Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

martes, 31 de marzo de 2020

Hechos

Hechos

(Del libro Hechos, 1974-1978)

mientras el dictador o burócrata de turno hablaba
en defensa del desorden constituido del régimen
él tomó un endecasílabo o verso nacido del encuentro
entre una piedra y un fulgor de otoño

afuera seguía la lucha de clases/el
capitalismo brutal/el duro trabajo/la estupidez/
la represión/la muerte/las sirenas policiales cortando
la noche/él tomó el endecasílabo y

con mano hábil lo abrió en dos cargando
de un lado más belleza y más
belleza del otro/cerró el endecasílabo/puso
el dedo en la palabra inicial/apretó

la palabra inicial apuntando al dictador o burócrata
salió el endecasílabo/siguió el discurso/siguió
la lucha de clases/el
capitalismo brutal/el duro trabajo/la estupidez/la represión/la
muerte/las sirenas policiales cortando la noche

este hecho explica que ningún endecasílabo derribó hasta ahora
a ningún dictador o burócrata aunque
sea un pequeño dictador o un pequeño burócrata/y también
explica que
un verso puede nacer del encuentro entre una piedra y un
fulgor de otoño o

del encuentro entre la lluvia y un barco y de
otros encuentros que nadie sabría predecir/o sea
los nacimientos/casamientos/los
disparos de la belleza incesante

de Juan Gelman,
en https://www.pagina12.com.ar/2001/01-03/01-03-24/suplex03.htm (12/12/19).

lunes, 30 de marzo de 2020

Cuarentena II

Cuarentena II

Cuando uno es padre
De un niño pequeño,
Debe aprender a sonreír
Hasta en los peores momentos.

Por Félix Sánchez Durán.

domingo, 29 de marzo de 2020

El mundo es así

El mundo es así

Cuando era pequeña
en cosas creí
tan encantadoras…
jugando y soñando
pasaban mis horas
y yo me decía:
El mundo es así…

Fueron mis muñecas
desde que leí
hadas y pastoras
bravos caballeros
y princesas moras…
qué bello -pensaba-
El mundo es así…

Más tarde viviendo
a mi lado vi
penas y dolores
mi madre me dijo
no todas son flores
es la vida hija
El mundo es así…

Cuando de la muerte
la mano sentí
llevarse a mi padre
yo gritaba loca…
con besos, mi madre
me dijo llorando
El mundo es así…

Más tarde yo he visto
como entonces vi
llegar a la muerte
dejar al caído
y llevarse al fuerte
no hay leyes que valgan
El mundo es así

Y cuando profunda
la vida sentí,
vi que en su vaivén
se hace a veces daño
queriendo hacer bien…
con pena pensaba
El mundo es así…

Cuando la maraña
de la tierra vi
como se tejía
de maldades solo
con pena decía
Señor, que miseria
El mundo es así…

(…)

Al que pide luz
como yo pedí
al que abre al ensueño
las almas cerradas
lo clavan a un leño
como al Nazareno
El mundo es así…

(…)

Sólo hay una cosa
entonces la vi
de verdad sentida
vale bien la pena
de vivir la vida
si llega el amor
El mundo es así…

Qué sol más brillante
el que entonces vi
qué flores más bellas
qué gentes más buenas
y cuántas estrellas
Dios mío me dije
El mundo es así…

de Salvadora Medina Onrubia,
en https://poetasperonistas.wordpress.com/2016/01/03/el-mundo-es-asi-de-salvadora-medina-onrubia/ (25/12/19).

sábado, 28 de marzo de 2020

Yo, no

Yo, no

En momentos en que se debate
la continuidad del aislamiento
y la envergadura de las políticas sanitarias a seguir,
bajo presión de los grandes grupos económicos y mediáticos.

¿Dejaremos las decisiones a quienes no importó
Que arrojaran personas desde aviones?
¿A quienes no importan
Los femicidios nuestros de cada día?
¿A quienes no importan las víctimas del gatillo fácil
Y la brutalidad institucional?
¿A quienes no importan
Miles de vacunas en un depósito?
¿A quienes acompañan complacientes
El desabastecimiento para hacer subir los precios
En tan desagradable situación
Y en las no tan desagradables?
¿A quienes creen que la solidaridad y la humanidad
No deben ser políticas de Estado,
Sino vaivenes del Mercado?
¿Dejaremos que un respirador artificial
O una vacuna sanadora
Cotice por su oferta y demanda?
¿Empujaremos al país
A tener que decidir
Si salva a una joven
O a una anciana?
Si así será,
No esperemos a mañana
Y salgamos hoy
A escupirnos a la cara.

