los muros
que tú sabes,
                                hermano:
aleluya.

En este instante el mundo
es una sola
prisión sin excepciones.

Ya sólo nos vigila un carcelero
al otro lado de la lápida.

Sólo nos puede
causar temor aquel agobio
                                            inútil
que es preciso dejar a nuestra espalda.

En el camino estamos,
                                                    compañero.
Más allá de nosotros,
                                                los afanes
que hemos de urgir anuncian
tiempos mejores.

2
Hermano,
                                    ya en España

van nueve mil doscientos veinte muertos
caídos
                        a destajo

en esta década sin muro.

Quinientos cuatro que ya no respiran
en los primeros seis meses del año,

tres mil seiscientos siete malheridos.

¿A cuánto está la carne
de obrero mutilada?

¿A cuánto el cuerpo frío?
No hay que dejar que continúen
fraguando su vigor con nuestro empeño,

que se crezcan aupándose
encima de la estéril
congoja que nos vence.

Podemos,
                        todos
                                            juntos,

hacer que se desarmen los mercados
que los burgueses utilizan
para urdir sus negocios,

donde todo se compra,
donde los hombres
y las mujeres tienen precio.

Hacer que las venas abiertas
del sudor se les cierren,

que no puedan seguir dañando al aire.

Trabaja, compañero,
                                            con paciencia.

Descubre con cuidado
quiénes te afligen la esperanza.

No dejes que te engañen.

Sólo nos queda un enemigo.

De Salustiano Martín González,
en Pasa la voz, hermano, Bartleby Editores, 2000.

sábado, 14 de septiembre de 2024

No supimos verlo

No supimos verlo

Fue en el noventa y cinco.

Las cosas
habían ido empeorando,

y teníamos
la sensación de que no dejarían
de empeorar,

que las mejores mujeres y hombres
caerían también,

y los veríamos
encogerse en su sombra.

Queríamos pensar que pronto
nos iban a nacer seres humanos
ajenos al hedor de la codicia:

jamás dispuestos a ofrecerse
en las vitrinas del estéril
poder del poderoso:

ya nunca sometidos:

capaces de pensar razones libres:

dotados de un coraje
moral que nos alzara
de la desdicha.

Soñábamos entonces,

y pasó que los sueños
no sirvieron de nada.

En el noventa y cinco
no veíamos el final de aquella
oscuridad que nos pudría
la resistencia de los pasos
que aún nos empeñaban.

Luego pasaron derrumbes peores:

sabemos ya que aquellas amarguras
que padecimos fueron sólo
un leve atisbo del desierto
que vendría después.

De Salustiano Martín González,
en Entre los poetas míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.26, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

domingo, 1 de septiembre de 2024

Palabras para El Hadi

Palabras para El Hadi

Es quince de septiembre
y seguimos muriendo.

Quiero decir

(tal vez
alguien atiende mis palabras)

que nos siguen matando.
Ya treinta y cuatro hemos caído
en este duro año del noventa
y siete,

fructuoso
                                            campo de batalla,

según los últimos ajustes
que nos han asestado en el libre
mercado del trabajo.

Hemos sido hechos trizas
por reglas que suponen
ganancia para quien nos ejecuta,

más muertes para nuestra
memoria desangrada.

                                            Treinta

y cuatro obreros hemos
muerto a la fuerza aquí en Madrid.

Cuando con nuestras manos
edificábamos viviendas
que no
iban a ser para nosotros.

El Hadi
El Háder

se llamaba este cuerpo
que aquí enterramos.

Había conseguido abandonar
el hambre de Marruecos
sin perecer en esa empresa.

Murió de golpe.

                                                Contra el sueño.

Su cabeza vencida
                                                entre las piernas.

Me parece que nunca
llegó a sospechar quiénes
habrían de matarlo.

No sé de sus latidos
sino un recuerdo que me invento
para que no se nos olvide.

Acaso
alguien lo llora desde alguna
habitación sin esperanza.

De Salustiano Martín González,
en Pasa la voz, hermano, Bartleby Editores, 2000.

sábado, 31 de agosto de 2024

Parte de bajas

Parte de bajas

Anoten esta cifra:
                                once.

Recuérdenla hasta el próximo
parte de bajas de la guerra.

Son esos
los mineros que han caído
aquí en León en los primeros
ocho meses del año.

Antonio
Maria
Carvalho

se llamaba el undécimo.

Nadie sabe si el luto encenderá
su oscuro sufrimiento
en el país que abandonó
en mala hora.

De Salustiano Martín González,
en Pasa la voz, hermano, Bartleby Editores, 2000.

miércoles, 21 de agosto de 2024

Muerte por fuego

Muerte por fuego

Francisca la de Cádiz,
muerta

sin días para el gozo de la tarde
del descanso tranquilo,

va olvidando los gritos de los hombres

y el golpeteo de la sangre
que fluye desde el pozo
amargo de su vida
sin ganancia posible,
perdedora
desde el principio de su llanto.

