Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.
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lunes, 29 de noviembre de 2021

CUANDO SE OCULTA EL SOL...

CUANDO SE OCULTA EL SOL...

CREPÚSCULO... El paisaje tiene, por lo sereno,
algo de eternidad, tal como yo imagino
el alma de los árboles. Y un perfume de heno
me sale a recibir por el largo camino...

¡Qué bello es no pensar, cuando se piensa en todo...
ser así, una partícula del infinito... estar
un instante en la nube, otro instante en el lodo...
y no pensar... y no pensar... y no pensar!...

El campo se arrebuja (es una novia triste)...
en el amor romántico de la noche... me siento
tan insignificante como lo que no existe,
como un temor sin causa, como un presentimiento...

Brisa sutil, lo menos, porque no hace ruido. ..
hebra de luz, lo menos, porque no deja rastro...
¡ya me comprendes tú, pájaro de ese nido,
que te extasías en la contemplación de un astro...

Hay una mancha gris... Se divisa una choza
olvidada en la dulce tranquilidad del llano;
tienen dos infinitos los ojos de la moza,
cielo y tierra, que irradian como un sol de verano...

Por el sólo placer de ladrar viene el perro
molestando a la vaca lechera en el camino;
en el agua del pozo hay un balde de hierro
y en el agua del balde, un botellón de vino...

¡Oh, paz de la existencia de los campos!... Concibo
por qué el árbol está siempre meditativo...
por qué los potros corren y juegan como hermanos...
por qué son los corderos más divinos que humanos...

Y concibo también, en medio de esta calma,
bajo la inmensidad teñida de arrebol,
por qué misterio, puesta de rodillas el alma,
pensamos en la muerte cuando se oculta el sol...

de Federico Gutiérrez,
en Antología de la Primavera, Ediciones Selectas América, Año II, n°30,1920. 

sábado, 28 de agosto de 2021

La canción extraña

La canción extraña

Mi canción es extraña, lo comprendo...
y comprendo que suene en tus oídos
así mal porque es lúgubre. Yo canto
una canción extraña, la del siglo!
Una mala canción que me enseñaron
las miserables hembras del prostíbulo
y los callados hombres de la cárcel
y las criaturitas del asilo....
Huérfanos, prostitutas y ladrones,
sobra del arrabal, carne del vicio,
para quienes el Código fué recto
y no tuvo atenuantes el castigo.
¡Oh, mi mala canción!.........
— «Yo soy la hembra,
máquina de placer, á precio fijo,
que nací para el beso del borracho
y para el puntapié del libertino.
Mis padres eran buenos, eran pobres—
eran pobres y buenos... ¿quién ha visto
que sólo con amores y pobrezas
se alcen hogares y se eduquen hijos?....
Una noche muy clara... ¡la recuerdo
porque en aquella noche tuve frío!
regresaba al hogar, á mi agujero
siempre hediondo y sin luz del conventillo,
cuando en medio del pecho, fríamente
se me clavó un puñal... ¡ya no era mío!
Arrumbados los viejos cachivaches,
allí estaba la cómoda de pino,
allí estaba el retrato del abuelo,
allí mi traje azul de los domingos...
¡y mis dos pobres viejos, que lloraban
en un rincón del cuarto del vecino!
Entonces me acordé de que era joven...
y con mi juventud he conseguido
lo que no conseguí con el trabajo
¡pagar los alquileres!...»
Te lo digo:
mi canción porque es lúgubre es extraña...
es la mala canción de los que un día
se vieron sin hogar, en la cloaca
y robaron...
— «Yo soy un delincuente.
Rudo de complexión, bueno de alma,
trabajé muchos años en la estiva
como un asno de arriero con la carga.
Cuando, desde la boca del navio,
iba con los tirantes á la espalda
atravesando el murallón, crujía,
en su extremecimiento la planchada.
Y todo ¿para qué?... para que un día
faltase en el hogar luz á mi lámpara,
un mal brevaje á mi mujer enferma
y á mis dos pequeñuelos una lápida!
Robé y estoy aquí... Seguramente
que la 1etra del Código es muy santa,
pero no la han escrito los hambrientos...»