Por Félix Sánchez Durán.

viernes, 27 de marzo de 2020

I. Y la puta parió...

I.

Y la puta parió;
El destino se hizo crítica de críticas.
Ya nadie quiere hacerlo.

Reuniones sordas de bocas afiladas,
Exposiciones catedráticas de poca monta
En bares temáticos de DisneyWorld.

de Félix Sánchez Durán,
en Poesía para la militancia, María Daniela Hartmann Ed., 2015. 

jueves, 26 de marzo de 2020

Alogonigin, el valiente

Alogonigin, el valiente

En aquel tiempo,
todo cazador que quería matar un leopardo
seguía al animal por su habitual sendero del bosque,
furtivamente y con paso tembloroso.
El cazador corría un poco, caminaba otro poco,
siempre furtivamente.
Cuando estaba bastante cerca para apuntar sin miedo,
le tiraba al leopardo por detrás, y lo mataba.
Luego, con la piel del leopardo en la cabeza,
regresaba a la aldea con altanero paso,
lleno de vanidad por su pretendida hazaña.
Pero cuando mi abuelo Alogonigin decidía
matar un leopardo en la selva,
bajo el reinado del Oba Abiodun,
sus amigos y parientes le preguntaban, al verlo
abandonar la aldea:
“¡Oh padre!, ¿qué le harás al leopardo?”
Él respondía que iba a luchar con él.
Le preguntaban de nuevo: “¡Oh padre!, ¿qué le harás
al leopardo?”
Él respondía que iba a provocarlo a un combate singular.
Le preguntaban entonces por tercera vez:
“¡Oh padre!, ¿qué le harás al leopardo?”
Él respondía: “El leopardo y yo cambiaremos unos golpes.
Ojo por ojo, diente por diente.”
Así era Alogonigin, el valiente.
No tenía igual en muchas cosas.
Fue el primero en poseer una inmensa mansión
antes de cumplir los treinta años.
Fue en su juventud cuando construyó
su grandiosa residencia.
¿He terminado ya mi historia de la caza del leopardo?
Sean indulgentes conmigo... esta es la conclusión:
Alogonigin regresaba a la aldea
con la pesada y voluminosa piel de un leopardo
al hombro.

¡Pero sin una sola señal visible de bala!

Anónimo (poema yorubá),
en Poesía anónima africana (Rogelio Martínez Furé Comp.), Fundación Editorial el perro y la rana, 2007. 

martes, 24 de marzo de 2020

"Pobres viejitos" (E. Carrió)

"Pobres viejitos" (E. Carrió)

Un solo farol
Iluminaba al anciano
Pero miles de sombras tenía.
Podría ya no tener dientes
Pero seguía esbozando
Una miserable y escalofriante
Sonrisa.

Por Félix Sánchez Durán.


De NOTAS - Nota XXV

De NOTAS
(Calella de la Costa-París-Roma, agosto-octubre, 1979)

Nota XXV

queridos compañeros/moridos
en combate o matados a traición o tortura/
no los olvido aunque ame a una mujer/
no los olvido porque amo/como

ustedes mismos amaron una vez/¿se recuerdan?/
¿bellos andaban por el aire?/¿y combatían?/
¿y el calor de una mujer les asomaba
en la cara?/¿se recuerdan?/me acuerdo

de haberles visto una mujer brillar
en medio del combate doloroso/
inmortales brillaban ustedes
contra el dolor/contra la muerte/

ahora que duermen calladitos
y alguna sombra dulce los tocara
acomodándolos mejor
contra los perros del olvido

Juan Gelman,
en Hacia el sur y otros poemas, Espasa Calpe, 1995.

De NOTAS - Nota XIV

De NOTAS
(Calella de la Costa-París-Roma, agosto-octubre, 1979)

Nota XIV

¿Estás vivo?/¿estás muerto?/¿hijo?/
¿vivimorís otra vez/otro día/como
moriviviste estos años
en un campo de concentración?/¿qué

hicieron de vos/hijo/dulce calor que alguna vez
niñaba al mundo/padre de mi ternura/hijo
que no acabó de vivir?/¿acabó de morir?/
pregunto si acabo de morir/el nacido el morido

a cada rato/niño
que andó temprano por la sombra/voz
que mutilaron/ojo
que vio/niñito de mi sed arrancado

a sus pedazos/a su sed/las sedes
que le abrigaban corazón/
se lo encendían mesmamente/
toda la noche golpeándome la puerta

Juan Gelman,
en Hacia el sur y otros poemas, Espasa Calpe, 1995.

