Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.
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lunes, 28 de marzo de 2022

Nuestro tiempo - VIII

 Nuestro tiempo

VIII

El poeta
declina toda responsabilidad
en la marcha del mundo capitalista
y con sus palabras, intuiciones, símbolos y otras armas
promete ayudar
a destruirlo
como a una cantera, una selva,
un gusano.

de Carlos Drummond de Andrade,
en 50 poemas escogidos, Fundación editorial el perro y la rana, 2008.

miércoles, 16 de marzo de 2022

Nuestro tiempo - VI

Nuestro tiempo

A Oswaldo Alves

VI

En los sótanos de la familia,
orquídeas y opciones
de compra y desquite.
La gravidez eléctrica
ya no trae languideces.
Criaturas alérgicas
se cambian; se reforman.
Hay una implacable
guerra a las cucarachas.
Se cuentan historias
por correspondencia.

La mesa reúne
una copa, un cuchillo,
y la cama devora
tu soledad.
Se salva la honra
y la herencia del ganado.

de Carlos Drummond de Andrade,
en 50 poemas escogidos, Fundación editorial el perro y la rana, 2008.

domingo, 6 de marzo de 2022

Consideración del poema

Consideración del poema

No rimaré la palabra sueño
con la inconveniente palabra empeño.
La rimaré con la palabra carne
o con cualquier otra, que todas me convienen.
Las palabras no nacen amarradas,
saltan, se besan, se disuelven,
en el cielo libre apenas un dibujo,
son auténticas, amplias, puras, insuperables.

Una piedra en medio del camino
o apenas una huella, no importa.
Estos poetas son míos. Con todo orgullo,
con toda precisión se incorporaron
a mi fatal lado izquierdo. Robo a Vinicius
su más límpida elegía. Bebo en Murilo.
Que Neruda me dé su corbata
llameante. Me pierdo en Apollinaire. Adiós, Maiakovski.
Todos son mis hermanos, no son periódicos
ni deslizar de lancha entre camelias:
es toda mi vida que aposté.

Estos poemas son míos. Es mi tierra
y es aún más que ella. Es cualquier hombre
al mediodía en cualquier plaza. Es la lámpara
en cualquier pensión, si todavía las hay.
—¿Hay muertos? ¿hay mercados? ¿hay dolencias?
Es todo mío. Ser explosivo, sin fronteras,
¿por qué falsa mezquindad me rasgaría?
Que se depositen los besos en la faz blanca, en las nacientes
[arrugas.
El beso es todavía una señal, aunque perdida,
de la ausencia de comercio,
boyando en tiempos sucios.

Poeta de lo finito y de la materia,
cantor sin piedad, sí, sin frágiles lágrimas,
boca tan seca, pero ardor tan casto.
Dar todo por la presencia de los lejanos,
sentir que hay ecos, pocos, pero cristal,
no roca apenas, peces circulando
bajo el navío que lleva este mensaje,
y aves de pico largo confiriendo
su derrota, y dos o tres faroles,
¡últimos! esperanza del mar negro.
Ese viaje es mortal, y comenzarlo.
Saber que hay todo. Y moverse en medio
de millones y millones de formas raras,
secretas, duras. Ése es mi canto.

Es tan bajo que ni siquiera lo escucha
el oído a ras del suelo. Pero es tan alto
que las piedras lo absorben. Está en la mesa
abierta en libros, cartas y remedios.
Se infiltró en la pared. El tranvía, la calle,
el uniforme del colegio se transforman,
son olas de cariño que te envuelven.

¿Cómo huir al mínimo objeto
o recusarse al grande? Los temas pasan,
yo sé que pasarán, mas tú resistes
y creces como fuego, como casa,
como rocío en los dedos,
en la hierba, que reposan.

Ahora ya te sigo a todas partes,
y te deseo y te pierdo, estoy completo,
me destino, me hago tan sublime,
tan natural y lleno de secretos,
tan firme, tan fiel... Como una lámina,
el pueblo, poema mío, te atraviesa.

de Carlos Drummond de Andrade,
en 50 poemas escogidos, Fundación editorial el perro y la rana, 2008.

martes, 24 de agosto de 2021

La mano sucia

La mano sucia

Mi mano está sucia.
Tengo que cortarla.
No sirve lavarla.
Podrida está el agua.
Ni enjabonarse.
El jabón es ruin.
La mano está sucia,
sucia hace mucho.