He ahí la canción que me enseñaron
esos del lupanar y el calabozo,
las hembras locas y los hombres malos.
Es extraña ¿verdad? pues, más son ellos:
hay de mirar sombrío; rostros largos
como una hoja de puñal. Blasfeman...
Hay otros amarillos, encorvados,
que tosen largamente, y en la cara
tienen como una mueca que hace daño...
Hay enseguida los deformes: unos
perdieron la nariz, otros el labio,
otros hasta la voz...
— ¿En qué evangelio
se santifica la injusticia? ¿Acaso
premia dios á los tristes y á los buenos,
como á los mercaderes, con el látigo?
¿Qué sociedad civilizada es esta
que dispone el banquete en el palacio,
y manda invitación para el banquete
con los mismos hambrientos, á los hartos?
¡Oh, mi mala canción!...

de Federico Gutiérrez,
en Entre el pueblo, Ideas y Figuras - Revista Semanal de Crítica y Arte, año II, número 45, marzo de 1911.
(Nota del editor del blog: la ortografía es original)

viernes, 20 de agosto de 2021

Algún día...

Algún día...

Cantemos á la vida porque es buena:
tiene el grano de oro de la espiga,
el tronco, que es el mástil y la viga
y la sabrosa miel de la colmena.

Ardua pero segura, tu faena
propicie el sol y el agua la bendiga,
y también el esfuerzo de la hormiga,
que quien dice trabajo dice pena.

Algún día, después de esta jornada
de reivindicación, quieta la azada,
hemos de contemplar ¡Oh, sembradores!

Que nos dieron, merced á nuestras manos,
el árbol techo, las espigas granos
y la soñada libertad, amores!

de Federico Gutiérrez,
en Entre el pueblo, Ideas y Figuras - Revista Semanal de Crítica y Arte, año II, número 45, marzo de 1911.
(Nota del editor del blog: la ortografía es original)

miércoles, 11 de agosto de 2021

Y si mancomunados los esfuerzos...

Y si mancomunados los esfuerzos...

Y si mancomunados los esfuerzos
ya que es uno el dolor .... ¡Oh, la quimera!
Quien divide los hombres de los hombres
no divide las hienas de las hienas.....

¡El egoísmo, siempre el egoísmo!
penetrad al taller: un solo yunque
hace sudar á tres trabajadores.....
¡y ni siquiera la amistad los une!

Viven aglomerados; la misma hambre
roe como una fiera sus entrañas,
y á pesar del dolor, que es uno mismo
¡ni siquiera los une la desgracia!

Sin vallas el torrente, se desploma
hasta inundar el antro de la mina
¡y los que van unidos á la muerte
no saben ir unidos á la vida!

Hablo de todos esos que trabajan........
¡la gota de sudor de un carpintero
es la de un albañil; brota en la frente
y también se recoge con los dedos!

Bajo la luz del sol, en el andamio
¿cual es el extranjero? ¿quien rotula
el hambre de las pampas argentinas
y el sinsabor de las estepas rusas?....

Ni conmiseración para los niños
ni conmiseración para los viejos;
Dios en la inmensidad, como una esfinge....
¡Y sobre todo escarnio su silencio!

Hablo de tí, de aquel, de los cansados,
de los incalculables.........Yo no lucho
si nó por vindicar á la ralea
con la emancipación, que es el Futuro!

Ah, si mancomunados los derechos
desde que es una la verdad......... ¿No sabes
que únicamente por cruzar los brazos
te llevan los esbirros á la cárcel?

Es que tú, productor y pordiosero
eres la vida de la vida; eres
mucho más poderoso que la fuerza,
ya que la fuerza sola no se mueve.

¿Debo creer que en el banquete humano
tú no tengas cubierto, porque estorbas,
cuando sin tu concurso no hay banquete?....
¿ó es que te satisfaces con las sobras?

El pueblo es como el mar: fuerza y rugido..
¿y grande como el mar no te levantas
siniestramente en cordilleras rojas,
lo mismo que él en cordilleras blancas?

Número sin valor, mandan los menos....
¡y fuera suficiente una sonrisa,
mancomunados todos los deberes,
para poder dignificar la vida!

de Federico Gutiérrez,
en Entre el pueblo, Ideas y Figuras - Revista Semanal de Crítica y Arte, año II, número 45, marzo de 1911.
(Nota del editor del blog: la ortografía es original)

martes, 3 de agosto de 2021

Delincuentes

Delincuentes

Puede justificarse la ignominia.
Hay siempre, en lo recóndito del alma
una pasión que impulsa al delincuente:
tal vez la sed de amor, la sed de agua,
la sed de libertad. Cuando en la noche,
firme el puñal enmohecido, rasga
el corazón que le llenó de cieno
así como se llena una cloaca
¡el juez castiga pero el hombre absuelve!...