La captura

La captura

Vinieron los guardias con sus bestias
y orinaron el zócalo largamente.

A un hombre torturaron hasta la madrugada;
joven como era resistió bastante,
sólo una vez dijo un nombre de mujer.

Después fijó los ojos en el techo.

de Manuel Sivacevedo,
en Poesía armada, Agermanament, 1976.

De NOTAS - Nota II

De NOTAS
(Calella de la Costa-París-Roma, agosto-octubre, 1979)

Nota II

ya que moría mañana
me moriré anteanoche/
con un cuchillito fino
voy a cavar el 76
para limpiarle las raíces a paco
las hojitas a paco
clavado al suelo como una mula rota

gente me quería ayudar/
después le toca al 77
para encontrar los ojos de rodolfo
como cielos terrestres
fríos fríos fríos
diseminados por ahí/
mirada vacía ahora

va a haber que trabajar
limpiar huesitos/que no hagan
negocio con la sombra
desapareciendo/dejándose ir
a la tierra ponida sobre
los huesitos del corazón/
compañeros denme valor/

la sombra vuela alrededor
como un objeto en mi pieza/
ni remedio que la pueda parar/
ni corazón ni nada/
ni la palabra nada/
ni la palabra corazón/
pañeros/compañeros.

Juan Gelman,
en Hacia el sur y otros poemas, Espasa Calpe, 1995.

lunes, 23 de marzo de 2020

Intemperie

Intemperie

La noche oficia de enfermera
entre los miserables que duermen en los bancos de la plaza.
Cada banco es un lecho sombrío,
la plaza entera, un asilo de expatriados.
Mendigos: allí fueron dejados a través de milenios
y allí permanecen, estoicos, todavía,
esperando que la muerte venga a despertarlos
o algún patrullero se los lleve.

De César Cantoni,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.112, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2018.

sábado, 21 de marzo de 2020

Cuarentena

Cuarentena

Puedo imaginar a las hormigas
En búsqueda desesperada de lonas
Y canastos de picnic

Puedo imaginar a las palomas
Esperando las migajas
Que pacientes ancianas supieran arrojarles

Puedo imaginar a las ratas
Y a las cucarachas
Deteniéndose impunes en las veredas
A observar tan desolador panorama

Puedo imaginar a las cotorras
Invadiendo los patios de las escuelas
Y llenando de murmullo las aulas abandonadas

Puedo imaginar a los perros callejeros
Desorientados sin tener a quién seguir
En búsqueda de afecto

No puedo imaginar a quienes no tienen techo
Ni siquiera el derecho
De formar parte de las estadísticas

Puedo imaginar al caracol
Y al alguacil, victoriosos
En el cruce de avenidas

Puedo imaginar a las mariposas suspendidas
Sobre las flores del cantero
Sin tener ningún apuro

No puedo imaginar a la humanidad
Sin su halo de prepotencia y egoísmo...

Puedo imaginar a los animales
Heredándolo todo
Mañana mismo

Por Félix Sánchez Durán.

Condenado

Condenado

Sabio el pueblo
Que puede anticipar
Aquello que sucederá
Y actúa en consecuencia

Humanidad tiene el pueblo
Que aun no sabiendo qué ocurrirá
Cuida de sí mismo
Como si el mañana dependiese de ello

Estúpido el pueblo
Que viendo aquello que le hace mal
Poco hace para cambiar
Y espera soluciones mágicas

Cínico el pueblo
Que continúa a sus anchas
Con total indiferencia
Sabiendo el mal que causa

Por Félix Sánchez Durán.

viernes, 20 de marzo de 2020

Después de veinte años

Después de veinte años

Cuando yo tenía catorce años,
me hacían trabajar hasta muy tarde.
Cuando llegaba a casa, me cogía
la cabeza mi madre entre sus manos.

Yo era un muchacho que amaba el sol y la tierra
y los gritos de mis camaradas en el soto
y las hogueras en la noche
y todas las cosas que dan salud y amistad
y hacen crecer el corazón.