Oculta al principio
dentro del bolsillo
¿quién iba a saberlo?
La gente llamaba
apuntando un gesto.
Yo seguía, duro.
La mano escondida
esparcía en el cuerpo
su oscuro rastro.
Y vi que era igual
usarla o guardarla.
El asco era el mismo.

Ay, por cuántas noches
al fondo de casa
lavé esa mano,
pulí y cepillé.
Cristal o diamante,
por mayor contraste,
quisiera volverla,
o si no, por fin,
simple mano blanca,
mano limpia de hombre,
que puede tocarse,
llevarse a la boca
o unir con la nuestra
en esos momentos
que dos se confiesan
sin decir palabra...
La mano incurable
abre dedos sucios.

Y era un sucio vil,
no sucio de tierra,
sucio de carbón,
costra de herida,
sudor en camisa
de quien trabajó.
Era un triste sucio
hecho de dolencia
y mortal disgusto
en la piel hastiada.
No era sucio negro
—lo negro tan puro
sobre cosa blanca.
Era sucio pardo,
pardo, tardo, cardo.

Retener no sirve
a esa mano innoble
posada en la mesa.
¡Córtenla, de prisa,
háganla pedazos
y arrójenla al mar!

Con tiempo, esperanza
y sus maquinismos,
vendrá otra mano
pura —transparente—
a unirse a mi brazo.

de Carlos Drummond de Andrade,
en 50 poemas escogidos, Fundación editorial el perro y la rana, 2008.

martes, 10 de agosto de 2021

Tristeza en el cielo

Tristeza en el cielo

En el cielo también hay una hora melancólica.
Hora difícil, en que la duda también penetra las almas.
¿Por qué hice el mundo? Dios se pregunta
y se responde: No sé.

Los ángeles lo miran con reprobación,
y caen plumas.

Todas las hipótesis: la gracia, la eternidad, el amor
caen, son plumas.

Otra pluma, el cielo se deshace.
Tan manso, ningún fragor denuncia
el momento entre todo y nada,
o sea, la tristeza de Dios.

de Carlos Drummond de Andrade,
en 50 poemas escogidos, Fundación editorial el perro y la rana, 2008.

lunes, 2 de agosto de 2021

Mundo grande

Mundo grande

No, mi corazón no es mayor que el mundo.
Es mucho menor.
En él no caben ni mis dolores.
Por eso me gusta contarme.
Por eso me desnudo,
por eso me grito,
por eso frecuento los periódicos, me expongo
[crudamente en las librerías:
necesito de todos.

Sí, mi corazón es muy pequeño.
Sólo ahora veo que en él no caben los hombres.
Los hombres están aquí afuera, están en la calle.
La calle es enorme. Mayor, mucho mayor
[de lo que esperaba.
Pero tampoco en la calle caben todos los hombres.
La calle es menor que el mundo.
El mundo es grande.

Tú sabes qué grande es el mundo.
Conoces los navíos que llevan petróleo y libros,
[carne y algodón.
Viste los diferentes colores de los hombres,
los diferentes dolores de los hombres,
sabes qué difícil es sufrir todo eso, amontonar todo eso
en un solo pecho de hombre... sin que estalle.

Cierra los ojos y olvida.
Escucha el agua en los vidrios,
tan calma. No anuncia nada.
Mientras se escurre en las manos,
¡tan calma!, lo va inundando todo...
¿Renacerán las ciudades sumergidas?
Los hombres sumergidos —¿volverán?

Mi corazón no sabe.
Estúpido, ridículo y frágil es mi corazón.
Sólo ahora descubro
qué triste es ignorar ciertas cosas.
(En la soledad del individuo
olvidé el lenguaje
con que los hombres se comunican.)

Antaño escuché a los ángeles,
las sonatas, los poemas, las confesiones patéticas.
Nunca escuché voces de gente.
En verdad soy muy pobre.

