Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.
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lunes, 21 de enero de 2019

Quiché

Quiché

-I-

En el nombre del Padre y del Hijo
Y en el nombre del Espíritu Santo
El demonio va alargando su garra y repartiendo
Bendiciones en la puerta de la iglesia
A las niñas vestidas de palomas

Don Pedro de Alvarado
Con su antorcha y con su espada
Destruyendo los libros de los príncipes

La ruidosa caravana de los predicadores
Atraviesa la tierra de los árboles
Con eslóganes y letras
De colores y carros y altavoces
Y carteles con la cara del profeta

Oh, Señor, escucha bien la súplicas
De estos pobres hijos tuyos
Derrama tu piedad sobre la niña Sara Coronado
Que sufre quebrantos de salud por tos ferina
Ayuda en este trance a Armando Celestino
Y auxilia a su negocio en apuros por deuda de hipoteca
Y acuérdate también
De Vicenta Robledos y ayúdala en su parto
Y de Eusebio y de Jacoba
Que necesitan casa donde criar sus hijos
Ayúdalos Jehová
Reparte tus favores y tu misericordia
Sobre estos pecadores
Al fin y al cabo hijos también de tu grandeza

Pero cómo tiene miedo
Cómo sufre por debajo
El hondo corazón de esta tierra
El evangelio negro y carcomido
Que está cantando el Gran Predicador

El Gran Predicador ha repartido balas y machetes
Ha vendido promesas y ha cegado
Los pobres corazones de los pobres

El Gran Predicador tiene uñas de perro
Y bigote de serpiente
Se sienta sobre el trono de los indios
Y enjoya su estrado con la sangre
De los hijos de esta tierra

Tiene el Gran Predicador las garras negruzcas
Y los ojos de los peces flotando en el fangal

Duerme el Gran Predicador
Sobre un enorme y negro cementerio
Esta fosa común es su guarida
Y aún no tiene suficientes calaveras
En la cuenta sin número del hambre
Su corazón es de barro y sus ángeles no vuelan
Y sus obispos mienten y sus dioses son muñecos de palo

Hay neumáticos ardiendo y gritos y machetes
En ofrenda a los altares del Gran Predicador
Él tiene a los soldados

Protegiendo su templo y su palacio

-II-

Por eso escucha ahora, Maximón,
La triste letanía de estos pobres
Que elevamos a tu trono de aguardiente
El último rescoldo de nuestras esperanzas
Escucha que es tu pueblo y no el de Jesucristo
El que ahora sollozando te suplica

Por todas las criaturas humilladas en el barro
Oh negro Maximón señor del humo
Danos el canto de la tierna rebeldía

Por todas las palabras desangradas sin pausa en las aceras
Oh agrio Maximón príncipe sin reino
Danos palos enormes para ahuyentar los zopilotes

Por tantas velitas retumbando en la negrura de los pozos
Oh bello Maximón señor de los escupitajos
Danos el fuego y el alcohol para acabar con las bacterias

Por los cadáveres ocultos en el lodo de la historia
Oh sucio Maximón gladiador de la gangrena
Danos refugio para el viento y danos dientes para tu carne

Porque estamos ya tocando el limo oscuro y muerto del
fondo del pantano
Oh ebrio Maximón capitán renegrido de los aires
Danos agua para limpiar el olor de la carroña

Por el aliento caliente con que resuella la maleza

Oh dulce Maximón oscuro paladín de las telas de araña
Danos una hermosa canción para cantar con nuestros hijos

Por las lágrimas rojizas en los ojos enfermos de las niñas
Oh zambo Maximón arcángel de la escoria y de las llagas
Danos entendimiento para discernir siempre lo más
necesario

Por el miedo de los perros que ladran en el maizal
Oh sabio Maximón jardinero de las flores resecas
Danos garganta para gritar de ira y manos para agarrar las
armas

Por el virus caníbal que enmascaran las ofrendas del Gran
Predicador
Oh viejo Maximón maestro de los niños muertos
Danos un viento que arranque la gran máscara del mundo