A las cinco del día, en el invierno,
mi madre iba hasta el borde de mi cama
y me llamaba por mi nombre
y acariciaba mi rostro hasta despertarme.

Yo salía a la calle y aún no amanecía
y mis ojos parecían endurecerse con el frío.

Esto no es justo, aunque era hermoso
ir por las calles y escuchar mis pasos
y sentir la noche de los que dormían
y comprenderlos como a un solo ser,
como si descansaran de la misma existencia,
todos en el mismo sueño.

Entraba en el trabajo.
La oficina
olía mal y daba pena.
Luego,
llegaban las mujeres.
Se ponían
a fregar en silencio.

Veinte años.

He sido
escarnecido y olvidado.
Ya no comprendo la noche
ni el canto de los muchachos sobre las praderas.
Y, sin embargo, sé
que algo más grande y más real que yo
hay en mí, va en mis huesos:

Tierra incansable,
firma
la paz que sabes.
Danos
nuestra existencia a
nosotros
mismos.

de Antonio Gamoneda,
en La poesía como herramienta, Edición digital - Omegalfa, 2018.

miércoles, 18 de marzo de 2020

Buenas obras

Buenas obras

"tanta sangre le disteis de beber a la muerte/ que la muerte
visita vuestro hogar cada noche/ para exigiros una nueva
ofrenda"
Juan Rejano

Cuando dos carriles no bastan
cuatro

si cuatro no bastan
ocho

cuando no basten ocho...

El trabajo arruina el mundo escriben
algunos extremistas

Pero una vez que ya se ha destruido tanto
¿cómo dejar de destruirlo todo?

de Jorge Riechmann,
en El corte bajo la piel, Editorial Bitácora, 1994.

martes, 17 de marzo de 2020

palestina y el bumerán

palestina y el bumerán
(asamblea de palabras)

la trayectoria que describe una piedra que lanza
un muchacho cualquiera de trece años en una
calle cualquiera de ramala es proporcional al
curso que sigue un grito de libertad arrolladora

la parábola de un misil cualquiera que trata de
evitar la trayectoria de la piedra en la misma calle
de ramala es por tanto inversamente proporcional
a cualquier tipo de solución negociada al conflicto

en ocasiones un pueblo tomado al azar sobre el que
se ejerce un impulso genocida es capaz de no haber
aprendido en absoluto que también dicho pueblo elegido
comete genocidio cuando toma lo que no es suyo

el empuje de un tanque contra una casa cualquiera
de jenin trae consigo un efecto contrario que acciona
irremediablemente contra un mercado de telaviv
por tanto conducir a un pueblo a la desesperación
siempre ocasiona una trayectoria de efecto bumerán

de Francisco Cenamor,
en Asamblea de palabras, Ediciones Vitruvio, 2007.

lunes, 16 de marzo de 2020

Las seis dificultades

Las seis dificultades

Seis cosas son difíciles en este mundo:

hablar a la vez y ponerse de acuerdo;
emprender algo juntos y seguir juntos;
obtener y contentarse (o compartir);
estar en una situación crítica y tener buena cara;
poder y contenerse;
haber maldecido y honrar.

Anónimo (poema fulbe),
en Poesía anónima africana (Rogelio Martínez Furé Comp.), Fundación Editorial el perro y la rana, 2007. 

domingo, 15 de marzo de 2020

¡Ahorcad a los monarcas!

¡Ahorcad a los monarcas!

Lamberg, Latour —puñal, soga en sus cuellos,
y tal vez otros vengan detrás de ellos;
¡pueblo mío, a ser grande al fin empiezas!
Está muy bien, muy bien cortar cabezas,
pero han de andar más lejos tus abarcas—
¡Ahorcad a los monarcas!

Puedes segar la hierba noche y día,
que mañana la habrá donde hoy no había.
Puedes quebrarle al árbol su ramaje,
que ostentará después nuevo follaje;
hay que arrancarlos sin dejar ni marcas—
¡Ahorcad a los monarcas!

¿No has aprendido todavía, oh mundo,
a odiar al rey desde lo más profundo?
¡Si entre vosotros derramar pudiera
el odio indómito que mi alma fiera
hincha y agita como el mar las barcas!
¡Ahorcad a los monarcas!
No hay nada bueno que en sus pechos entre,
son malos ya desde el materno vientre,
su vida toda es infamia y sevicia,
su pérfida mirada el aire vicia,
la tierra en que se pudren cría charcas—
¡Ahorcad a los monarcas!