Antaño viajé
por países imaginarios, fáciles de habitar,
islas sin problemas, no obstante agotadoras
[y convocando al suicidio.
Mis amigos partieron a las islas.
Las islas pierden al hombre.
Entretanto algunos se salvaron y
trajeron la noticia
de que el mundo, el mundo grande está creciendo
[todos los días,
entre el fuego y el amor.

Entonces, mi corazón también puede crecer.
Entre el amor y el fuego,
entre la vida y el fuego,
mi corazón crece diez metros y estalla.
—¡Oh vida futura!, nosotros te crearemos.

de Carlos Drummond de Andrade,
en 50 poemas escogidos, Fundación editorial el perro y la rana, 2008.

jueves, 24 de septiembre de 2020

Elegía 1938

Elegía 1938

Trabajas sin alegría para un mundo caduco
donde las formas y las acciones no encierran ningún ejemplo.
Practicas laboriosamente los gestos universales,
sientes calor y frío, falta de dinero, hambre y deseo sexual.

Héroes llenan los parques de la ciudad en que te arrastras,
y preconizan la virtud, la renuncia, la sangre fría, la
[concepción.
De noche, si hay neblina, abren paraguas de bronce
o se recogen en los volúmenes de siniestras bibliotecas.

Amas la noche por el poder de aniquilamiento que encierra
y sabes que, durmiendo, los problemas te dispensan de morir.
Pero el terrible despertar prueba la existencia de la Gran
[Máquina
y vuelve a ponerte, pequeñito, frente a indescifrables palmeras.

Caminas entre muertos y con ellos conversas
sobre cosas del tiempo futuro y negocios del espíritu.
La literatura arruinó tus mejores horas de amor.
Al teléfono perdiste mucho, muchísimo tiempo de sembrar.

Corazón orgulloso, tienes prisa en confesar tu derrota
y postergar para otro siglo la felicidad colectiva.
Aceptas la lluvia, la guerra, el desempleo y la injusta
[distribución
porque no puedes, solo, dinamitar la isla de Manhattan.

de Carlos Drummond de Andrade,
en 50 poemas escogidos, Fundación editorial el perro y la rana, 2008.

martes, 1 de septiembre de 2020

Recuerdo del mundo antiguo

Recuerdo del mundo antiguo

Clara paseaba en el jardín con las criaturas.
El cielo era verde sobre el pasto,
el agua era dorada bajo los puentes,
otros elementos eran azules, rosas, anaranjados,
el guardia civil sonreía, pasaban bicicletas,
la niña pisó el césped para atrapar un pájaro,
el mundo entero, Alemania, China, todo era tranquilo
[alrededor de Clara.
Las criaturas miraban al cielo: no estaba prohibido.
La boca, la nariz, los ojos estaban abiertos. No había peligro.
Los peligros que Clara temía eran la gripe, el calor, los insectos.
Clara tenía miedo de perder el tranvía de las 11,
esperaba cartas que tardaban en llegar,
no siempre podía usar vestidos nuevos.
¡¡¡Pero paseaba en el jardín, por la mañana!!!
¡¡¡Había jardines, había mañanas en aquel tiempo!!!

de Carlos Drummond de Andrade,
en 50 poemas escogidos, Fundación editorial el perro y la rana, 2008.

lunes, 17 de agosto de 2020

Manos juntas

Manos juntas

No seré el poeta de un mundo caduco.
Tampoco cantaré al mundo futuro.
Estoy prendido a la vida y miro a mis compañeros.
Están taciturnos pero nutren grandes esperanzas.
Entre ellos, considero la enorme realidad.
El presente es tan grande, no nos apartemos.
No nos apartemos mucho, vamos de manos juntas.