Porque ahí fuera el sol calienta y hace frío, sin embargo, en
nuestras casas
Oh fiero Maximón enorme insecto negro que asusta a las
muchachas
Danos paz para los muertos y cólera y furor para los vivos

Porque nada podemos sin tu ejército de parias
Maximón
Porque todo se pierde si olvidamos las fosas comunes
Maximón
Porque es la ira el método de hacer frente a la amnesia

Escucha, oh, Maximón


Mi cuerpo está encendido con la sangre de los indios

Los muertos cantan solos

Las calles piden fuego


La gente corre a gritos por mis venas.

de Miguel Ángel García Argüez,
en Once poetas críticos en la poesía española reciente (Enrique Falcón, coord.), Baile del sol, 2007.

viernes, 18 de enero de 2019

Visión de la máquina

Visión de la máquina

Las cadenas enormes del mundo
se han puesto en movimiento.

Están los engranajes crujiendo de la fuerza:
motores que se crispan, cigüeñales que tiritan,
clavijas, hierros, bielas, correas, combustible,
palancas, transistores, circuitos integrados,
aceite requemado sobre las manivelas,
los ejes oxidados, los renegridos cables,
el decrépito aparato de la historia
funcionando de nuevo a todo gas.

Se ha puesto en marcha el odio.

¡Cómo tiemblan los montes y la gente,
los campos indefensos y las cosas,
el mar, la luna, el cielo, el aire, el sol!
¡Todo el cosmos tirita y se estremece
al ver la enorme máquina sin freno de la muerte!

Pero este mecanismo no puede durar tanto,
no puede ya este anómalo artilugio
seguir así por mucho tiempo más.
Observa su interior, asoma tu cabeza y mírale:
su oxígeno se acaba, las fricciones enferman
su viejo corazón de alambre eléctrico.

¿Lo ves?

Se está muriendo.

Está la resistencia al rojo vivo.

de Miguel Ángel García Argüez,
en Once poetas críticos en la poesía española reciente (Enrique Falcón, coord.), Baile del sol, 2007.

sábado, 12 de enero de 2019

La revuelta de los conejos

La revuelta de los conejos

Sentimos un reguero de conejos nerviosos
inflamándonos las venas,
corriendo suavemente por nuestros intestinos,
limpiándonos por dentro
la arenilla de la muerte,
el hollín de las mentiras,
la ceniza sin forma de la vida simulada.

Los sentimos correr y los sentimos
nerviosos e impacientes
por salirnos por la boca y por los ojos.

Saben bien que los zorros
les acechan ahí fuera.

Pero deben salir.

Pero quieren salir.

Pero van a salir.

de Miguel Ángel García Argüez,
en Once poetas críticos en la poesía española reciente (Enrique Falcón, coord.), Baile del sol, 2007.

miércoles, 9 de enero de 2019

Los Ángeles [en el satélite]

Los Ángeles [en el satélite]

En el satélite el mundo es una gran bola de confusión
Lagartija Nick

-I-

ella quiso quedarse toda la vida mirando el televisor por
la autopista corren
descapotables con cadáveres dentro moteles y lagartos el
desierto todo lleno de soles
y manos temblorosas dólares y pistolas juegan esta tarde al
ajedrez nadie se detiene a
comprar naranjas a un niño al borde de la carretera vamos
pequeña al Big Sur pinturas
abstractas y LSD revueltas en el guetto y nombres pintados
en las paredes aceite
quemado patatas fritas y frijoles L.A. jadea cubierta por la
niebla la noche se retuerce
atrapada en una red hecha con millones de luces de colores

-II-

ella quiso quedarse para mirar la ciudad en llamas acero
crack y cristal papeles
sucios que bailan con el viento en los grandes centros
comerciales el aire huele a
desinfectante amapolas de opio crecen en las cloacas los
niños sólo comprenderán la
realidad virtual los hijos de los granjeros muertos esperan en
los semáforos locos oh
L.A. palpitante feto de muerte extrañas sectas se mueven en
la noche alguien graba
en super 8 obscenos ritos de muslos sangrantes el semen de
Charles Manson llueve
cada primavera sobre los ojos sucios de L.A. el hipódromo
tiene un enigmático sabor a
estiércol y a sangre periódicos botellas cremas para la piel
pañuelos de papel y vasos
de cartón un demonio hiberna en San Andrés Fall