La patria es triste campo de batalla,
la muerte en ella con furor estalla,
aquí arde una ciudad, allá una aldea,
el aire, con los ayes, se caldea;
el rey con el dolor llena sus arcas—
¡Ahorcad a los monarcas!
Héroes, en vano vuestra sangre fluye
si la corona al fin no se destruye.
El monstruo alza otra vez la faz horrenda
y hay que empezar de nuevo la contienda.
¿Habrán ardido en vano las comarcas?
¡Ahorcad a los monarcas!

Amistad y piedad sean las leyes
para todos, ¡menos para los reyes!
Arrojo mi laúd, mi espada al viento,
y el cadalso usaré como instrumento
si nadie quiere ahorcar a los jerarcas—

¡Ahorcad a los monarcas!

1848

De Sándor Petöfi,
en Asalto al cielo - Antología poética, Fundación Editorial el perro y la rana, 2010.

sábado, 14 de marzo de 2020

La cruz de tiza

La cruz de tiza

La SA ya venía
Rastreando cual jauría 
Persiguiendo a sus hermanos.
Los dejan ante el jefazo
Saludando en alto el brazo.
La sangre mancha sus manos.

de Bertolt Brecht,
en Terror y miseria del Tercer Reich, ESPAEBOOK, 2014.

jueves, 12 de marzo de 2020

Oda al apagón

Oda al apagón

Ahora sí que es de noche
y tenebrosa
te acordás cuando el bando reclamaba
una sola confianza por ambiente
y de pocas bujías
el apagón es grande
y extendido
ahora sí que es de noche
y de noche todas las leyes son pardas
la libertad está como boca de lobo
la justicia no se ni las manos
el apagón es grande
y extendido
préstame tu luciérnaga de pueblo
su latido sin sombra
su foco inagotable
mirá si estamos todos
como perros guardianes
y después apágala
apágala después
soñemos con los ojos bien abiertos
hasta que llegue
inexorable
el día

de Mario Benedetti,
en Poesía armada, Agermanament, 1976.

miércoles, 11 de marzo de 2020

no quiero...

no quiero dormirme
temo a las pesadillas
y a todo aquello
que no puedo controlar

no quiero despertar
temo a la realidad
y a todo aquello
que me puede controlar

Por Félix Sánchez Durán.

martes, 10 de marzo de 2020

Adiós

Adiós

Señor de todas las cosas
que yo tuve escúchame.
Nada de lo que tenía
me sirvió para después.

Nada de lo que tenía:
ni la mirada más pura
ni el amor ni la esperanza
ni tan sólo la alegría.

Señor de mis ilusiones
perdidas hasta más ver.
Ojalá que en mi camino
no te cruces otra vez.

de José Agustín Goytisolo,
en Palabras para Julia y otras canciones, Editorial Laia, 1980.

lunes, 9 de marzo de 2020

Desacralizar el lenguaje...

Desacralizar el lenguaje
Desacralisar el lenguaje
Desacralisar el lenguage
Democratizar el lenguaje
Desakralizar el lenguage
Cambiar el mundo

Por Félix Sánchez Durán.

domingo, 8 de marzo de 2020

El derecho a la vida

El derecho a la vida

Una mujer no es un árbol de peras
inconsciente y fecundo del que caen los frutos
al mundo. Hasta los perales
se llenan un año y descansan al siguiente.
En los huertos descuidados cae la fruta
tibia y madura en el pasto, y los árboles se elevan
nudosos para regalo de los pájaros, a cuarenta pies de altura
entre espinas de una pulgada de largo,
que estallan con atavismo en la suave madera.

Una mujer no es una canasta en la que escondes
tus panecillos para mantenerlos calientes. No es una gallina
ponedora bajo la que deslizas huevos de pato.
No es la bolsa donde guardas el dinero
de tus hijos para usarlo después en tus guerras.
No es un banco donde tus genes ganan intereses
y mutaciones interesantes bajo esta lluvia
sucia. Tú tampoco lo eres.

Siembras maíz y lo cosechas
para comer o vender. Llevas las ovejas
a engordar a los pastos para enviarlas después
al matadero, por la carne. Partes la montaña
en dos para abrir un camino, excavas
las altas mesetas por carbón y dejas las aguas
barrosas por millas, por años.
Y los peces mueren, pero no son tuyos
hasta que te los quieres comer.