No seré el cantor de una mujer, de una historia,
no diré los suspiros al anochecer, el paisaje visto desde la
[ventana,
no distribuiré estupefacientes o cartas de suicida,
no huiré hacia las islas ni seré raptado por serafines.
El tiempo es mi materia, el tiempo presente, los hombres
[presentes,
la vida presente.

de Carlos Drummond de Andrade,
en 50 poemas escogidos, Fundación editorial el perro y la rana, 2008.

sábado, 1 de agosto de 2020

Los hombros soportan el mundo

Los hombros soportan el mundo

Llega un tiempo en que no se dice más: Dios mío.
Tiempo de absoluta depuración.
Tiempo en que no se dice más: mi amor.
Porque el amor resultó inútil.
Y los ojos no lloran.
Y las manos tejen apenas el rudo trabajo.
Y el corazón está seco.

En vano mujeres llaman a tu puerta, no abrirás.
Quedaste solo, la luz se apagó,
pero en la sombra tus ojos resplandecen enormes.
Eres todo certeza, ya no sabes sufrir.
Y nada esperas de tus amigos.

Poco importa que venga la vejez, ¿qué es la vejez?
Tus hombros soportan el mundo
y él no pesa más que la mano de una criatura.
Las guerras, las hambres, las discusiones 
[dentro de los edificios
prueban apenas que la vida prosigue
y que no todos se liberaron aún.
Algunos, hallando bárbaro el espectáculo,
preferirían (los delicados) morir.
Llegó un tiempo en que nada se gana con morir.
Llegó un tiempo en que la vida es una orden.
La vida apenas, sin mistificación.

de Carlos Drummond de Andrade,
en 50 poemas escogidos, Fundación editorial el perro y la rana, 2008.

martes, 7 de julio de 2020

Congreso Internacional del Miedo

Congreso Internacional del Miedo

Provisoriamente no cantaremos al amor,
que se refugió más abajo de los subterráneos.
Cantaremos al miedo, que esteriliza los abrazos,
no cantaremos al odio porque este no existe,
existe apenas el miedo, nuestro padre y nuestro compañero,
el miedo grande de los sertones, de los mares,
[de los desiertos,
el miedo de los soldados, el miedo de las madres, 
[el miedo de las iglesias,
cantaremos al miedo de los dictadores, 
[al miedo de los demócratas,
cantaremos al miedo a la muerte y al miedo 
[de después de la muerte,
después moriremos de miedo
y sobre nuestras tumbas nacerán
[flores amarillas y medrosas.

de Carlos Drummond de Andrade,
en 50 poemas escogidos, Fundación editorial el perro y la rana, 2008.

jueves, 25 de junio de 2020

Sentimiento del mundo

Sentimiento del mundo

Tengo apenas dos manos
y el sentimiento del mundo,
pero estoy lleno de esclavos,
mis recuerdos se escurren
y el cuerpo transige
en la confluencia del amor.

Cuando me levante, el cielo
estará muerto y saqueado,
yo mismo estaré muerto,
muerto mi deseo, muerto
el pantano sin acordes.

Los camaradas no dijeron
que había una guerra
y era necesario
traer fuego y alimento.
Me siento disperso,
anterior a fronteras,
humildemente os pido
que me perdonéis.

Cuando los cuerpos pasen,
yo quedaré solo
desliando el recuerdo
del campanero, de la viuda y del microscopista
que habitaban la barraca
y no fueron encontrados
al amanecer

ese amanecer
más noche que la noche.

de Carlos Drummond de Andrade,
en 50 poemas escogidos, Fundación editorial el perro y la rana, 2008.

jueves, 7 de mayo de 2020

Secreto

Secreto

La poesía es incomunicable.
Quédese quieto en su rincón.
No ame.

Oigo decir que hay tiroteo
al alcance de nuestro cuerpo.
¿Es la revolución? ¿el amor?
No diga nada.

Todo es posible, sólo yo imposible.
El mar desborda de peces.
Hay hombres que andan en el mar
como si caminasen por la calle.
No cuente.