Los brazos de sus hijas
recogen en susurros las pavesas
que deja su esqueleto.

Al ir a caminar,
fue atravesada

por el redoble de las horas
que vivió en la agonía,

por el silencio de aquellas amables
que nunca acariciaron
la angustia de su pecho.

Oh tú,
mujer,
trabajadora
o bien burguesa,
que respiras con tus palabras

o que vives uncida al yugo
y tiras del arado hacia poniente,

ten en cuenta a esta flor:

en otro tiempo
hubiera brillado con gotas
de rocío, gallarda
bajo la luz de las auroras

y hermosa como tú.

Recuerda

que su muerte no está en este poema
sino en la historia que te trajo
hasta estas líneas
y puede

llevarte por caminos semejantes.

Recuerda el desenlace triste
de su estéril agobio.

Recuérdala en la hoguera.

Y recuérdasela a las otras
hermanas.

De Salustiano Martín González,
en Entre los poetas míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.26, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

sábado, 10 de agosto de 2024

Mis paisanos

Mis paisanos

Cada español de a pie se siente
superior a los otros españoles
de a pie.

Y qué decir
de los españoles de a caballo:
con sus patas nos pisotean
la cabeza
hasta hacernos odiar a los otros
españoles de a pie.

De Salustiano Martín González,
en Entre los poetas míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.26, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

miércoles, 31 de julio de 2024

Lucha de clases

Lucha de clases

"No inventes nada que no puedas
soñar,
                        ni sueñes
aquello que no puedas
vivir cuando despiertes".

Con sus palabras sancionó el desánimo
que él mismo había propagado.

Movió su cetro en alto contra el aire,
midiendo su poder con el silencio
de los pequeños seres
humanos, de rodillas
ante sus plantas poderosas.

Soñaban todos con mirarlo un día
caído contra el polvo,
roto el bastón de mando,
vencida la arrogancia con la fuerza
de sus sueños vividos.

De Salustiano Martín González,
en Entre los poetas míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.26, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

viernes, 12 de julio de 2024

Los barrenderos somos unos genios

Los barrenderos somos unos genios

"Acabo de regresar de Madrid, y he visto que allí
los barrenderos son genios. Se notaba por cómo
realizaban su trabajo. Bien se veía que aquellos barrenderos
representan una sociedad futura."

Joseph Beuys (1966)

Hace frío.
                        Brillan
las aceras con una fina capa
de hielo.
                            Hace mucho
frío.
                                            Camino despacio, trato
de no resbalar.
                                Amanece
con un dolor
en la cadera.
                        El aire
filtra su aguja puñetera contra
las rodillas.
                            Qué sucia
está la calle bajo la luz
sucia que empieza
a despuntar.
                                    Los barrenderos
son unos genios, ha dicho Joseph
Beuys.
                        Qué cerdo.
                                            Trato
de mover el escobón.
                                        No
siento los dedos.
                                            Somos
estupendos, qué modo de
acarrear basura.
                                        Lo hacemos
con un estilo que anuncia
evidentes progresos
artísticos, representamos
la sociedad futura.

                                    Aquí
me gustaría ver a ese
cabrón.

                                    Con este reúma.

De Salustiano Martín González,
en Los Filisteos Juegan con Fuego, Colección Melibea, 2001.

martes, 25 de junio de 2024

La historia continúa

La historia continúa

1

Se acaba este milenio.

                                        Procesiones
de antorchas nos anuncian nuevas
muertes a manos del verdugo,

cristales rotos en la noche.

2

Felices los derrumbes de los muros,

mentira las palabras que auguraban
la puesta en libertad de algún esclavo.

Abiertos los cerrojos,

barrotes más sutiles aprisionan
a esos seres humanos que se habían
soñado libres,

                                    se han erguido
tan sólo los poderes del dinero.

3

Los miserables siguen
viviendo en su miseria.

Fue dura la caída
contra la tasa de ganancia.

Los sojuzgados buscan enemigos:
miran su cara en el espejo.

Otra vez los que pierden
se vengan en las víctimas.

El crimen deja réditos seguros.

4

En el siglo que acecha,
tras el recodo en sombra del milenio,

nos seguirá pariendo monstruos
la semilla feroz de nuestro siglo.

5

Te digo que es preciso,
                                                hermano,
que empiece ya la resistencia:

nombrar lo que nos pasa,
saber por qué sucede,

buscar en el pasado,
en las sangres oscuras
que ciegan nuestros sueños,
respuestas a este orden
que será ya futuro
cuando nos haya hundido
en los mismos agobios
que nunca abandonamos.

6

No dejes que te empujen,
no des un paso atrás,

                                        resiste.

No sólo por tu vida,
no sólo por nosotros,

los que estamos aquí,

                                                a cuerpo

debajo de este pasmo
letal de la derrota.