Pero ahora quieres legislar derechos mineros sobre la mujer.
Reclamas títulos sobre sus pastizales, para engordar el ganado;
sobre sus campos, para cultivar bebés como si fueran
lechugas. Y amas a los niños tan profundamente
que ninguno sufre hambre, ninguno llora
sin que le atiendan cuando la madre
trabaja, a ninguno le falta fruta fresca,
ninguno mastica plomo o tose hasta morir.
Y tus orfanatos están vacíos. Seguro que cada mediodía
tus mejores restaurantes les sirven bistec a los niños pobres.

En este mismo momento, a las nueve, una partera
le hace, sobre una mesa, un aborto
a una madre soltera de Texas que no puede obtener ayuda
del seguro. En cinco días morirá
de tétanos, y su niña llorará
y será llevada lejos. En la casa de al lado, el marido
y la mujer le clavan alfileres al hijo
que no quisieron. Y le explicarán
por horas lo malo que es,
y cómo le hace falta un poco de disciplina.

Todos nacemos de mujer, en la rosa
del vientre mamamos la sangre de la madre
y cada bebé que nace tiene el derecho de que lo amen,
como cada planta tiene derecho al sol. Cada niño que nace
sin amor es una deuda que ha de cobrarse
en veinte años con intereses, un odio
en busca de su blanco, un dolor
que causará dolor. Diez años de agua bajo los puentes
un niño grita, una mujer cae, una sinagoga es incendiada,
se forma un pelotón de fusilamiento, se aprieta
un botón rojo y el mundo arde.

Yo escojo lo que entra en mí; lo que se vuelve
carne de mi carne. Sin mis opciones, no viven la política
ni la ética. Yo no soy tu campo de maíz
ni tu mina de uranio; no soy tu ternera
de engorde, tu vaca de leche.
No me usarás como fábrica.
Los curas y los congresistas no son dueños
de acciones sobre mi vientre o mi mente.
Este es mi cuerpo. Si te lo doy
quiero que me lo devuelvas. Mi vida
es un derecho no negociable.

de Marge Piercy,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.125, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2018.

Rebelión

Rebelión

Serán las madres quienes digan: Basta.
Esas mujeres que acarrean siglos
de laboreo dócil, de paciencia,
igual que vacas mansas y seguras
que tristemente alumbran y consienten
con un mugido largo y quejumbroso
el robo y sacrificio de la cría.

Serán las madres todas rehusando
ceder sus vientres al trabajo inútil
de concebir tan sólo hacia la fosa.
De dar fruto a la vida cuando saben
que no ha de madurar entre sus ramas.
No más parir abeles y caínes.
Ninguna querrá dar pasto sumiso
al odio que supura incoercible
desde los cuatro puntos cardinales.

Cuando el amor con su rotundo mando
nos pone actividad en las entrañas
y una secreta pleamar gozosa
nos rompe la esbeltez de la cintura
sabemos y aceptamos para el hijo
un áspero destino de herramienta,
un péndulo del júbilo a la lágrima.
Que así la vida trenza sus caminos
en plenitud de días y de pasos
hacia la muerte lícita y auténtica,
no al golpe anticipado de la ira.
¿Por qué lograr espigas que maduren
para una siega de ametralladoras?
¿Por qué llenar prisiones y cuarteles?
¿Por qué suministrar carne con nervios
al agrio espino de las alambradas,
bocas al hambre, sombras al espanto?

¿Es necesario continuar un mundo
en que la sangre más fragante y pura
no vale lo que un litro de petróleo,
el oro pesa más que la belleza,
y un corazón, un pájaro, una rosa
no tienen la importancia del uranio?

de Ángela Figuera Aymerich,
en La poesía como herramienta, Edición del Foro "La poesía como herramienta", 2018.

Cuéntamelo otra vez

Cuéntamelo otra vez

Cuéntamelo otra vez, es tan hermoso
que no me canso nunca de escucharlo.
Repíteme otra vez que la pareja
del cuento fue feliz hasta la muerte,
que ella no le fue infiel, que a él ni siquiera
se le ocurrió engañarla. Y no te olvides
de que, a pesar de los problemas,
se seguían besando cada noche.
Cuéntamelo mil veces, por favor:
es la historia más bella que conozco.

de Amalia Bautista,
en La poesía como herramienta, Edición del Foro "La poesía como herramienta", 2018.