Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.
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miércoles, 19 de junio de 2019

Somos y nada

Somos y nada

¿Cuál es la diferencia entre morir
y que te supriman de la vida?
Los malos casi siempre ganan
aunque no convencen.
Están más allá de los dictados de la razón.
Pero resulta que yo, un desahuciado,
un desahuciado como tantos desahuciados,
soy presa fácil, nadie de temer
por más que obstinación y tenacidad
sean mis atributos.

Sería más fácil que todos
nos convirtiéramos en prisioneros de la ignorancia.
Si eso me permite sobrevivir,
lo acepto, no hay gran diferencia,
diría incluso que no me afecta.
Una mirada
me basta para distinguir
entre mí y los otros.

¿Cuántas lápidas necesitaremos
para calmar nuestra bronca?
En nuestro escondrijo mental
nos creemos héroes
de películas clase B.
B de boludos, reboludos
que escuchan rumores
y corren a comprar los diarios,
consumidores incondicionales del cartel rojo
de la televisión desalmada.
También están los educaditos, a esos
se los convence con frases satinadas.
Pero cuando terminen los hermosos,
hipnóticos discursos,
aparecerá el dueño de la esquina
para darte la paliza
que con creces se ganó tu cobardía.

de Carlos Piñeiro Iñíguez,
en Óxido y suburbio, Emecé, 2013.

miércoles, 12 de junio de 2019

Militancia berreta

Militancia berreta

Vender las palabras no es tan grave.
A los mercaderes de turno... ¡Jamás!
Al que las necesita... ¡Tal vez!
Depende cuán mercenario
el día me encuentre.
Si te falta efectivo, te fío,
si me caés bien o me servís
te las puedo regalar.

Pero yo te busco a vos,
en realidad quiero tu entrega.
Necesito tu esfuerzo y lucha,
que trasciendas, que atravieses
el límite que ayer te fijaste.

Tu compromiso con la fe
debe ser desesperado.
Nuestro tiempo es más peligroso,
es más corto, es impredecible
sin la magia del ayer olvidado.

Lo bueno es que somos conscientes
de que nos queda poca cuerda,
mucha menos de lo que pensábamos.
En una de esas los vaticinios
de quienes nos odian o temen
termina siendo la verdad revelada.

Seremos implacables en este combate
que no tiene tiempo ni espacio.
Romperemos nuestras cadenas morales.
Sojuzgar al otro, asustarlo,
hacerle temblar su paraíso burgués,
esa es nuestra consigna.

Todo muy berreta, pero efectivo,
nuestro sueño tiene la dimensión
de nuestra inútil pequeñez.

de Carlos Piñeiro Iñíguez,
en Óxido y suburbio, Emecé, 2013.