Puede justificarse hasta la infamia.
Hay siempre un pensamiento que vigila
la soledad del hombre. Carne humana,
el espasmo no sabe de virtudes.........
Cuando en la noche silenciosa y clara
el cuerpo vibra y se extremece, todo
convida á delinquir. La mano palpa
sedosamente el pecho de la hembra,
que si resiste morirá.........

No basta
ser juez para ser justo. ¿Quién ha visto
una llave ganzúa en la casaca
de un marqués? .... ¿En qué triste calabozo
está el capitalista que robara
una bolsa de coles?......... La justicia
no es esa letra de la ley, creada
por unos hombres hartos y felices
para unos hombres infelices, para
unos hombres hambrientos.........

En el lodo,
allí del malecón junto á las aguas,
hay muchas criaturas que no comen....
pero Dios no las ve, Dios no las ama
¡Dios no les da polichinelas!..... Viven
entre degenerados y canallas,
que también fueron niños como ellos...
Tienen guedejas de color de ámbar
y tienen corazón......... Yo los he visto
cerca del caballete, con dos alas,
sirviendo de modelos al artista
que decoró el altar de tus plegarias,
en ese templo en que se piden cobres
con bandejas de plata!

La ley no los corrige, los encierra
como si fueran delincuentes!.... ¡Nada
sinó la eterna sombra y el cerrojo
para el mejoramiento de las razas!
En el nombre de Dios van al Asilo,
luego al cuartel en nombre de la patria
y por último, en nombre de las leyes
¡á la penitenciaría! .........

de Federico Gutiérrez,
en Entre el pueblo, Ideas y Figuras - Revista Semanal de Crítica y Arte, año II, número 45, marzo de 1911.

jueves, 24 de diciembre de 2020

SALMO

SALMO

Una planicie larga
Bajo la luz del sol. El infinito
Pesa en el corazón como una carga. . .
¡Cuán grande fué nuestro delito!

Fatigado, errabundo,
Así como bazofia mal oliente
Que despreciara un can, solo en el mundo.
Nos encontramos, frente á frente.

La veste inmaculada,
Crisol de sus ensueños, ya no era
Sino una roña vil, harapo, nada...
Menos que triunfo, ni bandera.

Aparté sus cabellos
Para reconocerle, poco á poco,
Y un perfume de nardo brotó de ellos...
Jesús de Nazareth, el loco.

—¡Señor!... ¡Señor!... —le dije
¿Adónde vas?... Extático, siniestro
¡Ah, yo no sé qué rebelión maldije
Sobre la cara del Maestro!

Pronuncié con cariño
Su bello, triste, suspirado nombre,
Como lo pronunciaba cuando niño...
—En pos de la verdad, el hombre.

Y, corrido un instante,
En un postrer esfuerzo, con la mano
Me señaló la inmensidad delante...
¡El llano siempre, siempre el llano!

Iba á Jerusalém.

Como en un sueño.
Cruzaba por mi mente la odisea;
En el pesebre luz, sombra en el leño...
Jesús de Galilea.

Un manto y una caña...
Este es aquel demoledor, que un día
Tronara su gran verbo en la montaña...
¡Dios te salve, María !...

Verbo de amores santo,
El de las madres débiles y buenas...
¡Lástima que su amor no odiara, tanto
Como el amor de madre de las hienas!

Adelante, la sombra, como un velo;
Arriba, el cielo azul... ¡Poeta errante,
Ensimismado en contemplar el cielo
Se olvidó de mirar para adelante!...

Le reanimé gozoso;
Me miró dulcemente, como á un hijo
Y, más que con la voz, con un sollozo:
—¡Ah, tú también me abandonaste!... —dijo.

Sí, también yo!... —Le contesté.— ¿Qué duda
Ensombreció su espíritu de hierro
Al verse solo, en la planicie muda,
Abandonado como un perro?...

Iba á Jerusalém... ¿Para qué iba?
¿Para de nuevo repartir sus dones,
Y rotular de sátrapa al escriba
Y á los burgueses de ladrones?...

