Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

miércoles, 6 de diciembre de 2017

Aprendizaje (canción)

Aprendizaje (canción)

Aprendí a ser formal y cortés
cortándome el pelo una vez por mes,
y si me aplazó la formalidad
es que nunca me gustó la sociedad.

Viento del sur o lluvia de abril
quiero saber dónde debo ir,
no quiero estar sin poder crecer
aprendiendo las lecciones para ser.

Y tuve muchos maestros de que aprender,
sólo conocían su ciencia y el deber.
Nadie se animó a decir una verdad,
siempre el miedo fue tonto...

Y el tiempo traerá alguna mujer,
una casa pobre, años de aprender
como compartir un tiempo de paz,
nuestro hijo traerá todo lo demás.
Él tendrá nuevas respuestas para dar.

de Charly García (Sui Generis),
en Confesiones de Invierno, Sony Music/RCA, 1973.

domingo, 3 de diciembre de 2017

El descanso del guerrero

El descanso del guerrero

Los muertos están cada día más indóciles.

Antes era fácil con ellos:
les dábamos un cuello duro una flor
loábamos sus nombres en una larga lista:
que los recintos de la patria
que las sombras notables
que el mármol monstruoso.

El cadáver firmaba en pos de la memoria
iba de nuevo a filas
y marchaba al compás de nuestra vieja música.

Pero qué va
los muertos
son otros desde entonces.

Hoy se ponen irónicos
preguntan.

Me parece que caen en la cuenta
¡de ser cada vez más la mayoría!

De Roque Dalton,
en Taberna y otros lugares, Casa de las Américas, 1969.

jueves, 30 de noviembre de 2017

27 años

27 años

Es una cosa seria
tener veintisiete años
en realidad es una
de las cosas más serias
en derredor se mueren los amigos
de la infancia ahogada
y empieza a dudar uno
de su inmortalidad.

De Roque Dalton,
en Taberna y otros lugares, Casa de las Américas, 1969.

lunes, 27 de noviembre de 2017

Abrazos

Abrazos
A Kiki

Las noches de fantasmas,
De viento en las cortinas,
De monstruos en el placard,
De terribles pesadillas,
Sos vos, hijo, quien me llama
Y me pide que me acueste
A su lado, en la cama,
Y lo abrace bien fuerte
Hasta conciliar el sueño.

Cuando amanece
Y se aclara el cielo,
Y se puede ver
Con mi patria
Lo que están haciendo,
Quien te llama
Y necesita un abrazo tuyo,
Es este, tu abatido viejo.

Por Félix Sánchez Durán.

viernes, 24 de noviembre de 2017

El león

El león

Entre barrotes negros, la dorada melena
Paseas lentamente, y te tiendes, por fin,
Descansando los tristes ojos sobre la arena
Que brilla en los angostos senderos del jardín.

Bajo el sol de la tarde te has quedado sereno,
Y ante tus ojos pasa, fresca y primaveral,
La niña de quince años con su esponjado seno: ¿Sueñas
echarle garras, oh goloso animal?

Miro tus grandes uñas, inútiles y corvas;
Se abren tus fauces, veo el inútil molar,
E inútiles como ellos van tus miradas torvas
A morir en el hombre que te viene a mirar.

El hombre que te mira tiene las manos finas,
Tiene los ojos fijos y claros como tú.
Se sonríe al mirarte. Tiene las manos finas
León, los ojos tiene como los tienes tú.

Un día, suavemente, con sus corteses modos
Hizo el hombre la jaula para encerrarte allí,
Y ahora te contempla, apoyado de codos,
Sobre el hierro prudente que lo aparta de ti.

No cede. Bien lo sabes. Diez veces en un día
Tu cuerpo contra el hierro carcelario se fue:
Diez veces contra el hierro fue inútil tu porfía.
Tus ojos, muy lejanos, hoy dicen: ¿para qué?

No obstante, cuando corta el silencio nocturno
El rugido salvaje de algún otro león,
Te crees en la selva, y el ojo, taciturno,
Se te vuelve en la sombra encendido carbón.

Entonces como otrora, se te afinan las uñas,
Y la garganta seca de una salvaje sed,
La piedra de tu celda vanamente rasguñas
Y tu zarpazo inútil retumba en la pared.

Los hijos que te nazcan, bestia caída y triste,
De la leona esclava que por hembra te dan,
Sufrirán en tu carne lo mismo que sufriste,
Pero garras y dientes más débiles tendrán.

¿Lo comprendes y ruges? ¿Cuándo escuálido un gato
Pasa junto a tu jaula huyendo de un mastín,
Y a las ramas se trepa, se te salta al olfato
Que así puede tu prole ser de mísera y ruin?

Alguna vez te he visto durmiendo tristeza,
La melena dorada sobre la piedra gris,
Abandonado el cuerpo con la enorme pereza
Que las siestas de fuego tienen en tu país.