7

Detrás la historia sigue.

Procesiones de antorchas.

Cristales rotos en la noche.

Afanosos verdugos.

Nuevos hombres y nuevas
mujeres            
                resistiendo.

De Salustiano Martín González,
en Pasa la voz, hermano, Bartleby Editores, 2000.

lunes, 17 de junio de 2024

El mundo está bien hecho

El mundo está bien hecho

Todo está bien, puesto que todos
tenéis la mesa bien dispuesta
cada día (o, al menos,
aún aspiráis a ese regalo
que os dejará
cerrada la boca).

Todo está bien, puesto que todos
podéis poneros buenos trajes
de marca distinguida, ricos
jaeces que os permiten
brillar en los saraos
donde el poder
os luce (o, al menos,
no perdéis la esperanza
de haceros aún más gratos
a los ojos del Príncipe).

Todo está bien, puesto que todos
tenéis largas cuentas con muchos
ceros a la derecha -allí
donde tenéis la cabeza
y el corazón- puesto que ya
vuestros números rojos -qué palabra
tan rancia- quedaron atrás
y vosotros nunca miráis
hacia el pasado: sois
chicos obedientes (o, al menos,
estaríais dispuestos a serlo
si la cifra fuera convincente).

Todo está bien, puesto que todos
tenéis aseguradas buenas rentas
por mantener las cosas como están
-con el aumento natural en la cuota
de beneficios-,
haciendo que parezca
que avanzamos (o, al menos,
no os importaría formar parte
de esa simulación).

Todo está bien, puesto que son
otros los que comen mal, otros
los que no brillan -cerebros
embotados, ojos cegados
de cansancio-, otros los que no
saben qué cosa sea una cuenta
corriente, otros
los que no tienen
otra renta que aquélla
que no pueden pagar
a su casero.

Todo está bien para vosotros
que os vendisteis por una buena
cantidad; los otros -es decir,
la mayoría- siguen
costando demasiado
baratos y no pueden
salir de la miseria:
no les ofrecen suficiente
por su desgaste cotidiano.

Todo está bien,
por tanto.

De Salustiano Martín González,
en Entre los poetas míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.26, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

lunes, 15 de abril de 2024

Cuestión de empinamiento

Cuestión de empinamiento

Aquel poeta,
        cuando joven,
quiso cambiar el mundo.

Luego, creció:
        insigne
fue su boca:
alzada
sobre una barba patriarcal,
y hacía
grandes descubrimientos:

que el poema era sólo
un hecho del lenguaje,

que sólo en él está su referencia.

Engolaba la voz para explicarnos
esa verdad sagrada.

Así entendía
la consistencia del discurso:

una cuestión
de empinamiento.

De Salustiano Martín González,
en Entre los poetas míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.26, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

viernes, 29 de marzo de 2024

Comunistas

Comunistas

Los han matado en todas partes,
según distintas formas:

en el nombre de Dios
los han matado,
fusilados contra una tapia;

en nombre de la patria
los han matado,
torturados en sótanos;

en nombre del mercado libre
los han matado,
acuchillados en sus casas;

en nombre del partido
los han matado,
acribillados en Tian An Men;

en nombre de sí mismos
los han matado,
enterrados en los gulags;

en nombre de los crímenes
de sus verdugos
los han matado,
burlados en las tumbas
que sepultan sus sueños.

Pero aún
resisten.

De Salustiano Martín González,
en Entre los poetas míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.26, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

lunes, 25 de marzo de 2024

Desconfía

Desconfía

Si quieres conseguir
lo que te hará ser
humano,
desconfía de quien te dé
todo lo que pidas;
desconfía de quienes te nieguen
lo que necesitas.

Si quieres lograr
alzarte hasta ser
libre con los demás
que te rodean,
desconfía de los seres
humanos que no te dejen
conseguir todo lo que ellos
dicen necesitar.

De Salustiano Martín González,
en Entre los poetas míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.26, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

sábado, 16 de marzo de 2024

Algunos datos sobre la vida

Algunos datos sobre la vida

Pensemos en lo que nos rodea:

quienes sufren no se preguntan
por la razón de su desánimo,
o bien lanzan su maldición
contra la frente equivocada:
nadie acierta la mano con la herida.

Por esa razón los poderosos siguen
con su estudiada displicencia.

Porque si ha de haber algún incendio,
ése morderá a los más desvalidos;
si la muerte llega a trazar su curvo dibujo
como una epidemia de oscuridad, esa herida
no afectará a los dividendos de los bancos:
los pequeños ladrones son sólo un accidente
que no merma sus cuentas de beneficios.

Porque cuando alguien roba, no padece
sino quien ha sido ya expropiado
del fruto de su esfuerzo.

De Salustiano Martín González,
en Entre los poetas míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.26, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.