-III-

ella quiso quedarse para mirar la efigie de Cristo en los
relojes de pulsera
farmacias sucias y oscuras ambulancias peyote y anoche un
sicópata atropelló a siete
personas y se dio a la fuga quisimos oír a Chet Baker en
algún pequeño club pero no
hubo manera de encontrarlo teléfonos portátiles millones de
condones usados lluvia de invierno chicas con patines
y joyerías de guardia en el camión de la basura ha
aparecido muerto otro bebé Bunker Hill yace aplastada por
los rascacielos los
borrachos beben licores baratos con sabor a fruta

-IV-

ella quiso quedarse para alquilar la ciudad entera para
incrustarla en su corazón de fibra de vidrio y esperar
el día en que las llamas vengan a beber en las venas
estiradas y cochambrosas de una ciudad con olor a tristeza y
a aguarrás

de Miguel Ángel García Argüez,
en Once poetas críticos en la poesía española reciente (Enrique Falcón, coord.), Baile del sol, 2007.

jueves, 3 de enero de 2019

Crack!

Crack!

Los pardos capellanes de la macroeconomía
los más lúcidos siquiatras, los jueces, los burócratas
y un delegado electo de entre los mercachifles,
reunidos en insólita asamblea,
decidieron ya (y han vuelto a decidir)
atarnos a la cama para evitar la crisis.
Van despacio, muy despacio
las obras de asfaltado de mi frente.
Y ha sido sin embargo inevitable
y se ha rayado el disco en que sonaba el charlestón.
De todas las ventanas, al momento,
se han lanzado tipos gordos en mangas de camisa.
Por todas la agencias de pronto se ha sabido
que sin remedio alguno asaltarán los gatos
muy pronto las perreras.
En Wall Street hay luces de ambulancias.
Las acciones por los suelos.
Los teléfonos que suenan. Las batas. Los diagnósticos.
Las píldoras que ingiero. Las rejas.
Las paredes. Las celdas acolchadas.
La arqueológica arista de los grandes rascacielos
que tuerce en un momento sus graves estructuras.
Hace frío aquí dentro
pero todos sabemos si cerramos los ojos
que ahí fuera el sol calienta los campos y las cosas.
Los índices se hunden,
los gráficos se arrastran hacia el suelo
y a gritos le pedimos de nuevo a la enfermera
que atienda a nuestro cambio de agujas,
que ya nos toca, al fin. Que ya es la hora.

Apaga el fax y arráncate el gotero.
Que son mucho más bajos estos muros
de lo que siempre nos hicieron creer.
Que no son tan insalvables las tapias
del extraño manicomio del mundo.

de Miguel Ángel García Argüez,
en Once poetas críticos en la poesía española reciente (Enrique Falcón, coord.), Baile del sol, 2007.

lunes, 16 de julio de 2018

Nueva cartografía de las guerrillas

Nueva cartografía de las guerrillas

¡Qué latido inaudible nos da cuerda
debajo de este ruido de aeroplanos!
¡Qué trasiego de hormigas por las manos!
¡Derecha abajo adentro arriba izquierda!

Oculto donde nadie ya recuerda,
debajo de esta piel y sus pantanos
¡qué pálpito pequeño de pianos
donde nada se entiende ni concuerda!

Debajo de esta sangre y de su aliento
debajo de la víscera, del músculo,
del hueso y de estos átomos pequeños,
hay un leve temblor, un golpe lento,
un movimiento sísmico y minúsculo,
que vibra y vuelve sueño nuestros sueños.

de Miguel Ángel García Argüez,
en Once poetas críticos en la poesía española reciente (Enrique Falcón, coord.), Baile del sol, 2007.