Suponga que un ángel de fuego
barriese la faz de la tierra
y los hombres sacrificados
pidiesen perdón.
No pida.

de Carlos Drummond de Andrade,
en 50 poemas escogidos, Fundación editorial el perro y la rana, 2008.

martes, 7 de abril de 2020

Anécdota búlgara

Anécdota búlgara

Había una vez un zar naturalista
que cazaba hombres.
Cuando le dijeron que también se cazan mariposas y
[golondrinas,
quedó muy espantado
y le pareció una barbaridad.

de Carlos Drummond de Andrade,
en 50 poemas escogidos, Fundación editorial el perro y la rana, 2008.

viernes, 14 de febrero de 2020

Cuadrilla

Cuadrilla

Juan amaba a Teresa que amaba a Raimundo
que amaba a María que amaba a Joaquín que amaba a Lilí
que no amaba a nadie.
Juan se fue a los Estados Unidos, Teresa al convento,
Raimundo murió en un desastre, María quedó para tía,
Joaquín se suicidó y Lilí se casó con J. Pinto Fernández
que no tenía nada que ver en el asunto.

de Carlos Drummond de Andrade,
en 50 poemas escogidos, Fundación editorial el perro y la rana, 2008.

lunes, 3 de junio de 2019

Explicación

Explicación

Mi verso es mi consuelo.
Mi verso es mi aguardiente. Todo el mundo
tiene su aguardiente.
Para beber, copa de cristal, jarrito de latón,
hoja de taioba, poco importa: todo sirve.
Para loar a nuestro Dios como para aliviar el pecho,
quejarme del desprecio de la morocha,
cantar mi vida y trabajos,
escribo mi verso. Y mi verso agrada.

Mi verso me agrada siempre...
A veces tiene el aire sinvergüenza
de quien va a dar una voltereta,
pero no es para el público,
sino para mí mismo esa voltereta.

Yo bien me entiendo.
No soy alegre. Inclusive soy muy triste.
La culpa es de la sombra de los bananeros
de mi país, esta sombre muelle, perezosa.

Hay días en que ando por la calle de ojos bajos
para que nadie desconfíe, nadie perciba
que pasé toda la noche llorando.
Estoy en el cien viendo una película de Hoot Gobson.
De repente oigo la voz de una guitarra...
Salgo desanimado...
¡Ah, ser hijo de estanciero!
A la vera de San Francisco, del Paraíba o de
cualquier arroyo vagabundo,
hay siempre la misma sen-si-bi-li-dad.
Y uno viajando en la patria siente
siente añoranzas de la patria.

Aquella casa de nueve pisos de oficinas
es muy interesante.
La casa colonial de la estancia también lo era...
En el ascensor pienso en el campo
en el campo pienso en el ascensor.

Quien me hizo así fue mi gente y mi tierra
y me gusta haber nacido con esa tara.
Para mí, de todas las estupideces,
la mayor es suspirar por Europa.
Europa es una ciudad muy antigua
donde sólo hacen caso del dinero,
y tiene unas actrices de piernas adjetivas
que nos dan gato por liebre.
El francés, el italiano, el judío,
hablan una lengua de estropajos.
Aquí al menos uno sabe que todo es una misma canalla,
lee su diario, se mete con el gobierno,
se queja de la vida (la vida está tan cara)
y al final acierta.

Si mi verso no acertó, fue su oído el que ha fallado.

¿No le dije a usted que no soy sino poeta?

de Carlos Drummond de Andrade,
en Poesía armada, Agermanament, 1976.

jueves, 16 de marzo de 2017

Sentimental

Sentimental

Me pongo a escribir tu nombre
con fideos de letritas.
En el plato, la sopa se enfría, llena de escamas
y acodados en la mesa todos contemplan
ese romántico trabajo.

Desgraciadamente falta una letra,
¡una letra solamente
para acabar tu nombre!

—¿Estás soñando? ¡Mira que la sopa se enfría!

Yo estaba soñando...
Y hay en todas las conciencias un cartel amarillo:
“En este país está prohibido soñar.”

De Carlos Drummond de Andrade,
en 50 poemas escogidos, Fundación editorial el perro y la rana, 2008.

domingo, 12 de marzo de 2017

Política literaria

Política literaria

a Manuel Bandeira

El poeta municipal
discute con el poeta provincial
cual de ellos es capaz de vencer al poeta federal.

Mientras tanto el poeta federal
se saca oro de la nariz.

De Carlos Drummond de Andrade,
en 50 poemas escogidos, Fundación editorial el perro y la rana, 2008.