Solo, sin fe, sin clava
La hermita obscura, túrbida la fuente...
¿Era que la Verdad necesitaba
Crucificarlo nuevamente?

—Yo —le dije— Maestro, soy el mismo:
Mezcla de amor intenso y odio intenso;
Un hereje que lleva tu bautismo
Y que está perfumado con tu incienso.

Solamente que ahora
La Verdad fijó rumbos á la prosa...
Y ya no creo en nada
Porque creo en el hombre. Como un velo
Era tu religión á mi mirada:
Más que inconmensurable, indefinida...
¡Ah, porque me dejaba ver el cielo
Pero no me dejaba ver la vida!

No hay más allá. Divinizado el hombre
Lo deshumanizaste. Solamente
Tuyo ha sido el error... ¡error sin nombre.
Tratándose de tí, clarovidente!

¡Contempla qué lejano
El horizonte azul!... Allá, muy lejos
Hay también hombres viejos
Que mendigan el pan...

La tierra toda
Se engalana de flores
Como la prometida de una boda
Eternamente festejada.
Observa
Qué leve desparramo de colores
Matiza el terciopelo de la hierba...

Y todo tiene dueño todavía...
¡Veinte siglos después!
¿En qué agujero
No ladra, poderosa, la jauría?
¿A dónde irá Ashavero
Maldito de los dioses?...
Es preciso
Reivindicar al hombre con la tierra,
No con el paraíso.

Un nuevo ideal; que encierra
La síntesis del tuyo, Nazareno,
Irradia ya, lo mismo que una aurora.
Gloriosamente bueno.

Libertad, libertad!... Esa obsesora.
Ingenua libertad que ríe y llora
En la carita de los niños... esa
Que es sensación de vértigo en la cumbre,
Gorjeo en la calandria, lejanía
En la llanura silenciosa...

Opresa
Hoy como ayer está la muchedumbre,
Pero, sabe que un día...
Rotos los eslabones en pedazos
Levantará los brazos!

No ya para los justos el castigo,
Porque si esa es la ley... ¡yo la maldigo!
De pie, sin un lamento,
Por el amor, el odio, hasta que sea,
¡Y por la libertad el escarmiento,
Con el hacha y la tea!

Eso se necesita
¡Dinamita, maestro, dinamita!

de Federico Gutiérrez,
en Nuestro Parnaso - Colección de Poesías Argentinas (Cuarto Volumen), Ernesto Mario Barreda/Ediciones M. Gleizer, 1914.

martes, 27 de octubre de 2020

Clase media

Clase media

¡Oh, pobre clase media,
rémora de la causa de porvenir. En vano
eludes, inconsciente, tu rol en la tragedia
o te pones en contra del obrero, tu hermano,
para vivir lo mismo que un autómata: eres
un sancochado híbrido de hombres y mujeres.

Vegetando en la charca del convencionalismo,
no es menester siquiera consultarte: te das
incondicionalmente, alcahueta, lo mismo
que si te sofrenara la voz del atavismo,
haciéndote vivir para atrás.

de Federico Gutiérrez,
en Memorias y otras confidencias (Mariano Latorre), Editorial Andrés Bello, 1971.

viernes, 12 de junio de 2020

Los Hijos de Nadie

Los Hijos de Nadie

El azar es un padre. Vive a modo
de esos pordioseritos, donde quiera:
En el embaldosado de la acera
de cualquier bulevar, codo con codo.

Paliducho y llorón, falto de todo,
di ayer con un recién nacido. Era
engendro de mujer, no ya de fiera
y estaba salpicado por el lodo.

¡Hijos: los de la sombra, los de nadie,
los que se tiran a la cuna, hacéos
como una gran constelación que irradie!