Y sobre tu salvaje melena enmarañada,
Mi cuello, delicado, sintió la tentación
De abandonarse al tuyo, yo, como tú, cansada,
De otra jaula más vasta que la tuya, león.

Como tú contra aquélla mil veces he saltado,
Mil veces, impotente, volvime a acurrucar.
¡Cárcel de los sentidos que las cosas me han dado!
Ah, yo del universo no me puedo escapar.

Y entre los hombres vivo. De distinta manera
Somos esclavos; hazme en tu cuello un rincón.
¿Qué podrías echarme? ¿Un zarpazo de fiera?
Ellos, de una palabra, rompen el corazón.

de Alfonsina Storni,
en Las mejores poesías (líricas) de los mejores poetas XLIII, Editorial Cervantes, 1920.

martes, 21 de noviembre de 2017

Habla el emigrante

Habla el emigrante

Yo también soy Nadie, hermano Ulises.
Cada día, o más bien, cada noche
un Cíclope me interroga, y yo contesto: soy Nadie.
Nadie por mi color, por ser portador de indocumentados sueños.

En una tarde amarilla de mi país
soñé una barca que surcaba el mar de los trigales.
Había tanto sol, tanto cielo,
que abandoné los muertos atados a mis pies
y pagué con lágrimas de mis hijos el precio de una estatua de sal.

Llegué a esta isla, Ulises,
mis brazos son más vigorosos que los del náufrago
que partió el océano para hacerse un lugar en la muerte,
pero no soy Nadie y me moja más la lluvia que a las catedrales
y el Cíclope vigila
el pan luminoso que llevo a mi mesa,
mientras me habla de leyes y fronteras.

de José Antonio Funes,
 en Una mano tomó la otra - Poemas para construir sueños (selección de Pedro Hilario Silva y otros), Comunidad de Madrid, 2004.

sábado, 18 de noviembre de 2017

Garabatos en el subte (VII)

Garabatos en el subte (VII)

Como un enfermo terminal
Veo que algo no funciona,
Que algo está mal.

El subte no sale,
Se llena de gente
Que va colmando los asientos,
Los pasillos,
Y comienza a resoplar
Su indignación.

Como un enfermo terminal
Entiendo que algo anda muy mal
Y nadie dice nada
por los parlantes...

Comprendo bien qué va a pasar:
Tendré que subir al cielo.

Por Félix Sánchez Durán.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Buscándome líos

Buscándome líos

La noche de mi primera reunión de célula llovía
mi manera de chorrear fue muy aplaudida por cuatro
o cinco personajes del dominio de Goya
todo el mundo ahí parecía levemente aburrido
tal vez de la persecución y hasta de la tortura diariamente soñada.

Fundadores de confederaciones y de huelgas
mostraban cierta ronquera y me dijeron que debía
escoger un seudónimo
que me iba a tocar pagar cinco pesos al mes
que quedábamos en que todos los miércoles
y que cómo iban mis estudios
y que por hoy íbamos a leer un folleto de Lenin
y que no será necesario decir a cada momento camarada.

Cuando salimos no llovía más
mi madre me riñó por llegar tarde a casa.

de Roque Dalton,
en A la revolución por la poesía, Ediciones de la Esc. Preparatoria N°8, 1983.

domingo, 12 de noviembre de 2017

Alta hora de la noche

Alta hora de la noche

Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre
porque se detendría la muerte y el reposo.

Tu voz que es la campana de los cinco sentidos,
sería el tenue faro buscado por mi niebla.

Cuando sepas que he muerto dí sílabas extrañas.
Pronuncia flor, abeja, lágrima, pan, tormenta.
No dejes que tus labios hallen mis once letras.
Tengo sueño, he amado, he ganado el silencio.

No pronuncies mi nombre cuando sepas que he muerto,
desde la oscura tierra vendría por tu voz.

No pronuncies mi nombre, no pronuncies mi nombre.
Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre.

de Roque Dalton,
en A la revolución por la poesía, Ediciones de la Esc. Preparatoria N°8, 1983.

jueves, 9 de noviembre de 2017

El gran despecho

El gran despecho

País mío no existes
sólo eres una mala silueta mía
una palabra que le creí al enemigo

Antes creía que solamente eras muy chico
que no alcanzabas a tener de una vez
Norte y Sur
pero ahora sé que no existes
y que además parece que nadie te necesita
no se oye hablar a ninguna madre de ti

Ello me alegra
porque prueba que me inventé un país
aunque me deba entonces a los manicomios

Soy pues un diosecillo a tu costa

(Quiero decir: por expatriado yo
tú eres ex patria)

de Roque Dalton,
en A la revolución por la poesía, Ediciones de la Esc. Preparatoria N°8, 1983.