¡No cedáis ni a los gritos ni a los palos,
porque tenéis-ya que nacisteis reos
el supremo derecho de ser malos! 

de Federico Gutiérrez,
en Poesía anarquista en Mendoza para la Revolución Social (1918-1930) (María Cristina Saltari), XIV Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras. Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, 2013.

miércoles, 27 de mayo de 2020

CAPRICHO

CAPRICHO

¡Quien te me diera toda
Como se dá la vid! Yo te contemplo
Así joven y bella,
Mármoll, capullo, mariposa, fuego.
No es sensualismo; acaso
Alma que desbordándose en deseos,
Se vuelca en tí como la aurora en luces,
Como la estrella de la tarde en flecos.
Eres bella, eres joven
Y yo también soy joven y soy bello:
Tú como la visión de mis quimeras
—La boca roja, rebosante el seno
Y yo como un picacho de montaña
Embriagado de cielo!
¡Quien te me diera toda,
Sin prejuicios, sin cláusulas, sin miedos.
Como se dan las aves de tus nidos,
Como se dan las flores de tu huerto!
Sintiérase orgulloso
¡Ah, siquiera una vez!... el insurrecto
Que ante ninguno doblegó la frente
Y luchó contra todos, como un héroe,
Por decirse tu esclavo
Y poder coronarte con sus besos!

de Federico Gutiérrez,
en Nuestro Parnaso - Colección de Poesías Argentinas (Cuarto Volumen), Ernesto Mario Barreda/Ediciones M. Gleizer, 1914.

lunes, 25 de mayo de 2020

HAY UN DEBER

HAY UN DEBER

Amas la vida? Entonces ¿por qué no luchas? ¡Ea!
A vindicarla para dignificarnos, para
Que nuestras pobres hijos no oficien en el ara
De tanto vicio malo, de tanta cosa fea!

Ser hombre es ser soldado y aquel que no lo sea
Tampoco será hombre. Yo lucho, cara á cara
Contra lo que me ofende: altar ó cruz ó tiara.
Contra lo que me ahoga : ley ó fundo ó ralea.

Hay el deber sagrado de la lucha. Confío
No en mis amores, en mis odios! Por esto
Ganó Satán un reino... ¡Que tal vez era el mío!

Ni la lid te acobarde ni la altura te asombre:
El amor es un gesto, el odio es otro gesto!...
¡Y el más hermoso gesto de la vida es el hombre!

de Federico Gutiérrez,
en Nuestro Parnaso - Colección de Poesías Argentinas (Cuarto Volumen), Ernesto Mario Barreda/Ediciones M. Gleizer, 1914.

lunes, 17 de febrero de 2020

Delincuentes (Fragmento - De un libro en preparación)

(Fragmento - De un libro en preparación)

Delincuentes*

Puede justificarse la ignominia.
Hay siempre en lo recóndito del alma,
una pasión que impulsa al delincuente;
tal vez la sed de amor, la sed de agua,
la sed de libertad. Cuando en la noche,
firme el puñal enmohecido, rasga
el corazón que le llenó de cieno...
................................................
¡el juez castiga,pero el hombre absuelve!...
Puede justificarse hasta la infamia.
Hay siempre un pensamiento que vigila
la soledad del hombre. Carne humana,
el espasmo no sabe de virtudes...
Cuando en la noche, silenciosa y clara
el cuerpo vibra y se estremece, todo convida á delinquir...
.................................................
No basta ser juez para ser justo. ¿Quién ha visto
una llave ganzúa en la casaca
de un marqués?... ¿En qué triste calabozo
está el capitalista que robara
una bolsa de coles?... La justicia
no es esa letra de la ley creada
por unos hombres hartos y felices, para
unos hombres hambrientos...
En el lodo,
allí del malecón junto á las aguas,
hay muchas criaturas que no comen...
pero Dios no las ve, Dios no las ama,
¡Dios no les da polichinelas!... Viven
entre degenerados y canallas,
que también fueron niños como ellos...
Tienen guedejas de color de ámbar
y tienen corazón. Yo los he visto
cerca del caballete, con dos alas,
sirviendo de modelos al artista
que decoró el altar de tus plegarias
en ese templo que se piden cobres,
con bandejas de plata!
La ley no los corrige, los encierra
como si fueran delincuentes... ¡Nada
sino la eterna sombra y el cerrojo
para el mejoramiento de las razas!
En el nombre de Dios está el asilo,
luego el cuartel en nombre de la patria
y, por último en nombre de las leyes
¡á la penitenciaría!

Julio 12/907.

de Federico Gutiérrez,
en "Un poeta anarquista expulsado de la policía", Caras y Caretas, Año X, n° 459, 20 de julio de 1907.
https://books.google.com.ar/books?id=CJpNAAAAYAAJ&printsec=frontcover#v=onepage&q&f=false (12/2/20).
*El título de la obra fue resuelto con posterioridad a esta publicación.